El Vaticano ‘comprende y comparte’ el dolor de los católicos chinos

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Ante la presencia en la ordenación episcopal del obispo de Chengdu de un obispo excomulgado desde su nombramiento sin mandato papal.

El pasado 30 de noviembre tuvo lugar la ordenación episcopal de Monseñor Joseph Tang Yuange como obispo de la diócesis china de Chengdu. A la ceremonia acudió el obispo ilegítimo de Leshan, Lei Shiyin, excomulgado desde su nombramiento sin mandato papal.

Su asistencia a la ordenación episcopal generó malestar entre los fieles católicos de Chengdu y suscitó la reacción del cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, que aseguró que la presencia de Lei Shiyin suponía «una bofetada en el rostro del Santo Padre».

A raíz de estos hechos, el Vaticano, a través de una declaración del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede Greg Burke, ha señalado que la Sede Apostólica sigue estudiando la posición canónica de Lei Shiyin.

Respecto al «malestar» y la «turbación» que generó su presencia en la ordenación episcopal en Chengdu, la Santa Sede ha manifestado su «comprensión» y ha asegurado que «comparte este dolor».

La declaración termina con la afirmación de que «todos los católicos en China esperan con impaciencia señales positivas, que les ayuden a tener confianza en el diálogo entre las autoridades civiles y la Santa Sede y a confiar en un futuro de unidad y de armonía».

Las actuales negociaciones entre la Santa Sede y las autoridades chinas han despertado distintas reacciones entre los católicos del país. Así se puso de manifiesto el pasado mes de agosto con la publicación de dos cartas: la del actual obispo de Hong Kong, el cardenal John Tong, y una del obispo emérito de la misma diócesis china, el cardenal Joseph Zen, recogidas por Religión en Libertad. 

Los textos reflejan dos puntos de vistas sobre las negociaciones. John Tong resaltaba que, gracias a los esfuerzos realizados por la Iglesia católica, el Gobierno chino estaba dispuesto a alcanzar un acuerdo con la Santa Sede en relación con el nombramiento de obispos en China. Señalaba, asimismo, que el objetivo del diálogo es no dañar la unidad de la Iglesia católica ni la autoridad de la Santa Sede a la hora de nombrar obispos y hacer que la autoridad del Santo Padre al nombrar obispos no sea considerada una intromisión en los asuntos internos de China.

El cardenal Zen, por su parte, mostró su preocupación por las condiciones de un posible acuerdo entre la Santa Sede y Pekín y puso de manifiesto una «falta absoluta de comunicación». «No sabemos nada de seguro, estamos completamente en la oscuridad. Sabemos que los contactos se están multiplicando, pero no sabemos nada de qué tratan en esos coloquios», subrayó.