Culmina el Sínodo de la Amazonía, a falta de que se presente ese texto final que ya está escrito aunque nadie sabe por quién, y el Dios de las sorpresas ha dado no pocas en él, sobre todo en forma de contradicciones que, si se quiere, podemos llamar sencillamente paradojas.
Podemos empezar con la que ya hemos sugerido: la tan cacareada ‘sinodalidad’. Hoy mismo la ha vuelto a encomiar el Santo Padre en su homilía, a propósito del Concilio de Jerusalén. “La Asamblea de Jerusalén nos enseña cómo enfrentar las divergencias y buscar «la verdad en la caridad» (Ef 4,5), nos ayuda a entender que la Sinodalidad es el método eclesial para reflexionar y confrontarse, basado en el diálogo y en el discernimiento a la luz del Espíritu Santo”, ha dicho.
Pero, en la práctica, ¿alguien nota esta descentralización? ¿Hay algo que haya salido de alguno de estos sínodos que no fuera ya la opinión del Papa antes de empezar? ¿Qué decir de un sínodo en el que el texto está ya redactado y nadie de la organización sabe quién lo ha hecho?
Por ampliarlo un poco más: ¿ha habido algún momento en la reciente historia de la Iglesia en la que las iglesias nacionales se plegaran de forma más absoluta a la voluntad e incluso las formas del Romano Pontífice?
Más. El sínodo propone la ordenación de hombres casados por la urgencia de tener quien lleve los sacramentos a remotas zonas de la selva amazónica (unos tres millones de personas; el resto vive en ciudades). Y esto lo propone, entre otros, el obispo emérito de Xingu, Erwin Kräutler, quien presume públicamente no solo de no haber bautizado en un cuarto de siglo a un solo indígena, sino de no estar dispuesto a hacerlo. ¿A qué viene, entonces, esa emergencia sacramental?
Y si el sínodo era sobre los amazónicos y sus problemas, ¿por qué hacer un sínodo universal y no regional? Y, sobre todo, ¿dónde estaban los indígenas? Solo hemos tenido un puñado, de atrezzo, que repetían las manidas consignas de la ‘Teología del Pueblo’, heredera de la condenada Teología de la Liberación. Indígenas que ofrecieran una visión alternativa, como Jonás Marcolino Macuxí, que denuncia las oportunidades que niega a los nativos el indigenismo y su obsesión por idealizar la vida en la selva, no fueron escuchados.
Esta es otra paradoja: la constante invocación al diálogo parece aplicarse solo allí donde menos mérito tiene el diálogo, es decir, con los que están básicamente de acuerdo con uno. Podemos ensalzar la ‘escucha atenta’ hasta quedarnos roncos, pero no conocemos de un solo caso en los que se haya dialogado con un verdadero contradictor ni en que el diálogo haya cambiado un milímetro el rumbo trazado.
Lo de las misteriosas tallas indígenas merece un capítulo aparte. Nadie sabe lo que son, pero los ‘guardianes de la renovación’ mediáticos corrieron a bautizarlas ‘Nuestra Señora del Amazonas’, una advocación que desconocen los católicos amazónicos, devotos por lo común de Nuestra Señora de Nazaret. En las ruedas de prensa, los padres sinodales negaron este extremo, aunque tampoco quisieron decir que fueran exactamente ídolos -quedaría mal la cosa, después del extraño ritual en los jardines vaticanos y su presencia en Santa María en Transpontina-, y la cosa quedó en que nadie sabía bien qué eran, lo que resulta curiosísimo.
Pero la contradicción vino cuando se sustrajeron las tallas y se tiraron al río, momento en que autoridades como el director editorial de Comunicaciones Vaticanas, Andrea Tornielli, habló de “profanación”, y tacharon el acto como insulto a las creencias amazónicas. Pero, ¿no eran simples tallas simbólicas, sin significado explícitamente religioso alguno? ¿Con qué nos quedamos?
Todo el sínodo presentó una fortísima carga política -de hecho, más que estrictamente religiosa- hacia una crítica abierta y generalizada al capitalismo, que está destruyendo la tierra y, en concreto, las selvas amazónicas, ese pulmón del planeta que no lo es. Pero la plataforma organizadora, la REPAM, ha recibido millones de dólares de la Fundación Ford que, además de abortista y anticristiana en sus objetivos, no es exactamente ajena a los manejos capitalistas. Por supuesto, el grave escándalo es lo primero, pero aquí solo hablamos de contradicciones.
La paradoja central es que se haya montado un Sínodo de la Amazonía para responder, en realidad, a demandas pastorales y doctrinales de Alemania y otras iglesias nacionales del Primer Mundo.
Todo, en fin, parece quedar como se preveía antes de empezar, como un espectáculo con un resultado para el que, realmente, no hacía falta ninguna hacer perder el tiempo a tantos prelados.
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Más que sínodo de las paradojas, en Murcia le dirían con mucha razón «el Sínodo del Paparajote»…
Es el Tercer Sínodo de los Lameculos.
Una auténtica payasada, con Apóstatas que se limitan a aplaudir a Leninoglio.
DEBATE, CERO.
REFLEXION, CERO.
SINODALIDAD, CERO.
CENTRALISMO INFINITO.
BASTA YA. RENUNCIA O DESTITUCIÓN
O TEVERIZACION.
Pérdida de tiempo… y gasto innecesario Y más como, según parece, está la economía vaticana.
Vuelos, hoteles, pranzos, noches blancas del Trastevere… Que les quiten lo bailao.
A estos les importa un pito la ecología, que es una disciplina muy noble.
Los prelados no tienen nada que hacer, por otra parte, y su gran afición es viajar y vivir como príncipes haciéndose los pobristas.
Pregúntense más bien como un árbol bueno puede dar esta fruta podrida.
Primero, un árbol bueno no puede dar una fruta mala (Jesús). Habrá que ver si el árbol es bueno o no.
Segundo, la ecología se resume simplemente en responsabilidad medioambiental.
El tema es profundo, sobrevuela la apostasía apocalíptica.
La gente parece haber olvidado que los (ahora denostados) jesuitas podrían haber convertido a China al Cristianismo, el Emperador estaba dispuesto a convertirse, solo exigía que se aceptase el culto a los antepasados. Los jesuitas dijeron que bastaba que los convertidos pensasen que era un acto de respeto y no de idolatría, pero entonces salieron los integristas del momento (los dominicos) y dijeron que eso era de todas formas idolatría. Se llevó la cuestión al Papa y este dio la razón a los dominicos. Entonces, el Emperador, al no aceptarse el culto a los antepasados, expulsó a todos los misioneros de China. Bonita metedura de pata de los integristas. Apliquen ahora la lección.
Resumen del pseudosínodo: Los pobres indios, a los que no hay que evangelizar, sino ellos a nosotros, utilizados para introducir los viri probati, que nadie sabe donde están ni quienes son, y, en consecuencia, destruir el celibato sacerdotal y desfigurar el sacerdocio católico.
Eso parece.
Con la excusa de los indígenas del Amazonas, que ni les importan, por lo visto, a ver si consiguen que la iglesia católica deje de ser católica y se haga más protestante y menos de Cristo.
En definitiva: Otra gran mentira.
Demos gracias a Dios por la exitosa culminación del sínodo y por el fortalecimiento de la sinodalidad de nuestra Iglesia.El Espíritu Santo ha hablado. Que viva el papa Francisco!
Marque pierda.
OOOEEEEEH, OEEEEEEH, OEEEEEH WE ARE THE CHAMPIONS, WE ARE THE CHAMPIONS!!
FORZA RIVER!!
^^
Pavoroso panorama.
Pues sí. Mejor es que viva, sobretodo el tiempo suficiente para convertirse en católico.
Huxley ya hablaba de la era “después de Ford” en “Un mundo feliz”, libro muy, pero que muy profético. Con salvaje y todo.
Una gran farsa, que ya se había previsto con una gran anticipación, hecha para y por un grupo politizado, acorde con unos lineamientos establecidos por la ONU, abastecido por los obispos alemanes plenamente conocidos, ideológicamente indigenista, ecumenista, globalista, luterano, izquierdoso (teología de la liberación), monológico (exclusión del diálogo), materialista, ególatra. Niguna novedad ni evidencia cristiana, elitista, inútil y bastante perverso.
Has hablado muy bien, muy bien, estimado Carlos Esteban
El Caballo de Troya, esta vez tiene forma de Canoa amazónica.
Mejor resumen, imposible
Dicen que Francisco está muy disgustado por toda esta situación, y cuando se disgusta se le nota tenso y enfadado. Intenta disimular con generosos abrazos y forzadas sonrisas que no consiguen ocultar la realidad. Se está usando la técnica del silencio que nada silencia. Los periódicos de máxima tirada y los programas de gran audiencia están llenos de continuas referencias a los nuevos y viejos escándalos. Suena a chiste ver cómo Francisco sigue con su preocupación por el calentamiento, por los pecados ecológicos, por los ídolos profanados, por los mundos arco iris, por los lejanos señores migrantes, por los muros y los puentes. Estamos en medio de una tormenta tropical y el sol hace tiempo que se ve con dificultad. La solución no llegará abrazando árboles aunque sean amazónicos.
Luteransimo con plumas
al Tiber