Obispo de Córdoba: ‘El hijo tiene derecho a proceder del amor, no de un aquelarre químico’

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fami_xoptimizadax_1--644x362 Demetrio Fernández ha recordado que la reproducción asistida convierte a los niños en productos de laboratorio y la importancia de la complementariedad entre el hombre y la mujer. Navidad y Familia Van muy unidas. La fiesta de Navidad reúne a toda la familia. La fiesta de Navidad es una fiesta de familia. El Hijo de Dios al hacerse hombre se ha hecho miembro de la familia humana y de una familia doméstica. Jesucristo ha santificado la familia. La familia humana tiene como referencia la comunidad trinitaria. Jesucristo nos ha revelado que Dios es familia, son tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que viven felizmente en el hogar trinitario, el cielo. Y a ese hogar –dulce hogar- convocan a cada persona que viene a este mundo. El Hijo de Dios, segunda persona de Dios, Jesucristo, ha venido a este mundo para llevarnos a esta relación de amor, dándonos su Espíritu Santo. Nuestro destino es entrar en comunión con las personas divinas, ya en este mundo y para toda la eternidad. Más aún, lo que nos constituye en personas es precisamente esta relación. Se trata de vivirla conscientemente y disfrutarla. Y un icono viviente de esa comunidad trinitaria es la santa Familia de Nazaret, compuesta por Jesús, María y José. La entrada en la historia humana de Jesús se ha producido en el seno de una familia humana, con un padre, una madre y un hijo. Y han vivido de su trabajo, en el hogar familiar donde se ejercitan las virtudes domésticas por los lazos del amor de unos con otros. Bien es verdad que la santa Familia de Nazaret es una familia muy singular, pero es modelo para todas las familias por el servicio mutuo, la convivencia, el amor e incluso el cariño y la ternura de unos con otros. La familia se constituye por la unión de los esposos que normalmente se convierten en padres. Varón y mujer, creados en igualdad de dignidad fundamental, son distintos para ser complementarios. Cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa. El aporta particularmente la cobertura, la protección y la seguridad. El varón es signo de fortaleza, representa la autoridad que ayuda a crecer. La mujer tiene una aportación específica, da calor al hogar, acogida, ternura. El genio femenino enriquece grandemente la familia. Cuanto más mujer y más femenina sea la mujer, mejor para todos en la casa. Esa complementariedad puede verse truncada por la falta de uno de ellos, y la familia más amplia –abuelos, tíos- puede suplirla. La unión complementaria de los esposos los convierte en administradores de la vida. Del abrazo amoroso de los esposos, proceden los hijos. Todo hijo tiene derecho a nacer de ese abrazo amoroso, que no puede sustituirse nunca por la pipeta de laboratorio (fecundación in vitro). Precisamente porque la persona se constituye por la relación –así nos lo muestran las personas divinas-, el hijo tiene derecho a proceder de una relación de amor entre sus padres, y nunca como fruto de un aquelarre químico de laboratorio. Hay muchos que piensan en el derecho a tener un hijo, como si el hijo fuera un objeto, mientras que el hijo es siempre un don, un don de Dios, fruto de la relación amorosa de los esposos, que se abren generosamente a la vida. Todo tipo de fecundación artificial (inseminación artificial y anónima, fecundación in vitro homóloga o heteróloga) rompe esa armonía de la creación por la que los hijos vienen al mundo como personas, fruto de una relación personal de amor entre los esposos. Los esposos y padres se prolongan en los hijos y, a su vez, son fruto de los abuelos que tienen hoy una importancia enorme en el equilibrio de la sociedad contemporánea. Los niños y jóvenes son el futuro, los abuelos son la memoria del pasado. Todos juntos forman la riqueza de la familia. Domingo 27 diciembre, en la Misa de 12 de la Catedral, Misa de las familias, donde haremos un homenaje a los que cumplen 25 y 50 años de casados. Venid con todos los hijos, los nietos y los abuelos. Es la fiesta de la Sagrada Familia y queremos darle gracias a Dios por nuestras familias. Recibid mi afecto y mi bendición: + Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

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Comentarios
0 comentarios en “Obispo de Córdoba: ‘El hijo tiene derecho a proceder del amor, no de un aquelarre químico’
  1. Si el matrimonio no puede tener hijos de forma natural, a Dios no le importa si la vida creada es artificial, siempre y cuando el nasciturus se desarrolle en el vientre de la madre, pues es allí donde comienzan los vínculos determinantes, con los padres, para un desarrollo equilabrado y natural. Acaso no es mas artificial y traumatico la adopción, puesto que no existen vinculos maternos ni paternos del nasciturus.

  2. Vergüenza me daría a mi decir o pensar estas cosas. Dimita y sea persona.

    Que todavía hoy exista gente con estos pensamientos retrógrados y fascistas…………..

  3. Realmente la doctrina de la Iglesia es la que es. El que quiere la toma y el que no, la deja. Pero este Obispo lo que pienso que debe hacer es mirarse las formas que tiene para expresarse. Que caiga en la cuenta que él desde su Palacio o en sus Visitas Pastorales (donde va a mesa puesta, es decir, donde solo ve a los favorables) no tiene que dar la cara ante el pueblo llano. Con el que sí están continuamente sus curas, u otros curas -puesto que la noticia sale a nivel nacional-, y tienen que salvarle el culo y dar explicaciones o justificaciones que se hacen difíciles. No hay ningún superior que le llame la atención??

  4. Soy católica, suscribo todo el catecismo, y aun pienso que éste es algo tímido al condenar las técnicas de reproducción asistida (lo hace con muy poca firmeza). Es decir, me puedo considerar «más papista que el Papa» en este sentido. Dicho esto, veo inadecuado el defender la doctrina de la Iglesia apelando a «los derechos de los niños». Creo que ni el origen ni el fin de la vida se deben manipular, pero por un puro temor de Dios; es algo sagrado, ancestral. Veo imposible convencer a un ateo de esto. El argumento de «los niños tienen derecho a ser concebidos en un acto de amor» lo veo peregrino y absurdo por todos los lados. Con todo mi cariño y respeto a los obispos que lo usan con buenísima intención… pero es un argumento malísimo.

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