La tensa y dramática conversación entre Pablo VI y Marcel Lefebvre

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El 11 de septiembre de 1976, once años después del concilio, se produjo en Castel Gandolfo un encuentro entre el Papa Pablo VI y uno de los principales escépticos con las reformas que se habían producido en la Iglesia a raíz del citado concilio, el arzobispo francés Marcel Lefebvre.

En ese momento, el fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, contaba ya con un seminario propio en Écône, en la diócesis suiza de Friburgo, que era reconocido por el obispo François Charrière. Tras la negativa de esta comunidad a celebrar según el nuevo misal romano en 1974, el obispo Pierre Mamie, sucesor de Charriere, de acuerdo con la Conferencia Episcopal helvética y con el Vaticano, le retiró el reconocimiento canónico y pidió su clausura.

La Santa Sede, por tanto, trató de dialogar con Lefebvre y tras varios procedimientos, dos años más tarde, Pablo VI recibió al francés en Castel Gandolfo. Ambos mantuvieron una reunión, de poco más de media hora, que fue sellada en un acta transcrita por el Sustituto de la Secretaría de Estado por aquel entonces, Giovanni Benelli. También estuvo presente el Secretario particular del pontífice, Pasquale Macchi.

«Quisiera ponerme de rodillas y aceptarlo todo; pero no puedo ir contra mi conciencia»

Décadas más tarde, el documento ha salido a la luz gracias al libro La barca de Pablo, escrito por el regente de la Casa Pontificia, Leonardo Sapienza. A continuación, gran parte de la conversación publicada por Vatican Insider:

«Espero encontrarme frente a un hermano, un hijo, un amigo. Desgraciadamente, la posición que usted ha tomado es la de un antipapa –comienza Pablo VI- ¿Qué quiere que diga? Usted no ha consentido ninguna medida en sus palabras, en sus actos, en su comportamiento. No se ha negado a venir a verme. Y a mí me gustaría poder resolver un caso tan penoso. Escucharé; y le invitaré a reflexionar. Sé que soy un hombre pobre. Pero aquí no es la persona la que está en juego: es el Papa. Y usted ha juzgado al Papa como infiel a la Fe de la que es supremo garante. Tal vez sea esta la primera vez en la historia que sucede. Usted ha dicho al mundo entero que el Papa no tiene fe, que no cree, que es modernista, y cosas así. Debo, sí, ser humilde. Pero usted se encuentra en una posición terrible. Lleva a cabo actos, ante el mundo, de extrema gravedad».

Lefebvre se defiende diciendo que no era su intención atacar la persona del Papa y admite: «Tal vez haya habido algo poco apropiado en mis palabras, en mis escritos». Y añade que no es el único, pues con él están «obispos, sacerdotes, numerosos fieles». Afirma que «la situación en la Iglesia después del Concilio» es tal que no saben qué hacer. «Con todos estos cambios o corremos el peligro de perder la fe o damos la impresión de desobedecer. Yo quisiera ponerme de rodillas y aceptar todo; pero no puedo ir contra mi conciencia. No soy yo quien ha creado un movimiento», sino los fieles «que no aceptan esta situación. Yo no soy el jefe de los tradicionalistas… Yo me comporto exactamente como me comportaba antes del Concilio. Yo no puedo comprender cómo, de repente, se me condena porque formo a sacerdotes en la obediencia de la santa tradición de la santa Iglesia».

«Los religiosos que llevan el hábito son condenados o despreciados por los obispos»

Pablo VI interviene para desmentir: «No es cierto. Se le dijo y escribió muchas veces que usted se equivocaba y por qué se equivocaba. Usted no ha querido escuchar nunca. Continúe con su exposición». Lefebvre retoma la palabra: «Muchos sacerdotes y fieles piensan que es difícil aceptar las tendencias que se hicieron al día siguiente del Concilio Ecuménico Vaticano II, sobre la liturgia, sobre la libertad religiosa, sobre la formación de los sacerdotes, sobre las relaciones de la Iglesia con los Estados católicos, sobre las relaciones de la Iglesia con los protestantes. Y, repito, no soy yo el que lo piensa. Hay mucha gente que piensa de esta manera. Gente que se aferra a mí y me empuja, a menudo contra mi voluntad, a no abandonarla… En Lille, por ejemplo, no fui yo el que quiso esa manifestación…».

«Pero, ¿qué está diciendo?», interrumpe Montini. «No soy yo… es la televisión», balbucea Lefebvre para defenderse. «Pero la televisión –replica Pablo VI, que se demuestra bien informado sobre todo– transmitió lo que usted dijo. Fue usted el que habló, y de manera durísima, contra el Papa». El arzobispo francés insiste culpando a los periodistas: «Usted lo sabe, a menudo son los periodistas los que obligan a hablar… Y yo tengo derecho de defenderme. Los cardenales que me han juzgado en Roma me han calumniado: y creo que tengo el derecho de decir que son calumnias… Ya no sé qué hacer. Trato de formar sacerdotes según la fe y en la fe. Cuando veo los demás Seminarios sufro terriblemente: situaciones inimaginables. Y luego: los religiosos que llevan el hábito son condenados o despreciados por los obispos: los que son apreciados, en cambio, son los que viven una vida secularizada, los que se comportan como la gente del mundo».

«No estoy en contra del Concilio, sino solamente en contra de algunos de sus textos»

El Papa Montini observa: «Pero nosotros no aprobamos estos comportamientos. Todos los días trabajamos con gran esfuerzo y con igual tenacidad para eliminar ciertos abusos, no conformes a la ley vigente de la Iglesia, que es la del Concilio y de la Tradición. Si usted se hubiera esforzado por ver, comprender lo que hago y digo todos los días, para asegurar la fidelidad de la Iglesia al ayer y la correspondencia al hoy y al mañana, no habría llegado este punto doloroso en el que se encuentra. Somos los primeros en deplorar los excesos. Somos los primeros y los más preocupados para encontrar un remedio. Pero este remedio no se puede encontrar en un desafío a la autoridad de la Iglesia. Se lo he escrito en repetidas ocasiones. Usted no ha tenido en cuenta mis palabras».

Lefebvre responde afirmando querer hablar de la libertad religiosa, porque «lo que se lee en el documento conciliar va en contra de lo que han dicho sus Predecesores». El Papa dice que no son argumentos que se discutan durante una audiencia, pero asegura tomar nota de su perplejidad y actitud contra el Concilio… «No estoy en contra del Concilio –interrumpe Lefebvre–, sino solamente en contra de algunos de sus textos. Si no está en contra del Concilio –responde Pablo VI– debe sumarse a él, a todos sus documentos». El arzobispo francés replica: «Hay que elegir entre lo que ha dicho el Concilio y lo que han dicho sus Predecesores».

Después Lefebvre dirige al Papa una petición: «¿No sería posible prescribir que los obispos aprueben, en las iglesias, una capilla en la que la gente pueda rezar como antes del Concilio? Ahora se le permite todo a todos: ¿por qué no permitirnos algo también a nosotros?» Responde Pablo VI: «Somos una comunidad. No podemos permitir autonomías de comportamiento a las diferentes partes». Lefebvre argumenta: «El Concilio admite la pluralidad. Pedimos que tal principio también se aplique a nosotros. Si Su Santidad lo hiciese, se resolvería todo. Habría un aumento de las vocaciones. Los aspirantes al sacerdocio quieren ser formados en la piedad verdadera. Su Santidad tiene la solución del problema en las manos…». Después el arzobispo tradicionalista francés se dice dispuesto a que alguien de la Congregación para los Religiosos «vigile mi Seminario», se dice listo para dejar de dar conferencias y a quedarse en su Seminario «sin salir».

«Usted ha dicho que sería un Papa modernista, que aplicando el concilio habría traicionado a la Iglesia»

Pablo VI le recuerda a Lefebvre que el obispo Adam (Nestor Adam, obispo de Sión, ndr.) vino para hablarle en nombre de la Conferencia Episcopal Suiza. «Para decirme que ya no podía tolerar su actividad… ¿Qué debo hacer? Trate de volver al orden. ¿Cómo pueden considerarse en comunión con Nosotros, cuando toma posiciones contra la Iglesia?» «Nunca ha sido mi intención…», se defiende Lefebvre. Pero el Papa Montini replica: «Usted lo ha dicho y lo ha escrito. Que sería un Papa modernista. Que aplicando un Concilio Ecuménico, yo habría traicionado a la Iglesia. Usted comprenderá que, si así fuese, tendría que renunciar; e invitarle a usted a ocupar mi sitio para dirigir a la Iglesia». Y Lefebvre responde: «La crisis de la Iglesia existe». Pablo VI: «Sufrimos por ello profundamente. Usted ha contribuido para empeorarla, con su solemne desobediencia, con su desafío abierto contra el Papa».

Lefebvre replica: «No se me juzga como se debería». Montini responde: «El Derecho Canónico le juzga. ¿Se ha dado cuenta del escándalo y del daño que ha provocado en la Iglesia? ¿Es consciente de ello? ¿Le gustaría ir así ante Dios? Haga un diagnóstico de la situación, un examen de conciencia y luego pregúntese, ante Dios: ¿qué debo hacer?».

El arzobispo propone: «A mí me parece que abriendo un poco el abanico de las posibilidades de hacer hoy lo que se hacía en el pasado, todo se ajustaría. Esta sería la solución inmediata. Como he dicho, yo no soy el jefe de ningún movimiento. Estoy listo a permanecer encerrado para siempre en mi Seminario. La gente entra en contacto con mis sacerdotes y queda edificada. Son jóvenes que tienen el sentido de la Iglesia: son respetados en la calle, en el metro, por todas partes. Los demás sacerdotes ya no llevan el hábito talar, ya no confiesan, ya no rezan. Y la gente ha elegido: estos son los sacerdotes que queremos». (Los sacerdotes formados por monseñor Lefebvre, anota quien está escribiendo el acta.)

«No puedo permitir que usted se convierta en culpable de un cisma»

Entonces Lefebvre le pregunta al Papa si está al corriente de que hay «por lo menos catorce cánones que se utilizan en Francia para la oración Eucarística». Pablo VI responde: «No solo catorce, sino cientos… Hay abusos; pero es grande el bien que ha traído el Concilio. No quiero justificar todo; como he dicho, estoy tratando de corregir en donde sea necesario. Pero es un deber, al mismo tiempo, reconocer que hay signos, gracias al Concilio, de vigorosa recuperación espiritual entre los jóvenes, un aumento del sentido de responsabilidad entre los fieles, los sacerdotes y los obispos».

El arzobispo responde: «No digo que todo sea negativo. Yo quisiera colaborar en la edificación de la Iglesia». Y afirma Montini: «Pero no es así, lo que es seguro es que usted concurre en la edificación de la Iglesia. Pero, ¿es usted consciente de lo que hace? ¿Es consciente de que va directamente contra la Iglesia, contra el Papa, contra el Concilio Ecuménico? ¿Cómo puede adjudicarse el derecho de juzgar un Concilio? Un Concilio, después de todo, cuyas actas, en gran medida, fueron firmadas también por usted. Recemos y reflexionemos, subordinando todo a Cristo y a su Iglesia. También yo reflexionaré. Acepto con humildad sus reproches. Yo estoy al final de mi vida. Su severidad es para mí una ocasión de reflexión. Consultaré también mis oficinas, como, por ejemplo, la S.C. para los obispos, etc. Estoy seguro de que usted también reflexionará. Usted sabe que le estimo, que he reconocido sus méritos, que hemos estado de acuerdo en el Concilio sobre muchos problemas…». Reconoce Lefebvre, «es cierto».

«Usted comprenderá –concluye Pablo VI– que no puedo permitir, incluso por razones que llamaría “personales”, que usted se vuelva culpable de un cisma. Haga una declaración pública, con la que se retiren sus recientes declaraciones y sus recientes comportamientos, de los cuales todos tienen noticia como actos no para edificar la Iglesia, sino para dividirla y hacerle daño. Desde que usted se encontró con los tres cardenales romanos, ha habido una ruptura. Debemos volver a encontrar la unión en la oración y en la reflexión». El Sustituto Benelli concluye la transcripción de la conversación con esta anotación: «El Santo Padre después ha invitado a Mons. Lefebvre a recitar con Él el “Pater Noster”, el “Ave María”, el “Veni Sancte Spiritus”».

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Comentarios
40 comentarios en “La tensa y dramática conversación entre Pablo VI y Marcel Lefebvre
  1. No hay peor ciego que el que no quiere ver! Pablo VI la historia te da la razón!! Gracias por ayudar a este desastroso momento!! Monseñor Lefebvre Dios te Bendiga!! Tu de verdad elegiste servir PRIMERO a Dios y a su Iglesia!!

  2. Que sano y esplendoroso seria que todo vuelva a la normalidad !
    Y con esto digo, a lo que siempre se hizo hasta el Concilio V II.
    Otro sería el mundo, sin dudas.

  3. O sea, que el problema vino por la negativa tajante de Pablo VI a admitir la misa tradicional. Escucharle decir que el concilio revigorizó la vida religiosa es para hartarse de reír. Postura intransigente e injusta de Pablo VI, que podría haberlo solucionado todo autorizando la misa tradicional, pero no quiso, como si fuera un delito. Y mientras campaban a sus anchas todo tipo de embaucadores. Penoso.

  4. Yo solo quisiera decir «por sus frutos los conoceréis». A unos cuantos años del concilio ¿cuáles son sus frutos?, mucho de lo que estamos sufriendo hoy viene del concilio. La otra pregunta ¿qué frutos a dejado que Monseñor Lefevre se haya negado a abandonar la misa tradicional?. Se me ocurre pensar que, de no ser por la postura de Monseñor Lefevre, la misa tradicional hoy sería historia y probablemente ya no se celebraría en la faz de la tierra. Pero, hoy se sigue celebrando, en muchos lugares.

  5. Ahora, hay una pregunta muy interesante que le hizo Monseñor al papa: “¿No sería posible prescribir que los obispos aprueben, en las iglesias, una capilla en la que la gente pueda rezar como antes del Concilio? Ahora se le permite todo a todos: ¿por qué no permitirnos algo también a nosotros?” Es curioso que el papa Pablo VI permitió todo tipo de novedades, por ejemplo, la comunión en la mano se suponía una excepción en algunos lugares y se terminó difundiendo en todas partes, a todos se les permitió de todo, aún cuando haya dicho que estaban tratando de poner orden, la realidad es que el desorden se impuso. tanto que el papa admitió que en Francia se utilizaban cientos de plegarias eucarísticas. Pero a Monseñor Lefrevre le negó la posibilidad de permitir, a su grupo, seguir celebrando la misa que la Iglesia ha celebrado por más de 1500 años. Razón tenía Monserñoe Lefevre, sólo con ese permiso, se solucionaba el problema de entonces. Pero la respuesta fue un no rotundo.

    1. Así fue , el que permitió celebrar la misa tridentina fue Benedicto XVI , no dio su brazo a torcer , en vez de aceptarla , no se que estaría pensando , a lo mejor no oro lo suficiente como oraba Moisés y
      Josué siempre que tenía un conflicto

      .

  6. Veo en las palabras de Pablo VI un abuso de poder ya que la Misa Tridentina fue proclamada a perpetuidad y por tanto era ilegítima su prohibición. Más cuando los abusos litúrgicos se multiplicaron y no se hizo nada desde Roma, por tanto más allá de las palabras los hechos demuestran el abuso de Pablo VI, que se extiende hasta nuestros dias: manga ancha a los heterodoxos y palo a los ortodoxos.

  7. Las afirmaciones gratuitas de Montini sobre los frutos del Concilio son de aurora boreal. En esa época ya habían abandonado su vocación decenas y decenas de miles de sacerdotes y religiosos. Los abusos más groseros en materia litúrgica, en herejías abiertas, en malos comportamientos, en desobediencia a la autoridad religiosa y en muchas otras cosas estaban a la orden del día. A todos se les consentía la desobediencia, menos a Lefebre. No importaba nada más que su empeño en respetar la Tradición. El Concilio, que había sido manipulado de principio a fin por los modernistas había que obedecerlo sin rechistar. La infame reforma litúrgica hecha por el infame Bugnini no daba cabida a la Misa de siempre establecida desde Trento y basada en la liturgia mucho más antigua que se remontaba a los primeros años del cristianismo. Pablo VI conocía todo esto y más. Y sin embargo se empeñaba en no enderezar su mal rumbo. Su pontificado ha sido el más dañino de la historia de la Iglesia.

  8. Jos.
    La beatificación y canonización no son dogma de fe. En cuanto a Mons. Lefevre, no tengo ninguna duda que será considerado el san Atanasio del siglo XX.

  9. Si, el beato de la Iglesia de Cristo se llama Marcel Lefebvre y el enemigo de la Iglesia Giovanni Battista Montini, destructor de la Misa, la Liturgia y la vida religiosa.

  10. Que curioso eso de Paulo VI de que somos una comunidad y de que no podemos permitir autonomía de comportamiento a las diferentes partes. Menudo cínico. Uniformidad solo a unos a los otros no, que cada uno haga lo que quiera. Y lo de los frutos del concilio es para descojonarse. Este memo, es el que luego decía que lloraba porque el humo de Satanas había entrado en la Iglesia. Bien lo sabía el que había aventado el fuego.
    Y en cuanto Lefebre le dice que que lo que el afirma va en contra de sus precedesores, entonces replica que eso no es asunto a discutir en una audiencia. Claro. Menudo cínico.
    Yo pensaba que Paulo VI era un pijiprogre italiano, un bobo bienintencionado, pero tras leer esto me empiezo a replantearlo.

  11. El tiempo ha dado la razón al Arzobispo Lefebvre. Cuánto daño ha hecho a la Iglesia Pablo VI, su nueva Misa, y su «rompan filas»… Cuántas almas se han condenado eternamente (y se condenarán) por la tibieza y la relajación que han llamado irónicamente como «primavera postconciliar». ¡Señor, ven pronto!

  12. ¿Un beato de la Iglesia de Cristo?¿esa que subsiste en la Iglesia Católica?, y en la anglicana, y en la ortodoxa, y en la luterana…
    Jesucristo no fundó ninguna iglesia de cristo, fundó la iglesia católica
    Yo tambien soy enemigo de esa falsa iglesia de Cristo que no es la Iglesia Católica exclusivamente.

  13. Nicolás Asiain Madariaga…

    Las canonizaciones son infalibles entonces son dogma de fe .

    Si no fuera así como lo afirmas , tendría que hacer una lista , con investigación previa de todas las canonizaciones de toda la historia , y publicar las canonizaciones NO VALIDAS , y explicar por qué .

  14. La historia pondrá las cosas en su sitio. El caso es que muchos católicos no podemos ni queremos esperar tres siglos para que quede meridianamente claro que el CVII fue el que desencadenó la Catástrofe. La pérdida de la fe en Europa, la corrupción de la doctrina bimilenaria de la Iglesia, el desencadenante de la futura persecución a los cristianos en lo que un día se llamó La Cristiandad.
    No podemos esperar tanto y no debemos. Estoy harto de ver como se profanan las formas al ser administradas por personas no consagradas, como se nos pide dar testimonio desde el púlpito cuando quien lo hace no es capaza no de llevar la sotana, sino una simple cruz. Harto es poco. Me considero engañado.

  15. Benedicto XIV, De la beatificación de los siervos de Dios y de la canonización de los santos, libro I, capítulo 43, nº 28: «Toda persona que osase afirmar que el Pontífice se engañó con esta u aquella otra canonización, y que un santo cualquiera canonizado por él no debería ser honrado con una alabanza apropiada sería acusado por nosotros de ser si no herética al menos temeraria; de ser escandalosa para toda la Iglesia; injuriosa para los santos;

  16. El rito de las canonizaciones se modifico en el año 83 de tal manera que las que son infalibles de momento son las del rito tadicional. No haber cambiado el rito. No haber quitado el abogado del diablo ni las virtuder heroicas. Que le vamos a hacer. Haberlo pensado mejor

  17. El rito de las canonizaciones se modifico en el año 83 de tal manera que las que son infalibles de momento son las del rito tradicional. No haber cambiado el rito. No haber quitado el abogado del diablo ni las virtudes heroicas. Que le vamos a hacer. Haberlo pensado mejor antes de cagarla

  18. El camino a la Santidad no pasa por los cargos sino por la demostración efectiva de actividad sobrenatural hay un procedimiento muy estricto. Lo de la Misa Tradicional ya ha sido resuelto y está vigente. Alguien de mala fe está tratando de entorpecer la canonización del Beato y aprovechar para romper el camino de acercamiento que está en marcha y debe ser muy cuidado. Si todo se redujera -como se dice en el documento- a cuestiones personales, una rabietas, desaparecidas las personas desaparecen las cuestiones. Para qué reflotar hechos pasados que nada agregan ?, para dividir, para llevar a posiciones de las que no se pueda volver. No se dejen engañar, esto es otra manipulación muy grave. Tomemos el ejemplo del Beato, oración y ayuno.

  19. Por el rito tradicional de canonizacion, del cual dicen los teologos historicamente q es infalible, no es posible canonizar a ciertas personas. Historicamente no es posible decir q el rito nuevo sea infalible¿en que se basan para decir q es infalible? La voltad del papa basandose en su propia voluntad no hace al rito nuevo infalible. La voluntad del papa en el rito tradicional se bada en un procedimiento sin error del q los teologos decian q era infalible. Si los elementos de juicio esrnciales son suprimidos, la infabilidad papal desaparece pq no se basa ya en nada, en ls propia voluntad del papa, la cual no es de por si infalible. . Si el Papa me canoniza a mí ya es infalible porque lo ha dicho el papa??

  20. Por el rito tradicional de canonizacion, del cual dicen los teologos historicamente q es infalible, no es posible canonizar a ciertas personas. Historicamente no es posible decir q el rito nuevo sea infalible¿en que se basan para decir q es infalible? La voluntad del papa basandose en su propia voluntad no hace a un rito infalible. La voluntad del papa en el rito tradicional se basaba en un procedimiento sin error del q los teologos decian q era infalible. Si los elementos de juicio esenciales de aquel rito son suprimidos, la infabilidad papal desaparece pq no se basa ya en nada, solo en la propia voluntad del papa, la cual no es de por si infalible. . Si el Papa me canoniza a mí ya es infalible porque lo ha dicho el papa??.
    El rito tradicional no era infalible por consistir en la voluntad del papa sino por basarse en un juicio del q el papa se pronunciaba. Y de eso decian los teologos q era infalible

  21. Siempre salen con que el vaticano II se malinterpretó y por eso los males en la Iglesia. Trento no se malinterpretó ni ningun otro concilio se malinterpreto.¿pero qué es exactamente lo que se malinterpretó? ¿se malinterpretó por ejemplo cuando el concilio establece el derecho a la libertad religiosa que la Iglesia siempre habia condenado por ser herejia modernista?. Cambiaron el magisterio con el pretexto de q lo estas malinterpretando. Pero siguen sin decir qué es lo q se malinterpreta. Nadie malinterpreta, se llevo a la practica lo q simplemente pone.

  22. La voluntad del Papa ha dicho que Pablo VI tiene que ser santo.¿ y en base a qué es santo? A la voluntad del Papa. Pues que demuestren que hay un dogma de fe definido que diga que la voluntad del Papa sin basarse en el rito tradicional de canonizacion que se modificó en el 83 suprimiendo elementos que hacian infalible el rito, es infalible igualmente. Porque si al candidato a santo nadie lo va a acusar de nada ni va a tener virtudes heroicas, entonces q me explique en que consiste esa infabilidad papal.

  23. Tomemos otro ejemplo del beato: «cometamos ilegalidades».
    Da igual cómo defina Trento la Misa, nos inventamos otra definición, da igual que ponga en Trento que la misa tiene que ser propiamente y visualmente un sacrificio y no una cena, suprimimos ilegalmente la Misa que según Trento es de tradición apostólica y pongamos otra más protestante, que visualmente propiamente hablando sea una cena.
    Hagamos otra ilegalidad ya de paso: suprimamos las ordenes menores que según Trento son de tradicion apostolica y anatemiza al que las quite. pongamos ministerios laicales de acolito y lector. O sea, que no son ordenes clericales como en Trento. La autoridad del Papa no es para hacer lo que le de la gana sino para transmitir lo que ha recibido.

  24. Pablo VI creia que él por ser el Papa, decidia lo que era la Sagrada Tradicion, que se supone que es fuente de revelacion. Su voluntad decidió que la Sagrada Tradición ya no la habia puesto Jesucristo incluso cuando definitivamente se afirme así en un concilio ecumenico y además dogmático que pretende ser a perpetuidad con anatemas y todo. La tradicion es ahora Asís, la libertad del mal y la democracia clerical. Nosotros la ponemos y nosotros la sacamos del deposito de la fe.
    Gracia al beato, ahora la fuente de revelacion solo es la Biblia. Me suena.

  25. ¿Entorpecer la canonización del Beato? Esté usted muy tranquilo, no hay duda alguna de que será canonizado después del verano. Como ya fueron canonizados Juan XXIII y Juan Pablo II de Asís. Tampoco se olvidan de Juan Pablo I, cuyo proceso está en curso. Y hasta podrían canonizar en vida a Benedicto XVI y a Francisco. Se trata de canonizar en bloque a todos los papas del Vaticano II, como si con ello pudieran convertirlo en irreversible (¿le suena a usted el adjetivo? hace poco lo utilizó Francisco para defender la revolución litúrgica). Pero de Dios nadie se burla.

  26. La falsificacion de la iglesia que ellos mismos se han sacado de la manga, es irreversible. Una cosa irreversible como el cvii que no se basa ni en la tradicion que puso Cristo ni en la biblia que no puso Cristo.Eso ya veremos. Lo que es irreversible es la misa de Trento, la otra se puede suprimir a perpetuidad porque es ilegal. Es que se creen realmente que han vencido.

  27. Jos… , qué asquete leerle. Buen ejemplar de la intolerancia de los Petronios de la tolerancia. Lefevbre pudo equivocarse en cosas pero pedir que les dejaran seguir con la misa tridentina y comprometerse a no salir de su Seminario dice mucho de lo que realmente le preocupaba. Y que si visión del futuro de la Iglesia era más clarividente que la de PabloVI, lo ha demostrado el paso del tiempo. Pienso que PabloVI no fue comprensivo pero Lefevbre perdía razón al actuar desde la desobediencia. El dilema era ejercer el poder papal (sobre unos pero no sobre todos) o ser indulgente (con unos no pero con otros sí). Y PabloVI eligió poder y no indulgencia sólo con Lefevbre, mientras tantos otros curas y congregaciones se despendolaban y con ellos no sé ejerció el poder papal y se fue indulgente con sus desmanes.
    Una pena grande.

  28. Lefebvre pregunta:“¿No sería posible prescribir que los obispos aprueben, en las iglesias, una capilla en la que la gente pueda rezar como antes del Concilio? Ahora se le permite todo a todos: ¿por qué no permitirnos algo también a nosotros?” Responde Pablo VI: “Somos una comunidad. No podemos permitir autonomías de comportamiento a las diferentes partes”.
    Y se permite a los neocatecumenales celebrar sus misas o «cenas» saltándose un montón de normas litúrgicas. ¡Viva la coherencia!

  29. Pudo haber tenido razon o no el M Lefevre, pero que mal actuó. Que maravilloso legado hubiera dejado si hubiera sido obediente, No veo que el quisiese ayudar a la unión de la Iglesia que Cristo fundó. Veo mucho orgullo en su proceder.

  30. Esoty totalmente de acuerdo con monseñor Marcel, creo que no muestra orgullo ni altivez como muchos lo quieren ver, veo a un siervo preocupado viendo como la Iglesia decaído, viendo los estragos de este concilio. No conocí nada del rito antiguo pero segun mis padres habia un respeto, reconocimiento y hasta cierto temor que se traducia en un temor basado en el amor a Dios, algo que hoy en dia se ha perdido, y habria que estar ciegos para no ver el desastre que en muchos lugares hay.
    Dios bendiga y tenga en el cielo Monseñor Marcel y desde aqui agradezco todo lo que hizo, por que se que lo hizo en un inmenso celo de amor por aquella que le fue encmendada, la iglesia Catolica.

  31. A Ivonne:
    No se puede considerar desobediencia querer ser fiel a la tradición de 2000 años y al magisterio de la Iglesia. A lo que siempre había sostenido la Iglesia Católica y que el Concilio Vaticano II había contradicho como en el caso de la libertad religiosa y del falso ecumenismo que habían ya condenado no uno sino varios Papas anteriores a los Papas conciliares porque decían que conducía al indiferentismo religioso, lo cual es evidente. No hay mas que recordar lo que dijo Francisco: «el proselitismo es un pecado grave contra el ecumenismo.» No hay que tratar de convertir a nadie, que se quede cada quién en su religión… ( lo dijo Francisco) Y el mandato de Jesús de ir por todo el mundo para bautizar y hacer conocer a todos su doctrina, que se vaya al olvido. Los que han traicionado la fé católica son los papas conciliares. San Pablo dice en la 2 carta a los Gálatas: «aunque un ángel viniera a anunciarles una doctrina diferente, sea anatema.» Bárbara

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