Dolors Miquel denuncia que Colau impuso el ‘padrenuestro blasfemo’

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Critica que a la podemita y a su Consistorio “les gusta montar shows por el estilo, manipular con cortinas de espectáculo». Reprocha a la alcaldesa «haberla llevado a vender».

Rosalina Moreno / Gaceta.es

La poetisa Dolors Miquel, que el pasado día 15 de febrero interpretó un ‘Padrenuestro blasfemo’ durante la entrega de los premios Ciudad de Barcelona, que fue aplaudido a rabiar por la alcaldesa, Ada Colau, y provocó la marcha del acto del PP, se ha confesado tras más de cinco meses de aquel el escarnio a la Iglesia.

Lo ha hecho este martes, en su página de Facebook. Dolors Miquel ha aclarado que no fue ella quien escogió pronunciar aquellos versos y ha denunciado que se sintió utilizada por el Consistorio de Ada Colau. “Fue una clase de simpática y agradable imposición de quienes llevaban el asunto de los premios para Colau. Caí como una tonta”, ha detallado Miquel.

Miquel ha relatado que los organizadores “nunca pensaron que se fuera a montar tal revuelo”. “No calcularon y desaparecieron rápidamente”, ha dicho, al tiempo que ha lamentado que “a Colau y al Consistorio les gusta mucho montar shows del estilo. Manipular con cortinas de espectáculo”. Miquel reprocha a Colau «haberla llevado a vender».

«Madre nuestra que estáis en el zelo, sea santificado vuestro c***, la epidural, la comadrona» y continúa «hágase vuestra voluntad en nuestro útero sobre la tierra». Así arrancaba el polémico poema, que motivó un comunicado conjunto de las cuatro principales confesiones religiosas de España -católicos, judíos, musulmanes y evangélicos- en el que pedían respeto a los sentimientos religiosos y retirar el premio a la poetisa, como también reclamaron al Ayuntamiento más de 60.000 personas, aunque Colau lo ignoró por completo. La podemita mostró una gran pasividad e indiferencia ante las quejas y reivindicaciones para que se respeten los valores cristianos.

Cabe recordar que el Código Penal castiga con penas de ocho a doce meses a los que para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio sobre dogmas, creencias, ritos o ceremonias o vejen, también públicamente, a quién los profeso o practican.

Ada Colau salió al paso de la polémica generada diciendo que el poema «cantaba a la vida y a la libertad». Negó que fuese «blasfemo» y culpó al PP de la polémica generada.

Colau aseguró que la ‘poetisa’ fue «contratada bajo criterios artísticos por una dirección profesional e independiente» y «se expresó libremente, sin seguir ninguna consigna política del gobierno».

“Colau quiso un escarnio a la Iglesia”

Tras las revelaciones de Dolors Miquel, el líder del PP de Barcelona, Alberto Fernández, ha denunciado que «Colau quiso convertir la entrega de los premios Ciutat de Barcelona en un escarnio a la Iglesia». 

Para Fernández, las afirmaciones de la poetisa “dejan en evidencia la hipocresia de Colau, la política de gestos y provocación constante, así como la falta de respeto». 

El PPC ha vuelto a pedir «responsabilidades políticas» sobre los responsables que promovieron la lectura del poema ‘Mare Nostra’ y ha reclamado explicaciones sobre si los mismo responsables de ese acto siguen organizando actos para el consistorio, como por ejemplo las Fiestas de la Mercè.

«Con los católicos se atreven a todo, pero seguro que su libertad de expresión no la ejercen igual mofándose del Islam o de los musulmanes», ha sentenciado Alberto Fernández.

Laicismo contra los cristianos

Lo cierto es que la podemita, como su colega Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, se ha volcado con el Islam y aplica el laicismo contra los cristianos. Y es que la izquierda apuesta por la laicidad radical del Estado cuando por laicismo se entiende dejar alcatolicismo encerrado en las casas. 

Cabe recordar a esta izquierda, que prepara y aprueba textos normativos contra, presuntamente, la homofobia y la transfobia que pueden llevar ante la Justicia a quien no comulgue con la ideología de género, que en países islámicos como Arabia Saudí o Irán la homosexualidad es considerada un delito y que está prohibida y en ocasiones, incluso, castigada con la pena capital.

Ada Colau ha cuestionado la capilla situada dentro de la casa consistorial, ha impedido que el castillo de Montjuic albergara una misa en  de las víctimas de la Guerra Civil que se llevaba celebrando desde hace 35 años y ha excluido de los actos oficiales la tradicional misa en la Basílica de la Virgen de la Merced -patrona de Barcelona junto a Santa Eulalia- argumentando que aboga por la «diversidad religiosa» de la ciudad.

En Navidad, dio otro palo a los católicos barceloneses decretando que lo que se celebraba era el solsticio de invierno, y puso un belén laico, sin nacimiento, que levantó multitud de críticas.

En cambio, la cuarta tenendia de alcaldía, que dirige Jaume Asens ha encargado a tres antropólogos un estudio sobre los obstáculos que manifiestan padecer los barceloneses musulmanes, que será presentado este miércoles. Además, el Ayuntamiento prevé  lanzar el próximo diciembre un plan contra la islamofobia.

Por su parte, Manuela Carmena ha subvencionado con 150.000 euros un festival denominado Noches de Ramadán. La misma cantidad otorgó el pasado febrero al Año  Chino. En cambio, redujo la partida a las fiestas de Semana Santa. Además, en sus primeras navidades como alcaldesa, dejó de patrocinar los belenes, y decidió mantener el del Ayuntamiento ante la presión ciudadana, pero cambió el tradicional Nacimiento de la Puerta de Alcalá por adornos «laicos».