Maradiaga encubre una red de corrupción homosexual en su seminario, denuncian los seminaristas

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A pesar de que hasta la fecha el cardenal Maradiaga no ha respondido públicamente de estas acusaciones relacionadas con su seminario archidiocesano.

(Edward Pentin) TEGUCIGALPA- En Honduras, casi 50 seminaristas han protestado contra lo que llaman un patrón difundido y arraigado de práctica homosexual en el principal seminario mayor de Tegucigalpa.

En una carta escrita a los formadores del seminario que, en junio, fue enviada a los obispos católicos del país, los seminaristas afirman que existen “pruebas irrefutables” de una red homosexual en la institución, protegida por el rector.

“Los seminaristas heterosexuales están escandalizados y realmente deprimidos”, ha dicho al Register uno de los seminaristas que ha redactado la carta.

“Muchos están pensando en irse del país”, ha afirmado, hablando bajo anonimato debido al miedo a represalias. “Temo que muchos se vayan”.

Las inquietantes acusaciones que vienen de Honduras tienen un eco especial en los Estados Unidos, porque son reflejo de los aspectos clave del actual escándalo que sacude a la Iglesia estadounidense, relacionado con los presuntos abusos sexuales por parte del cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington.

De manera similar a los cargos atribuidos al cardenal McCarrick, que al parecer presionó a los seminaristas para tener relaciones sexuales con ellos cuando fue obispo en dos diócesis de Nueva Jersey durante los años 80 y 90, el obispo auxiliar de Tegucigalpa, Mons. Jose Juan Pineda Fasquelle ha sido acusado de tener relaciones homosexuales con seminaristas.

Y, del mismo modo que las revelaciones concernientes al cardenal McCarrick han levantado cuestiones inquietantes sobre lo que sus hermanos en el episcopado y el Vaticano sabían acerca de sus relaciones sexuales con los seminaristas y la razón por la que nada ha salido a la luz durante tanto tiempo, las acusaciones en Honduras cuestionan las acciones del cardenal de Tegucigalpa, Oscar Rodriguez Maradiaga.

Y aunque el cardenal Maradiaga -confidente clave del Papa Francisco y coordinador del grupo de cardenales (“C9”) que le asesoran en la reforma de la gobernanza de la Iglesia y de la Curia romana- no ha sido personalmente acusado de conducta sexual impropia, está siendo criticado porque parece haber ignorado la gran cantidad de pruebas que demuestran la conducta sexual inapropiada de Mons. Pineda, cuya renuncia como obispo auxiliar fue aceptada por el Papa Francisco el 20 de  julio pasado.

Que la carta de los seminaristas hondureños saliera a la luz en junio  no ha gustado; según fuentes hondureñas, el cardenal Maradiaga les ha acusado de ser “chismosos” que desean desacreditar a sus compañeros seminaristas.

La carta

El Register ha conseguido el texto de la carta no firmada, resultado del esfuerzo llevado a cabo por 48 de los 180 seminaristas, que afirman no “poder seguir escondiendo la magnitud del problema existente en el seminario”.

“Estamos viviendo y experimentando un periodo de tensión en nuestra casa debido a situaciones gravemente inmorales; en especial, una homosexualidad activa dentro del seminario que, durante todo este tiempo, ha sido tabú”, escriben los seminaristas; “y al encubrir y penalizar esta situación el problema se ha agravado, volviéndose, como ha dicho recientemente un sacerdote, ’una epidemia en el seminario’”.

La carta apela a los formadores del seminario para que sigan lo que la Iglesia enseña sobre este tipo de conducta, y pide un nuevo “proceso de formación” más actualizado y que represente una visión “holística” y “profética”. También pide que cualquier seminarista que tenga relaciones homosexuales sea expulsado del seminario, incluso si es amigo de los formadores, porque una persona así claramente “no es adecuada para el ministerio pastoral” y “tarde o temprano, causará un gran daño a la Iglesia”.

“¡No todo el que lo desee puede ser sacerdote!”, se afirma en la carta. “El ministerio es un don que debe ser vivido y recibido desde la convicción del Evangelio y de un amor radical y exclusivo”.

Los seminaristas insisten que su carta no quiere ser una “persecución” o ejemplificar la “homofobia”, acusaciones que algunos de los líderes de la Iglesia local dirigieron a los seminaristas cuando levantaron la cuestión en ocasiones anteriores. “No es cotilleo ni falta de virilidad”, dijeron.

En el párrafo conclusivo de la carta, los seminaristas observan que el envío de la misma no supone que hay una única parte implicada, sino que ha sido escrita “por un grupo de seminaristas” aconsejados por sus directores espirituales y otros sacerdotes del seminario con el fin de dar a conocer sus preocupaciones.

“Humildemente les pedimos perdón si nuestras palabras les ofenden o les incomodan, pero estamos convencidos de que era necesario exponer esta realidad con libertad, respeto y caridad”, han escrito los seminaristas a sus formadores. “Les aseguramos nuestro afecto fraterno y rezamos por ustedes, responsables de esta casa y con una difícil misión. Les encomendamos a Nuestra Señora de Suyapa, patrona de este seminario, y a San José, patrono de todos los seminarista del mundo en la Iglesia universal”.

Una de la causas que ha impulsado a enviar la carta a los obispos ha sido que un seminarista de la diócesis hondureña de Santa Rosa de Copán intentó quitarse la vida en abril -fracasando en su intento-, cuando descubrió que su amante hombre en el seminario tenía otra relación.

El Register consiguió una copia de la nota de suicidio del seminarista. “Voy a la casa del Padre”, se lee en la nota escrita a mano. “Nunca hubiera pensado que mi amigo, mi hermano, al que le he confiado todo y al que le he concedido demasiadas cosas podría traicionarme de este modo”.

El Register también ha tenido acceso a pruebas fotográficas de pornografía homosexual, intercambiadas por WhatsApp por seminaristas que no apoyaron la carta, como también de mensajes obscenos. Estos intercambios han sido verificados y certificados como auténticos por especialistas informáticos de la Universidad Católica de Honduras, que buscaron en la memoria de los ordenadores y entregaron las pruebas a los obispos del país.

La respuesta de los obispos

A principios de junio, durante la asamblea permanente de la Conferencia episcopal hondureña, Mons. Hector David Garcia Osorio, obispo de Yoro, responsable de las vocaciones y los seminarios, pidió que se abordara el tema de la homosexualidad en el seminario principal del país. Fue entonces cuando la carta de los seminaristas fue distribuida a los obispos.

Según nos han informado las fuentes, cuando la carta fue leída en la asamblea, el cardenal Maradiaga y Mons. Angel Garachana Pérez, obispo de San Pedro Sula, presidente de la Conferencia episcopal de Honduras, empezaron a atacar a los autores de la misma.

Mons. Guy Charbonneau, obispo de Choluteca, ha confirmado al Register el 29 de junio que la asamblea permanente recibió la carta. Nos ha dicho también que la conferencia episcopal está llevando a cabo una investigación para saber si las acusaciones son verdad. “Estamos en ello”, ha dicho Mons. Charbonneau. “Cada obispo tiene que abordar la cuestión entrevistando a los seminaristas de su diócesis”.

“Es un problema nuevo”, ha añadido. “Tal vez ocurrió en el pasado, pero no con la dimensión de la que estamos hablando ahora”.

Los obispos de Honduras se han reunido el 23 de julio para discutir de nuevo acerca de las protestas de los seminaristas. Un fuente cercana a las discusiones ha informado al Register que es muy probable que no se tomen medidas inmediatas relacionadas con los supuestos problemas en el seminario.

El Register se ha puesto en contacto con las oficinas del cardenal Maradiaga, de la Conferencia episcopal hondureña y de cada uno de los obispos del país, pidiendo algún comentario sobre esta cuestión. En el momento en que este artículo es publicado, ninguno de los obispos había respondido a las preguntas del Register.

“La homosexualidad en el seminario es un problema que se ha multiplicado en estos últimos años”, ha dicho el seminarista que ha hablado, bajo anonimato, con el Register.

“Otra problema grave es que si alguien dice algo distinto a lo que los obispos o el cardenal están diciendo, es censurado y expulsado”, ha añadido.

“Los obispos se han reunido y han hablado sobre esta cuestión”, ha dicho. “Cuando se destapó el problema, la gente al principio dijo ’No’, y lo negó. La cuestión es que este problema [de la homosexualidad] existe y se niega su existencia. Por desgracia, el cardenal lo ha negado. Pero el problema está ahí”.

Añade el seminarista: “Si la gente viene e investiga, encontrará cosas peores de las que se han encontrado en Chile”.

La renuncia de Mons. Pineda

La noticia sobre la protesta de los seminaristas llega después de meses de acusaciones de conducta sexual impropia y de malversación de fondos por parte de Mons. Pineda.

Desde el pasado mes de diciembre, el cardenal Maradiaga ha sido acusado de permitir que Mons. Pineda siguiera en su puesto e, incluso, de  haberle hecho responsable de la diócesis durante su ausencia para recibir tratamiento médico por un cáncer de próstata en Houston, a pesar de la miríada de acusaciones contra Mons. Pineda de mantener relaciones homosexuales, también con seminaristas.

Mons. Pineda ha sido acusado también de malversación, hecho que salió a la luz durante la investigación papal del año pasado. Se dice que los hallazgos de esa investigación fueron enviados al Papa en mayo de 2017, pero no habían sido divulgados públicamente.

En marzo, el Register tuvo acceso al texto de dos testimonios de seminaristas incluidos en la investigación, detallando las acusaciones de conducta sexual impropia por parte de Mons. Pineda.

El Vaticano no divulgó públicamente la razón concreta de la renuncia de Mons. Pineda. En una declaración emitida inmediatamente después de anunciar su renuncia el 20 de julio, el obispo tampoco dio ninguna explicación y no demostró gran arrepentimiento. En su declaración, dijo que había intentado “servir con todo su corazón… al arzobispo, al clero, a los seminaristas y al pueblo de Dios” de la archidiócesis de Tegucigalpa.

“Si lo he conseguido, alabado sea Dios”, dijo Mons. Pineda. “Si he fracasado, pido perdón”.

Si bien el Vaticano no ha revelado si las acusaciones de conducta sexual impropia con seminaristas han sido decisivas en la aceptación por parte del Papa de la renuncia de Mons. Pineda, tanto el Papa Benedicto XVI como el Papa Francisco han subrayado que los hombres que tienen relaciones homosexuales o que tienen inclinaciones homosexuales “profundamente arraigadas” no deben ser admitidos en los seminarios.

En 2005, poco después de la elección del Papa Benedicto, la Congregación para la Educación Católica publicó su “Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas con tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas.”

El documento vaticano afirma que la Iglesia “no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay” (n. 2).

El documento declara: “Dichas personas se encuentran, efectivamente, en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las consecuencias negativas que se pueden derivar de la Ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas” (n. 2).

Hablando a los obispos de Italia en una audiencia el pasado mes de mayo, el Papa Francisco ha vuelto a afirmar de manera inequívoca que los hombres “con tendencias profundamente arraigadas” o que “realizan actos homosexuales” no son candidatos adecuados para ser admitidos en el seminario.

Según el Vatican Insider, Francisco dijo que respecto a estos hombres, “si se tiene la más mínima duda, es mejor no dejar que entren”, porque su admisión puede llevar a escándalos y comprometer la vida comunitaria del seminario.

El cardenal Maradiaga

Cuando este artículo es publicado, el cardenal Maradiaga aún no ha respondido a las preguntas enviadas por el Register en relación a la acusación de una difundida conducta sexual impropia en el seminario archidiocesano de Tegucigalpa. Pero una fuente fidedigna nos informa que su posición es que son todas invenciones.

“Busca al culpable, pero no se da cuenta que más de la mitad de los seminaristas son homosexuales”, dice la fuente, que añade que algunos formadores se negaron recientemente a participar en las ordenaciones sacerdotales debido a la supuesta homosexualidad de los candidatos. “Les ordenó el cardenal personalmente”, ha informado la fuente.

Hasta la fecha, el Papa Francisco no ha aceptado la renuncia del cardenal Rodriguez Maradiaga que este le mandó el mes de diciembre pasado, cuando cumplió 75 años, la edad obligatoria de jubilación para los obispos.

Pero a la luz de la acción emprendida por el Papa en Chile en relación a los abusos sexuales por parte del clero, y la implicación del Vaticano en las restricciones aplicadas al cardenal McCarrick tras las «creíbles» acusaciones de abuso sexual en un menor a principios de los años 70 en la archidiócesis de Nueva York, los observadores sugieren que ahora es más probable que el cardenal Maradiaga tenga que rendir cuentas por los problemas que han emergido en su propia archidiócesis.

Un artículo del 20 de julio de Associated Press vincula de manera concreta la situación en Tegucigalpa con la cuestión sobre cómo responderá el Papa Francisco a las revelaciones sobre el cardenal McCarrick.

El artículo hacía la siguiente observación: “El obispo auxiliar, Mons. Juan José Pineda Fasquelle, de 57 años, ha sido acusado de conducta sexual impropia con seminaristas y de hacer costosos regalos a sus amantes; este comportamiento era tan evidente para los fieles de Honduras, asolados por la pobreza, que Maradiaga ahora está bajo presión para que revele lo que sabía de las fechorías de Pineda y para que explique, también, por qué toleró a un obispo gay sexualmente activo en sus filas”.

 Edward Pentin es el corresponsal del Register en Roma. A este artículo ha contribuido la corresponsal del Register Sabrina Arena Ferrisi.

Publicado en el Register; traducido por Elena Faccia Serrano para Infovaticana.