El futbolista Daniel Torres, jugador de Alavés, se ha convertido en un ejemplo de superación para muchos. Sumido en los excesos del alcohol y a punto de perder a su mujer y a su hijo debido a su adicción, el colombiano pudo recuperarse y superar las dificultades gracias a la fe.
En una entrevista que concedió al diario El País, Daniel detalló cómo consiguió superar una de las etapas más difíciles de su vida. Fue con 26 años, jugando en el Atlético Nacional, cuando tocó fondo. «No bebía. Nunca bebí. No me gustaba el alcohol. ¡Jamás! En Colombia lo popular era el aguardiente. Pero a mí no me gustaba. Y empecé a tomar whisky. Yo solo podía tomarme dos botellas, y al día siguiente entrenaba con normalidad, no sé cómo aguantó mi cuerpo», confesó.
«El día de mi cumpleaños me fui de fiesta y a los tres días llegué al entrenamiento cuarenta minutos tarde. Me hicieron prueba de alcoholemia y di positivo. Estábamos en la recta final. Me suspendieron tres partidos. En el último necesitábamos empatar o ganar para poder clasificar a los play offs. Entonces se me acerca el presidente y me dice: ‘Es la última oportunidad que tienes, o nos clasificas o te vas’. Perdimos 1-0», cuenta el futbolista en la entrevista.
El ahora jugador del Alavés contó en el País que fue «la peor etapa de su vida»: «No sabía qué iba a ser de mi profesión; había perdido a mi esposa y a mi hijo; me estaba quedando sin fútbol; los medios hablaban muy mal de mí: me llamaban borracho. Estaba afectando a mi familia».
Logró superar las dificultades
Daniel asegura que fue Dios quien le rescató y le ayudó a recuperar su vida. «Conocí a Dios. Decidí entregarle mi vida al Señor y utilizarla para poder glorificarle, honrarle y llevar el mensaje a donde él me pusiera. En enero me llamaron para decirme que me quedara en Santa Fe y regresé con mi esposa. Lo difícil fue limpiar mi nombre. Ya nadie me creía. Cada vez que llegaba tarde a un entrenamiento, aunque fuera por un accidente, me hacían prueba de alcoholemia. Pensaban: ‘Volvió a caer’. Pero mi vida ya fue totalmente diferente».
Una amiga cercana llamada Sandra Merino, su guía espiritual, fue quien comenzó a hablarle de JesuCristo. «Yo no le hacía caso. Hasta que me encontré tan mal que cogí una Biblia y me dije: ‘Voy a experimentar, a ver qué ofrece’. La palabra dice que en Dios todas las cosas son hechas nuevas. Cuando uno decide aceptar a Jesucristo todo pecado es quitado y toda mancha es borrada y un nuevo ser humano nace. Yo tenía que nacer de nuevo. Era mi única salida. Y yo me dije: ‘¡Vamos a darle una oportunidad!’. Hice la oración de fe, que es aceptar a Jesucristo como Dios y salvador de nuestras vidas. Fue como darle el control. Que él sea quien gobierne mi vida. Yo en ese momento le dije al Señor que no era nadie, que no era nada, que estaba en la ruina y lo necesitaba».
Su rotundo ‘No’ al acuerdo de paz
A continuación, mostramos un vídeo publicado por el jugador en el que muestra su oposición al «acuerdo de paz» con las FARC, ya que «el centro de su gobierno y de esta negociación no es Jesucristo».
“Hola señor presidente Juan Manuel Santos, me dirijo a usted para hablarle de la situación espiritual de Colombia y del tratado de paz. Quiero decirle que toda decisión que se tome no va a traer nada bueno para nuestra Nación, se lo digo por una sencilla pero poderosa razón y es que el centro de su gobierno y de esta negociación no es Jesucristo”, señaló el jugador.
Una curiosa tradición
El futbolista es fiel a una curiosa tradición basada en la cita bíblica «Todo lugar donde pise la planta de vuestro pie será vuestro». Antes de jugar un partido, el colombiano camina descalzo por el césped del campo puesto que, según ha explicado «es algo que hacemos porque estamos convencidos de que Dios siempre nos ilumina y acompaña».
“Hay gente que se ha acercado, sobre todo a mi familia, para comentarles cómo mi caso les sirvió de guía, y para mí es una satisfacción. Ayudar a la gente a encontrar esperanza o un camino es mucho más significativo que un gol», confesó.
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No parece que sea católico, sin quitar ningún mérito a su recuperación.