El nombramiento del único italiano, el arzobispo de Bolonia Matteo Zuppi, como cardenal, que se hará efectivo en el consistorio del próximo 5 de octubre, ha entusiasmado a los socialistas italianos del Partido Democrático (PD), a punto de entrar en un nuevo gobierno, y a publicaciones LGTB como gaynews.com.
Cuentan que al fundador de una prelatura eclesiástica le contaron que algunos miembros de la misma habían entrado en el gobierno con la frase: “¡Nos han hecho ministros!”. Ignoro su veracidad, pero resulta bastante menos sorprendente que ver a un partido político de izquierdas diciendo, con otras palabras, “¡Nos han hecho cardenales!”. Pero ese parece el caso del PD ante el nombramiento del arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, como único italiano que vestirá el capelo en el consistorio del próximo 5 de octubre.
“Una gran señal de esperanza, qué hermosa elección”, comentaba desde su cuenta de Twitter Enrico Letta, cofundador del PD y ex primer ministro no electo. “La alegría de saber que el Papa ha nombrado cardenal al arzobispo de Bolonia Zuppi, ese que para tantos es don Matteo. Grazcias Papa Francisco y gracias Comunidad de San Egidio”.
El comentario de Letta fue cualquier cosa menos excepcional en una jornada en la que los miembros y simpatizantes del partido que más tiempo ha gobernado sin ganar las elecciones de las últimas décadas han exultado públicamente por el nombramiento de Zuppi, reivindicándole como “suyo”.
Prácticamente no quedo figura representativa por ensalzar el nombramiento de “uno de los nuestros”. Otro primer ministro de gobierno ‘técnico’ -no electo-, Paolo Gentiloni, saluda así su nombramiento: “Mons. Zuppi cardenal. Un signo de los tiempos querido por el Papa. Una alegría para quien siempre le ha visto de parte de la paz y de los últimos”. Y así, bajando en importancia, hasta el último personaje conocido del PD. La izquierda italiana ha celebrado el capelo de Zuppi como si fuese el espaldarazo definitivo a su asalto al poder.
Porque el momento no puede ser políticamente más delicado. Matteo Salvini, líder de la Liga y ministro del Interior, ha declarado este verano rota la coalición antinatura que les unía al Movimiento 5 Estrellas, harto de que sus socios de gobierno pusieran palos en las ruedas a todas sus medidas. Pero el resultado no va a ser el que él mismo pretende, nuevas elecciones, sino probablemente una coalición aún más antinatural: M5E y PD.
Ahora, si las últimas elecciones generales significaron algo claro fue el contundente rechazo del electorado de un partido que ha dado tres gobierno ‘técnicos’ elegidos a dedo por el presidente de la república. Y si el cómico Beppo Grillo dio una razón para crear el M5E fue, precisamente, acabar con la ‘casta’ política corrupta representada por el PD.
En medio de todo esto está el Papa, la Curia y el episcopado italiano, empeñados en una pugna muy pública y muy poco disimulada para quitarse de en medio definitivamente a Salvini y su política de puertos cerrados y de plantarle cara a Bruselas e instalar un PD dócil a la Comisión y abierto a la avalancha de migrantes subsaharianos.
Y esa es la importancia de Zuppi, inmigracionista declarado e izquierdista evidente, como signo de favor de la jerarquía a los ‘pidinos’.
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