La nueva escuadra cardenalicia del Papa Francisco

Creación de cardenales Francisco
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Se cumplió el rumor del que nos hacíamos eco recientemente y la Iglesia tendrá el próximo 29 de junio catorce nuevos cardenales, de los que once serán electores en caso de cónclave, acercando así a Francisco a su objetivo de hacer irreversibles sus reformas por el procedimiento de nombrar electores con más inclinación a elegir un sucesor de su estilo.

Es ya el quinto consistorio para la creación de nuevos cardenales en cinco años de Pontificado, rompiendo con este el límite de 120 fijado por Pablo VI, ya que en julio serán 125. En total, 59 cardenales nombrados por Francisco -más del 47% del total-, frente a los 46 de Benedicto y los 20 de San Juan Pablo II. De los 125 electores, 53 son europeos, 17 de América del Norte, 18 de Latinoamérica, 16 de África, 17 asiáticos y 4 de Oceanía.

¿Y quiénes son los nombrados?

Fundamentalmente, hombres de Francisco, de tendencia, digamos, ‘renovadora’ o, por emplear un lenguaje más mundano, ‘progresistas’.

Sorprende, por otro lado, que el ‘Papa de las periferias’ haya nombrado comparativamente pocos de fuera. De los once nuevos electores, cinco son hombres de la Curia o italianos.

Hay sorpresas y hay otros ‘de cajón’, absolutamente esperables. Entre estos últimos, naturalmente, Luis Ladaria. Era bastante insólito que un puesto clave como el de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no vistiera el capelo rojo. Ladaria, sin embargo, es excepcional en este grupo por el hecho de que está habitualmente considerado como un ‘conservador’.

El otro esperable es Angelo De Donatis, Vicario General de Roma. De Donatis, por lo demás, es un prototipo de ‘obispo francisquista’, en la tradición liberal.

Otro hombre de la Curia que vestirá el próximo 29 de junio de colorado es Giovanni Angelo Becciu, sustituto en la Secretaría de Estado. Se cuenta por lo general como una de las ‘sorpresas’ de estos nombramientos, porque Becciu es el prototipo de ‘clérigo arribista’ contra el que tantas veces ha fulminado Francisco.

Pero es un modo de premiar los servicios prestados, después de haber ampliado ‘sine die’ -en perjuicio del patrón de la orden, Cardenal Leo Burke- su cargo como delegado papal ante la Orden de Malta. Es, me parece, inusual que en la Secretaría de Estado coincidan dos cardenales, pero el insistente rumor es que Becciu podría convertirse en no mucho tiempo en prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

Conservador, en lo doctrinal y en lo litúrgico, es otro de los recién anunciados cardenales, Konrad Krajewski, limosnero pontificio. Pero, como no es en absoluto insólito en Francisco, el Santo Padre le tiene un gran cariño por su labor humilde y realmente caritativa en Roma. Con él ya serían cuatro los curiales de esta nueva remesa de cardenales.

Cuatro de la Curia y, como decíamos, un quinto italiano más, Giuseppe Petrocchi, arzobispo de l’Aquila. Es curioso su nombramiento en el sentido de que pasa por delante de personajes más previsibles, como Nunzio Galantino, Obispo de Cassano all’Jonio y, sobre todo, secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, o Bruno Forte, Arzobispo de Chieti-Vasto y ‘poster boy’ del progresismo clerical, por no hablar de los titulares de archidiócesis señeras como la de Milán.

Petrocchi, que en su día saltó a las páginas de los diarios por su defensa de un sacerdote de su diócesis que había mantenido un romance con una mujer casada, atribuye el nombramiento al acercamiento del Papa a las víctimas del devastador terremoto que tuvo lugar en su diócesis.

Vamos con las periferias. Tenemos al pakistaní Joseph Coutts, obispo de Karachi, conocido por su labor en el diálogo interreligioso con el Islam -uno de los puntos clave de este pontificado- y una muy agradable novedad, Louis Raphaël I Sako, Patriarca de los Caldeos. Parece lógico, en un momento en que los cristianos de Oriente Medio sufren la que quizá sea la peor persecución de su historia, que el Papa les distinga elevando al cardenalato a su patriarca. Pero la sorpresa es que Louis Raphaël es un conservador que ya ha tenido sus más y sus menos con Francisco a cuenta de la interpretación excesivamente benévola que hace el Santo Padre del islam.

Otro clásico ‘francisquista’ es el portugués António Marto, obispo de Leiria-Fátima. Podríamos considerarle, incluso, ‘protofrancisquista’, ya que en 2014 propuso ante la Conferencia Episcopal Portuguesa permitir la comunión a los divorciados vueltos a casar. Con él, el legado de Francisco está más que seguro.

En Perú, que tiene el episcopado más conservador de una Latinoamérica muy inclinada hacia la izquierda, Francisco ha ido a elegir al más progresista, también jesuita, Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo.

Poco sabemos del malgache Desiré Tsarahazana, obispo de Toamasina, fuera de sorprendernos que se haya pasado por delante de la archidiócesis más importante de Madagascar, o del Arzobispo de Osaka, Thomas Aquinas Manyo.

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Comentarios
9 comentarios en “La nueva escuadra cardenalicia del Papa Francisco
  1. Una omisión importante: hace no mucho, el neocardenal Petrocchi patrocinó en su diócesis una conferencia del cardenal Burke: https://adelantelafe.com/lectio-magistralis-del-cardenal-burke-centrado-en-la-importancia-de-la-liturgia/ . O que ha participado en misas tradicionales: http://catholicvs.blogspot.com.es/2016/09/el-cardenal-castrillon-hoyos-el.html —en las fotos en la que aparece el celebrante diciendo la misa, Petrocchi es el que queda más a la izquierda, en la foto de más abajo es el que aparece delante de los cardenales Castrillón y (otra vez) Burke.

  2. Ladaria, con problemas con la justicia francesa, estaba citado ayer para declarar en Lyon junto a otros seis miembros de la Iglesia por el encubrimiento de los abusos sexuales a menores del párroco francés Bernard Preynat en la década de los 80 y los 90. La asociación de las víctimas de los abusos La Parole Libérée decidió denunciar a Ladaria por haber tenido conocimiento de los abusos y no haberlo puesto en conocimiento de la justicia, lo que, entienden las víctimas, supone «no responder a la ley francesa».

    1. El mallorquín de mayor rango en la Iglesia católica fue denunciado en la causa que juzga al cardenal y arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, después de que trascendiera que en 2014 este último contactó con Roma para saber cómo actuar tras tener conocimiento de los abusos sexuales de uno de sus párrocos por parte de una de las víctimas. El encargado de contestar fue el mallorquín, que ordenó apartar al cura pero evitando que «trascendiera a la opinión pública». «La Congregación, después de haber estudiado cuidadosamente el caso del sacerdote de vuestra diócesis, ha decidido confiarle la toma de las medidas disciplinarias adecuadas, siempre evitando el escándalo público», rezaba la carta enviada a Barbarin, que añadía, eso sí, que «no se le puede confiar ningún otro ministerio pastoral ni que suponga el contacto con menores».

      No es encubrimiento, porque pidió que se atajara la acción del parroco apartandole totalmente.

  3. Si los conservadores no hubiesen mutado en heterodoxos conservadores a base de tragar con todo, ahora no se estarian quejando de haberle abierto las puertas al enemigo progresista. La solucion solo es volver a la Tradicion: volver a cerrar la puerta. Pero no hacen caso. Ciegos que guian a otros ciegos. No se podia ser modernista solo un poquito abriendo solo un poco la puerta, porque se termina abriendo del todo.

  4. Uno: el problema es que eso que propones ya se ha intentado. Lo intentaron todos los Papas desde Pío IX hasta Pío XII y fracasaron estrepitosamente. La historia de la Iglesia en Occidente en este periodo ha sido una interrumpida sucesión de retiradas, derrotas y rendiciones ante la marea implacable de la modernidad secularista y la descristianización . La política de resistencia a ultranza que propugnas y que pusieron en práctica los Papas de este periodo fue un fracaso total. En NINGÚN caso se logró revertir el avance del anticristianismo, y el número de conversiones del laicismo al cristianismo fue prácticamente igual a cero. Lo más que se consiguió fue retardar un poquito la descristianización, como en España entre 1939 y 1975, pero nada más.

  5. sobre el el nuevo cardenal en Bolivia efectivamente es un obispo poco conocido , mas bien oculto , no ha hecho nada destacable pastoralmente , salvo , como dicen los sacerdotes nativos de estos lares , tener concubina y «familia»

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