Monseñor Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia, ha publicado en la revista First Things un completo alegato contra el documento preparatorio del Sínodo de la Juventud, cuya cancelación ya pidió hace unas semanas.
Naturalismo, luteranismo y relativismo. Estas son las tres herejías que el arzobispo de Filadelfia, Monseñor Charles Chaput, ve insinuarse en el Instrumentum laboris o documento preparatorio aprobado por el Vaticano que servirá de base para el Sínodo de los Jóvenes, que se iniciará el próximo día 3 de octubre en Roma.
Chaput, que aparece en el Testimonio Viganò por su cargo como ejemplo puesto por el Papa del tipo de obispo que no desea para Estados Unidos, hace referencias a fragmentos concretos del documento presentado por el cardenal Cardenal Baldisseri, apuntando en qué sentido reflejan un sentido gravemente defectuoso de diversos puntos de la doctrina católica. El arzobispo aclara, asimismo, que el análisis no es enteramente obra suya, sino de un prestifioso teólogo que no nombra.
Empieza criticando el ‘naturalismo’ que refleja el texto, es decir, la ausencia de referencias cruciales a las realidades sobrenaturales, disertando como si las causas y consecuencias de las circunstancias de que trata solo tuvieran efectos psicológicos o físicos.
Así, cita Chaput, cuando el texto hace mención a desoladoras condiciones del mundo moderno relativas a la sexualidad -pornografía omnipresente, promiscuidad desatada-, las lamenta exclusivamente por cuanto «desfiguran la belleza y profundidad de la vida sexual y afectiva».
Esto, siendo cierto, puede escribirlo igualmente un psicólogo o pensador de cualquier otra fe o de ninguna. Pero lo más grave de estas amenazas a la castidad, y lo que se esperaría que destacase un documento elaborado por autoridades eclesiales como planteamiento de un sínodo de la Iglesia Católica, son sus efectos sobre el alma, que desfigura, «su consecuente ceguera espiritual y el impacto sobre la recepción del Evangelio por alguien herido de esta forma», sostiene Chaput.
A continuación ve Chaput con alarma que el documento expresa una comprensión peligrosamente ambigua sobre la autoridad de la Iglesia, Madre y Maestra, al presentar el diálogo con los propios jóvenes en el sínodo como un proceso de aprendizaje mutuo. Se lee en el Instrumentum: «La Iglesia optará por el diálogo como su estilo y método… Ninguna vocación, especialmente dentro de la Iglesia, puede situarse fuera de este dinamismo continuo del diálogo».
En el mejor de los casos, la redacción es peligrosamente engañosa. En el peor, es un error de bulto; por decirlo de forma brutal, los jóvenes no tienen nada que enseñarle a la Iglesia. Pero no es así como lo expresa Chaput, sino de esta otra manera: «Si la Iglesia abandonara su ministerio de predicación, es decir, si se invirtieran los papeles de quién enseña y quién escucha, se invertiría la propia jerarquía, y el sacerdocio ministerial colapsaría en un sacerdocio bautismal. En definitiva, nos volveríamos luteranos».
Por último, Chaput acusa al documento de expresar una visión «relativista» de la vocación, con sus referencias a la «santidad personal» y a la «propia verdad» de cada uno.
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Falso. Ni una sola palabra de esta crítica es obra de Chaput, sino de un «respetado teólogo» norteamericano. Sería interesante saber de quién y por qué prefiere el anonimato. Pero poner en boca de este arzobispo palabras de esta crítica es faltar gravemente a la verdad.
No suelo comentar en noticias. Pero permítame hacerle una corrección fraterna, tras verle comentar en numerosas noticias siempre en el mismo sentido: usted actúa como un troll, contaminando cuando puede.
La respuesta a sus lamentables acusaciones las puede comprobar cualquier lector: si se va al enlace de la revista First Things, al artículo en ingles, se comprueba que el autor del artículo es el propio Monseñor Chaput.
Usted falta gravemente a la verdad en cuanto puede, sembrando dudas y cizaña, llevado por un sectarismo contra esta página, sea cierto o no lo que se escribe.
Déjelo ya por favor, se lo suplico. Yo podré no estar de acuerdo con el tono sensacionalista de algunos artículos, pero no voy acusando a nadie de falsedad antes de comprobar si son ciertas las palabras.
Bordeando la herejía llevamos desde que no se condena el error, porque «la iglesia prefiere ahora la medicina de la misericordia a ser una madrastra y no hay que hacer caso a los profetas de calamidades».
Juan XXIII dialogando con el error.
Joaquin
Si sabes leer puedes notar que el artículo menciona que el análisis e las críticas provienen de un teologo y Chaput al repetirlas da a entender que las condivide.
Pues, mal empezamos.
Joaquín, como siempre; se observa en su redacción y en su forma de escribir, una tendencia que en psicología se define como «psiconeurótica-obsesivo-compulsiva». Necesita ir en contra de todos; necesita llamar la atención; se opone a todo lo que digan los demás, por el simple placer de negar todo lo que él no haya pensado primero. Es lo propio de los adolescentes: lo niego todo mientras no lo haya dicho yo.
Incluso como simple troll, no supera ni siquiera el aprobado.
Así como las condiciones actuales relativas a la sexualidad, pornografía, promiscuidad y violencia, desfiguran la belleza y profundidad de la vida sexual y afectiva; también el aborto, homicidio, totalitarismo, la trata, tortura, explotación, expoliación y corrupción, contra las personas, desfiguran la belleza y profundidad de la vida humana. En todo caso, que lo puedan encarar creyentes y no creyentes como problemas acuciantes es una coincidencia feliz. Y, por favor, entendamos que el diálogo CON EL MUNDO acerca de la Iglesia, sobradamente lo han propuesto jerarquías y grupos opuestos al actual Pontificado, como los autores de los ‘dubia’ y de reclamos, protestas y denuncias como el testimonio de Mons. Viganò, por mencionar algunos.
Denisovic, !viva Cristo Rey! Le habla uno del Pais Vasco que se llena la panza de vino y forma parte de la kale borroka. !Menudo ojo clínico tiene Ud!. ???????
Es la segunda intervención que me censuráis. ¿Por qué? ¿No vale la pena lo que he dicho? Entonces no censuréis a los que guardan silencio y miran hacia otro lado. Si hacéis como ellos ¿cual es la diferencia? ¿Sois mejores acaso? Otro, y ya está aquí, os saldrá al frente para deciros como a ellos, todo lo que está oculto. Él no callará, y no le podréis impedir que os despoje del manto.
Me disculpo, pero sigo extrañada. El comentario que creía censurado no aparece aquí, en el artículo que habla de Mons. Chaput, sino en el que habla de La Salette ¿por qué? Sacar las cosas de contexto no ayuda, sino desvía el objetivo, y ello no ayuda a clarificar tampoco. Si lo que decimos, es falso, ruego -en mi caso- se me responda con la verdad. Lo agradeceré por supuesto. Pero si lo que digo es verdadero, no entiendo que se desvíe, o se aparte como si fuese inconveniente. Lo siento, mi intención no es ofender, sino dar.