Así tuvieron que abandonar su hogar los Mansur, familia cristiana perseguida por el ISIS

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InfoVaticana habla con los Mansur, una de las tantas familias cristianas perseguidas por su fe en Oriente Medio. El ISIS llamó a su puerta y les dio dos opciones: o renunciar a Cristo, o abandonar su hogar. Ellos no lo dudaron. Les contamos su historia.

Tristeza, soledad y desesperación fue lo que sintió la familia Mansur la noche del 6 de agosto de hace ya más dos años, cuando el ISIS llegó a su casa de Karamles, un pueblo en la llanura del Nínive, en Irak, para arrebatarles todo lo que tenían, incluida su libertad.

Aprovechando las desastrosas consecuencias de la intervención americana y la fragilidad de los sucesivos gobiernos de concentración, los terroristas fueron tomando a partir de 2013 posiciones en todo el país, hasta que finalmente se hicieron con la parte vieja de Mosul. La capital de Irak se convirtió en el escenario de cientos de atrocidades y la sharia pasó a ser la única ley válida.

Los Mansur se convirtieron de la noche a la mañana en una de las tantas familias cristianas perseguidas por su fe en Oriente Medio. Los terroristas del Estado Islámico llamaron a su puerta y les dieron dos opciones: o renunciar a Dios, o abandonar su hogar. No se lo pesaron dos veces, sabían que Dios no les abandonaría. Optaron por coger lo necesario y dejar atrás todo lo que tenían, sus recuerdos, sus posesiones y, en definitiva, su vida.

InfoVaticana habla con los miembros de esta valiente familia, que a pesar de las dificultades, supieron mantenerse firmes en su fe en Jesucristo.

La familia Mansur en la Primera Comunión de Michel

 

Neama, la pequeña de la familia en la escuela

 

Los Mansur comulgan en una Misa en Karamles

Zahir Mansur, el padre de familia, su esposa Iqtifá y sus cuatro hijos; Mina de 21 años, Mishel de 17, Neama de 12, y Maram de 10, llevaban viviendo en su casa solamente dos años. Fueron ocho los que tardaron en construir su hogar, que posteriormente fue reducido a cenizas por los terroristas del ISIS.

Hogar de la familia Mansur

Los párrocos fueron quienes, avisados por los obispos, informaron a los cristianos que el ISIS había llegado al pueblo, y que debían abandonar el lugar cuanto antes. Una vez lanzada la alarma eran los mismos fieles quienes avisaban a sus vecinos. «Y así la noticia corrió como la pólvora», cuenta Zahir a InfoVaticana.

La noche que llegó el miedo

Esa noche de agosto, los Mansur se juntaron con otros doce vecinos para subirse juntos al coche que les llevó hasta Ankawa (Erbil), el lugar que se convertiría en su hogar durante los dos años siguientes.

El viaje duró toda la noche y, por suerte, durante su travesía no se cruzaron con ningún miembro del Estado Islámico. Tras una larga noche de lágrimas, desesperación e impotencia, lograron llegar a Ankawa de madrugada.

«Un hombre sin patria es un hombre sin identidad. De todas formas alabo a mi Señor y le agradezco por todo. Nuestra fe es lo que realmente importa», se sincera el padre de la familia.

Los Mansur en su casa de Karamles

El miedo se apoderó de esta familia y del resto de cristianos que se vieron obligados a abandonar su hogar por su fe en Jesucristo, un sentimiento que tardaría mucho tiempo en desaparecer.