‘La prosperidad es lo que nos hace daño, la persecución no ha hecho nunca daño a la Iglesia’

|

El P. Ibrahim Alsabajh, guardián de la comunidad franciscana de Alepo, afirma: «Lo que me da miedo es la prosperidad, no la persecución, porque siempre, después de cada persecución a los cristianos, contemplamos una Iglesia que se hace cada vez más fuerte y más numerosa en fieles y en creyentes».

«Soy el P. Ibrahim. Soy de Damasco. Pertenezco a la Custodia franciscana de Tierra Santa. Actualmente soy el párroco, el guardián, de la comunidad franciscana de Alepo.»

Así se presenta el P. Ibrahim Alsabajh, OFM que habla de su experiencia en Siria en «Tras las Huellas del Nazareno» de la Fundación EUK Mamie-HM Televisión y cuenta el calvario de la comunidad cristiana de Alepo que él ha visto y vivido en primera persona:

«(…) Personas inocentes, serenas, desarmadas, son bombardeadas de día, de noche, solo para aterrorizarlas o para echarlas de sus tierras, de sus casas. (…) Eran bombardeados porque vivían abajo, en la parte donde tiene el control el ejército regular, o han sido bombardeados porque era un barrio cristiano. Algunas veces sentíamos realmente que sus objetivos eran nuestras zonas, nuestros barrios cien por cien cristianos, que era su objetivo esta iglesia, pero no en cualquier momento, sino en el momento de la Santa Misa principal del domingo, y buscan hacer el mayor daño posible para matar a más personas. O durante la Semana Santa, especialmente el Viernes Santo, donde siempre hemos tenido una cita con la hermana muerte y con el terror durante años y años».

Carencia de electricidad, de agua, de trabajo, son solo algunas de las consecuencias del conflicto. «Ahora tenemos gente empobrecida, totalmente dependiente de la ayuda que ofrece la Iglesia. Gente aterrorizada, agotada… Al cabo de seis años, vemos el resultado en la piel de la gente. He dicho “piel”, porque tenemos muchas enfermedades que se ven en la piel de los niños, como reacción a este terror y esta tensión vivida.«, explica el P. Ibrahim.

Este franciscano señala que también han aparecido enfermedades raras «como resultado de tantos misiles, a veces llenos de sustancias que está prohibido usar en las guerras». También ha sido dañada la salud psicológica de las personas: «Además de ser mutiladas en el cuerpo, muchas personas, muchos niños, llevan esta semilla, muy fuerte y visible, de trastornos de todo tipo. Han pasado seis años y la guerra aún no ha terminado, y nosotros vemos estos resultados devastadores.»

El P. Ibrahim confiesa haber tenido miedo: «Tener miedo es humano. También Jesús tuvo miedo en el Huerto de los Olivos. Pero basta con no dejar que el miedo reine en el corazón, como le sucedió a Pilato y a San Pedro. Hay que afrontar el miedo, y todos estos sentimientos humanos, con la oración, que es abandono confiado al Padre.»

«Todos nosotros descubrimos que cuanto más damos, es cuando más sentimos una fuerza, una paz y una alegría, pero una fuerza para ir más allá, un valor que se aumenta, la caridad misma que renace de nuevo y se hace cada vez más fuerte. (…) Es lo que nos empuja a dar cada vez más», añade.

Cuando le preguntan por las virtudes que ha visto en el pueblo sirio, el P. Ibrahim afirma que, ante todo, la paciencia, una fe fuerte que, puesta a prueba, ha resistido el empuje y resplandece más luminosa aún que antes y la caridad: «Caridad hacia los enemigos, caridad hacia los que lanzan misiles sobre nosotros. Caridad hacia los que nos matan, hasta el punto de rezar siempre por ellos, por su conversión, para que el Señor ilumine su corazón».

El P. Ibrahim, no duda en afirmar: «La prosperidad es lo que nos hace daño. La persecución no ha hecho nunca daño a la Iglesia, como san Lucas intenta mostrarnos en los Hechos de los Apóstoles. Lo que da miedo es la prosperidad, no la persecución, porque siempre, después de cada persecución a los cristianos, contemplamos una Iglesia que se hace cada vez más fuerte y más numerosa en fieles y en creyentes».

Por este motivo, el P. Ibrahim pide a los cristianos de todo el mundo «que no se relajen y que no se entreguen a la prosperidad» porque ésta «es más peligrosa incluso que la misma persecución». «Intentemos vivir en serio nuestra vocación cristiana, intentemos profundizar, no estar nunca satisfechos con el nivel de profundidad que hemos alcanzado», aconseja.

Este franciscano se despide con un llamamiento: «Ante todo quiero deciros a todos vosotros que, ¡por favor!, sigáis rezando por nosotros. Hay tantos momentos en los que me he sentido con las espaldas resguardadas. He sentido qué quiere decir “rezamos por ti”. He sentido de manera muy palpable qué quiere decir que la Iglesia reza por nosotros y reza por el pueblo sufriente de Siria. Entonces, pido intensamente que esta oración sea continua. Y pido también que las ayudas sean concretas y siempre presentes. (…) La Iglesia local (de Alepo) depende completamente de vuestra caridad».

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
3 comentarios en “‘La prosperidad es lo que nos hace daño, la persecución no ha hecho nunca daño a la Iglesia’
  1. «No sólo de pan vive el hombre». Dijo Jesús Cristo.
    La única forma de entender sus palabras es construir sociedades justas y prósperas, para comprobar cuales son los auténticos fieles y creyentes o los que buscan prevendas. La iglesia de Jesús Cristo y que él fundó, era seleccionada por él en base a la calidad de las personas no a la cantidad.

  2. Qué palabras impresionantes! Qué vergüenza para los occidentales que nos preocupamos por nimiedades!!
    Sigamos rezando, y recordemos las sabias palabras del Señor:»felices cuando os persigan a causa de Mi Nombre»
    Si. Ellos tienen la felicidad asegurada…recemos más bien por nosotros.
    Pronto vendrán por todo Occidente…ya están aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles