Pablo Iglesias, contra la separación Iglesia-Estado

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El líder de Podemos pretende interferir en las cuestiones internas de la Iglesia, opinando sobre quiénes deben ser los obispos con más peso en los órganos de gobierno de la Conferencia Episcopal.

El líder de Podemos ha defendido este miércoles durante su intervención en el programa Al Rojo Vivo de La Sexta, que «parece que la jerarquía eclesiástica en España quiere cortar la cabeza a los hombres del Papa y quiere colocar a ultraconservadores como el Señor Cañizares».

«Pues ojalá el Papa Francisco pudiera imponerse mucho mejor en España porque creo que le iría mucho mejor a nuestro país. ¡Más Franciscos y menos Cañizares!», ha sentenciado Iglesias.

Preguntado por la Misa de TVE, la cual quiere eliminar, Pablo Iglesias ha señalado -al igual que lo ha hecho Echenique- que «la Iglesia ya tiene medios propios y que quizá sería más sensato que emitieran este espacio desde estas cadenas privadas y no en una televisión pública ya que España es aconfesional».

«A mi no me gustó escuchar al señor Cañizares en TVE enviando al infierno a los gays porque al parecer si dos hombres o dos mujeres se aman eso va contra sus ideas, pues yo no quiero que eso aparezca en la televisión pública; si tienen que atacar a gays, a las mujeres por interrumpir un embarazo o decir que si se casan dos personas del mismo sexo eso no es matrimonio sino una aberración, o lo de los niños tienen pene y las niñas vulva, eso que lo digan en 13TV», ha defendido.

El podemita ha matizado que esto «lo dice alguien que simpatiza enormemente con el Papa Francisco». «A mi el Papa Francisco me gusta», ha dicho Iglesias, al mismo tiempo que ha deseado que los obispos en línea con el Papa Francisco tengan «más protagonismo en la Iglesia española», algo que a su juicio no cumple el cardenal Cañizares.

 

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Comentarios
16 comentarios en “Pablo Iglesias, contra la separación Iglesia-Estado
  1. Viene al cuento este fragmento de un poema que nos enseñaban en la escuela:
    «Cuando me desaprobaba
    la mona, llegué a dudar;
    mas ya que el cerdo me alaba,
    muy mal debo de bailar».

    Guarde para su regalo
    esta sentencia el autor:
    si el sabio no aprueba, ¡malo!
    si el necio aplaude, ¡peor!

  2. Es lo propio de los dictadores, tiranos, canallas, indecentes, drogatas, descerebrados, malnacidos, gentuza, aquelarre… querer nombrar a los obispos y decirles lo que tienen que hacer . Vomitivo. Canallesco. Escandaloso.

  3. Las tiranías comunistas quieren controlar la Iglesia, nada nuevo en la historia.
    Lo único que hace falta es que no haya tontos útiles que se dejen manipular

  4. Este es un imbécil y un entrometido donde no le llaman. Si no es creyente y no le gusta la Iglesia que se calle y cierre la boca, se tiene que meter él a opinar de todo.

  5. Si gobiernan el psoe, nacionalistas y podemos, tendremos una iglesia patriótica al estilo de la china comunista y que es del agrado del papa Francisco, puesto que las negociaciones están muy avanzadas y quieren realizarlas bajo su pontificado por ser el más misericordioso e inclusivo. Todos los cargos de la futura iglesia patriótica serán consensuados, pero la última palabra, en realidad, será la del P.C. chino. Una vergüenza de dimensiones bíblicas. La iglesia de Jesús Cristo, la subterránea, será asimilada o abandonada a su suerte. Esto último es lo mejor que le puede pasar para su salvación. Seguir en las catacumbas, cerca de la original Iglesia de Jesús Cristo.

  6. Aunque conviene estar preparado e informado y con espíritu activo para difundir lo que nos atañe, a las personas que buscan llamar la atención con ideas descabelladas, un día con una barbaridad y otro día con otra, no hay que prestarle mayor atención. Ellos solos se están definiendo con sus acciones.

  7. De Prada lo tiene bien catalogado :

    Inicio / Opinión

    El monaguillo Iglesias

    Pablo Iglesias, bajo el disfraz contestatario, vuelve a probarnos que es un lacayo de la infiltración denunciada hace un siglo por Unamuno.

    Juan Manuel de Prada

    Juan Manuel de Prada20 marzo 2017

    Últimamente, Pablo Iglesias ha emprendido batalla contra la emisión de la misa en la televisión pública, que como todo el mundo sabe es una de las más crueles opresiones que se ejercen contra la «gente». Con Podemos ocurre siempre lo mismo: nos asegura que quiere acabar con los abusos de la plutocracia, pero resulta que a la hora de la verdad sólo quiere acabar con las capillas universitarias; nos hace pensar que viene a dinamitar el sometimiento de la política a la alta finanza, pero a la postre sólo dinamita la letra del padrenuestro; condena la utilización de los medios de comunicación para anestesiar las conciencias, pero se conforma con suprimir la misa televisada. Resulta, en verdad, llamativa esta obsesión antirreligiosa, que por lo demás comparte con todos los progres sistémicos, a izquierda y derecha.

    Hace ya un siglo, Miguel de Unamuno escribía una diatriba contra esta obsesión antirreligiosa arraigada en ámbitos izquierdistas. A Unamuno le resultaba desquiciante que los semanarios socialistas dedicasen a ofender a los católicos «una buena parte de las columnas que deberían dedicar a combatir los abusos del capitalismo burgués». Y denunciaba que en las filas socialistas hubiese «fanáticos que prefieren un país sin religión alguna aunque bajo el más desenfrenado capitalismo y con la mayor desigualdad económica a un país socialista y religioso».

    Frente a esta actitud fanática, Unamuno consideraba que «sólo la religión puede salvar el ideal socialista»; y afirmaba que «un sistema económico que, como el socialismo, exige la mayor abnegación, la supresión de todos los instintos egoístas, el mayor desarrollo del sentido del deber, se destruye a sí mismo si rechaza por principio la creencia en Dios y en la religión. Si efectivamente el socialismo pudiese tomar realidad hasta cierto punto, los hombres tendrían necesidad de ser sostenidos por su fe en Dios, por su fe religiosa».

    Unamuno, en fin, consideraba que el «inextinguible anhelo de una vida trascendente» es el mejor acicate del que dispone el hombre para «dar conciencia y finalidad» a esta vida, para liberarla de las iniquidades de los «agiotistas» (o sea, los usureros y los especuladores). Unamuno concluía (y aquí es donde se mostraba más clarividente) que esta actitud antirreligiosa de los socialistas era consecuencia de la infiltración del «radicalismo internacionalista, el cientifismo pedantesco y el mamonismo».

    Que es, exactamente, lo que ocurre en Podemos, una organización que esconde, bajo el aspaviento y la farfolla anticapitalista, una sumisión absoluta a los postulados de lo que Unamuno denominaba «mamonismo». Hace unos días, las fundaciones presididas por el especulador financiero Georges Soros hacían pública una lista de «aliados fiables» en el continente europeo entre los que, ¡oh sorpresa!, se hallaba Pablo Iglesias. En efecto, el radicalismo internacionalista sabe que el principal escollo para la imposición universal de sus designios es el anhelo de una vida trascendente que dé conciencia y finalidad a esta vida.

    Pablo Iglesias, bajo el disfraz contestatario, vuelve a probarnos que es un lacayo de la infiltración denunciada hace un siglo por Unamuno. Y, como buen lacayo, sabe también que el hueco que deje la misa en la programación televisiva deberán ocuparlo –según acaba de proclamar– «contenidos que defiendan la diversidad y la educación sexual». O sea, exactamente lo mismo que defiende el catecismo mamonista de izquierdas y derechas.

    Iglesias es, en fin, el monaguillo elegido por el mamonismo internacionalista para reconducir el descontento social de los españoles hacia su misa negra.

    Publicado en ABC el 17 de marzo de 2017.

  8. Hubo un rey del siglo XVIII, llamado José, déspota ilustrado, que por interferir y querer controlar los asuntos de la Iglesia fue denominado «Rey Sacristán». No queda muy bien que el líder podemita se le conozca como «Iglesias Sacristán», pero sí como «Despota ilustrado». Declaraciones de doscientos años atrás.

  9. Hubo un rey del siglo XVIII, llamado José, déspota ilustrado, que por interferir y querer controlar los asuntos de la Iglesia fue denominado «Rey Sacristán». No queda muy bien que el líder podemita se le conozca como «Iglesias Sacristán», pero sí como «Despota ilustrado». Declaraciones de doscientos años atrás.

  10. a este hombre como al rubalcaga ANÍS del mono pues semejanza no les sobra, al final aunque disciernan en algunos asuntos en otros FIJO tienen los mismos andares…..

  11. Me ha llamado la atención el fragmento del poema que refiere Juan, abriendo los comentarios. Me sirvo de ello para hacer una consideración: ¿Acaso la mona con sus monerías…,como el cerdo,con sus cerdadas; al igual que tú,con tu danza -cualquiera que esta sea, e independientemente del juicio que detone en cada quien.-, no son todos, y cada uno de ellos, desplegados y acogidos en y por un mismo espacio común…,que en SILENCIO,ajeno a la necesidad de beneplácito alguno, permite que todo sea tal cual es, sin reproche , ajeno al gusto y disgusto? ¿Será que… estamos jugando a una cosa diferente de la que creemos; o mejor dicho, a una cosa diferente de la que ES?

  12. Éste cualquier día nos sale con que quiere «fundar» una iglesia nueva en España, la «SECTA» ya la tiene, así quie se puede esperar cualquier disparate, ¿por qué será que todos los tiranos hacen las mismas imbecilidades?

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