El Papa defiende la creación con una casulla de leopardo

Vatican Media
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Les dejamos la homilía del Papa en la misa celebrada en Maputo, ofrecida en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Tras la ceremonia el Papa se ha dirigido al aeropuerto de la capital de Mozambique donde ha tenido la despedida. Ahí ha cogido el avión que le ha llevado a Antananarivo, la capital de Madagascar, donde proseguirá el Viaje Apostólico.

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos escuchado en el evangelio de Lucas un pasaje del sermón de la llanura. Después de elegir a sus discípulos y haber proclamado las bienaventuranzas, Jesús dice: «a vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos» (Lc 6,27). Una palabra dirigida también a nosotros hoy que lo escuchamos en este estadio.

Y lo dice con claridad, sencillez y firmeza señalando un sendero, un camino estrecho que necesita de algunas virtudes. Porque Jesús no es un idealista que desconoce la realidad, él está hablando del enemigo concreto, del enemigo real; el que ha descripto en la bienaventuranza anterior (6,22): de aquel que nos odia, excluye, insulta y proscribe como infame.

Muchos de vosotros todavía podéis contar en primera persona historias de violencia, odio y desencuentros; algunos en carne propia, otros de alguien conocido que ya no está, otros incluso por el miedo de que heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado.

Jesús no nos invita a un amor abstracto, etéreo o teórico, redactado en escritorios y para discursos. El camino que nos propone es el que Él recorrió primero, el que lo hizo amar a los que lo traicionaron y juzgaron injustamente, a los que lo habrían matado.

Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 100). Aun así, Jesús invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas: es un mandato a una benevolencia activa, desinteresada y extraordinaria con respecto a quienes nos hirieron. Pero no se queda allí, también nos pide que los bendigamos y oremos por ellos; es decir, que nuestro decir sobre ellos sea un bien-decir, generador de vida y no de muerte, que pronunciemos sus nombres no para el insulto o la venganza sino para inaugurar un nuevo vínculo para la paz. La vara que el Maestro nos propone es alta.

Con esta invitación, Jesús quiere clausurar para siempre la práctica tan corriente —de ayer y de hoy— de ser cristianos y vivir bajo la ley del talión. No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la “equidad” de la violencia. No puedo seguir a Jesús si el orden que promuevo y vivo es el “ojo por ojo, diente por diente”.

Ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio. No podemos ponernos de acuerdo y unirnos para vengarnos, para hacerle al que fue violento lo mismo que él nos hizo, para planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales. «Las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos» (ibíd., 60). La “equidad” de la violencia siempre es un espiral sin salida y su costo es muy alto. Otro camino es posible porque es crucial no olvidar que nuestros pueblos tienen derecho a la paz. Vosotros tenéis derecho a la paz.

Para hacer más concreta su invitación y aplicable al día a día, Jesús propone una primera regla de oro al alcance de todos —«como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella» (Lc 6,31)— y nos ayuda a descubrir qué es lo más importante de ese trato mutuo: amarnos, ayudarnos y prestar sin esperar nada a cambio.

“Amarnos”, nos dice Jesús; y Pablo lo traduce como “revestirnos de sentimientos de misericordia y de bondad”(cf. Col 3,12). El mundo desconocía —y sigue sin conocer— la virtud de la misericordia, de la compasión, al matar o abandonar a su suerte a discapacitados y ancianos, eliminar heridos y enfermos, o gozar con los sufrimientos de los animales. Tampoco practicaba la bondad, la amabilidad, que nos mueve a que el bien del prójimo sea tan querido como el propio.

Superar los tiempos de división y violencia supone no sólo un acto de reconciliación o la paz entendida como ausencia de conflicto, implica el compromiso cotidiano de cada uno de nosotros de tener una mirada atenta y activa que nos lleve a tratar a los demás con esa misericordia y bondad con la que queremos ser tratados; misericordia y bondad especialmente hacia aquellos que, por su condición, son rápidamente rechazados y excluidos. Se trata de una actitud de fuertes y no de débiles, una actitud de hombres y mujeres que descubren que no es necesario maltratar, denigrar o aplastar para sentirse importantes, sino al contrario. Y esta actitud es la fuerza profética que Jesucristo mismo nos enseñó al querer identificarse con ellos (cf. Mt 25,35-45) y mostrarnos que el servicio es el camino.

Mozambique es un territorio lleno de riquezas naturales y culturales, pero paradójicamente con una enorme cantidad de su población bajo la línea de pobreza. Y a veces pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar, tienen otros intereses. Y es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper; es muy peligroso aceptar que la corrupción sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera.

«No será así entre vosotros» (Mt 20,26; cf. vv. 26-28). Con sus palabras, Jesús nos impulsa a ser protagonistas de otro trato: el de su Reino. Aquí y ahora, semillas de alegría y esperanza, paz y reconciliación. Lo que el Espíritu viene a impulsar no es un activismo desbordante, sino, ante todo, una atención puesta en el otro, a reconocerlo y valorarlo como hermano hasta sentir su vida y su dolor como nuestra vida y nuestro dolor. Este es el mejor termómetro para descubrir todas las ideologías de cualquier tipo que intentan manipular a los pobres y a las situaciones de injusticia para el servicio de intereses políticos o personales (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 199). Sólo así seremos, allí donde nos encontremos, semillas e instrumentos de paz y reconciliación.

Queremos que reine la paz en nuestros corazones y en el palpitar de nuestro pueblo. Queremos un futuro de paz. Queremos «que la paz de Cristo reine en vuestros corazones» (Col 3,15), como bien lo decía la carta de san Pablo. Él utiliza un verbo que viene del campo de los deportes; es la palabra que se refiere al árbitro que decide las cosas discutibles: “que la paz de Cristo sea el árbitro en vuestros corazones”. Si la paz de Cristo es el árbitro en nuestros corazones, entonces, cuando los sentimientos estén en conflicto y nos sintamos impulsados ante dos sentidos opuestos, “juguémonos” por Cristo. La decisión de Cristo nos mantendrá en el camino del amor, en la senda de la misericordia, en la opción por los más pobres, en la preservación de la naturaleza. En el camino de la paz. Si Jesús es el árbitro entre las emociones conflictivas de nuestro corazón, entre las decisiones complejas de nuestro país, entonces Mozambique tiene un futuro de esperanza garantizado; entonces nuestro país cantará a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cantos inspirados (cf. Col 3,16).

Agradecimiento del Santo Padre al concluir la Santa Misa

Al final de mi visita, deseo decir “gracias” a todas las personas y entidades que colaboraron para su realización, comenzando por esta arquidiócesis de Maputo y su Pastor, el Mons. Francisco Chimoio, a quien agradezco por la fraternal acogida y también por el saludo cordial que me acaba de dirigir en nombre de los hermanos obispos y de todo el Pueblo de Dios. Una palabra de especial agradecimiento al Presidente Filipe Nyusi por la atención solícita que he recibido, tanto a nivel personal, como a través de las diversas instituciones gubernamentales y de las fuerzas de seguridad de la nación. Agradezco el trabajo sacrificado y silencioso de los miembros del comité organizador y de tantos voluntarios. Mi agradecimiento a los periodistas y a todas estas buenas personas que salieron de casa para saludarme.

Hermanas y hermanos: Conozco el sacrificio que hicieron para participar en las celebraciones y encuentros… y sé que os habéis mojado todos, ¡espero con agua bendita! Lo aprecio y os doy las gracias de corazón. Y estoy agradecido también a los que no han podido realizarlo por las consecuencias de los ciclones recientes: ¡Queridos hermanos, he experimentado igualmente vuestro apoyo! Y os digo a todos: ¡Tenéis muchos motivos para esperar! Lo he visto, lo he tocado con mi mano en estos días. Por favor, mantened la esperanza; no dejad que os la roben. Y no hay mejor manera de custodiar la esperanza que permanecer unidos, para que todos los motivos que la sustentan se consoliden aún más en un futuro de reconciliación y paz en Mozambique. ¡Que Dios os bendiga y la Virgen Madre os proteja! Y por favor no olvidéis de rezar por mí. Gracias.

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Comentarios
24 comentarios en “El Papa defiende la creación con una casulla de leopardo
  1. En los carteles de sus infinitos viajes aerotransportados casi nunca aparece nada cristiano. Sólo él, él, él… Aderezado con toda clase de guarniciones, pero siempre él, con el poco fuste que tiene…

  2. La red está que arde con las pieles de leopardo del Papa Francisco. No dudamos de la buena voluntad de las religiosas que las han elaborado, basta ver sus caras, blancas y ancianas, negras y jóvenes, para encontrar de todo menos malicia, pero no han entendido que hoy la sensibilidad social contra las pieles animales está en sus más altas cotas. Los comentarios son muy groseros. No se puede estar predicando las gretinadas habituales y vestirse de leopardo, natural o artificial. La falta de coherencia es absoluta. La gretina, por lo menos, se va en barco y prescinde del avión para no contaminar, demostrando estar bastante mejor manipulada que Francisco. Dejando aparte las connotaciones de atentado a la naturaleza, las ya famosas pieles denotan un pésimo gusto que enlaza con los submundos nocturnos de más bajo nivel que suponemos que Su Sant desconoce.

    1. Belzunegui. Las monjas no tendrán malicia, pero conocimiento, tampoco. Lo justo para pasar el día.
      De todas formas, no creo que haya sido idea de ellas. La cosa está en armar lío, sea como sea y a saber a quién se le ha ocurrido la genial idea.

  3. Pues si que no estoy de acuerdo con criticar la aplicación de piel en sus vestiduras, es algo folklórico, es muy de ellos, nadie tiene tanto derecho de utilizar pieles de animales salvajes, como ellos, que seguro muchas veces han caído en sus fauses. No tiene nada de malo, no debemos de ver mal dónde no lo hay. Pobres monjitas, ellas con qué amor debiéron hacérselo, y solo críticas recibieron. A los ? leopardos no les gusta vestirse con piel de humano, ellos se las comen y nadie les dice nada, ??. No hay que ser.

    1. Spes. Sinceramente, mí también me da igual que la gente se vista de animal, ya sea natural o sintético.
      Personalmente, me parece feo, pero mi opinión no es relevante.
      Decía Chesterton que cada uno se disfraza de aquello que es por dentro. Y yo estoy de acuerdo totalmente.
      Ahora, lo que no me parece nada propio es que se adecúen las vestiduras litúrgicas con los motivos naturales que sean, como son el caso del uso del arco iris o el esperpento que tenemos en la foto que acompaña a este artículo. Y habrá mas. Pero no tengo intención de buscar, porque estoy harta de sufrir las tonterías a las que nos quieren someter estos inventores del progreso, la inclusión y el primaverío infernal.
      Si supiéramos, no con la mente, sino de verdad y con el corazón que vamos a estar delante de Él, nos replantearíamos todos nuestra manera de vestir, de adornar, de estar.
      Creo que nos sobraría hasta el móvil.
      Saludos!

      1. Mariela. a Dios no le da igual, por eso lo previno mediante San Juan: «la Bestia que vi se parecía A UN LEOPARDO» (Ap. 13, 2) para que se enteren los que no quieren enterarse. Y es la PRIMERA Bestia, la del mar, NO la segunda.

          1. No hay de qué.
            Se que tu vas de buena voluntad, aunque a veces la líes con el Uno… La previsión de San Juan se confirma con los textos restantes de Ap. 13, 1-10. – CON TODOS- Lo de que «andaba como un oso» es muy gráfico….

          2. Juanito. Claro que tengo buena fe. Y mil defectos, también. Pero siento discrepar con usted, ya que no es mi intención liarla.
            Estoy con Uno de acuerdo en que no sólo Francisco, sino que otros Papas después del Vaticano II, han flirteado con otras religiones, llamando ecumenismo a algo que no lo es y que más bien se puede llamar sincretismo religioso con todas las de la ley.
            No es que yo crea que llevo razón o no. Es que las pruebas materiales, existen.
            ¿Que lo que hace Francisco es mucho peor? No voy a entrar en eso.
            Lo que me pregunto y nadie me ha contestado todavía es qué le puede llevar a un Papa o a un católico raso a decir que todo el mundo se puede salvar en la religión que sea. De pequeña, no me enseñaron eso y sin entrar en catecismos, Jesús no dice eso. Jesús dice que «Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida»
            Saludos Juanito!

  4. Mariela. a Dios no le da igual, por eso lo previno mediante San Juan: «la Bestia que vi se parecía A UN LEOPARDO» (Ap. 13, 2) para que se enteren los que no quieren enterarse. Y es la PRIMERA Bestia, la del mar, NO la segunda.

        1. Bueno, ,, ya que digo,
          Juanito dice que eres tú la que la trae contra Uno, y no es así, Juanito dice del leopardo en el Apocalípsis, un libro tan extremadamente misterioso, y…! Si contigo se equivoca!!
          ¿Cómo va a interpretar el Apocalípsis?
          Pero, bueno, igual y tiene razón, yo no sé tanto,
          Lo que que sí sé de cierto, es que el Papa no lleva ningún disfraz, tan solo unos cuantos centímetros de piel legítima (supongo) lo mismo el mantel, son de buen gusto.
          Juanito, se dice, «se dice» que el dragón rojo en el Apocalípsis es China, a ver, si el Papa viste de rojo, ¿ya es el Dragón?
          ?‍♀️ !!

          1. Spes. ¿Francisco de rojo?
            No será en zapatos, desde luego. Eso sí, no hace asco alguno a las ideas de dicho color, del cuál va vestido por dentro.
            Usted lo ha dicho muy bien. Es un libro extremadamente misterioso.

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