El párroco de Ars prohíbe la entrada en el santuario a Don Minutella

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El polémico sacerdote siciliano, excomulgado el año pasado por sus críticas al Papa, ha tenido junto al grupo de peregrinos que lideraba un desagradable encuentro con el sacerdote custodio del santuario de Ars.

El santuario de Ars, el pueblecito francés donde ejerció su ministerio San Juan María Vianney, es, naturalmente, gratis, y está abierto a todo el mundo. O casi: el polémico sacerdote italiano excomulgado Alessandro Minutella, tiene prohibida la entrada a las habitaciones del santo y a la capilla adjunta.

El rector de la iglesia de Ars esperaba a Don Minutella, que acudía al santuario con un grupo de peregrinos, y trató de impedirles la entrada. Tras un tenso tira y afloja permitió la entrada de los peregrinos, a los que ordenó que se mantuvieran en absoluto silencio y que quedaron bajo la supervisión de dos sacerdotes.

El rector les advirtió que había recibido «información» de la Archidiócesis de Palermo en el sentido de que, dijo, «sois una secta», a pesar de que Don Minutella había hecho la oportuna reserva.

El de Minutella es un ejemplo especialmente controvertido de cómo el «tiempo de la misericordia» que Francisco ha proclamado para su pontificado parece no afectar a todos; de hecho, parece referirse solo a aquellos cuyo ‘pecado’ es excederse en la dirección marcada por Francisco para su ‘renovación’, rara vez, o nunca, para quienes quienes la encuentran alarmante y se pasan por el extremo contrario.

Minutella fue excomulgado a finales del año pasado, tras romper nueve meses de silencio impuesto por su arzobispo. Él mismo lo anunció en una intervención en directo en Radio Domina Nostra, una cadena religiosa siciliana. El sacerdote se había mostrado muy crítico con algunas decisiones del Vaticano, especialmente con las ambigüedades contenidas en la exhortación Amoris Laetitia, razón por la que había perdido su parroquia y se le había prohibido hablar.

Tras nueve meses de obediencia, rompió su silencio con estas palabras:

“Después de mi apelación al Clero tras haber enviado una carta a mi obispo el 21 de septiembre en la que volví a profesar todas y cada una de las verdades de la fe católica, incluido el asentimiento de voluntad e intelecto al Romano Pontífice, el prefecto de la Congregación para el Clero me ha notificado que la apelación se suspendió hasta el 8 de diciembre. Mientras tanto, tendría que hacer público un testimonio de lealtad al Papa Francisco en las redes. Me he preguntado el porqué de tan singular exigencia. En cualquier caso, habiendo expresado en mi carta precedente mi respeto y asentimiento por el intelecto y la voluntad al Romano Pontífice, no he considerado que tuviera que intervenir ante tal exigencia. Me he preguntado ¿de dónde viene esta insólita petición, que no se ha dado nunca? De todos modos, hoy (ayer para los que lean hoy), he sido convocado a la Curia por mi obispo, que tras largos meses de ausencia hacia quien esto suscribe, me ha dado una carta en la cual dice que si yo no hago un acto de pública fidelidad al papa Francisco, seré excomulgado con dos solemnes excomuniones”.

Creo que cualquier católico mínimamente atento a lo que pasa en la Iglesia puede citar de memoria un buen número de sacerdotes y prelados que se han mostrado críticos en tiempos anteriores, e incluso que han predicado graves errores incompatibles con la doctrina católica, sin que se les haya aplicado pena tan severa como una excomunión, existiendo muchas penas canónicas suficientemente eficaces en estos casos.

Don Minutella es fundador de una comunidad espiritual llamada Jardincito de Nazaret en la Archidiócesis de Monreale, en Sicilia. Emplea en su apostolado los medios de comunicación modernos, sobre todo Internet, y su fidelidad al Magisterio de la Iglesia le había convertido en un predicador muy demandado y conocido en Italia. Siempre dejó claro que su preferencia por la liturgia tradicional era una «opción personal» que en absoluto suponía una crítica a la forma Novus Ordo.

Francisco nombró en 2015 un nuevo arzobispo de Palermo, y con él empezaron los problemas para Don Minutella. Primero, le amonestó; a continuación, le privó de su parroquia, pese a las protestas de los feligreses.

Se retiró a Monreale, pero allí le alcanzó la hostilidad del arzobispo, quien consiguió que el ayuntamiento ordenara la demolición del centro elegido para su pequeña comunidad. Don Minutella no protestó.

Hasta que, en otoño de 2017, le llegó súbitamente la orden de realizar una especial declaración de fidelidad al Papa en el plazo de 48 horas, bajo pena de excomunón. El sacerdote respondió recitando el Credo de Nicea, tras lo cual quedó excomulgado por desobediencia.

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Comentarios
10 comentarios en “El párroco de Ars prohíbe la entrada en el santuario a Don Minutella
  1. Otro caso de abuso de autoridad, por parte de la jerarquía francisquita. Como tal abuso no se ajusta a Derecho, la excomunión es invalida, y pura prevaricacion.
    Hoy en día muchos curas y religiosos no creen en las verdades del Credo y la jerarquía callada, y a los que mantienen la fe, palo.
    La profesión de fidelidad es a Cristo y una profesión de fidelidad a una persona, aunque sea el Papa, me suena mucho a idolatría.

  2. La realidad supera la ficción, con la cantidad de parrocos que están haciendo y diciendo barbaridades no en contra del Papa sino de las verdades de Fe, mientras no se hace nada….supongo que esto formará parte de las persecuciones que anunció Cristo, lo cual no deja de indignar, quizás alguien que tenga competencia pueda investigar al nuevo obispo…

  3. Lamento decir que estoy totalmente de acuerdo con el padre Minutella; y por cierto, tiene un Doctorado en Magisterio de la Iglesia; no es un cualquiera.

  4. El abuso sobre los débiles y los justos es una de las características de los peores tiranos de la tierra. El abuso del poder, excediéndose en las competencias propias, es otra. Lo estamos presenciando una y otra vez en este desgraciado pontificado. No entiendo cómo personas de bien, confundiendo lealtad con servilismo, confundiendo amor con adulación, confundiendo la crítica con el odio y creando una especie de idolatría que tiene como objeto a un personaje siniestro, siguen sin abrir la boca por miedo a perder sus poltronas.

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