Una vez más, Su Santidad ha urgido a que se ponga fin al tráfico de seres humanos en el mensaje del Ángelus en la Plaza de San Pedro. No se ha pronunciado, sin embargo, sobre cómo podría lograrse mientras se promueve la ‘acogida’ universal e irrestricta de inmigrantes ilegales
«Esta plaga reduce a muchos hombres, mujeres y niños a la esclavitud con el propósito de explotación laboral y sexual, la venta de órganos, de mendicidad forzosa, también aquí, en Roma», ha dicho Su Santidad ante los asistentes al Ángelus en la Plaza de San Pedro este lunes, Día Mundial contra el Tráfico de Personas según el santoral de las Naciones Unidas.
«Las rutas de la emigración también las usan a menudo traficantes y explotadores, para reclutar nuevas víctimas de tráfico. Es responsabilidad de todos denunciar las injusticia y oponerse firmemente a este vergonzoso crimen».
Sea o no «responsabilidad de todos», desde luego lo es del gobierno, y el italiano de Giuseppe Conte se la toma muy en serio. Y ahí está la paradoja: que obedecer las palabras del Papa en este sentido -oponerse firmemente al tráfico de seres humanos- lleva a despertar las iras de la jerarquía eclesiástica italiana y de la Curia, como saben los lectores de Infovaticana.
Abrir, como desea Su Santidad y como repiten al unísono los miembros de la Curia y casi todos los obispos italianos con mayor o menor ferocidad, las puertas de Italia de par en par a la llegada de todos los inmigrantes africanos que lo deseen exige, necesariamente, la participación de estos inmundos personajes cuyo negocio con justicia denuncia Su Santidad.
No hay agencias de viaje que cumplan este cometido, de modo que para que un joven de Mali, digamos, pueda llegar a las costas de la rica Europa debe contratar con estos deleznables agentes. Así, fomentar una política de fronteras abiertas, como desea en algunos mensajes el Santo Padre, favorece y afianza directamente el negocio que en otros deplora.
Más aún, las ONG que en la versión, digamos, ‘episcopal’ son los héroes de este relato tienen, también necesariamente, que coordinar sus rescates con estas mismas mafias, consolidando su negocio y convirtiéndose tácitamente en sus ‘socios’ y agentes comerciales.
Sería, quizá, deseable, que Su Santidad aclarase esta confusión de oponerse a dos fenómenos, el uno de los cuales no puede darse sin favorecer al otro, salvo que haya pensado en alguna solución a este dilema, en cuyo caso sería enormemente positivo que la comunicara a los gobiernos de Europa.
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Y con el otro lado de la boca apoya sin fisura el tráfico de los inmigrantes de parte de loas mafias y las ONG. Esto es Peronismo puro y duro, tan típico de Francisco.
«Urgir» hoy una cosa, otro día su contraria, y otro día la que le peta, tiene su contrapunto «chic» en que siempre lo hace desde el mismo regio y soleado balcón. Como decía el malogrado Andrés Montes: «La vida puede ser maravillosa…»
Confusiones de esta naturaleza es, lamentablemente, una constante en Su Santidad.
Pues que el Vaticano monte una agencia de viajes que haga un tour a Libia por semana, totalmente gratis y los lleve ¿a donde?. ¿bajo que techo? ¿quien les da de comer y vestir?. ¿quien les da trabajo?. Son mayoría hombre jóvenes ¿con qué mujeres se pueden emparejar?. Porque la naturaleza llama a la puerta no están castrados. Además si vienen mucho hombres jóvenes a Europa, ¿con quien se emparejarán las mujeres jóvenes africanas?. pues nada aumentará la poligamia. Es que la cabeza está para pensar.
La mayoría de ellos son musulmanes y para el islam la inmigración es otra modalidad de la yihad. Ya lo dijo Mahoma. Es imposible que se integren en Europa. No tienen ética de trabajo y no vienen a trabajar sino a cobrar subsidios. Ya 10,000 de ellos se han ahogado en el Mediterráneo. ¿No tendrá Francisco parte de la responsabilidad en esta tragedia? Francisco ha demostrado una incapacidad espantosa de análisis sobre este tema, pues el mismo Catecismo establece que la inmigración tiene que ser ordenada legal. Los padres centroamericanos mandan a sus hijos a cruzar la frontera USA solos y luego la izquierda buenista echa la culpa a Trump.
Recemos para que la iglesia tenga pronto el líder que urgentemente necesita, santo y lleno del Espíritu Santo
Pero si Francisco alienta el tráfico de seres humanos a través de la inmigración y el «papeles para todos», ¿cómo puede ahora urgir a que se acabe lo que él mismo promueve?