«Ellos salieron a predicar la conversión»

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XV Domingo del tiempo ordinario. Año litúrgico 2017 – 2018 – (Ciclo B).

Primera lectura: Lectura del Profeta Amós 7, 12-15

En aquellos días dijo Amasías, sacerdote de Betel, a Amós:

–Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en «Casa de Dios», porque es el santuario real, el templo del país.

Respondió Amós:

–No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.

Segunda lectura: Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-14

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la Persona de Cristo –antes de crear el mundo– para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la Persona de Cristo –por pura iniciativa suya– a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el Misterio de su Voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. [Con Cristo hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros –que habéis escuchado la Verdad, la extraordinaria noticia de que habéis sido salvados, y habéis creído– habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual –mientras llega la redención completa del pueblo, propiedad de Dios– es prenda de nuestra herencia.]

Evangelio del día: Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió:

–Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

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