Pío XI responde al Documento firmado por Francisco en Abu Dabi

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En su noble ansia de alcanzar la fraternidad de los pueblos, Su Santidad ha firmado una especie de acuerdo con autoridades musulmanas durante su visita a los Emiratos Árabes en el que se maquillan o ignoran gravísimas diferencias y se deslizan conceptos de difícil interpretación. Pío XI trató de estos mismos anhelos, y su encíclica Mortalium animos puede considerarse una respuesta al documento en cuestión.

 

Como realidad sobrenatural, compatible con su actualidad tangible y material, la Iglesia puede juzgarse ‘in specie aeternitatis’, es decir, con una mirada en la que se funden pasado, presente y futuro.

En este sentido, la respuesta a un problema de hoy puede hallarla en una respuesta de ayer, igual que mañana podrá la doctrina aclarar un punto cuestionable en el pasado. Pío XI se enfrentó en su día a los mismos anhelos de paz y fraternidad universales, y supo ver tanto la oportunidad como las evidentes tentaciones de esa ambición natural. Y quienes nos recuerdan de continuo y ante cualquier crítica o incluso muestra de perplejidad que Francisco es el Papa tendrán, por el mismo principio, que reconocer con nosotros que la misma autoridad que se le ha conferido a un pontífice la tienen todos ellos, porque la verdad que presenta la Iglesia no es mutable ni cambia con los tiempos.

Por eso hemos creído oportuno ofrecer, sin comentario, un fragmento de la encíclica Mortalium animos, promulgada por Pío XI el 6 de enero de 1928.

«Nunca quizás como en los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza, nos unen y enlazan a unos con otros.

Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de la paz, antes al contrario, estallando en varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además dirimir las controversias, harto numerosas, acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos sin que intervengan en el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los Estados, y dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se echa de ver –mucho más conviniendo todos en la unidad del género humano-, porque son tantos los que anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad universal.

Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.

Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios».

Les ofrecemos a continuación la encíclica completa, la cual hemos encontrado en la web mercaba.org, ya que en la página web del Vaticano no se encuentra traducida al español.

Encíclica

«MORTALIUM ANIMOS»

ACERCA DE CÓMO SE HA DE FOMENTAR LA VERDADERA UNIDAD RELIGIOSA

PÍO P. P. XI

6 de enero de 1928

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

1.- Ansia universal de paz y fraternidad

Nunca quizás como en los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza, nos unen y enlazan a unos con otros.

Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de la paz, antes la contrario,  estallando en varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además dirimir las controversias, harto numerosas, acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos si que intervengan en el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los Estados, y dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se echa de ver -mucho más conviniendo todos en la unidad del género humano-, porqué son tantos los que anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre si por esta fraternidad universal.

2.- La fraternidad en religión. Congresos ecuménicos

Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso numero de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a los infieles de todo género, a cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.

3.- Los católicos no pueden aprobarlo

Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no solo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios.

4.- Otro error. La unión de todos los cristianos. Argumentos falaces

Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuantos invocan el nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones, y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que El manifestó al rogar a su Padre que sus discípulos fuesen una sola cosa?[1]. Y el mismo Jesucristo ¿por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os améis unos a otros?[2]. ¡Ojalá -añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! Mucho más podrían hacer para rechazar la peste de la impiedad, que, deslizándose y extendiéndose cada vez más, amenaza debilitar el Evangelio.

5.- Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo

Estos y otros argumentos parecidos divulgan los llamados «pancristianos»; los cuales, lejos de ser pocos en número, ha llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres acatólicos, aunque discordes entre sí en materia de fe.

6.- La verdadera norma en esta materia

Exhortándolos, pues, la conciencia de Nuestro deber a no permitir que la grey del Señor sea sorprendida por perniciosas falacias, invocamos vuestro celo, Venerables Hermanos, para evitar mal tan grave, pues confiamos que cada uno de vosotros, por escrito y de palabra, podrá más fácilmente comunicarse con el pueblo y hacerle entender mejor los principios y argumentos que vamos a exponer, y en los cuales hallarán los católicos la norma de los que deben pensar y practicar en cuanto se refiere al intento de unir de cualquier manera en un solo cuerpo a todos los hombres que se llaman católicos.

7.- Sólo una Religión puede ser verdadera: la revelada por Dios

Dios, Creador de todas las cosas, nos ha creado a los hombres con el fin de que le conozcamos y le sirvamos. Tiene, pues, nuestro Creador perfectísimo derecho a ser servido por nosotros. Pudo ciertamente Dios imponer para el gobierno de los hombres una sola ley, la de la naturaleza, ley esculpida por Dios en el corazón del hombre al crearle; y pudo después regular los progresos de esa misma ley con solo su providencia ordinaria. Pero en vez de ella prefirió dar El mismo los preceptos que habíamos de obedecer; y en el decurso de los tiempos, esto es desde los orígenes del género humano hasta la venida y predicación de Jesucristo, enseñó por Sí mismo a los hombres los deberes que su naturaleza racional les impone para con su Creador. “Dios, que en otro tiempo habló a nuestro padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras, por medio de los profetas, nos ha hablado últimamente por su Hijo Jesucristo[3]. Por donde claramente se ve que ninguna religión puede ser verdadera fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por Dios, revelación que comenzada desde el principio, y continuada durante la Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo Jesucristo con la Nueva Ley. Ahora bien: si Dios ha hablado -y que haya hablado lo comprueba la historia- es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente la revelación de Dios. Y con el fin de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para gloria de Dios y salvación nuestra, el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra su Iglesia.

8.- La única Religión revelada es la de la Iglesia Católica

Así pues, los que se proclaman cristianos es imposible no crean que Cristo fundó una Iglesia, y precisamente una sola. Más, si se pregunta cuál es esa Iglesia conforme a la voluntad de su Fundador, en esto ya no convienen todos. Muchos de ellos, por ejemplo, niegan que la Iglesia de Cristo haya de ser visible, a lo menos en el sentido de que deba mostrarse como un solo cuerpo de fieles, concordes en una misma doctrina y bajo un solo magisterio y gobierno. Estos tales entienden que la Iglesia visible no es más que la alianza de varias comunidades cristianas, aunque las doctrinas de cada una de ellas sean distintas.

Sociedad perfecta, externa, visible. Pero es lo cierto que Cristo Nuestro Señor instituyó su Iglesia como sociedad perfecta, externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la obra de salvación del género humano, bajo la guía de una sola cabeza[4], con magisterio de viva voz[5] y por medio de la administración de los sacramentos[6], fuente de la gracia divina; por eso en sus parábolas afirmó que era semejante a un reino[7], a una casa[8], a un aprisco[9], y a una grey[10]. Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse, muertos su Fundador y los Apóstoles que en un principio la propagaron, puesto que a ella se la había confiado el mandato de conducir a la eterna salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiempo: “Id, pues, e instruid a todas las naciones”[11]. Y en el cumplimiento continuo de este oficio, ¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: “He aquí que yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos”?[12]  Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos apostólicos, si no queremos decir ‑y de ello estamos muy lejos‑ que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno no habían de prevalecer contra ella[13].

  1. Un error capital del movimiento ecuménico en la pretendida unión de iglesias cristianas

Y aquí se Nos ofrece ocasión de exponer y refutar una falsa opinión de la cual parece depender toda esta cuestión,  y en la cual tiene su origen la múltiple acción y confabulación de los no católicos que trabajan, como hemos dicho, por la unión’ de las iglesias cristianas. Los autores de este proyecto no dejan de repetir casi infinitas veces las palabras de Cristo: “Sean todos una misma cosa… Habrá un solo rebaño, y un solo pastor”[14], mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado. Opinan, pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la verdadera y única Iglesia de Cristo, no ha existido casi nunca hasta ahora, y ni siquiera hoy existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga, mediante la  concorde impulsión de las voluntades; pero entre tanto, habrá que considerarla sólo como un ideal.

“La división” de la Iglesia. Añaden que la Iglesia, de suyo o por su propia naturaleza, está dividida en partes; esto es, se halla compuesta de varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y coincidentes en algunos puntos de doctrina, aunque discrepantes en lo demás, y cada una con los mismos derechos exactamente que las otras; y que la Iglesia sólo fue única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempos de los primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues ‑dicen‑, que, suprimiendo y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de opiniones, que han dividido hasta hoy a la familia cristiana, se formule, se proponga con las doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya profesión puedan todos no ya reconocerse, sino sentirse hermanos. Y cuando las múltiples iglesias o comunidades están unidas por un pacto universal, entonces será cuando puedan resistir sólida y fructuosamente los avances de la impiedad…

“Esto es así tomando las cosas en general, Venerables Hermanos; mas hay quienes afirman y conceden que el llamado Protestantismo ha desechado demasiado desconsiderablemente ciertas doctrinas fundamentales de la fe y algunos ritos del culto externo ciertamente agradables y útiles, los que la Iglesia Romana por el contrario aún conserva; añaden sin embargo en el acto, que ella ha obrado mal porque corrompió la religión primitiva por cuanto agregó y propuso como cosa de fe algunas doctrinas no sólo ajenas sino más bien opuestas al Evangelio, entre las cuales se enumera especialmente el Primado de jurisdicción que ella adjudica a Pedro y a sus sucesores en la Sede Romana.

En el número de aquellos, aunque no sean muchos, figuran también los que conceden al Romano Pontífice cierto Primado de honor o alguna jurisdicción o potestad de la cual creen, sin embargo, que desciende no del derecho divino sino de cierto consenso de los fieles. Otros en cambio aún avanzan a desear que el mismo Pontífice presida sus asambleas las que pueden llamarse “multicolores”. Por lo demás, aun cuando podrán encontrarse a muchos no católicos que predican a pulmón lleno la unión fraterna en Cristo, sin embargo, hallarás pocos a quienes se ocurre que han de sujetarse y obedecer al Vicario de Jesucristo cuando enseña o manda y gobierna. Entretanto aseveran que están dispuestos a actuar gustosos en unión con la Iglesia Romana, naturalmente en igualdad de condiciones jurídicas, o sea de iguales a igual: mas si pudieran aduar no parece dudoso de que lo harían con la intención de que por un pacto o convenio por establecerse tal vez, no fueran obligados a abandonar sus opiniones que constituyen aun la causa por qué continúan errando y vagando fuera de¡ único redil de Cristo”.

  1. La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones.

Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.

  1. La verdad revelada no ahíte transacciones

¿Y habremos Nos de sufrir ‑cosa que sería por todo extremo injusta‑ que la verdad revelada por Dios se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo por el mundo todo a los Apóstoles, y para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad[15];  ¿y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha descaecido de¡ todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los Apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.

  1. La Iglesia Católica depositaria infalible de la verdad

Ahora bien: cuando el Hijo Unigénito de Dios mandó sus legados que enseñasen a todas las naciones, impuso a todos los hombres la obligación de dar fe a cuanto les fuese enseñado por los testigos predestinados por Dios[16]; obligación que sancionó de este modo: el que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere será condenado[17]. Pero ambos preceptos de Cristo, uno de enseñar y otro de creer, que no pueden dejar de cumplirse para alcanzar la salvación eterna, no pueden siquiera entenderse si la Iglesia no propone, íntegra y clara, la doctrina evangélica y si al proponerla no está ella exenta de todo peligro de equivocarse. Acerca de lo cual van extraviados también los que creen que sin duda existe en la tierra el depósito de la verdad, pero que para buscarlo hay que emplear tan fatigosos trabajos, tan continuos estudios y discusiones, que apenas basta la vida de un hombre para hallarlo y disfrutarlo: como si el benignísimo Dios hubiese hablado por medio de los Profetas y de su Hijo Unigénito para que lo revelado por éstos sólo pudiesen conocerlo unos pocos, y ésos ya ancianos; y como si esa revelación no tuviese por fin enseñar la doctrina moral y dogmática, por lo cual se ha de regir el hombre durante todo el curso de su vida moral.

  1. Sin fe, no hay verdadera caridad

Podrá parecer que dichos “pancristianos”, tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo de fomentar la caridad entre todos los cristianos. Pero, ¿cómo es posible que la caridad redunde en daño de la fe? Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos de¡ Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos los unos a otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: Si alguno viene a vosotros .y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis[18]. Siendo, pues, la fe íntegra y sincera, como fundamento y raíz de la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principalmente con el vínculo de la unidad de fe.

  1. Unión irrazonable

Por tanto, ¿cómo es posible imaginar una confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros pueda, hasta en materias de fe, conservar su sentir y juicio propios aunque contradigan al juicio y sentir de los demás? ¿Y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan que la sagrada Tradición es fuente genuina de la divina Revelación; los que consideran de institución divina la jerarquía eclesiástica, formada de Obispos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada «transubstanciación», y los que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la Virgen Maria Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo?[19]

  1. Resbaladero hacia el indiferentismo y el modernismo

Entre tan grande diversidad de opiniones, no sabemos cómo se podrá abrir camino para conseguir la unidad de la Iglesia, unidad que no puede nacer más que de un solo magisterio, de una sola ley de creer y de una sola fe de los cristianos. En cambio, sabemos, ciertamente, que de esta diversidad de opiniones es fácil el paso al menosprecio de toda religión o “indiferentismo”, o el llamado «modernismo», con el cual los que están desdichadamente inficionados, sostienen que la verdad dogmática no es absoluta sino relativa, o sea, proporcionada a las diversas necesidades de lugares y tiempos, y a las varias tendencias de los espíritus, no hallándose contenida en una revelación inmutable, sino siendo de suyo acomodable a la vida de los hombres.

Además, en lo que concierne a las cosas que han de creerse, de ningún modo es lícito establecer aquella diferencia entre las verdades de la fe que llaman fundamentales y no fundamentales, como gustan decir ahora, de las cuales las primeras deberían ser aceptadas por todos, las segundas, por el contrario, podrían dejarse al libre arbitrio de los fieles; pues la virtud de la fe tiene su causa formal en la autoridad de Dios revelador que no admite ninguna distinción de esta suerte. Por eso, todos los que verdaderamente con de Cristo prestarán la misma fe al dogma de la Madre de Dios concebida sin pecado original, como, por ejemplo, al misterio de la Augusta Trinidad; creerán con la misma firmeza en el Magisterio infalible de Romano Pontífice, en el mismo sentido con que lo definiera el Concilio Ecuménico del Vaticano, como en la Encarnación del Señor.

No porque la Iglesia sancionó con solemne decreto y definió las mismas verdades de un modo distinto en diferentes edades o en edades poco anteriores han de tenerse por igualmente ciertas ni creerse del mismo modo. ¿No las reveló todas Dios?

Pues, el Magisterio de la Iglesia, el cual, por designio divino fue constituido en la tierra a fin de que las doctrinas reveladas perdurasen incólumes para siempre y llegasen con mayor facilidad y seguridad al conocimiento de los hombres aun cuando el Romano Pontífice y los Obispos que viven en unión con él, lo ejerzan diariamente, se extiende, sin embargo, al oficio de proceder oportunamente con .solemnes ritos y decretos a la definición de alguna verdad, especialmente entonces cuando a los errores e impugnaciones de los herejes deben más eficazmente oponerse o inculcarse en los espíritus de los fieles, más clara y sutilmente explicados, puntos de la sagrada doctrina.

Mas por ese ejercicio extraordinario del Magisterio no se introduce, naturalmente, ninguna invención, ni se añade ninguna novedad al acervo de aquellas verdades que en el depósito de la revelación, confiado por Dios a la Iglesia, no estén contenidas, por lo menos implícitamente, sino que se explican aquellos puntos que tal vez para muchos aún parecen permanecer oscuros o se establecen como cosas de fe los que algunos han puesto en tela de juicio.

  1. La única manera de unir a todos los cristianos

Bien claro se muestra, pues, Venerables Hermanos, por qué esta Sede Apostólica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de acatólicos; porque la unión de los cristianos no se puede fomentar de otro modo que procurando

el retorno a los disidentes a la única y verdadera Iglesia de Cristo, de la cual un día desdichadamente se alejaron; a aquella única y verdadera Iglesia que todos ciertamente conocen, y que por la voluntad de su Fundador debe permanecer siempre tal cual. El mismo la fundó para la salvación de todos. Nunca, en el transcurso de los siglos, se contaminó esta mística Esposa de Cristo, ni podrá contaminarse jamás, como dijo bien San Cipriano: No puede adulterar la Esposa de Cristo; es incorruptible y fiel. Conoce una sola casa y custodia con casto pudor la santidad de una sola estancia[20]. Por eso se maravillaba con razón el santo Mártir de que alguien pudiese creer que esta unidad, fundada en la divina estabilidad y robustecida por medio de celestiales sacramentos, pudiese desgarrarse en la Iglesia, y dividirse por el disentimiento de las voluntades discordes[21]Porque siendo el cuerpo místico de Cristo, esto es, la Iglesia, uno[22], compacto y conexo[23], lo mismo que su cuerpo físico, necedad es decir que el cuerpo místico puede constar de miembros divididos y separados; quien, pues, no está unido con él no es miembro suyo, ni está unido con su cabeza, que es Cristo[24].

  1. La obediencia al Romano Pontífice

Ahora bien, en esta única Iglesia de Cristo nadie vive y nadie persevera, que no reconozca y acepte con obediencia la suprema autoridad de Pedro y de sus legítimos sucesores. ¿No fue acaso Obispo de Roma a quien obedecieron, como a sumo Pastor de las almas, los ascendientes de aquellos que hoy yacen anegados en los errores de Focio, y de otros novadores? Alejáronse ¡ay! los hijos de la casa paterna, que no por eso se arruinó ni pereció, sostenida como está perpetuamente por el auxilio de Dios. Vuelvan, pues, al Padre común, que olvidando las injurias inferidas ya a la Sede Apostólica, los recibirá amantísimamente.  Porque, si, como ellos repiten, desean asociarse a Nos y a los Nuestros, ¿por qué no se apresuran a venir a la Iglesia, madre y maestra de todos los fieles de Cristo[25]. Oigan cómo clamaba en otro tiempo Lactancio: Sólo la Iglesia católica es la que conserva el culto verdadero. Ella es la fuente de la verdad, la  morada de la Fe, el templo dé Dios; quienquiera que en él no entre o de él salga, perdido ha la esperanza de vida y de salvación, menester es que nadie se engañe a sí mismo con pertinaces discusiones. Lo que aquí se ventila es la vida y la salvación; a la cual si no se atiende con diligente cautela, se perderá y se extinguirá[26].

  1. Llamamiento alas sedas disidentes

Vuelvan, pues, a la Sede apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica[27]; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad[28], abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros: el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.

Plegaria a Cristo y a María

Y ojalá Nuestro Divino Salvador, el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad[29], oiga Nuestras ardientes oraciones para que se digne llamar a la unidad de la Iglesia a cuantos están separados de ella.

Con este fin, sin duda importantísimo, invocamos y queremos que se invoque la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Divina Gracia, debeladora de todas las herejías y Auxilio de los cristianos, para que cuanto antes nos alcance la gracia de ver alborear el deseadísimo día en que todos los hombres oigan la voz de su divino Hijo, y conserven la unidad del Espíritu Santo con el vínculo de la paz[30].

  1. Conclusión y Bendición Apostólica

Bien comprendéis, Venerables Hermanos, cuánto deseamos Nos este retorno, y cuánto anhelamos .que así lo sepan todos Nuestros hijos, no solamente los católicos, sino también los disidentes de Nos; los cuales, si imploran humildemente las luces de! cielo, reconocerán, sin duda, a la verdadera Iglesia de Cristo, y entrarán, por fin, en su seno, unidos con Nos en perfecta caridad. En espera de tal suceso, y como prenda y auspicio de los divinos favores, y testimonio de Nuestra paternal benevolencia, a vosotros. Venerables Hermanos, y a vuestro Clero y pueblo, os concedemos de todo corazón la Apostólica Bendición.

Dado en san Pedro de Roma el día 6 de enero, fiesta de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo, el año 1928, sexto de Nuestro Pontificado.

Pío PAPA XI

[1]  Juan 17, 21.

[2]  Juan 13, 35.

[3]  Hebr. 1, 1-2.

[4]  Mat. 16, 18; Luc. 22, 32; Juan 21, 15-17.

[5]  Marc. 16, 15.

[6]  Juan 3, 5; 6, 59; 18, 18; 20, 22.

[7]  Mat. 13, 24, 31, 33, 34, 31, 47.

[8]  Mat. 16, 18.

[9]  Juan 10, 16.

[10]  Juan 21, 15-17.

[11]  Mat. 28, 19.

[12]  Mat. 28, 20.

[13]  Mat. 16, 18.

[14]  Juan 17, 21; 10, 16.

[15]  Juan 16, 13.

[16]  Hech. 10, 41

[17]  Marc. 16, 16.

[18]  II Juan vers. 10.

[19] I Tim. 2, 5.

[20] S. Cipr. de la unidad de la Iglesia (Migne Pl. 4, col. 518-519).

[21] S. Cipr. de la unidad de la Iglesia (Migne Pl. 4, col. 519-B y 520-A).

[22] I Cor. 12, 12.

[23] Efes. 4, 15.

[24] Efes. 5, 30; 1, 22.

[25]  Conc. Lateran. IV, c. 5 (Denz.-Umb 436)

[26]  Lactancio Div. Inst. 4, 30 (Corp. Ser. E. Lat., vol. 19, pág. 397, 11-12; Migne Pl. 6, col 542-B a 543-A)

[27] S. Cipr. carta 38 a Cornelio 3. (Entre las cartas de S. Cornelio Papa III; Migne Pl. 3. col. 733-B).

[28]  I Tim. 3, 15.

[29]  I Tim. 2, 4.

[30]  Efes. 4, 3.

 

 

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Comentarios
37 comentarios en “Pío XI responde al Documento firmado por Francisco en Abu Dabi
  1. Y los papólatras acusándonos de sacar frases de contexto. Me temo que, en el día del juicio, no les van a valer los contextos que se inventan a medida, a la medida de su papolatria comodona y cómplice en la demolición de la Iglesia.

    1. Estamos llamados a condenar la mentira, el error, el engaño, pero nunca a condenar a las personas.
      No podemos decir tal persona se salva y tal no.
      Lo que podemos hacer es decir que cosas llevan a la salvación y cuales no. Tenemos que odiar el pecado, con todas nuestras fuerzas y combatirlo, pero no deberíamos odiar al pecador, sino compadecernos por su lejanía de la verdad y procurar su salvación estrategicamente.
      Un saludo
      Ad maiorem Dei gloriam, Christus Rex

      1. Nicolás y seguro que no eres maduro, te digo que cuando llamo burro al burro,es porque es el burro! Y por ser burro no sabe que es un burro y por eso no atiende el burro cuando tanto se le llama burro!por esto parece mejor que al burro no se llame por su nombre sino mejor se le dé una bofetada o tantas más para ver si reacciona,y aún así parece que no,por esto den por perdido a ese burro!igual gracias a quienes han abofetado al burro porque hicieron lo que los tibios no se atrevieron a hacer!

  2. Qué bien se entienden los textos de antes de «El Concilio»: claros, concisos, rectos… En cambio, después de «El Concilio», los textos son ambiguos, ininteligibles, y muchas veces con doctrinas contrarias a las que la Iglesia ha enseñado siempre.

  3. Una de las cosas buenas de Francisco es que ha hecho que niños conservadores, antes enemigos intratables de la Tradición, se hayan vuelto tradicionalistas en muchos puntos, como el citado.
    El paso que aún no dan, y no sé si están dispuestos a dar, es reconocer que esos mismos argumentos se aplican a sus idolatrados JP II y Benedicto.
    Antes, cuando usábamos el mismo argumento expuesto en el artículo nos ocupaban de “sola traditio” y otras estupideces semejantes. El tiempo nos ha dado la razón.

  4. Jajaja una enciclica anti ecumenismo de pricipios del siglo XX aplicada a los modos de actuar de la Iglesia en el siglo XXI, además que se considera superada su doctrina por el Concilio Vaticano II.

  5. Pues me temo que muy pocos catolicos creen en el verdadero magisterio de la Mortalium Animos, creen en todo lo contrario de lo que pone, ya que las autoridades de la iglesia se han sacado otro magisterio falso de la manga que contradice al verdadero. Para ser catolico hay que acatar no sólo los dogmas sino tambien las otras verdades del magisterio verdadero. Lo dice Pio XI, ¿por que no obedecen al Papa Pio XI? Donde está Pedro, está la Iglesia y Pio xi es Pedro. Si Juan Pablo II no cree en la mortalium animos o no cree q Pio xi fuese Pedro no es mi problema, yo no tengo q creer tampoco en lo que diga juan pablo contradiciendo el magisterio, q obedezca él primero. Muchos piensan que qué importa lo q dijeron los papas antes del concilio. Pues por eso mismo, qué me importa a mi lo que dijeron los papas después.

  6. Francisquito, la gente como tu ya ha traicionado a Cristo sin enterarse, en nombre de un falso tradicionalismo. Todos o casi todos los obispos conciliares fueron nombrados Por Pío XI y Pío XII y conocían bien la Mortalium animos, que es perfectamente compatible con los documentos conciliares. Los católicos fieles sabemos reconocer la continuidad de la Tradición de la Iglesia en el Vaticano II. Los desobedientes y cismáticos lefevbrianos sois los que apreciáis «las cosas buenas de Francisco».

    1. Lamentable. La mortalium animos es compatible con nostra aetate y con juan pablo II participando de los rituales de las brujas en Asis. Tu voluntad dice que es todo lo mismo aunque la inteligencia te diga que una cosa y lo contrario no pueden ser lo mismo.
      Juan pablo II besando el coran es lo mismo que Pio XI no besando el coran, si me esfuerzo creo que casi lo veo. Pio XI condenando los encuentros de Asis y Juan Pablo II desobedeciendo a Pio XI y permitiendo el buda en el sagrario y más cosas, es lo mismo. Creo que tiene hasta lógica. La lógica de Hegel y de Nietszche.

  7. les parece que lo que hace Francisco es más escandalozo que lo hecho por Juan Pablo II y Benedicto en Asís, partiendo por el célebre beso del corán por parte del primero?

    1. Lo de Asis y el beso al coran fueron escandalosos, con la enorme diferencia que no habia internet para conocerlo, yo me entere de esas mamarrachada mucho tiempo después. Es lo bueno de la epoca actual, nos permite darnos cuenta de la podredumbre en tiempo real.

    2. Si, Juan pabloII además de hablar tanta verdad al mismo tiempo imponía al mentiroso,recuerdo su última o una de sus últimas fue sobre la igualdad,si tanto hablo y engaño,y así también tal igualdad aceptada trajo lo peor que se ve ahora,les digo que si es verdad existe una igualdad,no es la igualdad mentirosa y aceptada que entro por el engaño, Benedicto xvI les digo seguro hizo tal cosa por ser tbien engañado o empujado por su entorno modernista cosa creo fue el motivo de su renuncia para así no hacer tales cosas peores contra DIOS! Que su entorno aprovechaba en su avanzada y edad,pero Francisco lleva lo peor que ha crecido por Juan pabloII y Benedicto frenaba hasta que pudo aguantar para que Francisco ahora resalta mucho más las aberraciones de Juan pabloII

  8. Ahora publicad la AUCTOREM FIDEI contra el novus ordo y la colegialidad, el SYLLABUS contra la falsa libertad religiosa del vaticano II, QUO PRIMUM TEMPORE contra pablo VI, MEDIATOR DEI contra el novus ordo, PASCENDI contra los modernistas y su lenguaje ambiguo, HUMANI GENERIS contra la nueva teologia q se enseña en los seminarios modernos… es el magisterio verdadero q segun los papas hay obligacion de creer y que condena al falso. Qué lastima de católicos engañados.

  9. En nombre de la taqiyya ese documento firmado por el iman de Azhar es letra muerta para cualquier musulmán, pero para el modernista, egolatra, acobardado, lengua floja, insultador, senil e imbecil que se dice lider de los catolicos es de obligatorio cumplimiento mucho mas que cualquier mandamiento de Cristo especialmente el de «ir por el mundo a hacer nuevos discipulos».

    1. Mira, mejor que no te pongas a hacer nuevos discipulos, Cristo predica el Amor al projimo, no el odio. Creo que te has confundido de religion, te pareces a los del Isis.

  10. Trento en sus canones dogmaticos prohibiendo evolucionar la misa a lo protestante es lo mismo que Pablo VI poniendo la misa de calvino protestante. A ver dónde está la contradicción que no la veo, mi voluntad quiere que una cosa y lo contrario sea lo mismo, ¿qué pasa?.¿no puedo? Es mi libertad de conciencia.
    La mortalium animos aunque condene la libertad religiosa del vaticano II, …tachan… no se contradice. Esto va a ser un Milagro!

  11. Señores:
    No lo esta haciendo tan mal el papa francisco cuando en España han firmado mas en la declaración de la renta con la X deberían de estar mas contentos del triunfo de la iglesia a pesar de los pesares,pero claro nunca llueve a gusto de todos.

  12. Qué se habrá creido Monseñor Lefebvre viendo la contradicción de una cosa y lo contrario? A quien le pidió permiso para razonar? Para pensar hay que pedir permiso al Papa, si no, eres cismático. Excomunión por pensar. El Papa Francisco ha dicho que dar la comunion a los adúlteros es lo mismo que no dar la comunión a los adúlteros, si el Papa lo dice será la verdad. Hay que obedecer porque el que obedece no se equivoca, pues a repartir comuniones a adúlteros que el papa ha dicho que no se contradice con no darla, donde está Pedro está la iglesia. Todo es lo mismo.
    Esto lo que parece es una secta de locos, como Juan XXIII hablando con extraterrestres en los jardines vaticanos, es lo mismo que no hacerlo.

  13. No se han reunido para negociar sobre la Fe, sino para pedir la paz en el mundo basada en el respeto de unos a otros apesar de nuestras claras diferencias. En una palabra para que se cumpla el 5º mandamiento de la ley de Dios y tambien el que Jesus llamo el segundo más importante : amarás al projimo como a ti mismo.
    No creo que esta reunión vaya en contra de Mortalium Animus, en la que el Papa Pio XI dice que no se puede reunir en encuentros con otras religiones para cambiar nuestra Fe o parte de ella con el fin de llegar a un acuerdo de fraternidad.
    No se han tratado de discusiones de Fe.
    No estoy de acuerdo con la frase de que Dios quiera la diversidad en las religiones, aunque las permita. Solo hay una verdadera.
    Pero tampoco estoy de acuerdo con las barbaridades que dice JK , ni con que el odio que expresa sea nada cristiano.

    1. Nostra aetate no la firmó monseñor lefebvre y el documento de la libertad religiosa tampoco. No había obligación de firmarlo todo, y no hay que acatar todos los errores y ambiguedades del cvii para ser católico, porque solamente es pastoral. Lo pastoral no es infalible. La mortalium animos si es infalible, es el magisterio ordinario en el q se ha creido siempre.Para ser católico hay que firmar la mortalium animos y jurar el magisterio de antes del concilio como juramento antimodernista. Benedicto XVI, juan pablo ii y francisco, están de acuerdo con la mortalium animos o no están de acuerdo? Lo firman o no lo firman?.

      1. Benedicto XVI dice que el cvii hay que interpretarlo a la luz de la tradición. Pues por eso, cuando el cvii establece la libertad religiosa, lo que hay q interpretar segun Benedicto XVI, es q la libertad religiosa es la libertad religiosa de los católicos y la tolerancia de las religiones falsas y no lo que predica el magisterio postconciliar. Cuando dice que la libertad religiosa se fundamenta en la dignidad de la persona humana, la luz de la tradicion nos dice que hay q interpretar q esa persona humana es la persona humana que confiesa la religion verdadera que es la católica en exclusiva. Y cuando dice que fuera de la iglesia el espiritu santo suscita otros caminos de salvacion, hay q interpretar q esos caminos consisten en hacer que abandonen las religiones falsas. Esto significa q el cvii induce al error pq eso no es lo q pone.

  14. Dominus Iesus de nuestro Papa Benedicto XVI aclara todo. Tranquilos que lo vamos a pedir a los lefes-jorgistas de la FSSPX que la lean. Por que normalmente no leen, y entonces no los vamos a molestar con la teología de Ratzinger y menos con el informe Viganó, el cual para la secta no existe.

    1. Benedicto XVI en su libro sobre los principios teologicos lo aclara todo: El vaticano II fue nuestro anti Syllabus, porque había que introducir en la Iglesia los principios revolucionarios de la revolucion francesa pq tambien son principios buenos q faltaban.
      Lo que Benedicto XVI está diciendo es que la libertad igualdad y fraternidad masonicas son principios condenados por la iglesia que hay q aceptar.

  15. Pienso que mejor dejar descansar a este hombre, y no manejar a las gentes con él:

    Pío XI, que fue un gran entusiasta de las misiones (vaya) y tendió lazos con el Estado italiano, tuvo su pontificado después de la 1ª GM (14-17 mill. de muertos); los desastrosos tratados de paz firmados tras dicha guerra; la Rusia comunista; el fin del Imperio Austro-Húngaro (católico-cristiano, pero lugar de gran diversidad étnica y religiosa en convivencia); el fascismo (con Mussolini tratando de acercar la Iglesia a lo suyo); y también preocupado por la situación de España pre-guerra civil…

    es bastante entendible que alentara (vía encíclica) el cristianismo como medio fundamental de convivencia para la paz (viendo la que se venía encima) y alertara, a la vez, de los peligros de que «cada cual en su país toque la música a su bola para ello», yo creo.
    De hecho poco tardó la 2ª GM (50 mill. de muertos), pese a que ofreció su vida al Señor por la paz, parece ser.

    El titular «se las trae», Carlos.

  16. ¡Qué perversa es la afirmación de que el hombre se puede salvar fuera de la Iglesia!. Primero hay que decir de qué se debe salvar y la respuesta es: del infierno.
    Si el hombre se puede salvar siguiendo una religión no fundada por Yahveh o por Jesús, ¿Para qué vino este último aquí a padecer? , pues da igual si le escuchamos a Él o a Mahoma o a Gandhi o a cualquiera que se invente una religión. ¡Qué desprecio mayúsculo a los sufrimientos de Jesús de Nazareth!. La Iglesia católica ha sido fundada por Dios en carne y hueso y, como tal, pagó un alto precio por ello. Las torturas, las vejaciones y la muerte final frente a los ojos de su Madre santísima son inútiles, pues si todas las religiones pueden salvar al hombre, la cruel pasión de Jesús se la podría haber ahorrado.
    ¡Sólo se puede salvar un ser humano dentro de la religión fundada por Dios!

    1. A ver Sir, deduzco a partir de sus mentecateces que usted no tiene ninguna idea acertada sobre Dios.

      Y sobre todo, bajo capa de falsa piedad, niega que el hombre, es decir cualquier hombre pueda ser salvo fuera de la Iglesia. Dios no depende de la Iglesia para su acción salvífica. Es omnipotente. Si quiere salvar a alguien lo va hacer, a pesar de la bobada suya que pretende limitar la acción sólo a la realizada dentro de la Iglesia.

      Dios por caminos privados que sólo el conoce, si quiere, si lo entiende meritorio, salva a cualquier criatura humana, más allá de esa cancha que usted bobamente le pretende marcar.

      La Iglesia es el camino público, el camino seguro, para buscar la salvación. Es la que elabora los mapas y los distribuye, para llegar a Dios. Por eso, a aquellos que les llega el Evangelio a través de la Iglesia, tienen un deber primario de no negarse a integrarse -a pesar que Jorge expulsa mas que atrae- porque otra cosa es rebeldía sin paliativos.

      1. Exacto, ha descubierto usted que en realidad no es católico, es un apostatata. Si Dios no depende de la iglesia para su accion salvifica, la iglesia no es necesaria para salvarse, es decir, no hace falta ser catolico para salvarse. Si no hace falta ser catolico para salvarse, no hay necesidad de vocaciones de curas. Dios te ha escuchado.
        La Iglesia es el camino publico y el unico camino para salvarse, porque Extra ecclesia nullus salus. Fuera de la Iglesia no hay salvacion, dogma de fe q usted niega. Usted confunde y hace confundirse a los demas como todos los curas. Eso de q hay un camino seguro y otros caminos inseguros para salvarse no es católico, demuestrame q Cristo lo dice. Deberia leerse el magisterio de la iglesia y no los panfletos postconciliares.

  17. No es aceptable que el documento sobre la fraternidad universal firmado por el Papa Francisco y el imán de Al-Azhar describa el pluralismo religioso como una sabia voluntad divina. No hay una sola línea de textos del Vaticano II que pueda justificar tal posición. Lumen gentium habla de personas a las que aún no llegó el Evangelio, no de las religiones. ¿Debemos pensar que el Hijo de Dios se hace carne y al mismo tiempo quiere una religión, como el Islam, que niega tanto la Trinidad como la verdad de la Encarnación? No puede haber un dios esquizofrénico.

    1. Pues seguro que basandose en el concilio de Trento no se puede hacer lo mismo, algo tendrá el Vaticano II, que cualquiera se puede basar en él para hacer y justificar cualquier cosa. Por ejemplo, el cvii es el unico concilio que no tiene anatemas de excomunion para el que lo interprete mal. No seais más necios, no se pusieron anatemas precisamente para eso, para que cada uno interprete lo que le sugiera Belcebú. ¿En dónde pone en el cvii que la misa de tradicion apostólica de Trento hay que suprimirla? Exacto, el novus ordo de la misa no se basa en nada, no se sostiene ni siquiera en el vaticano II. Es la misa de calvino y quien no quiera verlo que las compare.

  18. Sobre quien se salvará, está claro en el evangelio. En Mt. 25 31-46, El juicio final ahi dice claramente Jesus quien se salvará. En el resto de los evangelios, también se habla de como y porque algunos van a ir al cielo.
    Nuestra religión es la verdadera, pero tan verdadera como verdadero es el que cumple con lo que dijo Jesucristo, nuestro Dios y salvador, en los evangelios. De la misma manera de que «no todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre, Mt. 7 21-23.

  19. Exacto, ha descubierto usted que en realidad no es católico, es un apostatata. Si Dios no depende de la iglesia para su accion salvifica, la iglesia no es necesaria para salvarse, es decir, no hace falta ser catolico para salvarse. Si no hace falta ser catolico para salvarse, no hay necesidad de vocaciones de curas. Dios te ha escuchado.
    La Iglesia es el camino publico y el unico camino para salvarse, porque Extra ecclesia nullus salus. Fuera de la Iglesia no hay salvacion, dogma de fe q usted niega. Usted confunde y hace confundirse a los demas como todos los curas. Eso de q hay un camino seguro y otros caminos inseguros para salvarse no es católico, demuestrame q Cristo lo dice. Deberia leerse el magisterio de la iglesia y no los panfletos postconciliares.

    1. Lo que existe es el bautismo de deseo extrinseco para aquellos que no teniendo pecado mortal desean hacer la voluntad de Dios pero por ignorancia invencible pq la iglesia postconciliar no le ha querido predicar la verdad pq apostata diciendo q hay muchos caminos de salvacion fuera de la iglesia, Dios los bautiza y los salva como católicos en el lugar de esos falsos catolicos q predican el error. Porque en el cielo solo hay católicos, porque nadie que no tenga la Gracia de los sacramentos catolicos puede llegar al cielo.
      Menuda basura enseñan en los seminarios, casi es verdad pero no.

      1. Realmente Dios «no depende» de la Iglesia para salvar (que también es medio de salvación, claro) sino como medio para evangelizar pues esa es su misión.

        Pero yo debo ser un apóstata, como dices, también….

        Entonces los niños nacidos y fallecidos a las pocas horas (no bautizados, o registrados si quiera en el R. Civil, que ni conocen la voluntad de Dios) los damos por perdidos y fuera.

        Los hombres a los que no haya llegado la predicación de Cristo, todavía, también caminito al infierno vía dogma de Fe.

        Que sólo hay católicos allí, vaya, (cristianos ortodoxos, coptos, etc., fuera también), y casi que sólo se ha ido al Cielo desde el Nuevo Testamento, vamos.

        Abraham, Jacob, Moisés y demás (no «católicos») judíos fuera, ni aunque se les mencione en el Evangelio de hecho.

        Bueno, cuando «volvamos a subir al Cielo y bajemos aquí», contamos lo que hemos visto desde la villa con vistas que tenemos ya allí.

        Hombre, seamos un poco más serios y prudentes a la hora de ‘dar opinión’, yo creo

  20. Ahora alcanzamos a comprender qué quiere decir que un último papa sería Pedro Romano, es decir, la sucesión apostólica de todos los papas que han sido con su íntegra doctrina, es la fuente de juicio a la que hemos de atenernos por nuestro mismo bien. La sentencia para quienes esto no quieran entender es la caída en el naturalismo y muerte del alma de la que hablaba el Pedro Romano que fue Pío XI.

  21. San Francisco participó en la quinta cruzada como capellán de las tropas, no como un hombre de paz. Buscó por todos los medios el martirio para reconquistar Tierra Santa. No fue al Sultán para dialogar, sino para convertirlo, y lo retó a caminar sobre ascuas encendidas para verificar quién era más fuerte, Cristo o Mahoma. Y tampoco era animalista. En el Cántico de las criaturas no se nombra nunca a los animales. Y luego ¡vaya ecologista! se opuso a sus seguidores que querían convertirse en una comunidad vegetariana.

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