La Archidiócesis de Madrid quiere conocer la huella de carbono de tu parroquia

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“¿Se ha realizado una estimación de la huella de carbono generada por la parroquia?”; “¿Utiliza la parroquia materiales de oficina de origen reciclado?”. Estas son solo dos de las numerosas preguntas de un largo cuestionario que la Archidiócesis de Madrid ha considerado necesario plantear a sus feligreses, a través de la flamante y recientemente creada Comisión Diocesana de Ecología Integral, a la luz de la encíclica Laudato Sì.

“Este cuestionario -se explica en la introducción del mismo- se propone realizar un primer inventario de las prácticas ambientales que actualmente se realizan en las parroquias madrileñas. Pretendemos conocer la situación actual, con sus progresos y dificultades, que sirva como base para ayudar a que las parroquias mejoren su desempeño ambiental, así como identificar casos que puedan servir para estimular a otras el cambio hacia su funcionamiento más sostenible ambientalmente”.

Realmente, no tengo la menor idea de si mi parroquia ha realizado estimación alguna de la huella de carbono. Imagino que no es muy grande, porque cada año hay menos gente, quizá porque acuden a la iglesia -y a la Iglesia- con hambre de Cristo y encuentran a menudo un clero más preocupado por cosas que tienen poco o nada que ver con la salvación de su alma, que debería ser la única prioridad de nuestros pastores.

Una Iglesia que, al menos en Occidente, sufre una apostasía generalizada, un descenso en los números que asusta contemplarlos juntos y que, en campos más mundanos, activarían todas las alarmas, parece extrañamente indiferente, cuando no abiertamente hostil, a lo único que le da sentido, que es acercar a la gente a Cristo y procurar su salvación que, a diferencia del planeta, es para siempre. O para nunca.

Todo parece funcionar más bien como una multinacional que en la última de sus filiales se aplicasen inmediatamente las obsesiones del CEO de turno, como si fuesen estas, y no el mensaje central y bimilenario el eje de su existencia. Como ejemplo de sinodalidad y descentralización, la verdad, queda un poco extraño.

Pero lo preocupantes es, sobre todo, el inmanentismo que transmite toda la estructura eclesial en su conjunto. No hablamos de una filosofía, de un legado ideológico: el mensaje, urgentísimo, tiene que ver con lo que será el destino de cada uno de nosotros por toda la eternidad, al lado de lo cual las causas más importantes serán menos que sombra y polvo.

Sorprende por eso que, con ese mensaje urgente y transcendental entre manos, y en un momento en que el éxodo de la Iglesia, la apostasía generalizada, se instala en Occidente, haya tiempo, ganas, energía y fondos para dedicarlo a saber si la parroquia adquiere el material para la celebración de los sacramentos de cultivos ecológicos o certificados con algún otro sello de sostenibilidad es un sangrante sarcasmo. Compararlo con preguntarse por la calidad de la langosta servida en el Titanic mientras se hundía es quedarse cortísimo.

Pero incluso un no creyente, o un creyente que quiera contemplarlo desde un punto de vista exclusivamente mundano, puede ver el terrible error que supone este cambio de énfasis en el mensaje. No voy a entrar ahora en la conveniencia o no de las causas sobre  las que la moderna jerarquía está poniendo toda la carne en el asador de su prédica, pero sí diré tres cosas evidentes sobre ellas: no son específicamente cristianas, son el mensaje que repite la opinión secular dominante a todas horas y restan tiempo y espacio a lo que de verdad importa en nuestra vida de fe.

Si la Iglesia se convierte en una ONG, y muy especialmente en una ONG que jalea los mismos objetivos que los poderosos de este mundo -y nadie puede negar que cosas como el Cambio Climático o la inmigración masiva son favoritos del pensamiento dominante-, será innecesaria, por redundante, rezagada y rara.

Solo hay una razón para acudir a la Iglesia católica, y es en busca de Cristo. Si la Iglesia no da eso, no insiste en eso, no predica eso a todas horas, a tiempo y a destiempo, no habrá razón alguna para permanecer en ella. Con o sin huella de carbono.

Cuestionario completo de la encuesta:

1. Preguntas introductorias

1. Nombre de la parroquia

2. Localidad/barrio donde se sitúa

3. Vicaría

4. Año de construcción

5. Breve descripción de la parroquia, particularmente indicar si la parroquia cuenta únicamente con el edificio correspondiente al templo o si además dispone de locales, vivienda; así como si dispone de alguna zona ajardinada o natural colindante (respuesta abierta):

6. Función

7. Edad

8. ¿Cómo calificaría su interés por temas ambientales?

9. ¿Cómo calificaría su conocimiento de temas ambientales?

10. ¿Cómo calificaría la importancia actual de los temas ambientales en la gestión de la parroquia?

11. ¿En su opinión cuáles son las principales dificultades para introducir/desarrollar los temas ambientales en la gestión de la parroquia?

12. ¿En su opinión qué medidas desde la diócesis ayudarían más a introducir/desarrollar los temas ambientales en la gestión de la parroquia?

13. ¿En su opinión, qué importancia está teniendo la encíclica Laudato Sí en la mejora de la gestión ambiental de la parroquia?

14. ¿Disponen los edificios de la parroquia de certificado de eficiencia energética?

15. ¿Dispone la parroquia de un contrato de suministro de energía eléctrica de origen renovable?

16. ¿Dispone de un sistema de generación de energía eléctrica propio de origen renovable (fotovoltaica, eólica)?

17. ¿Dispone la parroquia de luces de bajo consumo?

18. ¿Dispone la parroquia de algún sistema de aislamiento térmico avanzado (Aislamiento de losa o bloque, de manta, relleno suelto, etc.)?

19. ¿Dispone la parroquia de algún sistema de calefacción eficiente (suelo radiante, bancos térmicos, aerotermia, geotermia, calderas de biomasa?

20. ¿Qué otras medidas de eficiencia energética emplea la parroquia? (indicar si las hubiera)

21. ¿Se ha realizado una estimación de la huella de carbono generada por la parroquia?

22. ¿Adquiere la parroquia el material para la celebración de los sacramentos de cultivos ecológicos o certificados con algún otro sello de sostenibilidad?

23. ¿Utiliza la parroquia materiales de oficina de origen reciclado?

24. ¿Utiliza la parroquia materiales de limpieza con certificación ambiental?

25. ¿Qué medidas de ahorro de agua emplea la parroquia? (indicar)

26. ¿Se procura evitar plásticos en los materiales que se emplean para celebraciones y reuniones de la parroquia?

27. ¿Promueve la parroquia alguna medida para mejorar el reciclaje de los productos que emplea (plástico, papel cartón, orgánicos, residuos químicos peligrosos, material electrónico?

28. ¿Los jardines de la parroquia están formados por plantas de baja demanda hídrica y adaptadas al entorno?

29. ¿Tiene la parroquia un huerto ecológico?

30. En caso de disponer de jardín o área natural o seminatural, ¿las labores de limpieza o mantenimiento, en caso de que se realicen, se hacen con sistemas manuales o se emplean productos químicos como herbicidas, insecticidas, etc.?

31. ¿Se realizan actividades en la parroquia relacionadas con la sensibilización ambiental de los feligreses?

32. ¿Se realizan actividades en la parroquia relacionadas con la espiritualidad ecológica integral?

33. ¿Colabora la parroquia con otras entidades en proyectos o iniciativas ambientales?

34. ¿Existe en la parroquia alguna iniciativa de comercio justo? En caso afirmativo, indicar cuál y si hay alguna asociación ligada a la misma.

35. ¿Estaría interesado en realizar una evaluación detallada de las medidas de mejora ambiental que podrían aplicarse en su parroquia?

36. Observaciones: dudas, comentarios, aportaciones, sobre este cuestionario o que ayuden al funcionamiento de la comisión diocesana de ecología integral.