Nuestra Señora de la Esperanza

Advocación que celebra la dulce espera de María Santísima en los días previos a Navidad
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Nuestra Señora de la Esperanza, La Expectación del Parto de la Virgen, Santa María de la «O», son títulos de una fiesta de la Virgen María.

(Catholic.net)- Esta fiesta no figura en el calendario litúrgico de la Iglesia, pero tiene sabores propiamente españoles. Hasta el siglo VII la iglesia de España no celebraba mas que una festividad mariana pero que abarcaba a todas las demás: la Maternidad Divina o la «Fiesta de Santa María» como se la llamaba sencillamente. Así lo podemos apreciar en los antiguos calendarios mozárabes. El año 656 se celebraba el celebre Concilio X de Toledo y allí trataron con toda solemnidad los Padres esta cuestión. Toman parte en este asunto tres grandes santos: san Eugenio, san Fructuoso de Braga y san Ildefonso. Este Concilio dictaminó un decreto por el que se establecía que para dar mayor solemnidad a esta fiesta mariana de la Maternidad Divina «se celebre el día octavo antes de Navidad del Señor y se tenga dicho día como celebérrimo y preclaro en honor de su Santísima Madre».

Este decreto aludía a que este día ya se celebraba así en muchas otras Iglesias, pero que para estar de acuerdo con la Iglesia Romana, que lo celebra el día 25 de marzo, se continúe también celebrando aquel día. Desde esta fecha fue la fiesta más solemne que en honor de la Virgen Maria se celebraba en España y de aquí paso a otras Iglesias. Tuvo varios nombres: Expectación del parto de Nuestra Señora, Nuestra Señora Virgen de la Esperanza y Virgen de la 0, haciendo alusión a las Antífonas Mayores de Vísperas que empiezan con esa exclamación. Maria viene a preparar el camino para la llegada de su Hijo al mundo, al que viene a salvar.

El título de María de la «O» hace referencia a las solemnes antífonas del Cántico de la Virgen, el Magníficat, que en las Vísperas de los siete días anteriores a Navidad empiezan por esa letra. En relación con estas advocaciones de la Virgen, el arte suele representar a María en avanzado estado de gestación, con su vientre abultado y la mano sobre el mismo, apuntando que allí está el Hijo de Dios, que pronto nacerá.

Esperanza, pues presenta a María en estado avanzado del embarazo obrado por el Espíritu Santo. Expectación, por el ansia e intensidad con que ella esperaba tener pronto en sus brazos al que llevaba en su seno.

La fiesta de la Encarnación del Verbo en el Seno de Maria – 25 de marzo – cae siempre entre los acentos tristes de Cuaresma, y difícilmente se le puede dedicar la debida atención a este gran misterio.

La fiesta mas antigua dedicada a Maria fue sin duda alguna la de Navidad. Juntamente se celebra al Hijo y a la Madre. Pasado algún tiempo se le quiso dar solemnidad también a la Fiesta bajo aspecto mariano propiamente dicho y por ello pensaron en instituir esta festividad de hoy.

Todo el tiempo de Adviento es tiempo de «esperanza» en el Mesías que ha de venir a salvar a la humanidad. Los Profetas y Padres del Antiguo Testamento procuraban mantener siempre encendido el fuego de la esperanza en el Mesías venidero.

Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com

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Comentarios
10 comentarios en “Nuestra Señora de la Esperanza
  1. Pues tenemos que tener mucha esperanza en que todo éste «lío» terminará, dice el dicho: «la esperanza nunca muere», pues a esperar, y pedirle de todo corazón a Nuestra Sra. de la Esperanza , que nos lleve a su Hijo, que la espera no se alargue mucho.

  2. ¿Qué es el paraíso? El paraíso es el disfrute eterno de Dios, nuestra felicidad y, en Él, de cualquier otro bien, sin ningún mal.

    El paraíso es un lugar real, no imaginario, donde uno puede disfrutar la visión beatífica de Dios para siempre.
    Es un lugar real porque de esta manera «requiere la presencia de la Humanidad de Jesucristo, de la Santísima Virgen asumida
    corporalmente en el cielo y, después de la resurrección universal, también la presencia de cuerpos gloriosos».

    De lo contrario, no tendría sentido creer en la presencia de Cristo en el cielo en alma y cuerpo, si el cielo no fuera un
    lugar real.

    Muy bien, todo es posible para Dios, ¡pero no contradicción!

    La visión beatífica «consiste en la contemplación inmediata e intuitiva de la esencia divina» (DIZ.). Veremos
    claramente a Dios, a quien ahora conocemos solo por analogía a través de las criaturas y de manera incompleta (cf. 1 Cor 8:12
    ).

    Es la llamada dicha esencial. Esto, sin embargo, a pesar de que es una visión

  3. Yo no sé cómo alguien puede pensar todavía que Francisco podría declarar el Dogma de María Corredentora o María Medianera de todas las Gracias. Ahora, los únicos dogmas son los del Cambio Climático y los Pecados Ecológicos, que seguramente estaban ya escritos en las Tablas de la Ley, pero como Moisés las rompió cuando vio que estaban adorando al Becerro Pachamamo, pues no se llegaron a conocer. Y como no había grabadoras ni celulares, pues por eso ha quedado escondido hasta el Pontificado Actual.

  4. A finales del siglo II, San Ireneo, discípulo de Policarpo, ya había señalado la contribución de María en la obra de salvación. Este Santo había entendido el valor que tenía el consentimiento de María al momento de la anunciación, reconociendo en la obediencia a, y fe en, el mensaje del ángel de la Virgen de Nazaret, la perfecta antítesis de la desobediencia e incredulidad de Eva, lo cual tuvo un efecto benéfico para el destino de la humanidad. De hecho, así como Eva causó la muerte, María con su «sí,» se convirtió «en causa de salvación» para sí misma y para toda la humanidad (cf. Adv. Haer., III, 22, 4; SC 211, 441). Pero esta afirmación no tuvo un desarrollo consistente y sistemático por parte de los demás padres de la Iglesia.

    1. En cambio, esta doctrina se elaboró sistemáticamente por primera vez a finales del siglo X, en la Vida de María escrita por un monje bizantino, Juan el Geómetra. Aquí se describe a María como unida a Cristo en la totalidad de la obra de redención, participando, según el designio de Dios, de la cruz y el sufrimiento por nuestra salvación. Ella permaneció unida al Hijo «en cada acto, actitud y deseo» (cf. Life of Mary, Bol. 196, f. 123 v.)

  5. Mamá María, gracias por plantar en nuestros corazones la virtud de la esperanza, en estos tiempos que nos descorazonan tanto, ó al menos lo pretenden. En la oración recibimos la confianza, serenidad, fe, esperanza, caridad y todas las virtudes de las que adolecemos más. Gracias, de corazón.

  6. Virgen de la Esperanza, que siempre fuiste fiel.
    Danos tu confianza, danos tu fe.
    Así dice una canción, y dice muy bien, pues tenemos que pedir confianza y fe, Dios oye nuestras súplicas.

  7. La noticia es falsa, leyendo las actas del X Concilio de Toledo, claramente en el Cánon 1, indica sobre la obligatoriedad de celebrar la encarnación del Verbo el día 18, y claramente señala que la celebración el 25 de marzo es inapropiada.
    El concilio no menciona, el permitir la celebración el 25 de marzo, dicha aceveración nace de un conflicto mental moderno, un claro temor de considerar temeraria o císmatica dicha postura, hasta el año 1000, las iglesias tanto en oriente como occidente, gozaban de amplia autonomia, incluida la materia liturgica, en aquel entonces había disentimiento a toda ocurrencia romana, aunque de forma respetuosa, no se seguía la papolatría moderna, al 25 de diciembre se anteceden 9 meses para llegar al 25 de marzo, teológicamente es una locura romper la tradición apostolica sobre la cuaresma, de ahí la sabia práctica hispana. Cuando se adaptó el rito romano, algunos resabios del antiguo rito hispano se siguieron conservando, como es esta fiesta.

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