El Vaticano mantiene a Vallejo Balda bajo una «pena ilícita oculta», en palabras del Papa

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Francisco se refirió despectivamente, en un discurso, a los países en los que «el número de detenidos sin condena supera el 50 por ciento del total». El único detenido en la Ciudad del Vaticano es Vallejo Balda, que aún no ha sido juzgado.

En octubre de 2014, el Papa Francisco pronunció un discurso ante una delegación de la asociación internacional de derecho penal. En su discurso, el Papa arremetió duramente contra el uso abusivo de la prisión preventiva, y consideró «particularmente grave» el caso de algunos países en los que el 50% de la población reclusa lo es sin haber sido condenado aún.

Estas no son películas, vosotros lo sabéis bien. La prisión preventiva —cuando de forma abusiva procura un anticipo de la pena, previa a la condena, o como medida que se aplica ante la sospecha más o menos fundada de un delito cometido— constituye otra forma contemporánea de pena ilícita oculta, más allá de un barniz de legalidad.

Esta situación es particularmente grave en algunos países y regiones del mundo, donde el número de detenidos sin condena supera el 50 por ciento del total.

Puede leer el discurso completo aquí.

18 meses después, el Papa Francisco, soberano del estado de la Ciudad del Vaticano, sólamente cuenta con un preso en sus cárceles. Es el caso del sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, desde que fuera detenido en extrañas circunstancias cerca de Florencia el pasado 30 de octubre, hace ya siete meses.

El sacerdote se encuentra detenido en un calabozo en dependencias de la Gendarmería. Según pudo saber INFOVATICANA del propio Vallejo Balda, es vigilado durante las 24 horas por una cámara de vídeo, además de tener luz durante las 24 horas, lo cual le impide tanto conciliar un sueño profundo como poder orientarse en la hora del día.

Por último, y lo que sería especialmente grave, el propio Vallejo Balda aseguró, en conversaciones con INFOVATICANA, que en esa celda está siendo grabado también en el baño. Es decir, que mientras se sienta en el retrete o se ducha tiene una cámara apuntándole.

El sacerdote riojano sigue siendo el único de los cinco procesados que se mantiene privado de libertad, por su doble condición de sacerdote y ciudadano vaticano.