El cine americano de los años cincuenta fue pródigo en superproducciones cristianas. Una de las más conocidas es la que hoy traemos a colación. En efecto, este film, sirviéndose de dicha moda, se presentó bajo el formato panorámico con el propósito de vencer a la televisión, que por entonces se estaba imponiendo entre el público. Actualmente, es uno de los grandes títulos de la historia del cine y un largometraje imprescindible para estos días de Cuaresma.
El general Marco Vinicio (Robert Taylor) llega a Roma después de combatir tres años lejos de ella. Cuando lo hace, se enamora de Ligia (Deborah Kerr). Sin embargo, como la mujer es cristiana, su amor resulta inútil, puesto que se trata de una religión proscrita en el Imperio. No obstante, su amor es tan grande que hará lo posible por conseguirla, incluso acudir al emperador Nerón (Peter Ustinov).
Aunque la sinopsis parezca un mero romance ambientado en la época clásica, lo cierto es que se trata de un estudio profundo sobre la vida de los primeros cristianos. Ciertamente, a lo largo del metraje podemos ver cómo estos se reunían en secreto, cómo se alentaban entre ellos al martirio o cómo se animaban a una vivencia íntegra de la fe. De hecho, la historia de amor entre Robert Taylor y Deborah Kerr sirve como excusa para recrear el dilema que encontraban entre el seguimiento de Cristo y el servicio a las armas.
Hay multitud de escenas que nunca podrán ser olvidadas. Pero las más destacables son las que protagoniza el apóstol san Pedro. En primer lugar, la reunión que mantiene con los cristianos, en la que relata su encuentro con Jesús; en segundo lugar, aquella en la que él mismo es interpelado por este último en una aparición. En efecto, cuando huye de la persecución originada por el emperador, ve a Cristo caminando hacia la Urbe; entonces, preguntándole adónde se dirige (quo vadis, Domine?), este le responde que camina hacia Roma, donde deberá ser crucificado de nuevo. De ahí el título del largometraje.
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Recuerdo con gran emoción esa película, en la cual, de manera muy clara se exhibe la persecución contra la Fe, persecución que se ha mantenido y actualizado de variada forma, la más moderna el ataque a la familia, el intento de destruir la familia tal como la diseñó el Creador. También además de Nerón estaba Tigelino el Pretoriano que incendia Roma y Galba, que termina derrocando a Nerón. Mi nieto (5 años) que estuvo en Roma hace poco dice que está toda «redumbada». A veces pienso que, como están las cosas ahorita, es posible la reencarnación de Nerón. Lo que hay que destacar es el resultado de quo vadis Domine ?, inmediatamente ante la respuesta de Cristo, San Pedro regresa a Roma y es asesinado cabeza abajo en la cruz para mayor Gloria de Dios. Es un ejemplo que debemos estar preparados a copiar…..
Gracias por recordar esta maravillosa película. Sólo una apreciación. Que Vadis se estrenó en 1951 cuando aún no existía el formato panorámico. La primera película en formato panorámico también fue de género bíblico, La túnica sagrada, estrenada en 1953. Otro clásico para estas fechas.
Gracias por la apreciación, amigo. Un saludo