El Dios de la Navidad es un Dios que “desordena las cartas”

VAT101. Vatican City (Vatican City State (holy See))
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VAT101. Vatican City (Vatican City State (holy See)), 20/12/2015.- Pope Francis smiles and waves to faithful as he leads his Sunday Angelus prayer in Saint Peter's square at the Vatican, 20 December 2015. The Pontiff applauded the new push by the international community to end the war in Syria, which recently led to a new UN Security Council resolution calling for peace talks starting from January 2016. 'I would like to turn my thoughts to my beloved Syria, warmly welcoming the agreement just reached by the international community,' Francis said in his Angelus Sunday message about the resolution approved 18 December. (Papa, Siria) EFE/EPA/ETTORE FERRARI Así lo ha expresado el Papa Francisco en su intervención durante el ángelus este domingo.  Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! El Evangelio de este domingo de Adviento pone de manifiesto la figura de María. La vemos cuando, inmediatamente después de haber concebido en la fe al Hijo de Dios, afronta el largo viaje de Nazaret de Galilea a los montes de Judea para ir a visitar y a ayudar a Isabel. El ángel Gabriel le había revelado que su anciana pariente, que no tenía hijos, estaba en el sexto mes de embarazo (cfr. Lc 1,26.36). Por esto la Virgen, que lleva en sí un don y un misterio más grande aún, va a ver a Isabel y permanece con ella tres meses. En el encuentro entre las dos mujeres – imagínense – una anciana y la otra joven, es la joven, María, quien saluda en primer lugar. El Evangelio dice así: “Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lc 1,40). Y, después de aquel saludo, Isabel se siente envuelta por un gran estupor – no se olviden de esta palabra: estupor. El estupor –. Isabel se siente envuelta por un gran estupor que resuena en sus palabras: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (v. 43). Y se abrazan, se besan gozosas estas dos mujeres: la anciana y la joven, ambas embarazadas. Para celebrar de modo proficuo la Navidad, estamos llamados a detenernos en los “lugares” del estupor. ¿Y cuáles son estos lugares del estupor en la vida cotidiana? Son tres. El primer lugar es el otro, en el cual reconocer a un hermano, porque desde que se produjo el Nacimiento de Jesús, cada rostro lleva impresas las semblanzas del Hijo de Dios. Sobre todo cuando es el rostro del pobre, porque como pobre, Dios entró en el mundo y dejó, ante todo, que los pobres se acercaran a Él. Otro lugar del estupor en el que, si miramos con fe, experimentamos precisamente el estupor es la historia: el segundo. Tantas veces creemos que la vemos por el lado justo, y en cambio corremos el riesgo de leerla al revés. Sucede, por ejemplo, cuando ella nos parece determinada por la economía de mercado, regulada por la finanza y las especulaciones, dominada por los poderosos de turno. En cambio, el Dios de la Navidad es un Dios que “desordena las cartas”. Le gusta hacerlo, ¡eh!  Como canta María en el Magníficat, es el Señor quien derriba a los poderosos de su trono y eleva a los humildes, colmando de bienes a los hambrientos y despidiendo a los ricos con las manos vacías (cfr. Lc 1,52-53). Este es el segundo estupor, el estupor de la historia. Un tercer lugar del estupor es la Iglesia: mirarla con el estupor de la fe significa no limitarse a considerarla sólo como una institución religiosa, que es, sino sentirla como una Madre que, aun entre manchas  y arrugas – ¡tenemos tantas! – deja translucir los lineamientos de la Esposa amada y purificada por Cristo Señor. Una Iglesia que sabe reconocer los muchos signos de amor fiel que Dios le envía continuamente. Una Iglesia por la cual el Señor Jesús jamás será una posesión que hay que defender celosamente: los que hacen esto se equivocan, sino siempre Aquel que sale a su encuentro y que ella sabe esperar con confianza y alegría, dando voz a la esperanza del mundo. La Iglesia que llama al Señor: “¡Ven, Señor Jesús!”. La Iglesia madre que siempre tiene las puertas abiertas de par en par y los brazos abiertos para acoger a todos. Es más, la Iglesia madre que sale de sus propias puertas para buscar con sonrisa de madre a todos los alejados y llevarlos a la misericordia de Dios. ¡Este es el estupor de la Navidad! En Navidad Dios se nos da totalmente a Sí mismo donando as su Hijo, el Único que es toda su alegría. Y sólo con el corazón de María, la humilde y pobre hija de Sion, que se convirtió en Madre del Hijo del Altísimo, es posible exultar y alegrarse por el gran don de Dios y por su imprevisible sorpresa. Que Ella nos ayude a percibir el estupor, estos tres estupores: el otro, la historia y la Iglesia; así para el nacimiento de Jesús, el don de los dones, el regalo inmerecido que nos trae la salvación, nos hará sentir también a nosotros este gran estupor en el encuentro con Jesús. Pero no podemos tener este estupor, no podemos encontrar a Jesús, si no lo encontramos en los demás, en la historia y en la Iglesia. (Radio Vaticana)

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Comentarios
0 comentarios en “El Dios de la Navidad es un Dios que “desordena las cartas”
  1. El 4 estupor sobre el 2: cuando los humildes toman el poder para hechar a los poderosos y la economía libre de mercado, estos se convierten en los nuevos poderosos e implantan la economia autoritaria de estado, aumentando la pobreza y disminuyendo las libertades individuales, políticas y religiosas. Estos son los principios del socialismo, comunismo y la teologia de la liberación, preludio de la persecución y asesinatos políticos y religiosos en nombre del bien común del estado y del pensamiento único. DAD AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS. No me estraña que los que amamos la Iglesia e intentamos seguir las enseñanzas de Jesús Cristo, tengamos dudosos pensamientos sobre este obispo de roma. Dios le perdone por el daño incalculable que hace a la Iglesia, pero por fin ha revelado su auténtico rostro del mal.

  2. Hay cosas muy criticables en lo que usualmente dice el Papa.
    Pero en general, se cuida más durante el rezo del Angelus del domingo, usualmente frente a la gente reunida en Plaza San Pedro, se muestra más apegado a la doctrina y evita los dañinos Jesuitismos modernistas que más frecuentemente expresa en Santa Marta, o preferentemente cuando habla con religiosos, sacerdotes o dirigentes sociales.
    A mi parecer en este discurso de este domingo, no hay nada que contraríe la doctrina.
    La expresión desordenar las cartas, es en un neologismo de aquellas clásica: » el hombre propone pero Dios dispone», la referencia al Magnificat en cuanto a que Dios hace caer a lo poderosos y exalta a los humildes, es totalmente exacta, concordante con varios salmos, con la historia toda de Israel (David, José en Egipto y sus hermanos que de botarlo al pozo pasaron s suplicar por comida y libertad, los macabeos que de una resistencia heroica y martirial terminaron con el régimen helenizante, que buscaba un panteismo, tan similar al deseamos por El «nuevo orden» de hoy, etc:).
    Es tanto coherente con lo dicho, como lo es con él vía crucis de Cristo y su destino de Gloria, a diferencia del oscuro destino de Herodes, Caifas y Pilatos, los poderosos de turno.
    Que decir de la gráfica caída de San Pablo del caballo, su ceguera y la indicación de depender de aquellos a quien el persiguió?
    El imperio Romano mismo que tanto persiguió al Cristianismo termino convirtiéndose en sus extertores y cayó como la semilla que da mucho fruto, pues los pueblos germánicos que invadieron, por el testimonio de las comunidades cristianas y la prédica valiente de sus obispos, mayoritariamente se convirtió también.
    Los orgullosos caerán en imitación al primer orgulloso, Lucifer. Los que aprendan de esta caída se arrepientan y se dejan guiar nuevamente por el Señor serán rehabilitados por Gracia de Dios, con la fuerza del Espíritu.
    Hoy España ha mostrado adonde han ido a parar, los frutos de la Evangelización de tantos siglos, por el orgullo de un pueblo que mayoritariamente en elecciones libres le ha dicho no a Dios, al no votar a ninguna de las opciones coherentes con la fe. Rezad mucho y pedid humildad, yo lo hago empezando por mí y os tengo en mis oraciones!

  3. Creo que al Papa le falta un buen asesor de lengua española. O sino, al traductor que le pasa al italiano. Hay giros que no son lo mismo en español-sudamérica que en el continental, hasta «windows» lo sabe.
    Usa además el lenguaje modernista en muchos casos, consciente o no de ello, porque ¿Qué o quién es el «Dios de la Navidad»?. Es una frase poco teológica, confusionista, difuminada, será «Dios (sin el) que nace en Navidad» u otros giros , pero la frase es poco oportuna, y menos para un Papa.
    En cuanto a los comentarios de «estupor», está mal usada la palabra porque significa o conlleva incapacitación para hablar o reaccionar, dejando más o menos incosciente. Y el pasaje evangélico no conlleva eso, es sencillamente asombro. Las aplicaciones alegóricas tal vez fuera de contexto, sobre todo las referidas a la economía o los sistemas sociales, denunciables muchos pero tal vez por otros medios, o por el papado en otros lugares.
    (Y un comentario jocoso por estas fechas.A lo mejor no va a contar con la intercesión de Santa Isabel. ¡Mira que llamarle anciana!. Una mujer deja de ser fértil relativamente pronto, y no es anciana. ¡Menudas son las mujeres para ponerles esos calificativos!, menos mal que como es una santa, seguro no se lo tiene en cuenta.)

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