Las visiones de Ana Catalina Emmerick y lo que desconocemos de la vida de Cristo

Bibliotheca Homo Legens publica 'La vida oculta de Jesús', que recoge las visiones de Emmerick sobre esa etapa de la vida de Cristo que nos resulta extraña. la-virgen-jesus la pasion
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Que los Evangelios no recogen el conjunto de la vida de Cristo nos lo dice, en primer lugar, el sentido común, y, en segundo lugar, un versículo del Evangelio según san Juan: «Jesús también hizo muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían».

La vida oculta de Jesús, recientemente publicado por Bibliotheca Homo Legens, recoge las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick sobre esa etapa de la existencia de Cristo que nos resulta extraña, incluso desconocida: su nacimiento, su infancia, su juventud… Todo lo previo, en fin, a su aparición pública y una parte de lo que de ésta no se revela en los Evangelios.

Por supuesto, estas visiones, transcritas al dictado de Emmerick por Clemens Bretano, no son dogma de fe. Podemos creer en ellas o no. En cierto modo, sólo podremos creer en ellas asistidos por la gracia: la fe – también la fe en las visiones de la beata germana – es un don, y a nosotros sólo nos corresponde acogerlo.

 

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¿Quién fue Ana Catalina Emmerick?

Emmerick nació en Westafalia en 1774. Fue la quinta de nueve hermanos, lo que contribuyó a su temprana madurez: como señala Gonzalo Altozano en el prólogo de La vida oculta de Jesús, hubo de ejercer de madrecita de los más pequeños.

Pero esa madurez no sólo quedó manifestada en los desvelos para con sus hermanos pequeños, sino también en algo menos ordinario o prosaico. Ya muy niña, así, tuvo visiones de temática religiosa. Ella no percibía nada anormal en ellas; pensaba, inocente, que todos los demás las tenían también. Pero ni mucho menos.

Ingresada en un convento tras ingentes vicisitudes que pusieron a prueba su vocación, padeció una severa enfermedad que fue agravándose con el paso de los años. Un dolor, el de la enfermedad, al que hemos de añadir el de los estigmas, ofrecidos por Jesús en una aparición que Emmerick vivió siendo muy joven.

Como suele ocurrir en estos casos, la examinaron diferentes comisiones cuyo dictamen fue siempre idéntico: lo de Emmerick – sus visiones y estigmas – carecía de explicación científica y apuntaba, por tanto, a lo sobrenatural. Eso se antojaba muy difícil de reconocer para personas contaminadas por los prejuicios racionalistas propios de la época, pero la realidad acabó imponiéndose.

Ana Catalina Emmerick fue beatificada el 3 de octubre de 2004, ya en las postrimerías del pontificado de Juan Pablo II.

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