Quienes piensan que lo anodino del texto final hace de este sínodo una asamblea inofensivamente inútil parecen olvidar que en el presente pontificado son los ‘gestos’ posteriores los que determinan el alcance de cualquier documento
Para decepción de la Curia romana, el documento final del sínodo-de-la-juventud-que-era-en-realidad-el-sínodo-de-la-sinodalidad ha pasado absolutamente desapercibido por el mundo, es decir, por los medios de comunicación generalistas, para los que la Iglesia ya solo tiene interés si hay abusos sexuales o si se perciben grandes pasos en la adaptación de la doctrina a la opinión dominante. Los católicos, en su mayoría, han reaccionado disimulando un bostezo y no pocos, con un suspiro de alivio.
Esta última postura la resume magistralmente el padre Santiago Martín en un reciente análisis que hace del sínodo para Magnificat TV. Se alegra cautelosamente Martín de que los peores augurios sobre el sínodo no se cumplieran y que todo quedara en un texto cuajado de verborrea ambigua que evita el tipo de pronunciamiento claro que haga saltar las alarmas (esta última descripción es mía, no del sacerdote español).
Me atrevo a disentir. Me atrevo, incluso, a presumir que el alivio del Padre Santiago se debe en buena medida de que no ha sucedido lo que tantos temíamos, un alejamiento radical de la concepción católica de la homosexualidad, y a que, en su opinión, todo el texto es interpretable en continuidad con la tradición anterior. Es decir, por dar por bueno el nombre con el que se anunció esta asamblea, sínodo de la juventud, cuando en el último momento nos hemos enterado de que era, en realidad, el sínodo de la sinodalidad.
Personalmente creo, por el contrario, que el sínodo es una bomba de relojería, y que nuestra incapacidad para ver todo su alcance se debe a dos factores: no darnos cuenta de que el mensaje del sínodo no está exclusivamente en las palabras del túrgido y aparentemente anodino texto final, sino en todos los gestos, mensajes y formas que se han transmitido a lo largo del proceso entero; y una confianza antihistórica en que las ‘minas verbales’ plantadas a lo largo del documento se desactiven en el desarrollo pastoral, cuando la experiencia nos indica lo contrario.
La dichosa sinodalidad, por ejemplo. Puede significar algo tan inocente y tranquilizador como que Roma ‘escuchará’ con más atención a las iglesias nacionales -no a las diócesis individuales, curiosamente- en las decisiones de gobierno. O algo tan alarmante como que cada iglesia local decida la doctrina, y que nos encontremos con que lo que en Alemania es perfectamente lícito y aun recomendable, en Polonia siga siendo un grave pecado. La sinodalidad, ya lo hemos dicho antes, es el modelo que eligió hace décadas la Iglesia Anglicana, abocándola a la irrelevancia y la extinción a plazo fijo.
Pero nosotros no podemos caer en el error de juzgar la situación por un texto cuya mayor virtud parece ser que no cae en ninguna obvia herejía ni contiene explosivos giros de guion, porque sería olvidar que siempre, y mucho más en este pontificado, los gestos y los hechos importan tanto o más que un montón de frases ambiguas.
Y son todos esos gestos y hechos los que nos llevan a una interpretación del sínodo y su conclusión bastante más ominosa que la que hace el Padre Santiago. Los jóvenes no han sido en este sínodo el objetivo, sino la cla, la Cámpora peronista que se aseguraba de jalear la postura más progresista y mostrar su silente desaprobación a las referencias más tradicionales.
El objetivo real, ahora lo sabemos, era definir la sinodalidad como modo de gobernar la Iglesia, pero también de qué modo iba a funcionar en la práctica esa misma sinodalidad.
¿Por dónde empezar? ¿Por el manipulador y manipulado Instrumentum Laboris presentado por el cardenal Baldesseri, con sus siglas LGTB surgidas de ninguna parte, que se adjuntó obligatoriamente al texto final, dejando a las claras que lo que opinaran los padres sinodales no iba a cambiar nada?
¿Por la introducción del verdadero tema del sínodo en el último momento, por un texto preparado por el equipo de redacción en italiano, leído en italiano y que la multitud de obispos que no entienden este idioma tenía que votar fiado de una traducción simultánea que funcionó, según declara Edward Pentin, vaticanista del National Catholic Registar, defectuosamente?
¿Por la participación del Papa en alguna sesión y en la redacción del borrador, cuando se supone que se trata de propuestas que los obispos ofrecen al Santo Padre y cuando el propio reglamento lo prohíbe?
El veterano periodista John Allen, cercano como pocos a la Curia, reconoce en Crux que el sínodo estuvo amañado pero añade que eso no tiene ninguna relevancia: es una reunión convocada por el Papa y es natural que salga de ella lo que quiere el Papa. Es su ‘fiesta’ y puede hacer lo que quiera. De acuerdo, pero, entonces, ¿para qué tener a todos esos obispos perdiendo el tiempo en Roma durante un mes?
Todo, en fin, dibuja un cuadro muy parecido a otros que ya hemos observado a lo largo de los últimos cinco años. Nos recuerda, por ejemplo, poderosamente a esa ‘libertad de interpretación’ que se decretó para el capítulo más ambiguo de la exhortación Amoris Laetitia, el octavo, ese mismo que suscitó las ‘Dudas’ de cuatro cardenales. El Papa se negó a responder a los cardenales e incluso a reconocer la existencia de las Dubia, pero dejó meridianamente claro cuál era la interpretación que favorecía en su carta a los obispos argentinos, en la que escribió: “no hay otra interpretación”. Que luego ordenara incluir la carta en los Acta Apostolica dice volúmenes sobre su forma de actuar.
Con la libertad concedida por la Santa Sede, el episcopado polaco llegó a una interpretación marcadamente diferente, razonando que como el Papa no podía permitir algo sacrílego, sin duda no estaba diciendo que se podía ofrecer la Eucaristía a quienes vivían en flagrante pecado de adulterio. Hasta, naturalmente, que Parolin les hizo llegar el mensaje de que aquel no era un buen camino, que aquello no gustaba demasiado al Santo Padre, y sacaron un documento más en línea con “la única interpretación posible”.
Quien piense, en fin, que la sinodalidad va a suponer una amable y dedicada escucha al parecer de todas las iglesias locales para que sus opiniones sean tenidas en cuenta en pie de igualdad es que no ha estado atento a la película de estos últimos años. La escucha, como el discernimiento, van en una sola dirección, la que desee Su Santidad en cada momento, y si algún rígido obispo pelagiano con cara de pepinillo en vinagre osa se atreve a disentir en el futuro, no tardará en caer sobre él el peso de la implacable misericordia papal.
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Hola! Aquí se siembra la caridad o la discordia?
Caritas in Veritate
No hay que olvidar que «el tiempo es mayor que el espacio» y que se trata de echar a andar «procesos». Y «la realidad es mayor que las ideas». O sea eso se traduce en la doctrina no sirve para nada, lo que importa es la pastoral y otras chorradas de este tipo.
Un Sínodo no tiene autoridad doctrinal como un concilio ecuménico. Si la supuesta «sinodalidad» es tan importante, ¿entonces cómo es que la Iglesia ha demorado 2000 años en descubrirla? Miren lo que ha hecho la sinodalidad en la Iglesias Ortodoxas, pues la Rusa está en cisma. Luego de haber esperado más de 50 años para convocar un Sínodo Panortodoxa, cuando ya la convocaron en Creta, muchas de las Iglesias no acudieron especialmente la rusa. En fin, sinodalidad puede ser sinónimo de caos. A lo mejor Francisco le gusta el caos, pues ya expresó su amor a los líos. Ahora está creando más líos con estos falsos sínodos que se convierten en una pérdida de tiempo y dinero para engañar a los obispos y al resto de los católicos.
Creo que es intencionada la vacuidad del documento, pero para seguir eliminando la dimensión espiritual de nuestra fe; insistir en las migraciones hasta convertirlo en el primer problema mundial, en sintonía con Soros, una fe reducida a sociología y política… ¿?
Si no se quiso escuchar a académicos cardenales en la “dubia”, menos se va querer oír inquietudes de las iglesias locales, a menos que sea para aplicar las mudas recetas de Santa Marta sin objeciones de fondo, pero con las extravagancias locales y de forma que se les ocurran. De todo esto derivará visiblemente más guateque, más fiestanga, más mundo, más demonio y más carne. Una muda dictadura sustituirá a la universalidad asesinada.
Siento decirlo, pero si se analizan fríamente los dichos y hechos de este pontificado, no tienen nada que ver con la doctrina de Jesús, son otra cosa, otra fe, otra religión, de hecho no he visto menciones a Jesús en el documento, ni tampoco religiosas, ya ni siquiera hacer el bien al prójimo, solo estar ahí, sin decir nada, acompañar al migrante…¿?
En el punto 50, salen Jesus y Maria
“No cabe otra interpretación”. Es tal cual lo que dice el artículo.
Las cosas ya se están mostrando a cara descubierta:
FRANCISCO RECIBE EN AUDIENCIA A MARÍA FERNANDA ESPINOSA GARCÉS
La presidenta de la Asamblea General de la ONU (leáse NOM) elogia la «voz de conciencia» del Papa: «El Papa con su voz autorizada y su liderazgo es un gran embajador de los argumentos que son tan importantes para la agenda de las Naciones Unidas».
Pero se olvidan que la Cabeza de la Iglesia es nuestro Señor Jesucristo.
DAVID
Hola ¿eres tonto o te lo haces? ¿O símplemente cínico?
Me reafirmo: este es un medio de locos y para locos…
El argumento ad hominem es el recurso de los que no tienen argumentos de fondo
Como siempre, la descalificación sin argumentos de los progres. ¡Los de la cara de pepinillos en vinagre realmente! Y sin ningún sentido del humor frecuentemente.
CATÓLICO ANORMAL
Tu eres de esos que les mean en la oreja y dicen que llueve. Un lince, un portento. Da la impresión de que como el DAVID, no te enteras de nada, ni de que has nacido.
Sr ESTEBAN, creo que es su mejor artículo hasta la fecha. Terriblemente bueno y certero para desgracia de la Iglesia.
Parece que no les cabe más interpretación que la realpolitick…Pero Su Reino no es de este mundo…
D. Carlos Esteban,
SUBSCRIBO DE ARRIBA ABAJO Y DE IZQUIERDA A DERECHA TODO LO QUE ESCRIBES Y AFIRMAS EN ESTE ARTICULO.
Lo que resulta peligroso es que, a propósito o por ignorancia, se ha colocado todo en discusión. Lo característico de este período es que los planteos que se formulan no tienen final, siempre son de final abierto, lo que puede ser pecado en una Diócesis puede no serlo en otra, pero sin expedirse en forma concreta y expresa, cuando alguien como los alemanes (porque son alemanes, ordenados en la burocracia y escriben todo) ponen en letra un tema como el de la comunión del cónyuge no católico ahí se los para inmediatamente, no se les prohibe hacerlo sino escribirlo (dejar el antecedente), lo mismo con las siglas de determinados grupos y con tantas otras cuestiones de menor importancia que se dejan al viento. El efecto, querido o por negligencia, es la profundización de la división interna de la Iglesia. Esa división existe y es visible, se ha producido una dialéctica en proceso que nadie puede parar ya a esta altura.
Si, siiiiiiii…. Tienen toda la razón…ustedes los de la iglesia en la que el sol gira alrededor del sol….
Para que estén contentos….
Un católico lelo, más bien.
Alrededor de la tierra, perdón.
Bienvenido al club, católico normal, ya me dio risa lo del error, yo cometo muchos, pero como soy también católica normal, tan solo quiero que lo que es redondo, lo siga siendo, y lo cuadrado, pues también, no que ahora todo está cambiando, y si, hay que tener cambios, pero para mejorar. No sé si tú sepas, pero hay personas que no creen en Dios, y aún así quieren comer de «la galleta», ¿Verdad que ése cambio no es bueno?,. Pues por ahí va la cosa
C. Esteban: Su visión de la catolicidad tiene miras muy estrechas. Se quedó estancado en el tiempo… muy atrás. La teología evoluciona a partir de la Revelación y la Tradición es como un río (Benedicto XVI), algo en movimiento y en continuidad, sin negar ni cortar con lo anterior, pero tampoco pretender la fosilización de la doctrina, como es su posición. Les duele que el Vaticano II se interprete desde la hermenéutica de la continuidad, dando lugar a la necesaria y sana renovación en la vida de la Iglesia. Una sugerencia: porque no se pasan a la fraternidad de san Pío X. Allí encontrarán el espacio donde hallarse a gusto. Aún una cosa: No entiendo como pueden participar en la celebración de la Eucaristía, estar en comunión con el Papa Francisco y los obispos de toda la Iglesia, y tener esta actitud de bombardeo permanente hacia el Magisterio del Sucesor de Pedro. Sinceramente, creo que no tienen la paz que proviene de Cristo a través de su Iglesia. Rezo por vuestra conversión.
Magnífico artículo, quitando la paja y yendo a lo importante.
Su visión de la catolicidad tiene miras muy estrechas. Se quedó estancado en el tiempo… muy atrás. La teología evoluciona a partir de la Revelación y la Tradición es como un río (Benedicto XVI), algo en movimiento y en continuidad, sin negar ni cortar con lo anterior, pero tampoco pretender la fosilización de la doctrina, como es su posición. Les duele que el Vaticano II se interprete desde la hermenéutica de la continuidad, dando lugar a la necesaria y sana renovación en la vida de la Iglesia. Una sugerencia: porque no se pasan a la fraternidad de san Pío X. Allí encontrarán el espacio donde hallarse a gusto. Aún una cosa: No entiendo como pueden participar en la celebración de la Eucaristía, estar en comunión con el Papa Francisco y los obispos de toda la Iglesia, y tener esta actitud de bombardeo permanente hacia el Magisterio del Sucesor de Pedro. Sinceramente, creo que no tienen la paz que proviene de Cristo a través de su Iglesia. Rezo por vuestra conversión
Sigan queriendo tapar el sol con un dedo…. Quizá lo consigan…es solo cuestión de constancia…jejeje…
Habria muchas cosas que examinar, la sospecha no es obligatoria, hay muchas maneras de hacer las cosas, y aunque algunos nos gustan las cosas claras, en determinadas circunstancias está claro que hay que utilizar tácticas, tanto para mantener la paz, como para conseguir las cosas.
El resultado de este sínodo, no ha sido lo que esperabamos, gracias a Dios, o sea que eso ya es una buena noticia. Y el problema de la pastoral, ya hace tiempo que lo vivimos, que desde el «púlpito» se habla de un tipo de amor universal solo enfocado a los seres humanos, sin concreciones, lo que hace que ya cada uno se olvide de la doctrina y se haga a si mismo su propia iglesia.
Creo que sinoidales ya somos hace tiempo. Pensar que nos van a decir la verdad ya es una quimera, pero no solo me refiero a la del sufrimiento, sino también esa forma de hablar de la belleza de la verdad, que alegra tanto el corazón. Vivimos rodeados de un a neblina rosa falsa que no nos deja vivir de verdad.