¿Cuánto gana un cardenal?

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Specola responde a la pregunta del millón en un interesantísimo artículo.

Es la pregunta del millón. Estos días hemos tenido bastantes noticias que nos hablan de las dificultades económicas del Vaticano y de la Santa Sede y muchos de nuestros lectores se ha hecho esta pregunta. Como muchas cosas en el Vaticano entra dentro del misterio y a veces pensamos que ni el mismo Dios sabe realmente lo que entra en los bolsillos de sus eminencias.

Hay cardenales residenciales, o eméritos de diócesis, que viven de ellas con las normas que en cada país se establecen y que son muy variadas. Aquí nos centramos en los que cuentan con un empleo con dedicación exclusiva en la Curia Romana. Empecemos por aclarar que un cardenal no tiene propiamente un sueldo, un estipendio como dicen los italianos. Entre ellos se habla de ‘Piatto Cardenalicio’ – el plato cardenalicio – que consiste en que un cardenal residente en ‘urbe’ tiene derecho a comer en la mesa del papa, es decir a su plato. Son pocos los que utilizan esta prerogativa y en este breve artículo preferimos no entrar en personalismos sino dar una visión lo más general posible. En estos momentos el famoso y misterioso plato está entre los 5.000 y los 6.000 Euros mensuales con trece mensualidades, la tan esperada tredicesima que llega a primeros de diciembre. No queremos entrar en juicios de valor de si es mucho o poco. Cada uno se puede hacer su opinión.

Es evidente que con esto no se mantienen los super apartamentos de sus eminencias y su servicio, y aquí entramos en en el resbaladizo mundo de las compensaciones. Empezamos. Un cardenal tiene derecho a un apartamento  gratuito mientras realiza algún servicio en la Curia. Son apartamentos enormes que rondan los 400 – 500 metros cuadrados y que están pensados para que en ellos residan una comunidad de religiosas, dos o tres, los tiempos no dan para mucho más, que atienden las necesidades domésticas de su eminencia, tienen la posibilidad de residencia del secretario personal. Los gastos de luz, agua, calefacción, aire acondicionado y demás corren a cuenta de su eminencia, si bien son cantidades mas políticas que reales.

Los cardenales tienen sustanciosos descuentos en todo el mercadeo de la ciudad del Vaticano que en muchos casos supera el 20 % de un precio que ya se encuentra libre de impuestos. Farmacia, alimentación, tabaco, la preciada gasolina y demás, ve acomodado su precio si al pagar se hace con la cotizada tarjeta de su eminencia que indudablemente, en tantos casos sobre todo italianos, benefician a parientes y amigos con las prebendas, de hecho los abusos han llevado a poner límites al consumo. 

Con el plato solamente, y contando con las compensaciones, es difícil  llegar a fin de mes si además hay que mantener un coche, aunque sea modesto y los servicios de secretario los sueldos de las religiosas y sus gastos sociales. Aquí encontramos una gran variedad en la forma de vivir sus eminencias. Como no son tantos podríamos hacer el elenco y hacerles las cuentas pero preferimos quedarnos en los dos extremos.

El cardenal austero, que los hay, vive en el apartamento asignado pero prescinde de su casi totalidad porque no lo necesita. Si tiene un secretario personal es por amistad o con una pequeña propina. El servicio se reduce a una persona que va unas horas y resuelve las pocas necesidades de su eminencia. Incluso vemos algunas veces a esta clase admirable de purpurados haciendo sus compras en los negocios vaticanos con gran ejemplaridad. Estamos seguros que estos ahorran una buena parte del plato y además suelen ser generosos.

Nos vamos al cardenal gastador para el que todo es poco. Gran apartamento decorado con elegancia y lleno de regalos a su eminencia que quieren hacer ver lo querido y amado que es. Corte, muy mal pagada de monjas y secretarios, sin los que no sabe hacer nada. Las religiosas son en general del tercer mundo, están en muchos casos sin asegurar y sin una retribución mínima. Comen, duermen y poco más. Sus superioras suelen estar interesadas en contar con las influencias de su eminencia y así compensan el servicio. A estos, el plato se les termina en el almuerzo y empieza la cadena de compromisos, invitaciones, conferencias, actos sociales, bendiciones, fiestas de campanillas, un verdadero sin vivir que lleva a su eminencia a convertirse en una institución y a recaudar de donde sea sobres y donaciones, con sustanciosas cantidades para sus caridades.

En medio de estos dos extremos podemos encontrar todas las tipologías y variedades , tantas como personas. Es muy fácil deducirlo por el tenor de vida de sus eminencias.

Cuando llega la fatídica hora de la jubilación, el plato es el mismo pero los gastos se incrementan porque sus eminencias empiezan a pagar renta por el apartamento de ocupan, modesta, pero dadas las enormes dimensiones, complica el resultado mensual. Los purpurados se agarran como  percebe  a lo que sea para seguir teniendo algo que justifique su actividad, un consejo, una fundación, una obra pia, lo que sea ,que demuestre que algo se trabaja y no caer en la situación de penalizado más que jubilado. Por supuesto que mantienen los servicios del Fondo de Asistencia Sanitaria que en el caso de sus eminencias no discute facturas sanitarias como sucede con el común de los mortales.

Algunos  pesarán que es mucho, otros que poco, otros que un lio, otros que un misterio, otros que no se lo creen del todo, y razón tienen porque hay otros rizos para los más privilegiados. Así están las cosas, como todo en el Vaticano hechas un caos en el que es difícil poner un mínimo de orden y, como dice el refrán popular, si el párroco va a peces donde irán los feligreses. Es lo que hay y esperemos que esta información sea de utilidad o por lo menos deje satisfechas algunas curiosidades en tiempos de trasparencias que no llegan.

Es de justicia dar cuentas precisas de los donativos recibidos de los fieles y que estos sepan cómo se administran y cómo se gastan. La iglesia, y por supuesto su patrimonio, no es propiedad personal de nadie y está al servicio de sus fines propios. Toda claridad es poca y toda trasparencia necesaria e imprescindible. 

Artículo publicado por Specola.

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Comentarios
10 comentarios en “¿Cuánto gana un cardenal?
  1. En febrero de 1996 San Juan Pablo II hizo pública la UNIVERSI DOMINICI GREGIS sobre la elección del Papa por el Colegio Cardenalicio, cuyo capítulo VI -que debería haber sido lectura obligada de todos los nuevos cardenales- señala toda una serie de casos prohibidos y condenados con la excomunión late sententiae. Un respeto mínimo por este decreto SOLEMNE Y VIGENTE obliga a preguntarse por la validez del último cónclave y, en consecuencia por el carácter solo formal (no légitimo) del entonces electo. Una elección no canónica daría la rezón a S, Francisco de Asís en la profecía de su lecho de muerte.

  2. La cuestión no es cuánto gana un cardenal, sino cuánto pierde un cardenal que no ejerce de tal, como sucede con el 90% de los actuales: la vida eterna. Van derechos al infierno, por consentir con su pasividad lo que nunca debieron tolerar.

  3. ¿Y qué pretende infovaticana? ¿«Chiesa povera per i poveri»?
    ¿Desde cuando infocatolica se une al coro de los «Judas pauperistas»? ¿Quieren traer la revolución francesa y la bolchevique dentro de la Iglesia?

    Aconsejo al redactor que lea «del gobierno de los príncipes» de Santo Tomás de Aquino, y principalmente la parte en la que habla de la necesidad de riqueza material de los gobernantes.
    Eso y recordar que la Iglesia no es una realidad meramente espiritual como querrían tantos herejes antiguos y modernos.

    Dicho lo cual, creo que está de sobra decir que, como lector asiduo que soy de esta página, repudio total y absolutamente este artículo en particular.

  4. ¡Qué barbaridad! ¿Y qué hacen con todo ese dinero?

    Una familia típica de 2-3 hijos (o más) vive con la mitad. Y con eso paga libros, casa, ropa, comida, etc… para TODOS los miembros de la familia.

    No me extraña que se dediquen a la juerga continua. ¿Qué van a hacer con todo ese dinero… y encima con gastos pagos?

  5. Muchos, casi todos ganan la quinta o la décima parte si es que no están paro y sin ingresos. Y no tienen apartamento de 500 metros cuadrados, ni monjas ni secretario. No tienen descuentos ni ingresos extraordinarios. ¡Viva la iglesia pobre para los pobres de Francisco!¡Qué estafa!Pobre iglesia.

  6. ¿Habeis oído el Evangelio de la Misa de hoy?
    «……..el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío». Mas claro, imposible. (Que conste que yo no lo hago).

    Aunque ya me se que empezaremos con las tropecientas interpretaciones sobre esto.

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