Tras el anuncio por parte de la formación socialista de esta nueva propuesta, no han tardado en llegar las reacciones. Entre ellas, la del Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, que la ha calificado como «un monumento a la insolidaridad».
El PSOE anunciaba ayer su intención de poner en marcha una reforma del código penal para legalizar la eutanasia en España. Con un comunicado en su página web presentaba la Proposición de Ley Orgánica «que regula y despenaliza la eutanasia y la ayuda al suicidio asistido». Una de las primeras reacciones, tan sólo un día después, ha sido la del Secretario General y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo.
«Es un corredor de la muerte voluntario»
En un vídeo publicado esta mañana, Gil Tamayo ha pronunciado las siguientes palabras en torno a la cuestión:
«La proposición de ley del PSOE sobre la regulación de la eutanasia es todo un monumento a la insolidaridad y al descarte humano, que promueve un falso derecho además de un corredor de la muerte voluntario que se pretende introducir en la sociedad española de una manera artificiosa. No hay derecho a esta terrible pretensión de la legalización del suicidio en España, que es lo que es en toda regla. A las personas en la situación de debilidad absoluta por la enfermedad o dependencia hemos de ayudarlas de la mejor manera posible, con los cuidados paliativos acorde con la realidad de la persona que es su derecho a la vida. El derecho a la vida de todo ser humano, los cuidados de su familia y toda la atención sanitaria que podamos mostrarle conforme a esta nimiedad».
La proposición de ley del PSOE sobre la eutanasia es todo un monumento a la insolidaridad y al descarte humano, que promueve un falso derecho (fake right) y un corredor de la muerte voluntario. ¡No hay derecho!
— José M. Gil Tamayo (@jmgilt) 4 de mayo de 2018
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
A la hora de abordar las canalladas que hacen los políticos, la CEE jamás hace alusión a los efectos que esas canalladas producen en las almas, ni a las consecuencias que pueden tener en el Más Allá. A los enemigos de Cristo, el discurso que ha hecho el padre Gil Tamayo les trae sin cuidado. En cambio, saltan como posesos a la mínima que un clérigo recuerda a los cuatro vientos que, tras la muerte, viene el juicio de Dios y que hay obras que pueden conducir al Infierno.
Solo a un nefasto personaje como este episcopable, se le ocurre la necedad de motejar de «insolidaridad» el asesinato alevoso y cobarde que supone la eutanasia. No es un eufemismo; es una majadería.