| 16 junio, 2018
«Yo, inmigrante e italiano, os digo que esto es esclavismo». Palabras duras de un senador del partido ‘xenófobo’ Liga Norte, que junto al Movimiento 5 Estrellas ha logrado formar una coalición de gobierno en Italia. Pero es difícil desestimar las palabras del senador como otra confirmación del ‘racismo’ soterrado de los nuevos gobernantes italianos, porque se trata de Toni Iwobi, nacido en Nigeria.
Iwobi ha concedido una entrevista a la publicación italiana La Nuova Bussola Quotidiana en la que defiende la postura restrictiva del nuevo gobierno desde una perspectiva poco usual: la africana, la de los propios supuestos beneficiados con la apertura de fronteras.
«Esta no es la inmigración que yo he vivido, es esclavismo», asegura a la Bussola el senador, hablando de un África nativa «privada de sus mejores recursos humanos» y asegurando que quienes defienden la apertura indiscriminada de fronteras «no comprenden la explotación del hombre que se esconde tras estas oleadas».
Iwobi fue el encargado de explicar en el Senado la negativa del Gobierno a permitir que el Aquarius desembarcarse su carga humana en Italia, y la reacción generalizada en la Cámara Alta fue el silencio: ¿quién se atreve a llevarle la contraria en este asunto al primer senador africano de Italia, inmigrante él mismo? Iwobi, llegado a Italia a estudiar en 1975, es el ejemplo perfecto de la diferencia entre lo que se entendía hace no muchos años por inmigración y lo que pasa hoy por ese nombre.
Iwobi es la desesperación de los defensores del discurso progresista. Hoy es italiano, naturalmente, pero se niega a perder su condición de inmigrante, un inmigrante que llegó «con todos los papeles en regla» y se sometió a los controles legales sin problemas, respetando en todo momento la legalidad de su país de adopción. Su idea era estudiar en Italia y volver a Nigeria, pero encontró a la que sería su mujer y decidió quedarse. Y hoy es, para confusión de muchos, el primer senador negro del país, en representación de un partido rutinariamente acusado de racista. Para acabar de ‘estropear’ la narrativa, asegura no haber encontrado nunca racismo en Italia: «Si respetas, encuentras respeto», dice.
Cuando le echan en cara que se oponga a la llegada de las pateras y los barcos de rescate habiendo sido él mismo inmigrante, el senador liguista responde que «esto no es inmigración, es esclavismo». Y puntualiza: «Antaño partían esclavos de África hacia las plantaciones de algodón, hoy la motivación es la mano de obra barata y la explotación de la prostitución».
Y si la historia se repite, pasando del esclavismo descarado a otro encubierto, también lo hace el colonialismo, asegura el senador. «África ha sido privada de sus mejores recursos; antes, los recursos naturales y hoy, sus recursos humanos. Quien llega aquí lo hace engañado, víctima de una estafa».
Iwobi, que no ha perdido sus lazos con su Nigeria natal, llama la atención sobre un aspecto que los globalistas no suelen tratar en este debate: la perspectiva de los países de origen. Quienes aseguran querer ayudar a los africanos, insiste, deberían concentrarse en programas de ayuda al desarrollo de estos países, no en privarles de sus jóvenes.
Como católico, le asombra que «los obispos del llamado Tercer Mundo estén contra esta falsa inmigración y hagan todo lo que pueden por informar a sus fieles y en cambio el episcopado italiano la fomente».
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Exacto, la inmigración ilegal es esclavismo. El papa Francisco debería denunciar esa nueva forma de esclavitud, como lo hace la Iglesia Católica de África.
Para la patera hay que conseguir tres o cuatro mil euros, más el transporte desde el país de origen a la costa de Libia o de Marruecos. Invirtiendo ese dinero en el país de origen se puede conseguir un buen negocio que de de comer a toda la familia. Pero están obnubilados y no razonan. Ni siquiera atienden a lo que dicen sus obispos y eso que tienen el inconveniente que pueden morir si coinciden en la patera con musulmanes fanáticos.
La prueba de la insensatez de todo esto es este senador. Nadie se atreve a responderle, pero nadie le hace caso.
Recuerdo hace años un ecuatoriano que explicaba que ellos vivían bien en su país, pero había que venir a España, era como una moda o una prueba social o lo que fuera. Puede que eso ocurra en África y por eso vienen.
Lo más triste de todo es la jerarquía obnubilada.
¿Seguro?, ¡ no me diga! ¿Vd. ha visto bien la foto? Pues da la casualidad de que esta foto es como la inmensa mayoría de fotos de estos «refugiados», una foto en la que no aparecen o casi, ni mujeres ni niños ni ancianos que suelen ser los que constituyen la mayoría de contingentes de auténticos refugiados. En esta foto, lo que se ve es solamente hombres y con edades comprendidas entre 20 y 40 años; hombres que están bien comidos y en perfecta forma física; vamos: soldados de paisano. Y si son lo que parecen (y lo son), entonces, ni esclavismo ni menos aún inmigración, se trata de INVASIÓN.
Y si nos mandan soldados de paisano y últimamente, procedentes de Nigeria es, como se ha dicho, que Soros nos envía guerrilleros de Boko Haram, adivine Vd. para qué…
Asunto extremadamente grave, es esclavitud, es «business», es mafia, es trata de personas, es artificial, es transculturización deliberada, es subrepticiamente antiapostólico, es conspiración. Y quienes muy emocionalmente lo promueven, lo propician, y son cómplices de un muy oscuro ánimo de destrucción para todos.