Amakusa Shirō, héroe de los cristianos perseguidos en Japón

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Con 17 años, Amakusa Shirō demostró ser un gran guerrero que con una gran fe en Dios se sintió llamado a defender a los cristianos perseguidos en la región y, a su corta edad, encabezó un levantamiento dirigiendo a 30.000 hombres que se oponían al régimen despótico y anticristiano en 1637.

Javier Navascués

Uno de los jesuitas más intrépidos en la evangelización de Oriente fue sin duda San Francisco Javier, patrono de las Misiones y conocido por su heroísmo apostólico en toda la Iglesia universal. Sin embargo el santo navarro profetizó sobre un joven japonés Amakusa Shirō, desconocido para la mayoría del gran público, que fue un gran héroe de la fe y cuya hazaña merece ser contada por lo que supuso en su momento para el catolicismo en el país nipón.

El heroísmo del muchacho contra el tiránico Shogun se ha llegado a comparar con el de Santa Juana de Arco, luchó hasta el final en defensa de la fe liderando la resistencia católica hasta dar su vida. Amakusa Shirō hijo del partidario Clan Konishi, nació en Kami-Amakusa, ciudad ubicada en Kumamoto, Japón en año 1621 y murió en 1638 con tan sólo 17 años. También conocido como Masuda Shirō Tokisada, fue el líder de los católicos que llevaron a cabo la rebelión de Shimabara, la amenaza más importante sobre el shogunato Tokugawa  durante más de 200 años. Amakusa Shirō lideró la defensa del castillo de Hara.

 Los historiadores suelen dividir la historia del catolicismo en Japón en 3 etapas: lo que llaman el Siglo Cristiano (1549-1640), la Iglesia de las Catacumbas (1640-1886) y el catolicismo actual, (desde entonces hasta ahora). La evangelización de Japón está muy ligada a un santo español, el jesuita San Francisco Javier quien con otros 2 compañeros españoles Cosme de Torres y Juan Férnandez y algunos padres portugueses, llegaron a Kagoshima en el sur de Japón el 15 de agosto (día de la Asunción) de 1549.

Japón vivía entonces lo que en su historia se conoce como “La Guerra entre los Estados”, un periodo entre 1467 y 1590 aproximadamente en que los distintos señores de la guerra como los llamados “samuráis” o “damyos” luchaban por el poder. Japón era entonces una especie de “Sacro Imperio” en versión asiática. Es decir, su unidad era solo teórica. Estaba fraccionado en torno a estados que luchaban entre sí con un emperador sólo simbólico.

Solo a partir de 1590 se considera que Japón pasa a estar básicamente unificado. A finales de 1637, una rebelión de inequívoco espíritu cristiano liderada por la figura heróica de Amakusa Shirō, luchará contra el imperio tiránico y pagano emprendido por Toyotomi Hideyoshi y consolidado por los dirigentes del shogunato Tokugawa, que gobernará el País del Sol Naciente hasta 1868.

Volviendo a los jesuitas, éstos llevaron a cabo una intensa evangelización en Japón y con apoyo de algunos príncipes locales consiguieron ir creando una pequeña comunidad católica. San Francisco Javier profetizaría sobre la futura presencia de Amakusa Shirō

El santo navarro realizó una gran labor evangelizadora en Japón y abandona el país en 1552. Muchos de los convertidos eran “samuráis” y miembros de la pequeña nobleza. Hasta entonces la evangelización allí la habían financiado los reinos de Portugal y España. A partir de 1580 un pequeño grupo de jesuitas italianos toma el relevo evangelizador y el Padre Alessandro Valignano funda un seminario en Arima. Los jesuitas harán esfuerzos para aprender el japonés y adoptar las costumbres locales.

Como dijimos San Francisco Javier había profetizado sobre el advenimiento de un héroe cristiano en Japón: “Cuando hayan pasado cinco lustros, floreceran los arboles secos, flotaran en el cielo de Poniente nubes de sangre y aparecera un niño investido de poder divino que traerá consigo el renacer de la Cristiandad japonesa”.

Antes de que se cumpliese la profecía, en 1582 cuatro jóvenes sacerdotes japoneses son recibidos en Roma por el Papa Gregorio XIII y viajan posteriormente a España, donde son recibidos por Felipe II. En esta época la comunidad cristiana crece considerablemente y se estima que a finales del siglo XVI había 300.000 cristianos en Japón. Precisamente a causa de ello los emperadores japoneses, o mejor dicho, los shogunes o primeros ministros que gobernaban en su nombre desencadenan las primeras persecuciones.

En 1637 llega el momento épico de los cristianos en Japón, fue lo que se conoce como “Rebelión de Shimawara” donde aparece ya el liderazgo de nuestro personaje Amakusa Shiro. La muerte con ensañamiento de la hija de un campesino que no había pagado al gobierno lo que debía, hizo que se levantaran en armas los campesinos. La rebelión de indudable espíritu cristiano fue ganando adeptos. Las crónicas de la época cuentan como los sublevados lucían orgullosos los estandartes con lemas cristianos y marianos y como comenzaban cada jornada poniéndose en manos de Dios.

El héroe y comandante de la sublevación fue el adolescente Amakusa Shirō de solo 17 años quien demostró ser un gran guerrero. Con una gran fe en Dios se sintió llamado a defender a los cristianos perseguidos en la región y a su corta edad encabezó un levantamiento dirigiendo a 30.000 hombres que se oponían al régimen despótico y anticristiano. Este grupo de entusiastas creyentes atacó con valor los castillos de los clanes Teresawa y Hondo y el propio castillo del shogun local Matsukura pero no pudieron conquistarlos, pues a pesar de su arrojo y el aliento del joven Shirō se enfrentaban a un ejército mucho más poderoso.

Un factor importante fue que los cristianos pidieron ayuda a los españoles de Filipinas, que también se hallaba amenazada por la poderosa escuadra holandesa y, por desgracia, los españoles no pudieron prestar ayuda a los cristianos japoneses. En aquella época España y la protestante Holanda eran 2 poderosos imperios que luchaban a muerte tanto en Europa como en todo el mundo.

Los cristianos emprendieron la batida sobre una poderosa fortaleza, el castillo Hara. El asedio fue absolutamente épico. Los hombres de Amakusa Shirō resistieron heroicamente durante meses causando grandes bajas al ejército del Shogun cuyo ejército era enorme (más de 125.000 soldados traídos desde todo Japón) El 3 de febrero de 1638 un pequeño grupo de cristianos mató a 2000 enemigos.

Finalmente en abril, los cristianos salieron de la fortaleza e intentaron un asalto desesperado contra sus enemigos, pero fueron derrotados a causa de su gran inferioridad numérica. A mediados de abril terminó la batalla, rindiéndose los últimos cristianos, que habían luchado hasta el fin. De hecho murieron casi todos los cristianos en aquella batalla.

Fue especialmente lamentable que en la derrota final cristiana tuviera especial importancia la participación de un buque de guerra holandés que bombardeó intensamente el castillo cristiano. Amakusa Shiro, tras su captura acabaría siendo decapitado. Su cabeza fue puesta como trofeo en una lanza y expuesta publicamente en Nagasaki, como advertencia ante posibles levantamientos.

Su figura es muy conocida en Japón, aunque con frecuencia manipulada. Tiene numerosas estatuas en donde se le representa con un pájaro en la mano, símbolo de la libertad. Actualmente su figura es un icono de las películas y animes japoneses. (Al menos 5 animes en los últimos años). Pero con frecuencia aparece representando no a un héroe sino a un antihéroe o villano, incluso a un personaje malvado o al mismo demonio, prueba de la sectaria manipulación de la figura del héroe y el odio al catolicismo.

El cristianismo, como antes dijimos sufrió una total persecución en Japón que duró hasta 1885 en que se estableció la libertad de cultos en el país. De hecho en 1918 el político católico Hara Takashi fue designado primer ministro. En nuestros días otro político católico Taro Aso fue nombrado primer ministro en 2008. Hoy se considera que hay 500.000 japoneses católicos.

Para recapitular vamos a recordar las principales persecuciones contra los cristianos en Japón. Entre 1587 y 1617 se estima que casi 6000 cristianos japoneses fueron asesinados, crucificados alanceados o decapitados. Destaca San Pablo Miki martirizado en 1597 quien declaró antes de morir.” Soy japonés y hermano jesuita. No he cometido ningún crimen. Muero feliz por la causa de Jesucristo. Para mi es una gran bendición. El único modo de salvación es a través del camino cristiano”.

Lo más triste fue que la persecución a los católicos fue alentada por algunas potencias europeas como Inglaterra que temían que Japón se convirtiera en un imperio católico en Oriente, aliado de la España de Felipe II. En 1619 y 1622 volvieron a producirse miles de asesinatos de cristianos, muchos de ellos quemados vivos entre ellos numerosas mujeres y niños. En 1614 el gobernador español de Filipinas, Andrés Pérez Dasmariñas ofrece al príncipe cristiano Takayama Ukon ayuda militar para derrocar al emperador pero Ukon se negó. En 1622 se produce lo que se conoce como el Gran Martirio de Nagasaki, ciudad que siempre será considerada como la capital cristiana de Japón. ¿Fue casualidad que bajo el presidente Truman, masón de alto grado, fuera arrasada Nagasaki por una bomba atómica?

Es interesante que, igual que ocurriría entre los pueblos indígenas de América, la devoción mariana fue muy importante para la conversión de los indígenas al cristianismo pues éstos sentían una especial atracción por la figura de la Virgen. Más tarde, a partir de 1640 se desatará de nuevo una persecución total a los cristianos en Japón que durará más de 2 siglos y surgirá el  fenómeno de los “kakure”, cristianos que al quedarse sin sacerdotes se ocultan en islas remotas y progresivamente van adoptando una versión sincrética del cristianismo y el sintoísmo.

En ella considerarán que la Tenchi Maruya o Virgen María fue una virgen de la isla de Luzón que al no querer acceder a las pretensiones del rey de la isla, que la cortejaba, subió a los cielos y allí Dios le pidió que volviera a la Tierra para dar a luz a un niño en el pueblo de “Berén”. Se considera que había unos 30.000 kakure pero en 1865, los misioneros les instaron a que volvieran a la ortodoxia católica, cosa que solo la mitad hicieron.

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Comentarios
2 comentarios en “Amakusa Shirō, héroe de los cristianos perseguidos en Japón
  1. «Heroísmo Cristiano» Es lo que este artículo idealiza. Pero el Cristianismo verdadero no fomenta la rebelión, ni el derramamiento de sangre. Cristianos y mataron, no deberían ir en la misma frase. Cristiano es aquel que sigue el ejemplo de Cristo y vive como el vivió:
    «Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, no abrió Él su boca.» (Is 53:7) Los japoneses consideraban el «cristianismo» en Japón como una religión peligrosa, y con cierta razón, debido a las rebeliones y al intentar establecer «El reino de Dios» en una tierra con otros dioses y costumbres, tratando de derrocar al reino ya establecido. Cuando el verdadero Reino de Dios ya se estaba estableciendo en el corazón de los japoneses, al creer en el salvador dejando toda su vida anterior en el pasado.»Mi reino no es de este mundo. Si así fuera, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos» Jn 18

    1. (San Juan 18:37) Ese es el peligro del desconocimiento de las escrituras, de las enseñanzas que Dios nos dejó, por preferir las costumbres, ideales y tradiciones de los hombres.
      «Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento….» (Oseas 4:6a)

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