La ‘papolatría’ y la trampa de la ‘tentación ortodoxa’

El Papa que tenemos hoy no es ni más ni menos Papa que todos sus predecesores Constantinopla Roma
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Suceden tantas cosas y tan serias en la jerarquía de la Iglesia Católica que hemos dejado pasar sin comentario el cisma de los ortodoxos, el más grave de la Iglesia Oriental, probablemente, desde su ruptura con Roma.

Se lo resumo de forma harto grosera, porque no es el asunto del que quiero ocuparme. La Iglesia Oriental es una ‘Iglesia de Iglesias’, como la España de Sánchez es una ‘nación de naciones’. Estas iglesias son autónomas y autocéfalas, es decir, tienen su propia autoridad independiente, y se agrupan más o menos por naciones, aunque todas ellas reconocen vagamente el primado de Constantinopla.

Los ortodoxos ucranianos, en su mayoría, dependían hasta hace poco del Patriarca de Moscú, pero con el reciente enfrentamiento entre Rusia y Ucrania -anexión de Crimea e intervención rusa en el Donbás-, esto no acababa de gustar a los ucranianos que, a través del primer ministro Poroshenko, solicitaron a Constantinopla la autocefalia. Bartolomé, patriarca de Constantinopla, se lo ha concedido, y Moscú, en represalia, ha roto con la Iglesia madre.

Es, ya digo, un resumen grosero, pero lo traigo a colación por lo que tiene de relato didáctico para muchos católicos en el tiempo presente. Lo que ha sucedido con las iglesias ucraniana y rusa es una consecuencia lógica de dos rasgos de la Iglesia Oriental: el cesaropapismo -la dependencia del poder político- y la ausencia de unidad orgánica e institucional.

Y, sin embargo, vengo observando cómo algunos católicos tradicionales, escandalizados con las últimas innovaciones en la Iglesia Católica, miran hacia la Ortodoxia como una tentación. Envidian la reverencia de sus ritos, su tradicionalismo formal. Y la cosa no puede ser más absurda, naturalmente.

Los católicos de nuestro tiempo estamos muy mal acostumbrados, por no hablar de que, por lo común, desconocemos nuestra propia doctrina y nuestra propia historia. Hablo, naturalmente, de quienes miramos con alarma la llamada ‘renovación’ que quiere llevar a cabo en la Iglesia Francisco; hay un grupo genuinamente entusiasmado con ella, pero me perdonarán que les ignore en este texto: son quienes se han permitido oponerse abiertamente a los papados anteriores y hoy quieren pasar por entusiastas y estrictos partidarios del ministerio petrino.

En cuanto a los demás, parecen debatirse en el siguiente dilema: si Francisco es el Papa, todo lo que diga y haga nos debe parecer genial y tenemos que dar gracias a Dios por el magnífico pontífice que nos ha concedido e ir repitiendo constantemente qué gran bendición es su presencia para la Iglesia; y si no podemos dejar de advertir que hace disparates o dice tonterías, entonces tenemos que concluir que no es el verdadero Papa o, como poco, que debe ‘dimitir’.

Este dilema es más falso que un euro de madera, y es consecuencia de una pésima formación doctrinal y de una absoluta ignorancia histórica. Se podría resumir diciendo que al católico practicante le resulta imposible decir, a la vez, que Francisco es el Papa y juzgar que es un mal Papa. No sé qué hubieran pensado durante la Edad de Hierro del Papado, o de un pontífice como Alejandro VI.

La Iglesia católica -la única Iglesia fundada por Cristo- no es un club social ni una empresa de la que el Papa sea el CEO, ni tampoco un gobierno de cuyo presidente pueda pedirse la dimisión cuando no nos gusta. Por otra parte, la Iglesia no es el Papa. De hecho, nunca como en esta época, con el ‘empequeñecimiento’ del mundo debido a los avances en los transportes y las comunicaciones, había tenido el Pontificado tanto peso en la práctica diaria de los católicos.

La novedad no es en sí misma una virtud, ni tenemos lo católicos meramente las palabras del último Papa -el que sea- como fuente de nuestra vida espiritual. Tenemos dos mil años de doctrina estructurada y clara y una fuente inagotable de doctores y santos. El Papa que tenemos hoy no es ni más ni menos Papa que todos sus predecesores y que todos los que vengan después, ni es su función cambiar una iota de la doctrina perenne de la Iglesia.

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Comentarios
29 comentarios en “La ‘papolatría’ y la trampa de la ‘tentación ortodoxa’
  1. Su función no es cambiar ni una iota, pero resulta que desde Pablo VI TODOS la han ido cambiando. Todos se pasan por el arco del triunfo los anatemas de Trento que son dogmas de fe. Todos sepultan la Sagrada Tradicion que puso Cristo y q es fuente de revelacion y todos reniegan del verdadero magisterio ordinario preconciliar q condena infaliblemente el modernismo. Pero da igual, lo importante es el amor. El Papa Francisco continúa con la demolición de sus predecesores. Será ignorancia invencible en el mejor de los casos.

    1. Entiendo que la potestad del Papa viene de las palabras de Cristo Resucitado «lo que ateis en la tierra…»… palabras que vienen seguidas por una oración casi idéntica con el verbo «desatar».
      A esas me atengo, salvo que consideremos que Cristo no es el fundador de la Iglesia, sino solo su i nspirador, y que la Iglesia no nace en Pentecostés sino en Trento.

  2. «La Iglesia católica -la única Iglesia fundada por Cristo- no es un club social ni una empresa de la que el Papa sea el CEO, ni tampoco un gobierno de cuyo presidente pueda pedirse la dimisión cuando no nos gusta. Por otra parte, la Iglesia no es el Papa.» «La novedad no es en sí misma una virtud, ni tenemos lo católicos meramente las palabras del último Papa -el que sea- como fuente de nuestra vida espiritual. Tenemos dos mil años de doctrina estructurada y clara y una fuente inagotable de doctores y santos. El Papa que tenemos hoy no es ni más ni menos Papa que todos sus predecesores y que todos los que vengan después, ni es su función cambiar una iota de la doctrina perenne de la Iglesia.»
    Muy bien dicho.

    1. Eres la clara consecuencia del modernismo vaticano secundino.Porque la falsa libertad religiosa que proclama causa lo que dices, indiferentismo, da igual la religion, todas salvan. Y Juan Pablo II es el Papa que avala tu pensamiento equivocado. Pensaba lo mismo que tú. Por eso fue un Papa nefasgo, que le rezaba al Dios Uno de las religiones monoteistas. Ese Dios Uno no existe, sólo existe el Dios católico. Lo que es ridículo es que Dios se moleste en decir cual es la religion verdadera, para que San Juan Pablo venga con que todas son verdaderas. Se puede ser muy simpatico y bueno y confundir a la gente al mismo tiempo. No hay que confundir.

      1. Muy mal vamos en la iglesia catolica cuando practicamente todos los catolicos piensan que es una idea ridícula que fuera de la Iglesia no hay salvacion. Esa es la apostasía. Si Cristo vino a decir ridiculeces, hemos apostatado. Y lo peor es que esa idea te la dijeron los curas catolicos incluso conservadores porque la propagó el Papa «santo».

  3. Del verdadero papa no puede venir mala doctrina a toda la Iglesia. Con ocasión del CVII, es lo que tenemos.

    Por lo demás, no sé qué tienen de atractivo los «ortodoxos», cuando ellos han aceptado sus «Amores Laetitia» muchísimo antes, y peores. Se divorcian como si tal cosa, y se vuelven a casar «por la Iglesia».

  4. Más de lo mismo Carlos Esteban. Eres poco objetivo con la historia y valorización de la Iglesia Ortodoxa, que no es una iglesia más, sino el otro pulmón de la Iglesia Católica. No se puede ser la única Iglesia fundada por Cristo, manteniendo un pulmón, aunque el papa esté de un lado. No olvidemos que mientras la Iglesia esté formada por hombres y mujeres, seguiremos teniendo situaciones difíciles que resolver en todos los aspectos. Hasta los angeles dotados de una inteligencia superior a la nuestra tuvieron su prueba. Tus artículos muy buenos en algunas ocasiones, no son dogma de la iglesia, mi infalibles, entran en la categoría de opinables. No lo olvides.

  5. He estudiado historia y teología (creo que un poco, de las dos cosas…), he profundizado en TODOS LOS DOCUMENTOS DEL C. VATICANO II, y nunca he encontrado en ellos nada que vaya en contra del Evangelio, ni del «Depositum Fidei»… etc. Me sorprenden siempre los que, como muchos males en la Iglesia aparecieron en y tras el Vat. II, piensen que éste es su causa. Gran ignorancia o simple afán de aferrarse a ciertas tradiciones que no son de revelación divina y que perfectamente pueden reformarse… Cuando se estudia simplemente la historia litúrgica de cómo a lo largo de la historia se ha ido celebrando cada sacramento, vemos múltiples cambios, pero esto nunca afecta a la esencia del sacramento. Sólo por poner un ejemplo. la pregunta que éstos que sólo miran el papado desde Pío XII hacia atrás y piensan que el Concilio y los papas siguientes han sido una catástrofe, se deberían preguntar: CÓMO ESTARÍA LA IGLESIA DESDE EL CONCILIO HASTA HOY SI ÉSTE NO HUBIERA TENIDO LUGAR?

  6. Escribo un largo texto pero no sale publicado. El resumen es que el Concilio Vaticano II y los papas del Concilio y del postconcilio fueron totalmente fieles a la Verdad Revelada, a la Palabra de Dios y el Evangelio así como a la Tradición de la Iglesia. Fidelidad absoluta al «Depositum fidei», en Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI… No tengo ninguna duda, y algo sé.
    Los nostálgicos del pasado deducen del hecho de que en tiempos del Concilio y, sobre todo, en el postconcilio, apareciera esa gran crisis de fe y secularización (que llegan hasta hoy). deducen (repito) que la causa estuvo en el Concilio. En mi opinión, nada más lejos de la verdad. La pregunta que estos nostálgicos se deberían hacer es: ¿QUÉ HABRÍA PASADO Y CÓMO ESTARÍA LA IGLESIA HOY SI NO HUBIERA TENIDO LUGAR EL CONCILIO y los grandes papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI?

  7. Escribo comentarios pero no salen publicados, quizá por ser demasiado extenso. Así que voy a resumir en 2 ideas:

    1.¿Qué habría pasado sin el Concilio Vaticano II y los grandes papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI? ¿Cómo estaría la Iglesia HOY?
    2.Lean el canon 331 del C.I.C. y verán lo que dice del Romano Pontífice: (…) es Cabeza Colegio episcopal, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia Universal. Tiene en virtud de su función, POTESTAD ordinaria, que es SUPREMA, PLENA, INMEDIATA Y UNIVERSAL EN LA IGLESIA…….

    1. “El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y expusieran fielmente la revelación transmitida por los apóstoles”. Esto dice el concilio Vaticano I, que parece que choca un poco con la potestad suprema del Papa.

  8. Y eso está dicho y escrito para todos los papas!!! Así que no relativicemos tanto la figura y el ministerio del Sucesor de Pedro en la Iglesia, como si importara poco lo que dice en su Magisterio Ordinario…. Otra cosa son las diferentes sensibilidades de los papas y de cada católico, al que le puede gustar más la línea, carácter, talante de uno u otro papa. Paro en materia de POTESTAD de gobierno, enseñanza y santificación de la Iglesia, el Código de Derecho Canónico es clarito. a no ser que también (que podría ser) estuviera equivocado del C.I.C.

  9. Aunque es admirable la claridad del Sr. Esteban en muchos de sus artículos, en otros, como en el presente, me resulta un poco chirriante su afán de simplificar temas complejos y de sacar de contexto posiciones y puntos de vista respecto a la dolorosa situación actual, y que delatan cierta falta de empatía y consideración con un católico medio, es decir, del católico que o se ha formado en colegios católicos y/o ha recibido formación católica en su familia. El desconcierto y la desorientación en la que estos nos encontramos es bastante genaralizado y no creo que la sentencia estebaniana de que tenemos una pésima formación doctrinal y un desconocimiento supino de la historia de la iglesia contribuya ni a animarnos a formarnos mejor ni a aclararnos de la confusión que nos invade.

    1. Es cierto que, tal vez, en nuestros argumentos de andar por casa hemos extrapolado la amplitud de la infalibilidad papal, y, por no habernos encontrado antes en semejantes situaciones de bochorno como en las actuales, nos resulte difícil conpatibilizar lo de la infalibilidad papal con los «patinazos», por decirlo de manera suave, de Francisco. Pero si recordamos las clases de catedismo, es claro que el Papa es infalible en dos momentos: o bien cuando se pronuncia «ex-catedra» al formular una verdad de fe, que de este modo se convierte en dogma,y de moral; o cuando define también una verdad con todos los obispos en comunión con él. Que yo sepa, Francisco no se ha pronunciado sobre nada en ninguna de las dos tesituras.Es cierto que, ante el caos actual,hay quien ha optado por la «papolatría», para no tener que replantearse a fondo su fidelidad a la doctrina, o bien, por las bravas, decide que este papa, por equivocarse, debe dimitir. Pero las cosas no son tan sencillas.

  10. por el bien de las almas.
    Y yo le pregunto al Sr. Esteban: ¿ha habido algún Papa apóstata en la historia de la iglesia que él debe conocer muy bien? Y si es así, y aunque no lo haya habido, ¿no sería legítimo y comprensible pedir que renunciara? Y el suponer que de ninguna manera nos ha de ocurrir a nosotras, ¿no sería tener una actitud tan evasiva como los papólatras que tanto el Sr. Esteban como yo misma tanto denostamos?
    Porque da la impresión de que a veces recurrimos mucho a otras épocas de la Iglesia como haciendo alarde de realismo, pero somos bastante reacios a admitir en los hechos concretos que esto mismo o cosas peores nos estén ocurriendoahora mismo.

  11. Creí haber enviado un comentario en el que de forma resumida decía que el fracaso de los pastores delata el fracaso de un Concilio, el Vaticano II, que se definió, precisamente como «pastoral». Un árbol bueno no da frutos malos y si los frutos son malos el árbol es malo. La idea es de Jesucristo. La cizaña ha crecido y se ha distinguido del trigo. Y quienes, en aquel entonces, denunciaban que el Concilio y la Misa protestante de Pablo VI traería una devastación espiritual no se han equivocado, porque no puede respetar el cuerpo de su prójimo quien no respeta el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, como advertía monseñor Lefevebre, y se ha demostrado que tenían razón. Y contra hechos no valen argumentos. No vamos a recibir lecciones de quien nada tiene que escuchar. Perdonen el cabreo pero todo esto me tiene muy harto.

  12. «y si no podemos dejar de advertir que hace disparates o dice tonterías, entonces tenemos que concluir que no es el verdadero Papa o, como poco, que debe ‘dimitir’.»
    Ha obviado otro «dilema» que tenemos algunos católicos, no sé si queriendo o sin querer. Éste tiene que ver con la renuncia de Benedicto XVI, y con la posibilidad de que la misma sea nula (a pesar de que él mismo afirmara que era libre en la decisión). Si ésto fuera así, unido a lo sabido sobre la mafia de san Galo, podríamos no tener tan claro que Bergoglio sea el Papa legítimo.
    «No sé qué hubieran pensado durante la Edad de Hierro del Papado, o de un pontífice como Alejandro VI».
    Que yo sepa los problemas de estos papas de vida disoluta se quedaban en eso: lo reprochable de la inmoralidad de sus vidas, que siendo papas desde luego es un escándalo e hicieron daño a la Iglesia. Pero doctrinalmente no dieron pie a estas confusiones que vivimos hoy día.
    A lo mejor estoy equivocada, así que agradezco que me corrijan.

    1. Pequeña, en resumen, es lo que yo he querido comentar , pero no me lo han publicado. Estoy completamente de acuerdo contigo.
      Por eso me parece que el análisis del Sr Esteban peca de simplista. Una cosa las debilidades humanas, por muy perversas que sean y otra muy distinta un plan perfectamente diseñado para destruir en este caso la Iglesia, fomentando, infiltrando, promociónando, encubriendo y justificando «pastoralmente» con doctrinas heréticas las peores perversiones. Y luego está lo de San Gallen, claro, condenado por Juan Pablo Il con la excomunión

  13. Me llama la atención que en un sitio, blog y autor supuestamente católicos todos, asi como los comentaristas, se tire de Alejandro VI cada vez que se quiere dar ejemplo de un mal Papa.
    Hace por lo menos 40 años que se ha puesto en duda mucho de lo que se decía del Papa Borgia, por haber surgido de fuentes opuestas a el. En román paladino, otra leyenda negra, como la española y la de Felipe II, cierta en parte y escandalosa mentira o exageración en otra.
    Por otro lado Alejandro VI nunca erro doctrinalmente.
    Nos correspondería por ser católicos tragarnos menos los disparates que se dicen y darle a Alejandro VI el beneficio de la duda.

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