El célebre jesuita estadounidense que asegura que probablemente «muchos santos fueron gays» defiende que «parte del lenguaje utilizado en el Catecismo respecto a los homosexuales necesita actualizarse, dado lo que ya sabemos sobre la homosexualidad».
James Martin, el célebre jesuita estadounidense que asegura que probablemente «muchos santos fueron gays» y que defiende los «baños trans» promovidos por el gobierno de Obama, vuelve a estar en el foco mediático tras sus polémicas declaraciones en una entrevista concedida al portal Religion News Service, en la que defiende una mayor inclusión en la Iglesia de las personas LGTB y critica el lenguaje del catecismo sobre la homosexualidad.
El entrevistador relata cómo Martin le aseguró que él no es la única persona relacionada con el Vaticano que desea ver cómo la Iglesia avanza hacia la inclusión LGBT.
El también consultor de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede explica que «ser simplemente LGTB no es pecado» y que creer que es así «es un error común». «Incluso el Catecismo habla de dar la bienvenida con respeto, compasión y delicadeza», defiende.
«Los católicos LGTB son bautizados, por lo que son una parte importante de la Iglesia, al igual que lo es el Papa. Algunas veces, cuando las personas LGTB me dicen que se sienten excluidas de la Iglesia, les digo que no dejen que eso pase, que también es su Iglesia», explica el sacerdote jesuita.
El también autor del libro «Construyendo puentes», asegura que «existen muchas formas de dar la bienvenida al colectivo LGTB, como por ejemplo nombrarles en las homilías, animarles a que lean las lecturas, conocerles personalmente y, sobre todo, a escucharles».
Preguntado sobre el lenguaje Catecismo de la Iglesia Católica, que señala que «los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados», el sacerdote defiende que, a pesar de no ser teólogo, «parte del lenguaje utilizado en el Catecismo respecto a los homosexuales necesita actualizarse, dado lo que ya sabemos sobre la homosexualidad».
«Antes, por ejemplo el Catecismo decía que la orientación sexual era ‘desordenada’. Pero yo creo, como digo en mi libro, que decir que una de las partes más importantes de la persona -la parte que da y recibe amor-, no puede calificarse como desordenada, es algo muy hiriente. Hace unas semanas conocí a un teólogo italiano que sugirió la frase «ordenados de manera diferente», señala el jesuita.
James Martin espera que la postura de la Iglesia Católica respecto a los homosexuales sea muy diferente dentro de cien años. «Espero que la Iglesia abrace plenamente la llamada de Jesús de acoger a los marginados y a los que se sienten excluidos».
Por último, el sacerdote defensor del colectivo LGTB explica que «lo más probable es que algunos líderes de la Iglesia pensarán que he ido demasiado lejos, y algunas personas LGTB pensarán que no he ido lo suficientemente lejos».
«El libro ha sido respaldado por dos cardenales, uno de ellos miembro del Vaticano. Así que creo que hay un cambio. Las personas LGBT que lo han leído tiene me dieron las gracias por escribirlo. Así que algo está cambiando en la iglesia. Algo nuevo está pasando. Creo que es el momento adecuado para un libro como este», concluye.
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En tema de homosexualidad, James Martin no es imparcial, sino que es juez y parte. Sus opiniones, por tanto, no tienen demasiado valor.
Habrá que actualizarlas periódicamente, ya que las ideas suelen seguir modas,y si en el futuro la moda es colgar a los homosexuales, volveremos a ser severos moralmente con los desviados. Por supuesto la idea de pecado deberá actualizarse, siéndolo unas veces, por lo que irá en ese período al infierno y no siéndola otras, por lo que irá al cielo. En fin rigor intelectual, que se dice.
Señores de Infovaticana: recuerden que ya el pasado 10 de mayo tuvieron que rectificar una entradilla a una noticia sobre James Martin, SJ. Él nunca dijo que «probablemente muchos santos fueron gays», sino que probablemente fueran algunos de ellos. «A certain percentage of humanity is gay, and so were most likely some of the saints». No decía que fueran homosexuales activos, ni mucho menos, sino que nacieron así.
Curioso medio de información que redacta una noticia sobre una persona y no comprueba lo que publicó sobre ella hace menos de un mes…
«Espero que la Iglesia abrace plenamente la llamada de Jesús de acoger a los marginados y a los que se sienten excluidos”.
Jesús Cristo fue muy explícito condenando las prácticas lgtb y el catecismo lo corrobora. Éstos discípulos del papa Francisco siempre están hablando con «lengua de serpiente » para montar «lio» y dividir a la Iglesia.
Pues yo le llamo a el a que se actualice en Jesucristo.
Esto no es una excepción. Los jesuitas, a través de las cvx están dando cobertura formal a las denominadas familias alternativas o familias LGTB. También en España, y los obispos cobardes miran hacia otro lado y ceden los templos a esos encuentros. Hay una gran diferencia entre la acogida a la persona y la bendición del pecado. Éste, las cvx y el obispo de Roma, que también es jesuita se acogen a aquello de «¿quién soy yo para juzgar a nadie?» ¡Hipócritas!. Sen precisamente los grandes juzgadores de la vida y de la historia. Promotores de la inmundicia antinatura.
Ya sólo nos falta oir por parte de la nueva y caduca iglesia de la misericordia barata que Jesucristo es homosexual y partidario del matrimonio gay. me temo que lo oiremos de un día para otro. Quizás Sosa ..o Kasper ..o Paglia ..
DIOS, que paciencia tienes para con tu pueblo, PACIENCIA verdaderamente DIVINA, gracias y no permitas que esto se agrave, no queremos que después se trate de acomodar las enseñanzas de la Iglesia con el «amor» sexual por los animales y otras desviaciones aberrantes que se dan hoy en día.
Los LGTB merecen como seres humanos todo el respeto que merece cualquier persona, pero un LGTB activo sexualmente no puede pretender que su acto sexual antinatural sea llamado natural y no solo eso, sino que pretenda imponer mediante leyes y acoso su punto de vista deforme, lastima por los defensores de esta barbaridad, mas aun si son precisamente ellos los llamados a combatirlas o al menos no apoyarlas.
Ocurre que cambia el lenguaje -como pide este jesuita- y cambia la esencia. Eso es lo que no podemos los católicos permitir. La esencia de la palabra de Dios sobre la homosexualidad no es actualizable -cielo y tierra pasarán pero mis palabras no pasarán, dice el Señor- ya que los actos homosexuales fueron, son y serán pecaminosos.
Ya sabemos que los totalitarios, mentirosos y fabuladores usan del cambio de lenguaje, de eufemismos para cambiar esencias. Ejemplo: llamar interrupción del embarazo -el cual se puede reclamar como derecho- al aborto provocado, crimen inicuo.
Por mucho tiempo, el Catecismo de Juan Pablo II será herramienta fiel para seguir a Dios. A los heterodoxos, les molesta tanta claridad doctrinal.
Cuando era niña veía en mi pobre parroquia de barrio al cura progresista rodeado de jóvenes amanerados, deformados en la doctrina e irrespetuosos en la liturgia, y me preguntaba: ¿estos son los católicos?
Gracias a nuestro buen Dios, que se apiadó de mi ignorancia y mi pecado, conocí la Iglesia verdadera, la que afirma en su sexualidad a cada uno, y la que trata de ayudar a los que tienen tendencias desviadas. Sacerdotes íntegros, hombres de Dios, que no negocian con el pecado pero que ayudan al pecador a salir de su estado.
Y me dije: ¡esto hubiera hecho nuestro Señor!
¡Ésta es la Iglesia de Cristo!
«Ordenada de manera diferente» ?
Qué cachondo.