La guerra de la jerarquía eclesiástica italiana contra el Gobierno Conte se recrudece con ayunos, protestas y algunas ‘curiosas’ declaraciones como la de Monseñor Raffaele Nogaro, obispo emérito de Caserta, que se ha confesado dispuesto a «convertir todas las iglesias en mezquitas».
Ya no es solo la brecha entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno italiano de coalición la que se está haciendo insalvable a cuenta de la inmigración masiva de subsaharianos: cada vez más, se trata del abismo entre el clero más afín a los nuevos aires vaticanos con los fieles que no suscriban el progresismo más extremo.
La gran protesta contra Salvini, ministro del Interior y líder de la Liga Norte, es cada día más vociferante, pese a que el político cuenta con un amplio respaldo popular a sus políticas restrictivas de la inmigración ilegal. Pero a la vanguardia de estas protestas está una serie de cléricos que ha convocado movilizaciones centradas en un ‘ayuno por relevos’ en la calle de diez días «en solidaridad con los inmigrantes».
Destaca en esta atrabiliaria tropa de de clérigos rojos el obispo emérito de Caserta, Monseñor Raffaele Nogaro, quien se ha confesado partidario de «convertir toas las iglesias en mezquitas si eso sirviera a la causa y si nos permitiera salvar las vidas de hombres y mujeres».
Cuesta tanto entender los procesos mentales de alguien que, siendo obispo de la Iglesia Católica, hace semejante declaración que nos mantendremos agnósticos sobre su sentido. Sorprende, sin embargo, que alguien pueda encontrar una relación entre una cosa y otra, por no hablar de la admisión tácita de que se trata de una invasión musulmana. Después de todo, ser católico o, al menos, cristiano en el África subsahariana no es en absoluto inusual.
No tiene ni pies ni cabeza el comentario, y solo sirve para subrayar lo poco que parece importar a determinados ministros de nuestra Iglesia la propia supervivencia de la fe. Y, teniendo en cuenta lo que hemos dicho sobre los numerosos africanos de fe cristiana, la idea de que profanar todas nuestras iglesias convirtiéndolas en mezquitas pueda contribuir a salvar vidas indica, además de cierto desorden mental, lo poco que importan en realidad los recién llegados.
Una parte notable de nuestra jerarquía en Europa, ahora con el favor de la cúpula vaticana, parece poseída por el mismo espíritu masoquista y suicida que parece haber invadido la opinión bienpensante europea. Pero aquí no se trata de raíces meramente nacionales o culturales, sino de la misma fe que da sentido a esos cargos de responsabilidad que ostentan.
Desde aquí aconsejamos respetuosamente al obispo emérito de Caserta y a quienes aplauden sus palabras que nos hagan un favor a los fieles y, puesto que creen que las mezquitas son mejor protección que las iglesias, hablen en nombre de la fe de Mahoma y no de la nuestra.
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Un obispo italiano, “dispuesto a convertir todas las iglesias en mezquitas”.
El titular de esta noticia, confirma una tremenda realidad: los muchos obispos y cardenales y, también no pocos sacerdotes, que están INFILTRADOS DENTRO DE LA IGLESIA CATOLICA, y que en realidad, SON MARXISTAS.
Pues serà que la cabeza les sirve solamente para separar las orejas y nunca han entendido, que estàn en la Religiòn Catòlica, o todavìa peor, que por no estar en ella, se dediquen a acabar con ella sirvièndo , malèvolamente a algùn diocillo
Si que están bien locos, y los que les siguen. Les van a imponer las cosas les guste o no. Están cerrando la trampa.
El obispo debería dimitir de su cargo. De todas formas, Salvini y la Liga Norte tampoco son las Hermanitas de los Pobres, ya que apoyan a los separatistas catalanes.
Y bueno, al final se ve en qué consistía la «fe» de tantos «profetas».
Son tan idotas que todavía no se han enterado que las iglesias en unos cuantos años o décadas serán mezquitas y entonces no les hará falta solidarizarse con estas expresiones populistas. Será porque hayan hundido a la Iglesia los que debieron preservarla, pero Dios Nuestro Señor no les perdonará.
Claro y así el se pone un turbante y se va corriendo detrás de las 72 huríes ¿no? ¡Menuda geta tiene el prelado!. Pues lo que debería hacer es irse el a hacer puñetas a Islamabad o a Riad y dejar a la Iglesia católica en paz, en la cual por lo visto, sobra. Una gran parte de todas las desgracias de occidente vienen por culpa de la pésima jerarquía eclesiástica; cierto que hay santos, pero réprobos también, ¡con razón decía Pablo VI que el humo de Satanás había entrado en la Iglesia!
Esto les pasa por no rezar el rosario todos los días, así de simple. Les ofusca el ruido mediático. Van perdidos sin saberlo siquiera.
Estos pésimos obispos son fruto de otros tantos nombramientos en los que la prudencia necesaria estaba ausente. Y eso ha ocurrido demasiadas veces en los pontificados anteriores. Si hubiera habido una labor seria de gobierno, se podrían haber corregido muchas cosas que ya estaban mal. Los Seminarios y Facultades eclesiásticas siguieron impartiendo falsas doctrinas sin que nadie se diera por enterado. Estoy seguro de que más de una queja habrá llegado a Pablo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. ¿Qué caso se les hizo? Me temo que ninguno. Quizá urgía en aquellos momentos la preparación de alguno de los múltiples viajes que se hicieron. O de alguna recepción a personajes internacionales que buscaban su propio interés. La oscura pero importantísima labor de gobierno en la Iglesia hace muchos años que está prácticamente abandonada, o peor aún, puesta en manos de los enemigos de la Iglesia. Incluso, de forma consciente. No es posible entenderlo, pero hay hechos probados.
Este obispo que quiere convertir todas las iglesias en mezquitas, es un buen obispo de la Iglesia francisquista. Llegará a cardenal, como mínimo.