El obispo de Huesca ordena acabar con los discursos en los funerales

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También ordena evitar música o cantos que no sean adecuados para las exequias

El obispo de Huesca, Julián Ruíz, ha publicado un decreto -que puede ver en la página web de la diócesis y que ofrecemos al final del artículo- con el que pretende acabar con los discursos en los funerales.

«Teniendo en cuenta los cambios vividos por nuestra sociedad» dice el decreto, desde la publicación del ritual de exequias y «para mayor comprensión del rito de las mismas», continua el comunicado, y para darle mayor sentido litúrgico «que muestre el anuncio gozoso y confiado de la vida eterna y de la esperanza en la resurrección propias de nuestra fe», el obispo quiere acabar con esa reciente costumbre.

Pero no sólo quiere que se dejen de pronunciar discursos o alocuciones «laudatorias o biográficas del difunto», ni elogios ni elegías, tampoco se podrán leer «cartas de despedida o escritos de agradecimiento». Así mismo, habrá que evitar añadir oraciones o lecturas que «no estén contempladas en el ritual de exequias» y abstenerse de «Interpretar música o cantos que no sean los adecuados para las exequias».

A continuación les ofrecemos el decreto emitido el lunes:

Decreto 034/2019 (2 de septiembre) del obispo de Huesca, Julián Ruiz Martorell, por el que se regula en toda la Diócesis de Huesca la celebración litúrgica de las exequias:

Las exequias cristianas son una celebración litúrgica de la Iglesia. El ministerio de la Iglesia pretende expresar también aquí la comunión eficaz con el difunto, y hacer participar en esa comunión a la asamblea reunida para las exequias y anunciarle la vida eterna (CEC, N. 1684).

El Concilio Vaticano II pidió que las exequias cristianas manifestaran claramente el sentido pascual de la muerte del cristiano y que el rito respondiera a las circunstancias y tradiciones de cada país (Cf. SC, n. 81). Este deseo expresaba el fuerte interés de la Iglesia en que la liturgia resplandezca en su ser más genuino y profundo y en que los fieles puedan vivir con una participación activa, consciente y fructuosa (Cf. SC, n. 11).

En lo que se refiere a las exequias, estas palabras recogen también el testimonio que nos ofrece la historia de la liturgia, por el que sabemos que a lo largo de los siglos la forma de dar sepultura a los cristianos ha ido variando y acomodándose a los distintos tiempos y lugares, si bien la fe en la resurrección de los muertos ha permanecido invariable.

El ritual, publicado en su edición típica en el año 1969 y en su versión en español en el año 1971, vio la luz con la pretensión de mostrar al mundo de hoy que la fe cristiana confiere un profundo sentido a la muerte y que, lejos de una concepción desgarradora, vacía o nihilista, puede llegar a ser vivida como un anuncio gozoso y confiado de la vida eterna y de la esperanza en la resurrección propias de nuestra fe.

Teniendo en cuenta los cambios vividos por nuestra sociedad, desde la publicación de la edición típica del ritual de exequias y para mayor comprensión del rito de las mismas, dando un mayor sentido litúrgico que muestre el anuncio gozoso y confiado de la vida eterna y de la esperanza en la resurrección propias de nuestra fe,

DECRETAMOS:

Que a partir del 1 de octubre de 2019, en todas las parroquias, comunidades cristianas de la Diócesis de Huesca y en los funerales, se evite:

  1. Leer cartas de despedida o escritos de agradecimiento.
  2. Pronunciar discursos o alocuciones laudatorias o biográficas del difunto. Ni elogios, ni elegías.
  3. Añadir oraciones o lecturas que no estén contempladas en el ritual de exequias.
  4. Interpretar música o cantos que no sean los adecuados para las exequias.