¿Quién ha sido el peor papa de la historia de la Iglesia?

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(Roberto de Mattei/CR)- ¿Quién ha sido el peor pontífice en la historia de la Iglesia? Muchos consideran que Alejandro VI, papa criticado en demasía, aunque según san Roberto Bellarmino fue Juan XII (937-964), al que califica de omnium pontificum fere deterrimus, «casi el peor de todos los pontífices» (De Romano Pontifice, l. II, cap. XIX, in De controversiis christianae fidei, Apud Societatem Minimam, Venecia 1599, p. 689). Alberico II de  los condes  de Tusculo, princeps de Roma de 932 a 954, se hizo llevar a San Pedro pocos días antes de morir y, sobre la silla del Apóstol y en presencia del papa Agapito, hizo jurar a los nobles romanos que a la muerte del papa reinante elegirían a al solio pontificio a su hijo, al cual había puesto el nombre augural de Octaviano.

Cuando falleció el Sumo Pontífice en diciembre de 955, fue elegido Octaviano con el nombre de Juan XII, aunque no tenía la edad canónica para ello, ya que apenas contaba dieciocho años. Según la descripción unánime de las fuentes, el joven pontífice fue un papa libertino que no puso fin a la vida de placeres desenfrenados a la que se había abandonado antes de su elección al solio pontificio. En el otoño de 960, habiendo  entablado un conflicto con el marqués Berengario de Ivrea, que se había proclamado rey de Italia, y con Adalberto, hijo de este, el nuevo papa recabó la ayuda de Otón I de Alemania. Al frente de su ejército, Otón descendió a Italia, derrotó a Berengario y Adalberto y prosiguió hasta Roma, donde el 2 de febrero de 962, día de la Candelaria, el Romano Pontífice lo coronó solemnemente emperador. Dicha coronación fue el acto fundacional del que sería llamado Sacro Romano Imperio Romano Germánico. Una semana después de la coronación, tuvo lugar la concesión del denominado Privilegium Ottonis, una copia del cual se conserva hasta hoy en los Archivos Vaticanos.

El documento, si bien por una parte confirmaba todas las concesiones territoriales hechas a la Santa Sede por Pepino el Breve y Carlomagno y añadía otras, constituyendo de hecho los Estados Pontificios, por otra imponía a la Santa Sede la obligación de someter las elecciones pontificias a la aprobación preventiva de la persona del Emperador y sus sucesores. Otón entró después en Pavía, pero Juan traicionó el juramento de fidelidad a Otón y estableció una alianza contraria con su antiguo adversario Adalberto.

En un célebre texto recientemente reproducido en una versión filológicamente precisa, Liutprando, obispo de Cremona, narra el conflicto que enfrentó al Papa y al Soberano en los años 960 a 964 (De Iohanne papa et Ottone imperatore; a cura di Paolo Chiesa, Edizioni del Galluzzo, Florencia 2018). El editor del volumen informa en un apéndice de otros documentos que ayudan a hacerse una idea más completa de aquellos sucesos, comenzando por las páginas dedicadas a Juan XII en el Liber pontificalis (pp.97-100 del apéndice). Cuando el emperador Otón supo que el Papa había estrechado una alianza con Adalberto, convocó un sínodo en San Pedro en el que participaron obispos y arzobispos que se contaban entre sus seguidores, eclesiásticos y miembros de la Curia Romana, figuras destacadas de la ciudad y representantes del pueblo. Juan XII, sin embargo, se alejó de la Ciudad Eterna. El Emperador preguntó las razones de su ausencia, y los romanos respondieron que se debía a la inmoralidad del Papa, la cual se manifestaba en una larga serie de delitos como simonía, sacrilegio, blasfemias, adulterio, incesto, abstención de los sacramentos, uso de armas y trato con el Demonio.

Todos, fieles y clero, declararon que «había convertido el sacro palacio en un auténtico burdel; había dejado ciego a Benedetto, su padre espiritual, el cual falleció poco después; había asesinado al cardenal subdiácono Giovanni amputándole los genitales; provocaba incendios; se ceñía espada y se armaba de yelmo y coraza; de todo ello dieron testimonio. Todos, laicos y eclesiásticos, afirmaron a gritos que brindaba a la salud del Diablo; que jugaba a los dados invocando la ayuda de Júpiter, Venus y otros demonios; que no celebraba maitines ni las horas canónicas, y tampoco se santiguaba» (p.15). Una vez que los acusadores confirmaron sus acusaciones con un solemne juramento, el 16 de noviembre de 963 Otón envió en nombre del Sínodo una carta a Juan solicitándole que acudiera personalmente a pedir perdón.

«Sabed, pues, que habéis sido acusado y no por pocos, sino por todos, clérigos y seglares, de homicidio, perjurio, robo de objetos sagrados y de incesto con vuestros padres y con dos hermanas vuestras. Os dirigimos otra acusación, que causa horror al oírla: habéis brindado a la salud del Diablo, y jugando a los dados habéis invocado la ayuda de Júpiter, Venus y otros demonios. Os suplicamos encarecidamente, padre, que no rehuséis venir a Roma para defenderos de estas acusaciones» (p.19). Juan se negó a comparecer ante la asamblea. Entonces los romanos pidieron al Emperador que lo depusiese y sustituyera por otro pontífice de mayor estatura moral. «Una plaga inaudita se extirpa con un cauterio inaudito. Si con sus costumbres corrompidas sólo se hiciera daño a sí mismo y no a todos, se lo podría soportar. ¡Pero los que eran castos se han corrompido tratando de imitarlo! ¡Cuántas personas honradas se han pervertido con su ejemplo! Rogamos, pues, a vuestra majestad imperial que se expulse de la santa Iglesia de Roma a este monstruo que no ha manifestado la menor virtud que pueda compensar sus vicios» (p.23).

El 4 de diciembre de 963 Juan fue condenado y depuesto, y Otón pidió al Sínodo que eligiese a un sucesor. El pueblo y el clero de Roma eligieron a un laico, jefe de la cancillería laterana, que reinó con el nombre de León VIII entre 963 y 965. Tras ser ordenado en un mismo día diácono, sacerdote y obispo, obtuvo la aprobación del Emperador y fue consagrado en San Pedro. Cuando se fue Otón, Juan, el papa depuesto, volvió a Roma y obligó a León VIII a huir, tras lo cual convocó un nuevo concilio mediante el cual excomulgó a León y empezó a vengarse de quienes lo habían abandonado: a uno (Azzone) le mandó cortar la mano derecha; a otro (Giovanni), la nariz, la lengua y dos dedos. Mientras el Emperador se preparaba para regresar a Roma, el 7 de mayo de 964, Juan XII sufrió una apoplejía provocada, según Liutprando, por el Diablo mientras cometía un pecado sexual, y murió ocho días más tarde, el 14 de mayo, sin recibir los sacramentos. Contaba veintisiete años, y fue enterrado en San Juan de Letrán. El Liber pontificalis lo califica de infelicissimus, porque vitam sua in adulterio et vanitate duxit: pasó toda la vida entre adulterios y frivolidades” (p.99).

Si alguno sostiene que el Espíritu Santo elige y guía infaliblemente a todo pontífice, lo desmienten los hechos, y corre el riesgo de rendir un pésimo servicio a la Iglesia. El Espíritu Santo no abandona jamás a su Iglesia, pero en aquel oscuro siglo respondieron mejor a su influencia los laicos que los papas. A pesar de las protestas de Juan XII contra la ilegitimidad canónica de su deposición, la Iglesia incluye en su cronología oficial a León VIII como su legítimo sucesor. El trono de Otón I estuvo circundado por la aureola de la santidad, y San Roberto Bellarmino lo califica de pius imperator. Su esposa fue Santa Adelaida; su madre, Santa Matilde, que después de enviudar se retiró a la abadía de Quedlindberg, que ella misma había fundado; San Bruno, arzobispo de Colonia, era hermano suyo.

El nieto de Otón y su tercer sucesor, el emperador San Enrique, casó con Santa Cunegunda; la hermana de Enrique, Santa Gisela, casó con San Esteban I de Hungría y fue madre de San Emerico. En esta red familiar de santos está el origen de Europa cristiana del Medievo, en una época en que el Papado atravesaba un periodo de grave decadencia. Un siglo más tarde, surgió en Cluny el gran movimiento reformador de la Iglesia, que culminó con el pontificado de Gregorio VII y la epopeya de las Cruzadas, inaugurada por el beato Urbano II. Como siempre, la Iglesia avanzaba victoriosa en la tempestad.

Publicado por Roberto de Mattei en Correspondencia Romana.

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Comentarios
35 comentarios en “¿Quién ha sido el peor papa de la historia de la Iglesia?
  1. lAS IGLESIAS SON NAVES Y EN ELLAS PUEDEN HABER TIENDAS DE CAMPAÑA IDEAL PARA LOS PROBLEMAS DE CHILE QUE QUEMAS IGLESIA NO PUEDEN QUEMAR IGLESIS CON GENTE POBRE DENTRO. VER EN LA WEB

  2. Hubo papas que fallaron en la conducta, pero mantuvieron la doctrina incólume; el actual, que no creo que lo sea, falla en todo, especialmente en doctrina, que la pisotea toda, como comprobamos todos los días, en moral, que la desprecia, y hasta en política, que no es su competencia, apoyando a los dictadores comunistas, la especialidad de la casa, y persiguiendo a muerte a los católicos, a los que hay que borrar del mapa, como el mayor peligro para la humanidad.

      1. Gracias Uldar, pero no me pidas lo imposible. Ya procuro contenerme y me queda siempre la sensación de que me quedo corto, cortísimo. Es terrible lo que está acaeciendo ante el silencio pavoroso de obispos y cardenales, con escasas y honrosas excepciones. ¿ Has leído las tres campanadas de san Josemaría Escrivá, más vigentes que nunca ?

    1. Los católicos agradecemos tu empatía, a pesar de que tú no lo seas (no lo digo yo, lo dice la doctrina, con respecto a frases como ésta). Lo gracioso es que, si nos sentimos perseguidos, es gracias a gente como tú. Deja al Papa en paz, deja de vomitar bilis, y vuelve cuando quieras. Te estamos esperando.

  3. ¡Qué joyas! Y aun quedan muchas más perlas que no se mencionan en el artículo. Por supuesto que a los papas no los elige el Espíritu Santo, pero con toda seguridad el es quien rige la Santa Iglesia Católica, única institución que dura más de dos mil años y continuará hasta el fin de los tiempos.

    1. ¿única institución que dura dos mil años?, para empezar no ha durado dos mil sino mil setecientos, los primeros trescientos años cada cristiano creía lo que le daba la gana. Por otro lado la shanga la fundó buda quinientos años antes de cristo, el imperio japonés es todavía más antiguo, la monarquía egipcia duró miles de años, el zoroastrismo todavia existe y es centenares de años anterior al cristianismo, ( de hecho una gran parte de las creencias cristianas se sacaron de ahí), y seguro que a lo largo de la historia hay docenas y docenas de instituciones que han durado mas de dos mil años pero como os creéis el ombligo del mundo y no leéis mas que lo vuestro pues no lo sabéis, eso si, ninguna de ellas durará por siempre y la iglesia católica tampoco, tampoco pensaban los fieles a osiris que un día su religión desparecería

  4. Los papas se comportaron tal y como se comportaban todos en su tiempo, no hacían nada extraordinario, tal y como se vivía se vivían ellos.

    Hoy tenemos la inmensa suerte de tener grandes papas bien formados.

    1. Sin ánimo de polemizar, por aquellas épocas no todos se comportaban así, también hubo muchos y grandes santos cuyos nombres no es necesario mencionar porque son de sobra conocidos. Sabido es también que en la Edad Media y aun después, en las familias poderosas el primogénito heredaba el trono, feudo, etc. y el segundo hijo lo dedicaban a la Iglesia, por lo que había obispos sin ninguna vocación, esto sin contar los intereses que existían en torno al papado. Personas buenas y malvadas ha habido en todas las épocas, incluso a Jesús le salió un Judas, lo asombroso es que su Iglesia dure más de dos milenios, señal de que la rige el mismo Espíritu Santo, apreciado Gárgola.

    1. Sí, parece que fueron algunos indignos y otros francamente demonios, como éste que mencionan, ! Qué horror de hombre! Tengo entendido que antes, de un malvado surgian grandes santos, como contraste. Decía Sta. Teresa que en una sola cuadra, había mucha gente santa. El asunto es que ahora supongo, con lo mal que andamos, que de un santo, surgen muchos malvados, ahora al revés.
      Entonces sí,, estámos fritos.
      El mundo entero está en decadencia, y Nuestro Señor estará “cansado» de nosotros.

  5. Ha habido grandes pecadores de papas, pero ese pecado contrastaba con La Luz que, a pesar de sus pecados, seguían manteniendo. El problema es que, ahora, a La Luz se le llama tinieblas y a las tinieblas Luz.

  6. No señor, el sucesor de Juan XII – su inmoralidad no le invalidaba el pontificado, y no podía ser juzgado al ser un papa válido – no fue León VIII, sino Benedicto V.
    Compruebe en el listado de Papas, un listado preconciliar, y verá que León VIII no sucede a Juan XII.

  7. Les propongo que mejor oremos intensamente y con todo el corazón por la conversión de toda la humanidad y que Jesús El Señor se manifieste en nuestras vidas y de tal manera caminemos siendo sus instrumentos que edifican y no desparraman. Les amo hermanos.

  8. Cabe señalar que connotados historiadores no dan crédito a todo lo que se dice sobre Juan XII; por varias razones que es imposible agotar aquí, pero en síntesis: rivalidades políticas que llevaban a la calumnia; adulteración de fuentes por manos posteriores; repetición de dimes y diretes sin el esfuerzo de confirmar acusaciones; juramentos que se reducen a «juro que he oído tal cosa»; etc.

  9. El ejercicio del poder explica mucho mejor su supervivencia, llegó a organizarse amparada por los emperadores romanos y continúo manteniendo un fuerte poder hasta ahora que lo está perdiendo y empezando a resquebrajarse, durará el tiempo que logre mantener el poder, después pasará a mejor vida

  10. Oh,soloenquina,haciendo honor a su nombre!!!!.Es un hater profesional,usted,se va ha dejar el higadillos,hecho polvo,el odio,va fatal,por lo de la bilis,y los espumarajos,todo muy feo.

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