Roma, en vilo ante los rumores de publicación de una lista de prelados gays

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El diario sensacionalista italiano Il Fatto Quotidiano asegura haber visto una copia del célebre informe de 300 páginas encargado por Benedicto XVI que contendría los nombres de los clérigos miembros del llamado ‘lobby gay’ eclesial.

 Dice el Cardenal DiNardo, a su salida de la reunión mantenida con Su Santidad en Roma junto a otros representantes del episcopado norteamericano, que la reunión fue «prolongada y fructífera», si bien no entró en detalles ni se ha mencionado la eventualidad de enviar un visitador vaticano a Estados Unidos.

En realidad, la visita tiene de extraño que haya sido precedida por las de los cardenales Cupich, de Chicago, y Wuerl, de Washington, ‘hombres’ del defenestrado McCarrick.

La noticia de la convocatoria de un sínodo en el que estarán presentes los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para tratar el tema de los abusos no ha tenido tampoco el efecto tranquilizador que se esperaba, y ello por tres razones: siendo el principal escándalo de la crisis el hecho del encubrimiento de abusos por parte de obispos, encargarle la solución a esos mismos obispos parece repetir el error de la Carta de Dallas, cuando los obispos norteamericanos pergeñaron un estricto código de supervisión del que, al mismo tiempo, se eximían; la fecha de este ‘urgente’ sínodo’ es febrero de 2019, dando la sensación de que no es tan urgente o que se pretende que todas las peticiones de reforma se pospongan a esa fecha; y, por último pero no menos importante, en el se tratará de abusos a menores y personas vulnerables, exceptuando de esta última categoría a sacerdotes y seminaristas, que son precisamente las principales víctimas de acoso homosexual.

Se teme, en fin, que el sínodo ponga sordina a lo que cada vez más voces críticas consideran el núcleo del problema, que no es (solo) el vago ‘clericalismo’ -término elástico donde los haya-, sino la penetración en la jerarquía eclesiástica de verdaderas redes de clérigos homosexuales decididos a subvertir la organización y aun la doctrina de la Iglesia sobre moral sexual.

Y es precisamente este aspecto el que centra el rumor más compartido del día: la afirmación de un diario sensacionalista italiano, Il Fatto Quotidiano, de que ya se habría filtrado el celebérrimo informe de 300 páginas encargado por Benedicto XVI a los cardenales Herranz, Tomko y Fi Giorgi poco antes de su abdicación y transmitido a su sucesor, Francisco, que nunca ha hecho referencia al mismo.

Se supone, y así lo afirma Il Fatto, que el documento contiene los nombres de los miembros de la Curia y la alta jerarquía eclesiástica que formarían parte de ese ‘lobby lavanda’ que estaría corrompiendo la Iglesia con su influencia. Y, sobre todo, que su publicación en formato digital es cuestión de días.

Cuenta en el diario la autora de la noticia, Francesca Fagnani, que «el informe contiene un cuadro perturbador y destallado de la corrupción moral y material del clero, con nombres, apellidos y circunstancias».

Se trata, dice Fagnani, de una lista de prelados y laicos «que pertenecen al llamado ‘lobby gay’ y que a través de chantajes y secretos podría afectar o han condicionado de hecho, posiciones y carreras»

«El informe contiene una imagen detallada y perturbadora de la corrupción moral y material del clero, con nombres, apellidos y circunstancias» escribe Francesca Fagnani.

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Comentarios
56 comentarios en “Roma, en vilo ante los rumores de publicación de una lista de prelados gays
    1. Muy posiblemente, difamación, maledicencia y calumnia. Muchas personas inocentes se pueden ver manchadas. Los que juegan a estas cosas no son prudentes.

  1. ¿Por qué llamar «clericalismo» a aquello que solo es abuso y debilidad de conciencia, cuya raíz está solo en consentir la conducta impropia y el pecado? La calidad clerical así como su autoridad otorgada por Cristo no puede ser raíz del pecado. El poder (episcopal o terrenal) en sí mismo no es lo mismo que el pecado. Todo lo que hoy está brotando de la Santa Sede no hace sino confundir más. El poder episcopal jamás puede ser la raíz del pecado, podría ser un medio para facilitar la comisión de pecados, pero nunca la raíz. Culpar al «clericalismo» de ser raíz del pecado es una absurda y malévola argucia -con sabor a «lucha de clases»- para desviar el eje del problema; equivale a culpar al «disciplina policial» (llamándola «policialismo») de ser la raíz de los abusos y delitos sexuales que se registran entre miembros del New York Police Department. ¡Confundir, desvirtuar, aturdir y desorientar con mucho ruido y muchos nombres!, esa será la réplica que vendrá de Roma a tan grave asunto.

  2. El problema no son los prelados «gay» (Charamsa estuvo durante años en la Congregación para la Doctrina de la Fe sin que hubiese la más mínima «ambigüedad» en la doctrina). El problema es mucho más grave, afecta a la estructura de gobierno de la Iglesia católica y los informes sobre abusos y pedofilias son sólo un instrumento de poder. Si existían esos informes, elaborados por las Iglesias locales, sobre pecados y delitos de hace más de 50 años ¿por qué salen a la luz en este momento? Pues por el mismo motivo por el que se publicó la lista Pecorelli en los 80 y no antes. Es verdaderamente un escándalo, nunca visto antes, la persecución a la que se someten mutuamente las dos sensibilidades dominantes en el Vaticano.

  3. Percibo cierta apología de la extorsión, como el que le saca una foto en pelota a la noviecita o consigue la de otra chica y amenaza con subirla a Internet.

  4. La manera de mantener a raya a la Sinagoga de Satanás es mediante la difusión de material que la comprometa (ACORDAOS DE WIKILEAKS); Viganò hace muy bien en dosificar la información y documentación en su haber que sale a la luz, insisto: su propia vida depende de una inteligente dosificación que, no me cabe duda, se encargan de garantizar quienes están colaborando con él para salvar a la Iglesia Católica en esta inmensa prueba que atraviesa. El Señor bendiga y nuestra Madre del Cielo proteja a Carlo Maria Viganò, testigo y siervo fiel de Cristo. Forza Mons. Viganò, ti amiamo e preghiamo per te!

    1. Viganó ha traicionado al Papa, aunque sea verdad lo que dice. Un encargado de gobernar la Ciudad del Vaticano y luego representante personal del Papa ante los Estados Unidos de América, no puede revelar conversaciones privadas con el Papa, aunque sean verdad.
      El fin no justifica los medios.

      1. Estoy de acuerdo con que no se deberian revelar conversaciones privadas con el Papa pero hasta un cierto punto. Le recuerdo que estamos en guerra contra los carniceros que se han infiltrado por culpa de los clerigos, «inocentes» que, por desidia, han dejado a la Iglesia en las manos de sus enemigos. Pero como «poderoso caballero es don dinero» estan viendo, los del Vaticano, que las arcas ya no se llenan como antes, y que los fieles al estar tan escandalizados dejan de dar dinero a la Iglesia. Ya dijo Jesus que al final de los tiempos la caridad se enfriaria muchisimo, pues la culpa de quien es? Tambien le aconsejo que busque el Google: «Testimonio de conversion de Bella Dodd» Este testimonio fue revelado hace muchisimos años y nadie hizo eco de él. Ahora estamos submergidos en el escandalo y no nos podemos salir de él.

  5. Muy atinada la mención de la lista Pecorelli de más de un centenar de eclesiásticos (cardenales, obispos, simples sacerdotes) afiliados a la masonería, publicada por el periodista de ese nombre, Mino Pecorelli, el 12 de septiembre de 1978. Entre los prelados en cuestión, dos Secretarios de Estado, los cardenales Villot (que lo fue de Pablo VI) y Casaroli (largos años bajo Juan Pablo II), y el cardenal Bea, jesuita confesor de Pío XII y gran figura del ecumenismo. Seis meses después de la publicación de esa lista, Pecorelli fue asesinado. Que tenga mucho cuidado quien publique esta nueva lista, ahora de prelados sodomitas. Dejemos a los muertos sepultar a sus muertos.

    1. Un problema el contenido de esa lista ya que si es verdad lo que afirma sobre la masonería de sus integrantes, comprometería la validez como sacerdote y como obispo de Marcel Lefebvre, entre otros, pues fue ordenado en ambas ocasiones por el Cardenal Lienart, dada la gran cercanía entre ambos. Gran Maestro masón de alto grado. Obispo de Lille, Francia. Encargado de reclutar nuevos masones. Fue el jefe de las fuerzas “ultra-progresistas” en el Concilio Vaticano II.

  6. Para rumores y extorsión los que sufrió el Papa Benedicto XVI, con amenazas de muerte incluidas:
    youtu.be/aU-SpV2w46g?t=4m54s

    Las filtraciones son parte fundamental dentro del flanco informativo en esta III Guerra Mundial en la que estamos inmersos. Poner sobre la mesa nombres relacionados con una mafia infiltrada en la Iglesia que la está hundiendo no es extorsionar a nadie, es pelear por la Iglesia de Cristo.

  7. Esto ya no hay quien lo pare.
    Otra cosa es cómo se gestione y, como consecuencia, qué efectos tenga para la Iglesia: renovación o destrucción La responsabilidad es, en su mayor parte, de la jerarquía Quiera Dios que sepan «discernirlo» y que estén a la altura de las circunstancias Llegados a este punto, empecinarse en negar, ocultar, mirar para otro lado, callar,… sería miope, dramático y catastrófico

      1. Ninguna ilusión óptica la destrucción de la Iglesia, es factible. Cómo y cuando terminan estos sufrimientos de los católicos por los desvíos, por la ceguera de la Jerarquía, tiene final abierto. El Señor nos manda perseverar en la justicia, la verdad frente al juez injusto, “… Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Es decir, cabe la posibilidad de la destrucción de la Iglesia, no es otra cosa la falta de fe. El deber de los católicos es sostener la fe, por eso Bergo glio es un gran obstáculo ya que trabaja para los hijos de Satán.

    1. QUE ESTO NO HAY QUIEN LO PARE ? Pues recemos a fondo para que por lo menos uno de esos personajes se convierta a la san Pablo y asi evitara la condenacion eterna y podra dar testimonio y ayudaria a la Iglesia y de paso a todos nosotros. Que es dificil? pues si. Pero ya no nos queda mas remedio a los laicos. Rosario en mano, confesion, comunion y respiremos hondo que va para largo.

  8. Si podemos tener la lista de los Gay

    Y la de los Masones

    Para Navidad se termina con el problema.

    No hay otra alternativa

    Luz y Taquigrafos

    Comencemos a rezar por el nuevo Conclave.

    1. No hijo, no. El pecado de la iglesia no es de masones o rojos, lilas o azulones. Es de la corrupción más vil y elemental de los conservadores más rancios, adoradores de la buena vida, regalada y relajada.

  9. ¡hay que ver los disparates que escriben en los comentarios! Por allí uno dice que la lista no significa nada sin tener en cuenta que proviene del informe que tres cardenales dieron a Benedicto después de una investigación y que este a su vez entregó a Francisco el 23 de marzo de 2013 en Castelgandolfo. Otro ahora sale a poner en duda la consagración de Lefebvre ignorando que para eso están los co-consagrantes, si el principal consagrante era masón (supuestamente) y no tuvo intención de confeccionar la consagración de Lefebvre, para eso están los otros obispos co-consagrantes. Por favor, no escriban la primera estupidez que se les venga a la cabeza.

    1. ¡hay que ver los disparates que escriben en los comentarios! dice un lector esporádico y superficial cuando el primero es el suyo cuando intenta desacreditar las dudas razonables que se le presentan a todo católico, sobre la validez de la ordenación de Marcel Lefebvre, al ser ordenado como sacerdote y obispo por un muy probable masón, el Cardenal Lienart, que figuró como tal en la lista de Pecorelli y no sólo en esa lista.

      El lector esporádico y superficial sostiene que para la «consagración de Lefebvre ……. están los co-consagrantes, si el principal consagrante era masón (supuestamente) y no tuvo intención de confeccionar la consagración de Lefebvre, para eso están los otros obispos co-consagrantes».

      Pero ocurre que esto es correcto con respecto a la consagración de los obispos. Pero cuando alguien es ordenado sacerdote, no hay presentes «co-ordenadores» para garantizar la validez. Si el obispo mandante no confiere el sacramento, no hay «obispos de respaldo». ¿Capisce?

    2. ¡hay que ver los disparates que escriben en los comentarios! dice un lector esporádico y superficial cuando el primero es el suyo cuando intenta desacreditar las dudas razonables que se le presentan a todo católico, sobre la validez de la ordenación de Marcel Lefebvre, al ser ordenado como sacerdote y obispo por un muy probable masón, el Cardenal Lienart, que figuró como tal en la lista de Pecorelli y no sólo en esa lista.

      El lector esporádico y superficial sostiene que para la «consagración de Lefebvre ……. están los co-consagrantes, si el principal consagrante era masón (supuestamente) y no tuvo intención de confeccionar la consagración de Lefebvre, para eso están los otros obispos co-consagrantes».

      1. Eso lo dice el lector esporádico y superficial, pero ocurre que esto es correcto con respecto a la consagración de los obispos.

        Sin embargo, cuando alguien es ordenado sacerdote, no hay presentes «co-ordenadores» para garantizar la validez. Si el obispo mandante no confiere el sacramento, no hay «obispos de respaldo» para suplir esta deficiencia. Este hecho trae consecuencias dudosas para la validez del sacramento del orden recibido, porque Lefebvre no solo fue «consagrado» por Liénart, sino que también fue «ordenado» por él.

        ¿Capisce?

        1. Si al ser ordenado sacerdote no lo hubiera sido por falta de intención del ministro consagrante, cosa verdaderamente difícil y que habría que probar, al ser ordenado obispo recibiría también el sacerdocio en su plenitud.

          1. Simplicio, sus confusiones mentales, sus fabulas son aburridas. Por el bien de su alma le respondo a su último dislate.

            Obviamente, no tenemos forma de saber con certeza cuáles fueron las intenciones de Liénart cuando ordenó por primera vez y luego consagró a Marcel Lefebvre, solo él y Dios lo saben. Pero podemos sacar una conclusión razonable basada en lo que los papas nos han enseñado sobre Masones de alto rango que odian a Cristo y trabajan por la destrucción de Su Iglesia.

            Esta conclusión lógica nos diría que es altamente improbable que Liénart, dada su condición de masón de alto rango tuviera la intención de hacer lo que la Iglesia hace cuando ordenó y consagró a Marcel Lefebvre.

            En resumen, parece bastante sensato concebir que la «falta de intención del ministro consagrante» existió en ocasión de su ordenación sacerdotal, y esto todavía sin entrar a considerar la condición de ministro válido del propio Lineart, la cual también es dudosa.

  10. Las ordenaciones por salto (esto es, saltándose cualquier grado del sacramento del orden) son ilícitas pero válidas. Basta para la validez que el ordenando sea un varón bautizado. El episcopado es la plenitud del sacerdocio. Por lo tanto, la consagración de un obispo sana la invalidez que pudiera existir en las previas ordenaciones a grados inferiores (órdenes menores, diaconado, presbiterado).

    1. Una imprudencia en forma de juicio temerario es dar por seguro algo que es remotamente posible. Esto es que la «consagración de un obispo sana la invalidez que pudiera existir en las previas ordenaciones a grados inferiores (órdenes menores, diaconado, presbiterado).» No hay doctrina definida en este punto pero hay opinión ampliamente mayoritaria y de calificados teólogos, en contrario.

      En efecto, la ordenación previa al sacerdocio (Presbítero) es esencial para el Episcopado, por lo que la consagración episcopal de alguien que no era ya un sacerdote sería nula y sin efecto. Esto está confirmado por la práctica universal de la Iglesia.

      En consecuencia, el poder episcopal depende del poder sacerdotal, ya que nadie podría recibir el poder episcopal a menos que haya tenido previamente el poder sacerdotal. Y es totalmente irresponsable asegurar que uno no necesita primero ser un sacerdote para ser luego válidamente consagrado obispo.

  11. Lo anterior dando por buena la abracabradante conjetura sobre que en 1929 el obispo Liénart no tuviera intención de hacer lo que hace la Iglesia. No que no tuviera fe o virtud, que ya sabe usted que no son necesarias en el ministro para la validez del sacramento, sino que ni siquiera tuviera intención de hacer lo que hace la Iglesia. Cuando a San Francisco de Asís le reprocharon que recibiera la comunión de un sacerdote indigno, que vivía con su barragana, se puso de rodillas ante ese sacerdote y le besó las manos con que válidamente consagraba.

    1. En cuanto a la «abracabradante conjetura sobre que en 1929 el obispo Liénart no tuviera intención de hacer lo que hace la Iglesia» en realidad es exactamente al revés. Lo desconcertante, lo inseguro es suponer que un francmasón -quien siéndolo es automáticamente excomulgado- no está totalmente dedicado a provocar la caída de la Iglesia, como usted sugiere.

      Lo más probable es que siendo Lienart masón no tuviese una intención sacramental válida al ordenar a Lefebvre. Está planteada la duda, y en cuanto a la validez del sacerdocio de Lefebvre y también es dudoso que el mismo Liénart fuera un obispo válido.

      Inclusive, es dudoso que Liénart si fuera un obispo válido y si Lefebvre también fuera un sacerdote válido, Lienart hubiera tenido la necesaria intención sacramental de conferir la consagración episcopal a Lefebvre.

  12. Menos mal que al burro que no solamente escribió una burrada respecto a la validez del sacerdocio de Lefebvre y después salió a defenderla sumándole una burrada más, le han respondido otros comentaristas. Con lo que la estulticia inicial ha quedado reafirmada, confirmada y magnificada. ¿Quién será el superficial?

    Repito, no salgan a escribir la primera estupidez que se les venga a la cabeza.

  13. No se empecine usted, el único requisito de validez de las sagradas órdenes es ser varón bautizado (canon 968.1 CIC 1917).
    Los requisitos de licitud se enumeran en el canon 974.1″Para que alguien pueda lícitamente ordenarse, se requiere ….. 5º Que haya recibido las órdenes inferiores.» Además, el mismo canon 974 remite en su apartado 2 al canon 331 para lo que toca a la idoneidad de los que han de ser consagrados obispos, de manera que es ilícita (pero no inválida) la consagración de obispos inidóneos.
    Y el canon 977 establece la prohibición (no invalidez) de las ordenaciones «per saltum».

    1. Le agradezco que haya reconocido la verdad de mi réplica prescindiendo sostener una imprudencia suya en forma de juicio temerario. Esto es dar por seguro algo que es remotamente posible afirmando que la “consagración de un obispo sana la invalidez que pudiera existir en las previas ordenaciones a grados inferiores (órdenes menores, diaconado, presbiterado).” No hay doctrina definida en este punto pero hay opinión ampliamente mayoritaria y de calificados teólogos, en contrario.

      Lo mismo, le estoy agradecido que se desentienda de su absurda afirmación acerca de una supuesta por usted “abracabradante conjetura sobre que en 1929 el obispo Liénart no tuviera intención de hacer lo que hace la Iglesia” cuando en realidad es exactamente al revés. Lo desconcertante, lo inseguro es suponer que un francmasón -quien siéndolo es automáticamente excomulgado- no está totalmente dedicado a provocar la caída de la Iglesia, como usted sugiere.

  14. Y lo mismo en el CIC 1983: «Sólo el varon bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación» (canon 1024, único requisito de validez, como en el CIC 1917). Vienen después en el canon 1025.1 («Para la lícita ordenación ….») y siguientes los requisitos de licitud.

    1. Aquí se advierte no solo juicio imprudente sino una confusión mental importante suya acerca de lo que se discute. No es si Lefebvre era varón, condición NECESARIA y cumplida pero no suficiente para la validez de QUIEN RECIBE el sacramento del orden, si no la validez de QUIEN ADMINISTRA -Liénart- el sacerdocio supuestamente recibido por Lefebvre.

      La cuestión de fondo es la validez del supuesto orden de Lefebvre. Nadie en su sano juicio puede suponer que la Iglesia no considera de gravedad mayúscula tener la certeza sobre el Orden recibido. Por tanto, la Santa Madre tiene requisitos indispensables para saber si el Sacramento del Orden se ha producido o no, es decir, si es válido o no. Y tan importante es el tema que no prevé, como en otros casos, que se subsanen ilicitudes para obtener el Sacramento del orden. Un ordenación sacerdotal debe ser siempre lícita para ser válida.

      La Iglesia jamás admitirá que un sacerdote haya sido ordenado por un masón.

  15. SOLODOCTRINA: las confusiones mentales son de usted, como se evidencia en sus comentarios.
    Son muchos los laicos que fueron elegidos obispos y consagrados como tales, como San Ambrosio de Milán. Por no hablar de los mismos Apóstoles, ya que nos puede distraer el hecho de que fueran elegidos directamente por Cristo.
    Incluso ha habido Papas que han sido nombrados cuando eran laicos, por lo que hubo que consagrarlos de obispos directamente.
    En cuanto a la intención de hacer lo que hace la Iglesia, para la validez de los Sacramentos, no hay que confundir la intención, que pertenece a una de las potencias del alma, la voluntad, con la Fe, que pertenece a otra potencia del alma, el entendimiento. Ni afecta el estado de gracia. Incluso los paganos hicieron bautizos válidos, según dictaminó la Iglesia.
    No sabemos si Lienart era masón. Estar en la lista Pecorelli no es una prueba. Ni sabemos qué quería hacer si lo hubiera sido. No es posible entrar en su conciencia. De internis, neque Ecclesia

    1. No creo que lo haga de mala de fe, pero le sugiero que no abra comentarios nuevos desentendiéndose del hilo correspondiente. Es más fácil seguir, para todos, las replicas a sus dislates, continuando dentro del mismo hilo.

      En cuanto a la primera parte de sus delirios no voy a detenerme ya que despacha a los Códigos de Derecho Canónicos, que la Santa Madre Iglesia considera absolutamente necesarios elaborarlos para garantizar su apostolicidad, con el argumento de que Jesús no hacía lo que se establece allí. Es tan ridícula y anacrónica su fabula que la dejamos que se comente sola.

      1. Me voy a detener sólo en el final de su último comentario. Parece que usted no comprende las posibles consecuencias de su afirmación “no sabemos si Liénart era masón”. Cuando incluso el propio Lefebvre reconoció públicamente la condición masónica de su ordenante y no se basaba en la lista de Pecorelli. Le recuerdo que un católico toma en serio estas cuestiones.

        1. En efecto, las consecuencias de asumir erróneamente la validez de las Órdenes son catastróficas. No son un detalle menor, Con la única excepción del Bautismo, ninguno de los Sacramentos sería válido.

          No habría absolución sacramental en la Confesión, ni el Cuerpo y la Sangre de Cristo se ofrecerían en la Misa o se distribuirían en la Sagrada Comunión. Y quizás lo más trágico es que el Sacramento de la extremaunción no se llevaría a cabo en ese momento crítico de la muerte.

          Ninguna cantidad de buena voluntad o ilusiones por parte del ministro o del destinatario previsto podría suplir esta deficiencia.

          Todos pierden

  16. Me voy a detener sólo en el final de su último comentario. Parece que usted no comprende las posibles consecuencias de su afirmación “no sabemos si Liénart era masón”. Cuando incluso el propio Lefebvre reconoció públicamente la condición masónica de su ordenante y no se basaba en la lista de Pecorelli. Le recuerdo que un católico toma en serio estas cuestiones.

    En efecto, las consecuencias de asumir erróneamente la validez de las Órdenes son catastróficas. No son un detalle menor, Con la única excepción del Bautismo, ninguno de los Sacramentos sería válido. No habría absolución sacramental en la Confesión, ni el Cuerpo y la Sangre de Cristo se ofrecerían en la Misa o se distribuirían en la Sagrada Comunión. Y quizás lo más trágico es que el Sacramento de la extremaunción no se llevaría a cabo en ese momento crítico de la muerte. Ninguna cantidad de buena voluntad o ilusiones por parte del ministro o del destinatario previsto podría suplir esta deficiencia.

    Todos pierden.

  17. Y no es que yo haya aceptado sus argumentos sobre la pretendida invalidez de la ordenación sacerdotal de Lefebvre. Simplemente me he concentrado en el punto irrebatible: incluso suponiendo que aquella primera ordenación fuese inválida por falta de intención de ordenar imputable a Liénart («dato non concesso»), toda duda habría quedado definitivamente despejada por la posterior ordenación episcopal en la cual intervinieron, además de Liénart como consagrante principal, dos obispos co-consagrantes. Porque el episcopado es la plenitud del sacerdocio y porque las ordenaciones «per saltum», si bien ilícitas, son perfectamente válidas, sin otro requisito personal en el ordenando que la condición de varón bautizado.
    ¿De dónde saca usted que todas las ordenaciones ilícitas son inválidas? Por seguir con el asunto lefebvriano, la Santa Sede ha considerado siempre que las consagraciones episcopales de 1988 realizadas por los obispos Lefebvre y Castro-Mayer fueron ilícitas pero válidas.

  18. A su falta de continuidad de respuesta a mis réplicas de sus hipótesis iniciales usted la llama “me he concentrado en el punto irrebatible”. Un eufemismo que intenta justificar su abandono de caminos carentes de razonabilidad.

    Dos consideraciones finales para concluir este tema y no caer en argumentos circulares, ni mezclarlo con cuestiones que tienen otro cariz distinto como son las ordenaciones de 1988, las cuales no voy entrar a analizar para no eternizar este debate ni irnos por las ramas con temas sin duda interesantes, pero que no aportan nada en cuanto discernir la validez de las ordenaciones recibidas por Lefebvre. Como, en cambio, aportarían luz sin duda el estudio comparativo de las ordenaciones del obispo Thuc.

  19. Primera. La cuestión central para determinar la validez de las ordenaciones de Lefebvre , y que usted trajo al debate pero luego se desentendió ante mi replica, es la INTENCIÓN del masón Lienart de hacer lo que la Iglesia hace. Nadie duda que si Lienart tuvo una intención distinta a la eclesial, lo cual es muy probable, la ordenación sacerdotal de Lefebvre es inválida. Es esencia de la validez del Orden, no una mera informalidad que llevaría a una mera ilicitud

  20. Segunda. Usted vuelve a afirmar con seguridad que las ordenaciones “per saltum” son válidas en la Iglesia. Me parece que no leyó bien cuando le dije que no hay doctrina definida en este punto pero hay opinión ampliamente mayoritaria y de calificados teólogos, en contrario. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino dice que «el poder episcopal depende del poder sacerdotal, ya que nadie puede recibir el poder episcopal a menos que haya tenido previamente el poder sacerdotal. » Paralelamente, las Constituciones Apostólicas, fuente de información valiosa sobre la Iglesia primitiva también condenan la Ordenación “per saltum”.

    Por último, no existe disposición canónica que permita que la consagración episcopal se realice sin previa existencia del sacerdocio, o que supla la falta de éste. Por el contrario, la Iglesia pide expresamente que haya sido “ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años” previamente a la ordenación episcopal.

  21. A no eternizar el debate llama quedar usted encima, como el aceite. Pero de nuevo, el requisito de los cinco años de sacerdocio, como los demás de idoneidad para la ordenación episcopal, lo es de licitud, no de validez. Y claro que las ordenaciones per saltum están prohibidas, por eso son ilícitas, pero no inválidas. Y claro que el linaje Thuc es distinto del linaje Lefebvre, porque es distinta la invalidez (que se discute en el primero) de la ilicitud (que se imputa a las consagraciones de 1988). ¡Pero no eternicemos el debate!

  22. Por supuesto que no eternizemos un debate con la argucia de irse por las ramas, interponiendo cuestiones que no agregan nada a la cuestión que se discute: las dudas que presenta la ordenación sacerdotal y por ende la episcopal de Lefebvre.

    Si las ordenaciones per saltum a su juicio no afectan la validez del sacramento, sólo la licitud, entonces ¿por qué trae este tema al debate? No parece ser coherente su ilación mental al acercar consideraciones anejas pero que estarían fuera de tema.

    A mi juicio, en cambio, tiene sentido discutir la condición de sacerdote de Lefebvre, la cual afecta directamente la validez de su ordenación episcopal ya que el destinatario del orden episcopal debe ser un sacerdote válidamente ordenado. Para que exista dicha validez juega directamente esta cuestión, excepto que se sostenga absurdamente que la condición personal no importa en este sacramento, sólo que sea varón y nada más.

  23. Otra cuestión que mencioné sólo al pasar pero que afecta DIRECTAMENTE la seguridad sacramental del sacerdocio recibido por Lefebvre es la condición de ministro válido del ordenante obispo masón Lienart. Porque un sacramento recibido sin una intención apropiada o que se confiere a una persona en contra de su voluntad no es válido.

    ¿Hay certeza moral de que en el momento de su consagración episcopal, que Liénart habría tenido la intención propia requerida por la Iglesia?

    ¿Cuál es la probabilidad de que un enemigo del catolicismo tenga una intención católica apropiada?

  24. Se traen al corazón del debate las ordenaciones «per saltum», prohibidas por el canon 977 CIC 1917 y por lo tanto ilícitas, pero sin embargo válidas, porque, incluso en el supuesto de que la pertenencia de Liénart a la masonería fuera bastante para afirmar que la ordenación sacerdotal de Lefebvre habría sido inválida por falta de intención del ordenante («dato non concesso», nunca lo he admitido salvo a efectos de este debate), incluso en ese supuesto («quod non», vuelvo a afirmar, que con usted no sobran estas cautelas) la posterior consagración episcopal del mismo Lefebvre (pretendidamente de un no sacerdote, por lo tanto «per saltum», pero varón bautizado) no sólo por Liénart sino por dos co-consagrantes habría sido válida, al menos en razón de esos dos co-consagrantes aunque no fuese así por el principal, y le habría conferido la plenitud del sacerdocio.
    Mientras que no fui yo, sino usted, quien trajo a colación el asunto Thuc, ciertamente ajeno a nuestro asunto.

  25. Las ordenaciones de Thuc las mencioné sólo a modo de ejemplo, y sin ahondar, de una situación que estudiada comparativamente con las ordenaciones de Lefebvre podría acercar luz al debate sobre la validez de éstas, lo cual no lo hace siquiera mencionar las ordenaciones de 1988, tal usted lo hizo, porque no contribuyen al mismo al ser un tema de diferente carácter.

    Usted sostiene la validez de las ordenaciones «per saltum» en la Iglesia, simplemente como ocurrencia suya y sin fundamentarla. Si nos extendieramos aplicando este curioso decreto suyo, nos hallaríamos ante situaciones francamente ridículas.

    Por esto, la opinión ampliamente mayoritaria de los teólogos de mayor fuste NO es que ser un sacerdote ordenado válidamente no es un requisito previo para recibir una consagración válida al episcopado. Por ejemplo, la de la anteriormente citada del Aquinate.

  26. Como la opinión mayoritaria de los teólogos no avala la ordenación episcopal «per saltum» y, al mismo tiempo, afirma San Alfonso María de Ligorio que «con los Sacramentos, se debe elegir el camino más seguro» se puede afirmar razonablemente que de la falta de certeza moral en la ordenación de Lefebvre al sacerdocio se desprende que falta la certeza moral, al menos igualmente de la consagración de Lefebvre al episcopado.

    Y como el propio Lefebvre, siguiendo a San Alfonso, nos advierte de los sacramentos dudosos según él practicados en la Iglesia conciliar, me recuerda el consejo evangélico sobre ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

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