El pasado viernes Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, publicaba un tuit en el que manifestaba: “Con su habitual liberticidio intervienen nuestra libertad. Tienen miedo de la verdad que nos hace libres de veras, y por eso la quieren controlar, expulsando a los padres de la educación de sus hijos e imponiendo ellos una ética de Estado. Vuelve la dictadura totalitaria”. Lo publicó como respuesta a los planes del Gobierno sobre la asignatura de Religión y la escuela concertada.
Con su habitual liberticidio intervienen nuestra libertad. Tienen miedo de la verdad que nos hace libres de veras, y por eso la quieren controlar, expulsando a los padres de la educación de sus hijos e imponiendo ellos una ética de Estado. Vuelve la dictadura totalitaria.
— jesus sanz montes (@jsmofm) 13 de julio de 2018
Izquierda Unida de Asturias replicó que el Arzobispo está más cerca de “las posiciones de la extrema derecha que de lo que debería ser la doctrina de la Iglesia católica del Papa Francisco”.
En la entrevista que sigue, realizada por Pablo Álvarez para La Nueva España, Sanz Montes explica con detalle el porqué del mensaje que causó tanto revuelo dentro y fuera de Asturias.
– ¿Cuál es el motivo de fondo que le llevó a emplear una expresión tan fuerte como “dictadura totalitaria”?
–Hay dictaduras que son la resulta de un golpe de Estado, y las hay también que se transforman en tales después de una legítima elección democrática. La dictadura no explica únicamente cómo se llega al poder sino cómo se ejerce. Cuando el modo es invadente y se conculcan derechos fundamentales de las personas y de los pueblos, entonces estamos ante una “dictadura democrática”. No por haber llegado al poder por un cauce democrático se excluyen los modos y formas totalitarias. Esto es enormemente peligroso y genera sobresaltos, intolerancias, estatalismos que minan la libertad. Lo haga quien lo haga.
–¿Considera que postergar la educación concertada y la asignatura de religión puede dar o quitar votos?
–Sean cuales sean las siglas políticas que haya detrás, una medida así tiene varias intenciones. Sin duda que habrá personas que desde su posición de izquierda anticlerical (también los hay de derecha) pueden ver con agrado que se censure todo lo más posible la oferta educativa cristiana que representa la inmensa mayoría de la escuela concertada, y que se potencie una escuela estatal de corte laicista y antieclesial. Dígase lo mismo respecto de la asignatura de religión.
–¿Y da votos?
–Puede ser fuente de votos para quienes saludarán esas medidas. Pero además de este objetivo, también se pretende arrinconar el hecho cristiano, la presencia de la Iglesia en la vida pública y social como si fuera una intrusa que está de más. Son las conocidas tesis laicistas que así practican su intolerancia anacrónica e injusta, incapaces de un verdadero diálogo y de una pacífica convivencia con posiciones que no coincidan con las suyas. Éste fue el precioso y recordado ejemplo de nuestra transición democrática: que distintas posiciones políticas y sociales lograron consensuar un marco de convivencia que hizo posible la reconciliación, comenzando una nueva página de nuestra reciente historia.
–¿Hay que interpretar sus palabras como un llamamiento a la movilización de los católicos?
–En absoluto. Pero sí una voz libre que dice con respeto y con razones las cosas que se están dando con demasiados despropósitos y no exentas de tropelías, en una improvisación nerviosa que termina pisoteando derechos de personas, de una sociedad adulta e incumpliendo acuerdos internacionales. El poder puede cegar, sobre todo cuando no se entiende como un servicio para construir juntos la sociedad sino como un trampolín para medrar personalmente o para imponer como un trágala una ideología. Pero además, se están usurpando a los padres el sacrosanto derecho de educar a sus hijos según ellos consideren mejor: en vez de esto, se les dificulta hasta la imposibilidad que puedan hacerlo, y se les impone una ética de Estado para adoctrinar ideológicamente. Esto es lo grave y no podemos callar.
–IU le reclama más sintonía con el Papa Francisco. ¿Se considera secundado por sus colegas obispos?
–Por supuesto. Y no sólo por ellos. También por Roma. Suele ser la marca habitual de quienes poniéndose estupendos te abroncan por salirte del guión que ellos te marcan: primero te amonestan, luego te amenazan y por último pretenden aislarte diciendo que eres un bicho raro, fuera del tiempo y profundamente solitario al que nadie sigue y por nadie es querido.
–¿Y usted no lo ve así?
–Lamentablemente para quienes así piensan, es justamente lo contrario. Me sé querido por mucha gente que me agradece lo que digo y cómo lo digo, que me apoya y me defiende, y cuento con el afecto y deferencia de la Conferencia Episcopal y la Santa Sede. No en vano he sido elegido por mis compañeros para estar en el Comité Ejecutivo y la Comisión Permanente; el Papa me confió una delicada misión pontificia que llevo adelante acompañando a un grupo con problemas; la Conferencia Episcopal Europea me ha nombrado director del Departamento de Cultura recientemente. Ni me pueden abroncar ni ofender, porque no lo hace quien quiere sino quien puede; ni me pueden aislar aunque insidien confrontándome con arzobispos anteriores o con el mismo y querido Papa Francisco. Es una patética estrategia que ya es conocida. Me sé muy querido por mi pueblo y por mi gente, y respetado por la gente de bien.
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Efectivamente, el nazismo sería un ejemplo de dictadura democrática porque, aunque algunos se empeñen en querer olvidarlo, se impuso por la fuerza de las urnas y por el ambiente social que supo impregnar, igual que sucede con la izquierda hoy. Pero el argumento resulta irrelevante porque la misión profética y evangélica de la Iglesia exige negar la mayor. La democracia es en sí un sistema repugnante, repulsivo y abyecto, impermeable al cristianismo. La democracia es en esencia la negación de la verdad objetiva y la ley natural, es la gran prostituta con la que fornican los príncipes de la tierra. La democracia es incompatible con el Evangelio porque constituye la negación de cualquier orden jerárquico anterior a si misma. Constituye no un sistema político, como otro cualquiera sino, una weltanschauung exactamente igual que el nazismo, con una diferencia y es que mientras no se niegue la mayor, es una perdida de tiempo condenar el aborto o la sodomía.
El día que un católico pida que yo, en mi sacrosanto derecho de educar a mi hijo según yo considere mejor, que mientras el suyo estudia religión el mío pueda estudiar matemáticas, o inglés, o francés, en lugar de tener una alternativa-maría como ética, o simplemente pueda salir antes del colegio o dormir un poco más y entrar más tarde, ese día yo defendere su derecho a educar a su hijo.
Mi opinión es que, para que no choque su derecho con el mío, lo mejor es poner la religión como extraescolar. ¿Cuál es el problema? Quien quiera clase de religión, que la tenga por la tarde, fuera del cole… y ya está.
¡Pues no, señores! ¿Por qué? Porque lo importante es meter el dedito en el ojo al que no piense como ustedes. Lo importante es fastidiar, intentando defender unos derechos que no tienen. Y encima todavía se quejan…
Eiztarigorri:
«La democracia es en sí un sistema repugnante, repulsivo y abyecto»
Ya, claro. Por eso el católico Franco y el católico Mussolini y el católico Hitler se inventaron algo mejor, ¿verdad?
Lo ha dejado usted clarísimo. Afortunadamente ahora no tienen ustedes la capacidad de quemarme en la hoguera, por científico, o por sodomita, o por lo que a usted le parezca…
Y afortunadamente también son ustedes cuatro gatos, cuatro dinosaurios en proceso de extinción.
Si cuentas a Mussolini -ateo confeso y desafiante públicamente- y a Hitler -apóstata práctico y menospreciador público del catolicismo- como católicos deberías contarte a ti también si te bautizaron de pequeño… Lo cual conjeturo por tu odio contra el catolicismo, que tiene toda la pinta de ser reactivo… Apostaría por tu apostasía…
¿Mussolini ateo? Ya. Por eso le regaló el Vaticano a la Iglesia Católica, ¿verdad?
¿Hitler ateo? Ya. Por eso los soldados nazis tenían escrito el «Got mit uns» en las hebillas de sus cinturones, ¿verdad?
En lo de mi apostasía ha acertado usted: Soy apóstata.
Yo ni odio ni dejo de odiar. Constanto realidades.
La Iglesia Católica en sus instituciones educativas lo hacen muy bien pero en lo que son las radios y las televisiones que controlan me parece que no pueden dar lecciones de nada. En Megastar y cadena 100 patinan que da miedo con los jóvenes y en COPE de vez en vez se escuchan animaladas. Lo de 13Tv es otro tema porque la llaman el Espíritu Santo que todos saben que existe pero nadie lo ve y cuesta un dineral para que los ancianos vean pelis de cuando eran jóvenes pero de hablar de Dios na de na. Así que como este señor es responsable de esto mejor que no hable mucho porque a pesar de tener razón…quien te cree?
Los padres siempre han delegado la educación, en tiempos antiguos sólo los ricos educaban a los hijos, primero con ayos y educadores privados, y más tarde en colegios católicos. Hoy en día quieren seguir en la misma tónica, educando a sus hijos en reductos pequeños y protegidos contra el mundo, pero con subvenciones. Al final esos niños tan protegidos en colegios tienen que salir al mundo quieran o no quieran. Allá ellos lo que les salga. Pero obispos católicos y apostólicos, ustedes en lugar de luchar para que toda la educación sea buena que también otros niños son hijos de Dios, no sólo los suyos, no quieren eso, lo que pretenden es seguir en sus burbujas de cristal y repito con dinero de todos. Si ustedes se parapetan en colegios concertados, lo que sucede es que la pública se convierte en guetos. Mire su educación concertada no es mejor, simplemente tienen alumnos elegidos y padres más concienciados. Sean sinceros no quieren mezclarse con lo que viene de allende los mares.