El arzobispo de Granada homenajea a un cura guerrillero

|

La web del Arzobispado de Granada, responsabilidad de Javier Martínez, publicó el pasado 31 de agosto un artículo de María Teresa Álvarez recogido del diario La Nueva España. En él, se homenajea a Gaspar García Laviana, cura de la teología de la liberación que participó en la insurrección nicaragüense.

A continuación reproducimos el artículo:

Una emocionante visita a la tumba del sacerdote asturiano en Nicaragua.Nunca había pensado visitar la tumba del sacerdote asturiano, Gaspar García Laviana, muerto en Nicaragua a finales de los setenta. Sí recuerdo haber dado en la televisión regional la triste noticia de su fallecimiento y las muchas veces que hablé de él con mi querido e inolvidable compañero Faustino Álvarez, que publicó en La Nueva España un sentido artículo sobre él.

Nunca había pensado visitar su tumba, porque entre mis planes no figuraba viajar a Nicaragua, ese hermoso país, que tanto ha sufrido y sufre. Pero este verano surgió la oportunidad.

El Arzobispo de Granada me invitó a participar con un grupo de jóvenes. Don Javier Martínez había decidido desplazarse a Nicaragua para visitar las comunidades de la zona de Malacatoya, a las que había entregado su vida la almeriense, María Luisa Castillo Chamorro, virgen consagrada, que un día decidió servir a Dios entregándose a los más desfavorecidos. Con las familias de Malacatoya convivió durante veinte años y allí seguiría de no ser por el cáncer que poco a poco la fue consumiendo, mas no le impidió permanecer hasta el último momento al lado de los niños y de todas estas personas, que con tanto amor la recuerdan.

Hoy, María Luisa, reposa en el cementerio de Granada, (Nicaragua) donde ha querido quedarse para siempre.

Fueron días intensos de emoción y trabajo. Se arreglaron muchos de los tendejones en los que viven las familias en Malacatoya. Los jóvenes jugaron al fútbol con los pequeños, las chicas se dedicaron a las niñas, y las no tan jóvenes charlamos con muchas mujeres, auténticos pilares de la familia. Verdaderas heroínas que consiguen salir adelante, aunque muchas enfermen en el empeño. Trabajan en el arrozal, con el agua hasta la cintura. Los sueldos son mínimos. Son comunidades matriarcales. Al frente, las abuelas al cuidado de los niños La mayoría no saben leer ni escribir.

Estas personas que carecen de todo nos trataron como a sus familiares. Nos preparaban la comida, posiblemente restringiendo la suya para mostrarnos su hospitalidad. Es imposible no quererlos.

El Señor fue bueno con nosotros y nos proporcionó grandes alegrías en nuestra estancia en Malacatoya. Hasta una boda pudimos celebrar.

En medio de esta emocionante actividad, el recuerdo de Gaspar García Laviana se me hacía presente. Desconocía donde estaba enterrado, cuáles habían sido sus parroquias. Recabé información y una mañana me decidí a acercarme a Rivas, para visitar las localidades de San Juan del Río y Tola.

Al lado de la iglesia de San Juan del Río, un parque lleva el nombre del que fue su párroco y cuya imagen también ha sido reproducida en un mural en el que García Laviana aparece celebrando misa.

Terratenientes eran
Los que ahogaban tus pobres,
Los que ahogan mis gentes.
Y es el mismo Evangelio
Que te ardía en las manos
Más que el fusil inhóspito,
Amor exasperado, hermano mío:
Tus manos bajo el óleo
Sangrándote,
Llorándote los ojos cielo arriba.

(Pedro Casaldáliga)

Casi todos en San Juan del Río hablan con cariño del cura guerrillero. Lo mismo sucede en Tola donde se encuentra su tumba. Es un pequeño cementerio, muy cuidado, dedicado a un grupo de guerrilleros. Las banderas de la Revolución que ondean a la entrada, me parecen muestra evidente de que la figura del sacerdote está siendo utilizada por el gobierno y resulta inevitable pensar en el mismo interrogante que formula el catalán Pedro Casaldáliga; en su poema dedicado a García Laviana, cuando escribe:

Dime, Gaspar,
¿qué harías
si volvieras?

Nunca lo sabremos, pero sí conocemos lo que piensa, Ernesto de Cardenal, también sacerdote que se sumó a la Revolución. En recientes declaraciones asegura sentirse como un perseguido político. Y afirma que en Nicaragua se vive una dictadura. Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo -afirma Cardenal- son los dueños del país. La Justicia, el Ejército y la Policía están en sus manos.

Religiosas españolas con las que he podido hablar me comentaban que nunca Nicaragua había atravesado por momentos tan difíciles. El pueblo está totalmente indefenso. La policía hace lo que le apetece. Pueden detener a quien quieran sin ningún tipo de explicaciones.

La muerte de Gaspar no sirvió para nada, decía hace años su hermano, Silverio. Los jefes sandinistas, opinaba, se corrompieron y el pueblo sigue explotado.

Silverio García Laviana, también misionero del Sagrado Corazón, muerto hace once años, cuando le preguntaban por su hermano siempre decía: Yo nunca hubiera empuñado las armas, pero nunca juzgaré a mi hermano.
Recé ante la tumba de Gaspar García Laviana.

Al volver a nuestra actividad en Malacatoya y ver las necesidades de aquellas personas que no tienen agua, que colocan bolsas para recoger la de la lluvia pensé en todas las penurias y vejaciones que habrá contemplado el misionero guerrillero asturiano.

El viaje tocaba a su fin. La experiencia había sido enriquecedora. En la balanza pesaba mucho más lo recibido que lo aportado.

En el ánimo de todo el grupo, se palpaba el deseo de poder seguir ayudando a los habitantes de Malacatoya. Anhelo que probablemente pueda cumplirse ya que el Obispo de Granada (Nicaragua) don Jorge Solórzano Pérez y el Arzobispo de Granada (España) don Javier Martínez Fernández han decidido hacer un Hermanamiento entre las dos diócesis. La forma jurídica que puede crearse para sostener de manera básica las iniciativas en Granada España, es la de una Fundación Canónica, con sede en la ciudad de Granada, España. Cuyo nombre sería «Las dos Granadas».

La amabilidad de las dos autoridades eclesiásticas nos permitió asistir al acto en el que se formalizó la firma del acuerdo.

El Canciller y Vicario Judicial, Marcial Guzmán, fue el encargado de leer el texto del Hermanamiento. No haría alusión a él de no ser porque al final del acto, cuando ya nos despedíamos, me comentó que era de Tola y que había sido monaguillo de Gaspar García Laviana, al que recordaba con cariño por las visitas que siempre hacía a su familia.

Camino ya del aeropuerto, al pasar por Tipitapa, pude ver que uno de los colegios públicos lleva el nombre del sacerdote asturiano. Una prueba más de que el recuerdo de Gaspar García Laviana, sigue vivo en Nicaragua.

María Teresa Álvarez
31 de agosto de 2019
La Nueva España

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
9 comentarios en “El arzobispo de Granada homenajea a un cura guerrillero
  1. «…in vigilando», obligación de Monseñor Martinez. No puede estar a todo, pero puede delegar en alguien recto y de confianza, para que le diga qué se publica y que no. Los guerrilleros, sacerdotes o no, no pertenecen a lo evangélico sino a lo pasional finalmente, aunque esté revestido de falso amor al prójimo. Otros antes que ellos, en la vieja Europa, se encontraron con condiciones muy parecidas a las que se dan en lugares del tercer mundo especialmente, y respondieron rezando, evangelizando o fundando congregaciones para socorrer a los necesitados y , en lo posible, subertir las injusticias y calamidades. Lo fácil: «tirarse al monte», pero las guerras tienen que ser justas y fundadas, aunque siempre sean malas y, como se enseñaba muy bien en el catecismo : «no es lícito tomarse la justicia por su mano».

    1. Vale el obispo de Granada que además no parece muy espabilado, no puede estar a todo. Se la han colado. Pero… ¿que ha hecho para sancionar a los culpables y mostrar que el no esta de acuerdo con semejante escádalo? No lo se, pero me imagino que nada, es un cobarde. Y por tanto es responsable aunque se la hayan colado. Mientras no actue es tan culpable como los perpetradores.

  2. El cura armado García Laviana cayó matando seres humanos. Es un siervo del «Homicida desde el principio». Por eso no carece de seguidores, como no le faltan súbditos al «Principe de este mundo» ni hijos a «Padre de la mentira».

  3. Estos curas rojos destruyeron a toda una generación de jóvenes en España. No hay que irse tan lejos para haberlo sufrido. Pregúntenle a Don Pio Moa, a D. Federico Jimenez Losantos y quienes conocen el percal desde dentro.
    Cuando quieran saber quien está detrás de esto, que mano que mece la cuna, tiren de hemeroteca, del periódico El Mundo y pinchen este titular publicado: «El cura espía lo cuenta todo»
    Menos mal que existe INFOVATICANA. De lo contrario muchos buenos católicos seguirían con la venda.

  4. Este penoso archi epíscopo, además de mas plumas que los tocados indígenas que se ven ahora en el Vaticano y de gustarle el parné mas que a un tonto un lápiz, es un #¡@♫€&%DM y Erd@!!! de tomo y lomo (no dirán que no he sido comedido ¿eh?), pero lo cierto es que lo es. Eso y mucho mas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles