En una entrevista concedida al diario ABC, el sociólogo francés Dominique Wolton asegura que le comentó al propio Papa, con quien ha conversado para documentarse para un libro sobre el Pontífice (‘Política y sociedad’), que «los católicos de derecha no le quieren, los de izquierda tampoco porque va usted más lejos que ellos y es más libre. Los únicos que le quieren son los agnósticos y los ateos».
El Papa, continúa Wolton, rompió a reír ante el comentario.
Wolton no es precisamente una «fuente hostil»; habla de Francisco con sincera admiración, apreciando su cercanía y afabilidad. «Bromea muchísimo, es muy cálido y cercano», asegura Wolton. «Francisco siempre es muy natural. Su éxito mundial obedece a que no habla como un Papa, habla como un laico y además es bastante político. Para ser más precisos este hombre vive y aplica el Evangelio. No le gustan los ricos, ni le gustan los poderosos como en los Evangelios».
De ahí, opina el sociólogo, viene la oposición al Pontífice desde diversos sectores: «Las resistencias proceden de los conservadores porque el Papa critica a la curia, quiere a las mujeres en la curia, pide que se tome en consideración la situación personal de los divorciados vueltos a casar para que puedan comulgar, quiere acabar con la industria de las armas, defiende la ecología y no se opone a la unión civil de los homosexuales».
Naturalmente, no deja de ser la visión de Wolton, que ha mantenido conversaciones con Francisco entre febrero de 2016 y febrero de 2017, pero quizá el autor no aprecia que esas afirmaciones que desgrana y que supuestamente provocan por igual el recelo de los ‘conservadores’ no están ni mucho menos en el mismo plano.
Criticar a la curia es casi una tradición, y no es probable que altere al más sensible de los católicos ‘conservadores’.
Introducir mujeres en la curia parece responder más a un prurito de seguir las modas del mundo, y es legítimo preguntarse si conviene o no, pero tampoco debería alarmar a nadie, porque la curia no es una institución de derecho divino, sino una mera administración.
«Tomar en consideración la situación de los divorciados vueltos a casar para que puedan comulgar» es algo que se hace desde antes de que Francisco llegara a la Cátedra de Pedro. Otra cosa es que la solución sugerida sea, en opinión de muchos, un modo de condonar el adulterio.
Acabar con la industria de las armas es un pío deseo, pero, si se me permite la comparación, está al nivel del discurso de una Miss Mundo. Defiende la ecología, claro: ¿quién está contra la ecología? Cosa muy distinta es estar a favor de grupos ecologistas que anteponen el bien de cualquier especie a la humana, o que convierte a la tierra en un ídolo, una diosa, la Pachamama o Gaia.
Pero estar a favor de la unión civil de los homosexuales sería preocupante. Y digo «sería» porque no me consta fehacientemente la opinión de Su Santidad. Significaría, simple y llanamente, estar a favor del pecado habitual, y no uno especialmente leve.
Representaría, además, una paradójica situación, porque supondría decirle a los heterosexuales que deben guardar la castidad y abstenerse de mantener relaciones que son, de suyo, naturales, al tiempo que se permitiría a los homosexuales ‘barra libre’ para esas otras relaciones que la Iglesia considera contra natura.
No creo, pese a todo, que al Papa solo le quieran «agnósticos y ateos». Eso sería admirable, sería el abandonar el rebaño para ir en busca de la oveja perdida, y si realmente le quisiesen, dejarían de ser agnóstico y ateos y lo traería a Cristo. Desgraciadamente, y por el momento, no es lo que estamos viendo.
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Wolton dice cosas que no se sostienen. Francisco no va más lejos que los católicos de izquierda; de hecho, muchos de ellos están decepcionados porque las reformas no avanzan con la rapidez que ellos querrían. Por otra parte, Wolton afirma que el Papa «es bastante político. Para ser más precisos este hombre vive y aplica el Evangelio». ¿En qué quedamos? Que un Papa sea político es lo aleja del Evangelio.
Léase: Que un Papa sea político lo aleja del Evangelio.
Este Wolton lo ha dicho todo, le gustan y valora las cosas irrelevantes, los topicos, las cosas humanas, lo politico, nada de lo divino y trascendente.
Qué gusto del papa por hacerse de amigotes, aduladores y «entrevistadores» que no son sino unos mamarrachos que se las dan de intelectuales…
Al principio fue escandaloso; ya comienza a ser de pena ajena…
Hay que recordar que quien entrevista a Bergolio es sociólogo. Y la sociología generalmente trata de sustituir al derecho y analiza a la sociedad con los criterios de su fundador, Augusto Comte, quien dió la ley de los tres estadios que es la que pregona la masonería.
Si un antropólogo entrevistara a bergolio, diría lo que bergolio piensa del hombre.
Si un teólogo entrevista a bergolio diría lo que piensa de Dios.
Para mí que los que quieren a bergolio son los adúlteros, los pederastas, los divorciados vueltos a casar, los homosexuales.
Les gusta ver en bergolio que se contradiga a Cristo y que se destruya la Iglesia.
Conozco a bastante gente a la que le encanta Francisco. Por regla general son gente no creyente, incapaz de ir a Misa, leer la Biblia o confesarse. No tienen la menor intención de esforzarse por vivir la vida de piedad. Les gusta Francisco porque ven en él al Papa de las rebajas que les permite sentirse legitimados en sus opiniones y estilos de vida. Francisco les propone un Cristianismo sin cruz, aguado. Ellos ni siquiera se lo compran.
Bueno, también le quieren los fieles que no se enteran de nada y no lo leen, gracias a Dios, que son muchos, y los fieles progres amargaditos que necesitan que todos los demás sean malos para ser ellos buenos, y los jesuitas y jesuíticos variados, y los de Religión Digital, y algún despistado más.
Pero ese no es el problema. El problema es que este papado plantea terribles incógnitas, que están cuestionando la permanencia misma de la Iglesia Católica. Entre otras cuestiones, la cuestión de los dos papas. Yo cada día entiendo menos lo del papa emérito, y Socci cada día me convence más. Este es un episodio oscuro de la Iglesia, que si no es ya el fin del mundo, pasará como el arrianismo o el s.IX a la historia negra de la Iglesia.
Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no…
1Jn 4,5-7
Suficiente.
La existencia del Papa emérito no debe dar pie a dudas. Es algo circunstancial que puede desaparecer en cualquier momento. Pero las manifestaciones de los Papas, sí que es un motivo de preocupación. En especial cuando puede ser considerada la manifestación como un medio de justificar una conducta relajada o no correcta cristianamente. Y debemos cuidar de nuestras palabras pues si causamos escándalo entre los pequeños (es decir los creyentes en la interpretación del término pequeños) Cristo nos dice unas palabras severísimas. En algunas del actual Papa, me ha recordado a las que oía hace casi 50 años y que alteraron mi comprensión, tardando años en reencontrar el Camino, la Verdad y la Vida.
Parece que el Papa Francisco le ha dicho al escritor Dominique Wolton: “Podemos hablar sin tener miedo —tú eres ateo, yo no… pero ¡hablémonos!—. Ambos vamos a terminar en el mismo lugar. A los dos nos comerán los gusanos…
¿Creerá el Papa Francisco que el fin último del hombre es terminar comido por los gusanos?