El Papa Francisco califica de «perverso» cuestionar el Cambio Climático

El Papa Francisco califica de «perverso» cuestionar el Cambio Climático

«Necesitamos una conversación que nos una, porque el reto medioambiental que estamos viviendo, y sus raíces humanas, nos afecta a todos», ha declarado el Papa Francisco en un mensaje con motivo de la cumbre sobre el Cambio Climático COP23 de Naciones Unidas que tiene lugar esta semana en la ciudad alemana de Bonn.

Bien. Uno puede, creo que legítimamente, cuestionarse el papel de un Romano Pontífice en una reunión que es, en el mejor de los casos, científica, y en el peor, política. Pero, al fin, se trata de una cuestión que, como afirma Francisco, «nos afecta a todos», y por tanto también a los católicos, presumiblemente.

Debo, sin embargo, expresar mi perplejidad sobre esa expresión de sus primeras palabras, «una conversación que nos una». ¿Qué significa eso, exactamente? ¿Una conversación en la que todos estemos de acuerdo? Eso sería, ciertamente, una extraña y un poco aburrida ‘conversación’ pero, en caso contrario, ¿cómo podría ‘unirnos’?

Pero mi perplejidad se convierte en estupefacción cuando continúo leyendo las palabras de Su Santidad, que pasa a identificar las cuatro actitudes «perversas» que impiden avanzar hacia soluciones concretas para luchar contra el Cambio Climático: negación del Cambio Climático, indiferencia, resignación y «confianza ciega en las soluciones técnicas».

Pero si, por lo que fuera, uno llegara a la conclusión de que el cambio climático no existe, al menos como el fenómeno apocalíptico descrito por la ONU -ninguna de cuyas previsiones concretas se ha cumplido hasta la fecha-, ¿cómo puede participar en esa «conversación» que debería unirnos, si ya de entrada su actitud, por mucho que la mantenga de buena fe, es «perversa»?

Y, sobre todo, ¿en calidad de qué califica Francisco de «perverso» el escepticismo sobre el Cambio Climático? ¿Como Papa de la Iglesia Católica? ¿Pertenece al conjunto de materias ‘de fide’?, ¿debe el fiel católico ‘creer’ una teoría climatológica basada en modelos informáticos?

La Iglesia tiene un larguísimo y glorioso historial como promotora de las ciencias, pese a la leyenda, y entre sus filas figuran algunos de los científicos más notables de todos los tiempos, no pocos de ellos pertenecientes al propio clero.

Pero su experiencia tratando de convertir en materia de fe -o de que parezca que lo hace- verdades científicas no anima exactamente a seguir por ese camino. La jerarquía que condenó a Galileo tenía a su favor a todos los científicos de peso de su tiempo, nos atrevemos a decir que más del 97% que falsamente se cita en apoyo del Cambio Climático. Pero hasta hoy sigue siendo motivo de reproche para los incrédulos, e incluso un Papa, San Juan Pablo II, se sintió obligado a rehabilitar al científico pisano.

El Papa también ha insistido en que el Cambio Climático es «uno de los fenómenos más preocupantes a los que se enfrenta la humanidad», algo que yo, al menos, no me siento capaz de discutir, pero que no deja de intrigarme en boca de un Vicario de Cristo del que uno esperaría que considerara más preocupantes otros fenómenos, estos espirituales y más en la línea de su cargo, como la descristianización acelerada de Occidente.

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