Durante un procedimiento legal de inventariado de la sede de Madres de Plaza de Mayo en el curso de una investigación por fraude, Bonafini esgrimió una carta del Papa Francisco para tratar de impedir el procedimiento judicial.
Hebe de Bonafini es líder de las Madres de Plaza de Mayo, una asociación que reúne a mujeres alguno de cuyos parientes hizo desaparecer la última dictadura argentina. Es, también, persona cercana al Papa, con quien se cartea regularmente.
Precisamente durante un procedimiento legal de inventariado de la sede de Madres de Plaza de Mayo en el curso de una investigación por fraude, Bonafini esgrimió la última misiva de Su Santidad para tratar de impedir el procedimiento judicial. «No hay que tener miedo a las calumnias, Jesús fue calumniado y lo mataron después de un juicio dibujado con calumnias», se lee en la carta. «La calumnia sólo ensucia la conciencia y la mano de quien la arroja».
«Casi que no nos compara con nadie», declaró luego Bonafini, sonriendo.
El Papa Francisco ha sido siempre muy insistente en su denuncia de la calumnia y la maledicencia, pero es justo reconocer que tiene a veces una idea un tanto peculiar de lo que constituye ‘calumnia’. Calumniar es atribuir pública y falsamente a otra persona la comisión de un crimen o inmoralidad. Por eso, para saber si una acusación es calumnia es necesario saber con alguna certeza que es falsa.
Y aquí es donde el asunto se vuelve misterioso, porque haría falta creer que el Santo Padre tiene un conocimiento sobrenatural o, al menos, secreto de asuntos que, prima facie, parecen dejar clara la culpabilidad de los supuestos calumniados.
Que esto no es así lo demuestra el hecho de que llamó «calumniadores» a quienes protestaban como víctimas contra los curas pedófilos y sus cómplices en Chile, a los que posteriormente hubo de pedir humildemente perdón por, precisamente, calumniarles a su vez.
También es oportuno recordar aquí el caso de su mano derecha en la reforma de las estructuras eclesiales, el Cardenal Arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Rodríguez Maradiaga. El Vaticano envió a un investigador para que aclarara diversas acusaciones contra este miembro del consejo privado de Su Santidad relativas a enjuagues financieros de todo tipo y a acusaciones de abusos sexuales de su ‘número dos’, el Obispo Pineda. El resultado fue un voluminoso dossier con el testimonio de numerosos testigos confirmando los cargos, pero Su Santidad, lejos de tomar alguna medida contra Maradiaga o ahondar siquiera en la investigación, llamó al denunciado para expresarle su apoyo y solidaridad y asegurarle que sabía que todo eran calumnias.
Son las extrañas amistades del Papa, que nos han ocupado más de una vez en estas páginas. Que Su Santidad sea magnánimo y comprensivo, presto al perdón y a pensar bien de todos es algo de lo que nos alegraríamos infinitamente sus hijos si no fuera por dos pequeños detalles: que esa comprensión está lejos de ser universal y, casualmente, siempre beneficia a sujetos de la misma cuerda, trocándose en denuestos, silencios y desprecios cuando se trata de quien considera ‘en campo contrario’ (recuerden cuando determinó que Trump no era cristiano); y que en ocasiones como esta, o como la de las víctimas chilenas, su actitud entorpece la investigación de la verdad.
Hebe de Bonafini, que recientemente le deseó al presidente Macri que su hija le salga revolucionaria, confesó tras los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, donde murieron miles de personas, que se alegró al conocer la noticia.
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Tres dias en la plaza de San Pedro Lilian Tntori y dos compañeras para pedir la intermediación del papa en la liberación de un preso político y nadie fue capaz, ni el último monseñor, de llevarles un termo de café en nombre del papa. Francisco, que se te ve mucho el plumero. Y además lo pregonas. Y este está al frente de Iglesia institucional: el «dulce Cristo en la tierra» de Catalina.
Intervenir en los asuntos terrenales es una cosa que siempre ha querido hacer la iglesia. Pero es bastante complicado complicado, porque por muy justa que nos parezca una causa, siempre hay una cierta vanidad en el líder y en sus partidarios, en el fondo somos humanos, subyace un orgullo de derrocar a otro para imponerme yo. Con esto no quiero decir que no habría que tomar partido, por las causas más justas, pero siempre teniendo en cuenta las debilidades humanas de los líderes políticos o que aspiran a serlo. Se han derrocado miles de gobiernos en la historia y se han implantado otros, hoy en día se hacen casi siempre con las urnas, pero existe ese quítate tú para que me ponga yo en todo político.
En su carta a la pro-terrorista Hebe, el Papa Francisco dice: «Rezo por vos y por las Madres y pido al Señor te conserve la salud para que puedas seguir ayudando a tanta gente.».
Me gustaría mucho que el Papa Francisco me explicara en que ayuda esta mujer a tanta gente. Y no es que el Papa ignore quién es esta mujer. Lo sabe mejor que yo.
Que frágil es la memoria….
Y la calumnia de la que participó su «Santidad » en el caso Romanones?? Fue el quien los condenó públicamente y después cuando se vio que era falso se retractó y pidió perdón?
No, porque la misericorditis no sabe perdonar si no como la visión luterana no sabe echar un velo para cubrir la inmundicia, es decir, la suya propia y luego en el colmo del cinismo pide buenos pastores C
Váyase «Papa» Francisco
Esto es lo que tienen las amistades peligrosas (no sé quien es más peligroso) Bergoglio o Bonafini. Aquí dejo lo sucedido en el 29 de enero de 2008 en la Catedral de Buenos Aires. Catedral, lugar desde el cual el obispo imparte cátedra. Además, templo que rige una diócesis.
Bonafini y su mafia se manifestaban y tomaron, okuparon la Catedral. Nadie las desalojaba. allí tenía todo lo necesario para resistir varios meses. En el altar mayor montaron un cagadero y un meadero. Se jactaban de cagarse en el Altar y decían «le estamos [a Bergoglio] estropeando el negocio». Tras un mes la catedral fue desokupada por la fuerza.
El 26 de febrero el pueblo fiel realizó un acto de desagravio por la profanación de la Bonafini y su mafia.
A todo ello hay que añadir las magníficas relaciones entre Bonafini y ETA, siempre presata la Bonafini a «bendecir» a los terroristas.
Hebe de Bonafini (Wikipedia): «Sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEU : «Cuando pasó el atentado (…) sentí alegría. No voy a ser hipócrita, no me dolió para nada (…).Ahí (en las Torres Gemelas) no murieron pobres, no murieron poblaciones, no murieron viejos (…). El día del atentado yo sentí que había hombres y mujeres muy valientes. Valientes como una montaña de valientes que se prepararon y donaron su vida para nosotros. Ni siquiera para nosotros, tal vez para nuestros nietos. Declararon la guerra con sus cuerpos, manejando un avión para estrellarse y hacer mierda al poder más grande del mundo (…) Brindé por los hombres que hicieron una declaración de guerra con el cuerpo». Pues si, Hebe Bonafini llamando valientes a los terroristas. Y leemos también que ha apoyado a «figuras como Ché Guevara, Sandino, Yasir Arafat, Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales». y que «Hebe manifestó su apoyo a las madres de los presos vascos publicando una carta en la web»
Del brutal fiasco del «Caso Romanones» (así de despectivamente bautizado por la ternura de Vidal y la misercordia de Bastante), su principal responsable Francisco se retiró haciendo mutis. Ése sí fue un «testimonio que atrae a los sin fe» de los que tanto recomienda Su Santidad…
Me gustaría leer los intercambios epistolares entre Bonafini y Francisco .