«A quienes hayan podido percibir indiferencia, frialdad o cualquier actitud que les haya causado sufrimiento por parte de miembros de la Iglesia quisiéramos pedirles humilde y sinceramente perdón con el compromiso de ponernos a su servicio», declaran los tres obispos vascos en una entrevista conjunta.
Evidentemente, hacía ya varios años que los obispos de las diócesis vascas habían acabado con aquella vieja tibieza frente al terrorismo de ETA, pero esta entrevista conjunta, concedida por Juan Carlos Elizalde, Mario Iceta y José Ignacio Munilla a EL CORREO, supone una declaración firme y contundente contra viejos fantasmas del pasado, que todavía resuenan en la memoria de algunas víctimas.
Extractamos a continuación las preguntas relativas a ETA:
ETA renunció a la violencia hace más de cinco años. ¿Qué cambios han detectado en la sociedad desde entonces?José Ignacio Munilla: No cabe duda de que el cambio ha sido sustancial. La perversión del terrorismo no se había reflejado exclusivamente en sus víctimas directas, sino también en un influjo nefasto en el conjunto de la sociedad. La desaparición del terrorismo entre nosotros ha permitido una desfanatización de la vida política y social, con el consiguiente enriquecimiento que nace de la verdadera pluralidad de la sociedad vasca… Capítulo aparte merecería el influjo nocivo que la ideología de ETA ejerció sobre la religiosidad de la juventud vasca. En esta etapa se han abierto nuevas posibilidades también en el terreno de la espiritualidad; aunque es obvio que en este campo existen también otros influjos contrarios a nivel global, como es el caso de la cultura de la frivolidad.
La conferencia de mañana en Bilbao se titula ‘Con Dios hay esperanza en nuestra tierra’. ¿Cuál es ahora mismo el papel de la Iglesia en la misión de la reconciliación?
Juan Carlos Elizalde: La Iglesia tiene experiencia de reconciliación. Y es importante entender que la clave principal de la reconciliación no es tanto la política, cuanto la antropológica. En todo proceso de pacificación es más determinante la actitud de las personas que las estrategias. La Iglesia cree en la condición humana capaz de cambiar, pedir perdón y perdonar. Tiene recursos personales y pedagógicos en el arte de la reconciliación y de hecho no ha dejado de utilizarlos en estas décadas en nuestra tierra. Los cristianos formamos parte del entretejido social y cada celebración del perdón en sus comunidades tiene un efecto público y social. Incluso, cuando las circunstancias lo hacen prudente, y existe una verdadera necesitad, la Iglesia acompaña procesos internacionales de reconciliación. Basta asomarse a la www.fundacionparalareconciliacion.org para ver el calado de las Escuelas de Reconciliación en muchos de los focos conflictivos del planeta.
¿Las heridas siempre cicatrizan o se corre el riesgo de que alguna quede abierta?
Mario Iceta: Es muy importante ayudar a cicatrizar las heridas. Es un trabajo lento, paciente, que requiere de una pedagogía adecuada, de acompañamiento, de arropar a quienes han sufrido y ayudarles a resituarse tras los hechos violentos y dolorosos. En la noche del sufrimiento no es fácil alumbrar un camino que abra a la esperanza y al sosiego, pero es muy importante ayudar a encontrar ese camino y acompañar en su recorrido. Lamentablemente las cicatrices siempre van a estar presentes, y en ocasiones serán dolorosas e incluso algunas pueden quedar abiertas. La labor de acogida, ayuda, servicio y acompañamiento es fundamental.
El perdón aparece como un elemento fundamental para asentar la convivencia pacífica. ¿Los presos de ETA deben mostrar arrepentimiento y pedir perdón a las víctimas? ¿Cómo debe ser la petición de perdón para que sea sincera?
J. I. Munilla: Desde algunas instancias políticas se ha manifestado que los conceptos de ‘arrepentimiento’ y de ‘petición de perdón’ son propios del ámbito religioso, y que no cabe proponerlos de forma generalizada en el proceso de pacificación de una sociedad laica y aconfesional. Sin embargo, estoy convencido de que la premisa de partida no es correcta: el ‘arrepentimiento’ y la ‘petición de perdón’ son inherentes a la ética, incluso fuera del concepto religioso de pecado. El mero reconocimiento del daño causado, como una alternativa al arrepentimiento, puede encubrir fácilmente una mera estrategia política, incapaz de empatizar con el dolor de las víctimas.
Todavía quedan focos de odio en la sociedad vasca, reductos de intolerancia que tienden a radicalizarse. ¿Cómo se debe formar a los jóvenes para evitar que los errores del pasado se repitan? ¿Qué piensan cuando ven que un grupo de adolescentes rinde homenaje a un etarra?
J. C. Elizalde: Que como adolescentes no miden los riesgos de su comportamiento. Pienso en los adultos que están educando sus conciencias y que son el caldo de cultivo de la punta del iceberg que son los adolescentes. Los jóvenes tienen una capacidad enorme de desenmascarar el odio y la intolerancia porque tienen menos heridas y están menos maleados que los adultos. Confío en ellos.
¿Tienen la percepción de que la Iglesia ha reaccionado tarde en el tema de la pacificación, como el resto de las instituciones? ¿Quizás la socialización del miedo también pudo afectar a la Iglesia?
M. Iceta: He de afirmar en primer lugar que se han recogido en diversos volúmenes las cartas y escritos de los obispos del País Vasco y Navarra durante los duros decenios en los que el terrorismo y diversas formas de violencia han actuado entre nosotros. En ellos existe una nítida y rotunda condena del terrorismo y un apoyo explícito a las víctimas y a sus familiares. Me remito a las hemerotecas. Con respecto a la participación de la Iglesia en la pacificación, evidentemente hablar de la ‘Iglesia’ incluye un ámbito muy amplio. Ha habido personas muy comprometidas que de modo individual o agrupado han rechazado el terrorismo y la violencia y han apoyado y arropado a las víctimas. Este apoyo y compromiso por la pacificación ha ido creciendo en el transcurso del tiempo de modo similar a lo experimentado en la sociedad vasca, donde se ha dado una evolución ética hacia un claro rechazo a toda forma de terrorismo y violencia y en la defensa de las víctimas, mostrando su apoyo y compañía. A quienes hayan podido percibir indiferencia, frialdad o cualquier actitud que les haya causado sufrimiento por parte de miembros de la Iglesia quisiéramos pedirles humilde y sinceramente perdón con el compromiso de ponernos a su servicio en todo aquello en que pudiéramos acompañar, ayudar y también en la reparación en lo posible del padecimiento causado tanto por comisión como por omisión.
ETA ha anunciado su desarme urgente y unilateral para el próximo 8 de abril. ¿Consideran que el fin de la violencia es ya definitivo?
J. I. Munilla: Obviamente, nos alegramos de cualquier paso dado en la dirección de la paz. Pero no es menos cierto que ese anuncio de ETA es claramente insuficiente; y que nace más de unos parámetros de estrategia política que de una decisión ética. La única respuesta que la sociedad espera es la disolución definitiva de la banda terrorista ETA, porque su mera existencia es una amenaza; aun cuando es claro que ya es impensable el retorno a tiempos pasados.
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¡Qué diferencia con Setién y sus «hijos». Si en los años plomo hubiera habido en vascongadas obispos santos como estos, ¡cómo habrían podido cambiar las cosas! Ahora si que puede haber solución al problema, pero no nos engañemos, tardará, pues requiere la recristianización de la sociedad y esta está tan podrida que su recuperación será lenta. Pero al manos, ahora hay esperanza.
Han tenido que cambiar los obispos de las tres diócesis vascas, especialmente las de Bilbao y San Sebastián. Los seminarios vascos vacíos o casi vacíos. El País Vasco ha pasado de ser una región exportadora de misioneros, curas y monjas a ser la región española más irreligiosa, junto con Caraluña.
«Solo» han sido necesarios más de cincuenta añitos para que la Iglesia vasca recapacite. Y Monseñor Iceta, no, es una mentira gorda que los obispos vascos han estado con las víctimas de ETA y la han condenado.
Ahora es fácil. ETA ha abandonado los actos terroristas y ha entregado las armas hace una semana. Qué chusco es todo esto. Débil con el fuerte y fuerte con el débil
El terrorismo no ha sido más que un síntoma de la enfermedad, y la enfermedad es el nacionalismo. Un nacionalismo que ha servido de catalizador al fenómeno de paganización de la sociedad. Cuando el PNV se puso del lado de las izquierdas y de Stalin en la guerra civil, la suerte estaba echada, todo era cuestión de tiempo. A día de hoy el País Vasco es un páramo, está desolado. Si eres católico ortodoxo es imposible que seas nacionalista. Y si eres nacionalista y te conviertes o vuelves a la Iglesia como es mi caso, dejas de serlo.
Detesto este proceso abierto por Juan Pablo II. ¿Siguieron estos obispos el proceso de determinación altri tempi de conductas no evangélicas en los términos del pasado? ¿Recabaron a algún grupo de historiadores tal análisis? El resultado debería de haber sido más rico que esta declaración que no deja de ser oportunista en el tiempo de hoy.
A toro pasado todo es fácil, en el País Vasco ETA ha desaparecido porque no ha encontrado un relevo generacional, hace 30 y 35 años las Herriko tabernas estaban a tope, y había relevo de jóvenes, hoy en día los jóvenes que se suponía que tendrían que haber abrazado la causa, les interesan otras cosas. Esa es la realidad.
Los medios de comunicación, en ocasiones habría que llamarlos de tergiversación informativa, dañaron sobremanera y por mucho tiempo, la información auténtica de la Iglesia vasca ante el resto de sociedad española, especialmente de esa sociedad oficialista aduladora interesada del poder o poco crítica por motivos de carencias naturales P.Ej.: Día de San Fernando de un año, ya algo pretérito, los obispos vascos publicaron y firmaron, entre ellos el denostado Setién una Pastoral llamada «PREPARAR LA PAZ», a unas horas en que no podían haberla leido por imposibilidad temporal pues:( Si se publica esa mañana y recién editada, no pueden dar opiniones sin prejuicios o pares de coces a las cuatro de la tarde), tanto la TV. radio, prensa y todo inmundo goebbelsiano. Presentaban a los obispos como de filoterroristas para arriba. Incluso personas tan serias y audaces como el hoy militante cristiano Mayor Oreja y otros.
Un sagaz cura castrense que los oía entró por informática en la Diócesis de Bilbao, obvió, pues tiene la desgracia de no entenderlo, lo que venía en euskera, y estuvo hasta altas horas de la noche estudiando y subrayando la Pastoral ya imprimida. Sabía como su arribista coronel y demás feligresía de altas aspiraciones y otros cuya conversación no rebasaba los límites futboleros, recibirían con animadversión prejuiciosa de juicios por adelantado al día siguiente la dicha carta episcopal. Según me confidenció el mismo capellán, era ¡¡¡EL ALEGATO ANTITERRORISTA MÁS DIÁFANO PARA OJOS NO NUBLADOS QUE HABÍA VISTO HASTA ENTONCES!!! Imprimió varios ejemplares para los jefes de cada unidad y al día siguiente llegó al cuartel de la Armada, mandado por uno de la Reserva Naval, vasco, hijo y nieto de vascos y marinos, Había navegado en pesca y petroleros. Le espetó: «Chiquillo, pero qué es lo que han dicho los obispos vascos?», contestó :»Borra todo los que digan todos, aquí tienes el ejemplar, léelo despacio y lo sabrás de primera mano y no por conductos contaminados». Por respeto siempre entregó ejemplares sin subrayar. A lo que, meditabundo y tascando el freno, respondió: «Sí, sí, mi abuela tenía una tienda de efectos navales. Un día llegó un grumetillo que ni siquiera hablaba castellano y delante de un guardia civil le pidió en euskera unos…,y el guardia le dió un bofetón que lo estampó en la pared». El comandante sabía más de lo que hubiera querido el placet oficialista, arribista y adulador.
El más inteligente y comprensivo de todos sus jefes, fué el Comisario. Se había pasado casi todos los años de servicio en el, hoy llamado País/Solar Vasco (Pues creo que eso significa ´País´), conocía los excesos cometidos por tonterías. Bendita sea su memoria, me decía el capellán. Le comentó algunos lamentables excesos.
El Capitán de la Guardia Civil y los del E.T. se limitaron a pasar el documento hacia arriba. Eran simplemente unos «mandaos» sin objección.
El más «güeso» fué un coronel de Aviación fiel aspirante al generalato a cualquier precio. No fué en vano pues lo consiguió en alto grado. Sin leerlo decía que no podía comprender, que no podía comprenderlo… Ha llegado a General de altura.
Buena parte de la jerarquía eclesiástica ajena a él,la mayoría, han sesteado hasta que el aparejo se les ha venido a la barriga.
Así es que respetados y queridos obispos vascos, tampoco exageren, que aparte de esa parte del clero mal seleccionado por sus formadores o damnificado por la progresiva degradación educativa de la LOE,LODE,LOGSE, ESO etc.,además de los medios de tergiversación social, el papanatismo de unos y los intereses de otros, sus antecesores mitrados no lo hicieron tan requetemal
El gran chiste de Blázquez: «La Iglesia vasca ha contribuido muchísimo a la erradicación del terrorismo y a la pacificación» Uds., la jerarquía no han perdido ni una gota de sangre mártir como los que sí han dado su sangre y su vida por la libertad….
¿Por qué nunca han denunciado evangélicamente la injusticia del terrorismo nazionalista y el pecado de omisión de su propia Iglesia vasca al respecto?
Uds. mismos no practican lo que platónicamente predican. Ven la paja en la Iglesia ajena y no ven la sangre causada por el plomo represor de las balas en sus ojos.
La Iglesia vasca no ha sido humana ni evangélica ni cristiana. Y ha sido una vergüenza la actitud cobarde de la conferencia episcopal española al respecto por su pecado de omisión y por callar ante la injusticia y la barbarie y el terror del fascismo Nazionalista.
´Apartaos de mí malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre y no me disteis de comer…´.
Y concluirá: ´Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo estabais haciendo…´. A la luz del Evangelio sabemos que Jesús se identifica con las víctimas agredidas por nuestro propio pecado, hasta el punto de decirnos:
Era yo a quien no diste de comer; fue a mí a quien no quisiste perdonar; era yo a quien secuestraste; fue a mí a quien disparaste en la nuca…
En efecto, hermanos, todos vamos a ser juzgados por el Dios que nos ha creado y que nos ha redimido. En ese momento de encuentro entre la Verdad de un Dios misericordioso y la realidad sin tapujos de nuestra propia vida, será determinante para el destino eterno de nuestra alma, la opción última y definitiva que hayamos tomado: humildad y arrepentimiento, u obstinación en el mal». Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla
“Es tan homicida el ojo que mira hacia otro lado como el que apunta con la mirilla del fusil; es tan culpable la mano que echa la persiana para no enterarse de lo que ocurre afuera como la que aprieta el gatillo”. W. Szpilman.
«Lo mas atroz de las cosas malas y la gente mala es el silencio de la gente buena» Gandhi
“Quien acepta pasivamente el mal es tan responsable como el que lo comete. Quien ve el mal y no protesta, ayuda a hacer el mal” Martin Luther King http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2017/02/13/blazquez-la-iglesia-vasca-ha-contribuido-muchisimo-a-la-erradicacion-del-terrorismo-y-a-la-pacificacion-religion-iglesia-espana.shtml
Tres Obispos como Dios manda, magníficos sacerddotes, totalmente en comunión con Jesucristo. Menos mal que cambiaron a los anteriores, SETIEN y cía eran etarras totales, políticos criminales, canallas, indecentes.
Las jeremiadas a toro pasado son fáciles; no obstante si persiste la tendencia bienvenida sea!
Sobre eta es muy fácil pronunciarse a destiempo. Que se pronuncien sobre la Amoris. ¡ Ahí les quiero ver ! Me temo que va a ser que no. Munilla, en concreto, prefiere contarnos películas. Su Silencio es ya muy sonoro.
TIENES RAZÓN ECHENIQUE.
Teniendo en cuenta lo que ha hecho la Iglesia en el Pais Vasco durante los largos años de ETA, es poner una tirita a un enfermo de cancer.
Es claramente tibia e insuficiente.
¿Sabe realmente Munilla, lo que hizo Setien, Pagola, Blazquez (este lo que dejó de hacer mientras otros hacían), el arcipreste de Irun, los curas de Herria 2000 Eliza, los jesuitas de Javier, etc etc…….?
¿Sabe que durante años sacaban a los muertos casi como apestados porque no había forma de hacerles una mísera misa en el Pais Vasco, mientras que en un funeral de un asesino etarra el mantra mas repetido por los curas oficiantes era que se trataba de un luchador que había muerto por sus ideas?
Si pienso en todo eso creo que el texto es absolutamente insuficiente y por tanto erroneo. Incluso una buena persona como Munilla es incapaz de ponerse el verdadero lugar de las victimas, no se si por desconocimiento.
Dios, os ha bendecido, los católicos también os bendecimos
¡Loado sea el Altísimo! ¡Al fin, un obispo pide perdón a los españoles por el terrorismo que sufrimos! Porque, como dijo en sus memorias el ex ministro Martín Villa, vaya personaje, ETA no se entiende sin la participación de sectores eclesiásticos. Igualmente dijo de los servicios secretos. Ambos conectados. Lo que viene a reconocer el obispo Munilla: “por comisión como por omisión» Muy descarada omisión de todos, pero mucho más terrorífica comisión de algunos que se dicen católicos. No debe olvidar Munilla ni la Iglesia el octavo mandamiento. Decir la verdad sobre las personas y las organizaciones que han pecado por comisión es obligado para un católico, y además sirve para hacer justicia y que la porquería no salpique a todos, como pretenderán los de la comisión.
Mucho trabajo les espera si quieren de verdad reparar el mal causado, brutal en el caso de miles de personas, y enorme a todos los españoles, especialmente a los vascos.
Parece que el fin del Opus está cada vez más cercano.
Ya lo decía mi profesor de religión. Si pierdes la cartera, que no se la encuentre un obispo pues tendrá infinidad de argumentos para quedársela.
Es muy tarde, señores, es muy tarde.
A buenas horas mangas verdes digo al padre Munilla pues se quedó muy cortito en su momento……… Siempre rectificar es de SABIOS
Desde la llegada a San Sebastian de Monseñor Munilla, la Iglesia Vasca ha dado un gran giro hacia la normalidad religiosa, porque el blandito de Bazquez pedia permiso a sus vicarios por si era procedente o no presideir un funeral de una persona vil mente asesinda y en tiempos del simple de Blazquez las misas se seguian haciendo en garajes, en cuarteles porque no habia parroquia que les acogiera Triste y penosa, con razón Arzallus pas´p de decir un Tal Blazquez, a Nuestro Obispo. Gracias Monseñor Munilla por devolvernos la esperanza
La percepción de frialdad o indiferencia es subjetiva .
La colaboración de la Iglesia vasca con ETA es objetiva y queda reflejada en múltiples documentos oficiales que solamente hay que molestarse en leer .
¡Hasta el perdón lo piden mal !
Pidan perdón porque la Iglesia vasca ha colaborado con ETA y sobre todo , colaboren ahora con la Justicia para esclarecer los crímenes de ETA aún no resueltos . Lo demás es palabrería y papel mojado .
A buenas horas, mangas verdes.
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Cuando ya ha pasado la tormenta (y el daño ya está hecho, y ya hay mil muertos y centenares de miles de exiliados), es muy fácil decir: «lo siento, no volverá a pasar».