El secretario general de la CEE adjudicó contratos a dedo a la empresa de su hermano

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gil tamayo

Presunta corrupción en la Conferencia Episcopal Española: José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la CEE, adjudicó desde la Comisión de Medios de Comunicación Social contratos de cátering a Enasui, la empresa de su hermano.

Quizá quien más se alegrara con el nombramiento del sacerdote extremeño José María Gil Tamayo como ‘cara visible’ de la Conferencia Episcopal en noviembre de 2013 fuera su hermano Diego. Y es que su empresa, Enasui, ha resultado agraciada con numerosos contratos de instituciones educativas, órdenes religiosas y hasta de la propia Conferencia Episcopal Española. [cite]Gil Tamayo adjudicó a la empresa de su hermano la organización de los Premios Bravo, que él mismo organizaba[/cite]

Según ha podido saber INFOVATICANA de fuentes de toda solvencia, durante el periodo en que José María Gil Tamayo ocupaba el cargo de director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social, cargo que ocupó entre 1998 y 2011, la Conferencia Episcopal recurrió a Enasui para la organización y el servicio de catering de los Premios Bravo, unos premios que concede todos los años la propia Conferencia Episcopal, con una comida a continuación, y cuya organización recaía directamente sobre el propio José María, que no dudó en adjudicar el contrato, pagado con dinero de la Conferencia Episcopal, a su hermano.

INFOVATICANA ha podido corroborar la información del propio Gil Tamayo, quien ha reconocido haber adjudicado esos contratos a la empresa de su hermano, sin pasar por procedimientos reglados de compras, aunque se defiende argumentando que había utilizado a su hermano para tirar los precios, consiguiendo así condiciones más ventajosas con la competencia. La versión no parece muy congruente cuando fue la propia Enasui la que acabó prestando el servicio. [cite]El propio Gil Tamayo ha reconocido a INFOVATICANA los hechos[/cite]

No terminan aquí los contratos con que ha resultado agraciada la empresa de Gil Tamayo. Según ha podido confirmar este portal, las Obras Misionales Pontificias, una institución eclesial presidida por Anastasio Gil y estrechamente vinculada a la CEE, también contrató la celebración del Encuentro Nacional de Infancia Misionera a la empresa de Gil Tamayo. Enasui sirvió aquel día 4.400 comidas a los asistentes al evento que tuvo lugar en el Madrid Arena.

Desde la empresa reconocen, en conversación con INFOVATICANA, que «han prestado y prestan servicios constantemente a la Conferencia Episcopal», a la que consideran «uno de sus clientes de cabecera». De hecho, Enasui se ha especializado en la prestación de servicios de catering a colectividades, gran parte de ellas del ámbito eclesial.

La empresa de Gil Tamayo, también agraciada por la Archidiócesis de Madrid.

Entre los colegios a los que Enasui presta servicio de catering se encuentran el Colegio San José, de las Hijas de la Caridad, el Colegio Sta Maria de la Providencia, de la Fundacion Educacion y Evangelio, el Colegio de Maria Auxiliadora, de las Hijas de Maria Auxiliadora, el Colegio Princesa de las Madres Concepcionistas, el Colegio del Carmen, de las Hijas de la Caridad, el colegio de las Dominicas de la Anunciata y un largo etcétera de colegios de instituciones religiosas que incluyen el Colegio Fundación San Bernardo, de la propia Archidiócesis de Madrid. [cite]La lista de colegios eclesiales entre los clientes de Enasui es interminable[/cite]

Enasui es una empresa madrileña que se constituyó en 1995 con el objeto social de la preparación de oposiciones a bancos y Entidades Públicas y Privadas. En 2002, la Sociedad cambió de objeto social, pasando a ser el de la «prestación de servicios de comedor a todo tipo de colectividades y otras actividades de restauración». En el ejercicio 2014 la empresa facturó alrededor de 14 millones de euros, con un negocio basado en la prestación de servicios de catering a colegios, hospitales y residencias de ancianos.

Según consta en los datos depositados por la propia sociedad en el Registro Mercantil, Diego Gil Tamayo es consejero y máximo accionista de la sociedad Enasui. Todo queda en familia.

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Comentarios
0 comentarios en “El secretario general de la CEE adjudicó contratos a dedo a la empresa de su hermano
  1. Noticia terrible. Este señor debe ser inmediatamente apartado de forma cautelar y, si se demuestra que hubo corrupción, reducido al estado laical.

    La noticia es triste, pero no sorprendente. Es coherente con una Iglesia que parece haber perdido la luz y la radicalidad de Cristo. Una Iglesia empeñada en congraciarse con los poderosos, en alabar a Maroto y a Carmena, en acercarse a los medios, en poner toda su artillería al servicio de partidos abortistas y homosexualistas, en emitir programas de radio pornográficos… y en forrarse. Cuando el centro no es Cristo, pasa lo que pasa. La Iglesia que peregrina en España (y la occidental, en general) está herida, causa escándalo y hace perder la fe a muchos católicos de infantería.

    Váyase, señor Tamayo.

  2. No me lo puedo creer. Este señor debe dimitir INMEDIATAMENTE.
    es escandaloso.
    y con Podemos apunto de ganar no podemos permitirnos no ser ejemplares, leñe

  3. Rvdo. Gil Tamayo, pues tenga la verguenza torera de dimitir e irse a misiones para menos figurar y más hacer por el prójimo que realmente vive la pobreza.

  4. Gil Tamayo debe dimitir de su cargo en la CEE o ser cesado por quien corresponda. Es un escándalo que el portavoz de la CEE haya hecho esos negocios para su hermano. Lo que le hacía falta a la Conferencia Episcopal !!! Por el bien de la Iglesia, que lo cesen o dimita YA !!!

  5. Ni pongo, ni quito, ni justifico, ni condeno. Que eso es «pasteleo», claro que si. Pero: ¡Ojo!. Que se tratan de organismos privados. Que la CEE es una sociedad privada, que la Iglesia también lo es… Y no podemos medirla por analogía con el ámbito de lo público que aquí se asimila a lo estatal, a lo administrativo. Que la Iglesia o la CEE no están obligadas a sacar a concurso las contrataciones de obras, catering o lo que sea, salvo que se haga vía subvención pública.
    Yo no lo llamaría corrupción. Y este sujeto no me cae ni bien ni mal; pero entre particulares anda el asunto.

  6. Bueno la caridad bien entendida empieza por uno mismo.
    Además ¿no dice la biblia que hay que ayudar a nuestros hermanos? pues eso.

    Además no le monta el Abuelete Angel en la Iglesia que le ha dado el abrazaor Osoro un aquelarre a su amigo Zerolo, ¿Por qué no va a poder este cura dar contratos a dedo? Total es dinero de la Iglesia y como la Iglesia somos todos.

    Y aun mas, ¿para que nos ha dado Dios los dedos si no es para usarlos? pues eso toma contrato a dedo. Y esto es lo que se sabe, espérate a que el Eduardo Inda hinque el diente y comience a investigar, no me quiero imaginar lo que puede descubrir.

    Ahora en serio, dar un contrato a dedo es una corruptela, pero mucho mucho menos importante que lo que hacen Kasper, y otros sin que nadie con responsabilidades haga nada serio.
    Es lo que decía Quincy, cuando una organización se pudre, se empieza asesinando y se acaba robando los bolígrafos del despacho.

  7. «Pues mire vd.» que decía un conocido político ¿es o no es para tanto?. En el mundo empresarial los conocidos, contactos, amigos, familiares y etc. etc., tejen sus redes y con ellos se hacen contratos y negocios. Siempre ha sido así y será, para eso están los vendedores, los comerciales, el marketing, las relaciones públicas, etc. etc. Y luego quien tiene que decidir las compras ve si interesa o no éste o el otro proveedor, o esta o aquella oferta, aunque haya diferencias de precio, porque puede haber otros elementos a tener en cuenta y que pueden hacer que no todo sea racional. Eso si, hay que tener más de una oferta encima de la mesa y verle al menos en pequeño comité.
    La Iglesia, hoy por hoy, no es un Ministerio y no tiene obligación de sacar todo a concurso. Que haya actuado con mejor o menor acierto pues, mire vd. , tampoco es para tanto. El problema es si había otras ofertas o no se pidieron, o prevaleció su hermano porque sí (¿qué tal en forma eclesial el pensar, por ejemplo, no sólo en los precios, sino en los trabajadores, viabilidad de la empresa o preocupación social, y otros elementos; que no todo es economía y menos economicismo?).
    ¿Y de dimisiones? Nada . Ahora está de moda que el que hace algo que no es del agrado de la mayoría, tiene que dimitir. Los errores no hay que pagarlos siempre con la dimisión, eso es lo que cacarea la izquierda-cortita, siempre que no sea para ellos. Si las empresas quitaran y dimitieran a todo el que se equivoca a la primera de cambio, se quedaban sin gente válida, porque «humanum est errare…» , lo peor es perseverar en los errores; entonces sí que hay que pedir dimisiones o expulsiones.

  8. La Iglesia católica, vista desde fuera, como institución civil y privada en el Estado Español, civilmente, está sometida a la legislación que regula a las sociedades privadas. Otra cosa serán sus procedimientos internos sometidos al Derecho Eclesiástico.

  9. Es necesario abrir una comisión de investigación dentro de la Conferencia Episcopal, porque el asunto publicado hoy es un botón de muestra. Existe mucha más corrupción en los dineros que manejan personajes como Barriocanal y Gil Tamayo, enterrados en la cope y en la 13 Televisión. Todo se hace con el visto bueno de comité ejecutivo, de la permanente y del pleno de los obispos. Así que el presidente, el vicepresidente y demás altos cargos están manchados de corrupción al permitir esos gastos en contratos millonarios, que nadie revisa ni controla. Adelante, señores de Infovaticana, tienen mucho que investigar y publicar. Con denuncias como éstas tendrán más lectores y mejor credibilidad ante la sociedad entera.

  10. Como estáis diciendo muchos comentaristas, esto no es un caso aislado. Forma parte de una infección general de la Conferencia Episcopal, y de buena parte de la Iglesia que peregrina en España: la connivencia con el poder, político o económico. No sé si hay corrupción jurídica en este caso, pero desde luego, si lo que se cuenta es cierto (cosa que en principio no tengo por qué dudar, ya que las exclusivas anteriores de Infovaticana siempre han sido atinadas), hay una profunda podredumbre moral.
    Hemos llegado al punto de que la Iglesia teme repetir la verdad del Evangelio para no enemistarse con los que mandan. Nuestros obispos (con excepciones) alaban al poderoso, sea quien sea. Les da igual Rajoy que Carmena, Maroto que Pedro Sánchez. Los medios episcopales, 13TV y COPE, prostituyen el mensaje de la Iglesia a favor del abortista PP para conseguir una licencia de TDT. No hay críticas por el matrimonio gay, no hay críticas por el aborto, no hay críticas por la legislación económica… Nada. Porque quien decide quién se lleva la licencia es el Gobierno de Rajoy. Eso también es corrupción. Corrupción moral, corrupción periodística.
    Frente a este panorama, los laicos tenemos que organizarnos para rezar y para actuar. Qué gran labor hacen medios creados por seglares como Infovaticana y otros digitales. Hay que hacer una limpia en profundidad en la CEE para que no sea piedra de escándalo. Y a los fariseos que defienden estas conductas, que reflexionen si harían lo mismo en caso de que el protagonista de este escándalo no se llamase Gil Tamayo sino Pablo Iglesias o Tania Sánchez. Aunque, bien pensado, igual también dirían lo mismo, en vista de que Osoro ahora es el mejor amigo de Podemos.

  11. El problema aquí es el de dar dinero público a una entidad privada.
    Efectivamente, si fuera una entidad privada no habría ningún problema. El jefe decide, y si contrata a su hijo, pues contrata a su hijo y punto.
    Y aquí… ¿Es la Iglesia una entidad privada o no? Sí y no. La mayor parte de su financiación viene de la X del IRPF. Es dinero público. ¿Debería dar cuentas de lo que se hace con ese dinero o no?
    Lo de sacar la página web «por tantos», llena de mentiras y verdades a medias no sirve de nada.

  12. No es corrupción. No es ninguna institución pública del Estado. Cualquier párroco puede adjudicar las obras de la parroquia a cualquier vecino del pueblo o familiar sin necesidad de concurso público, simplemente por amistad o porque piense que es un buen precio..o por ayudar al constructor. .o por lo que sea.. como cada uno de ustedes. No es necesario ningún concurso público. Faltaría más.

  13. No se cómo se puede triturar a una persona-sacerdote, sin más . ¿Qué venganza esconde esta noticia? Dios mío!! Aquí cada cual que dé cuenta a Él de su conciencia. Pero es más fácil devolver el dinero robado que la fama y honra destrozadas. Ni quito ni pongo. En el lecho de muerte no vengan a arreglar las cosas. Ahí les espero.

  14. Evidentemente que es un caso de amiguismo, influencia o enchufe; que es discutible moralmente; pero tanto decir que es corrupción, pues no.

    Otra cosa es que Gil tuviera un cargo político o administrativo a nivel estatal, donde las concesiones a empresas deben salir a concurso público y no lo hiciera así. Pero este no es el caso.
    Influencias de obispos o sacerdotes para obtener trabajos en empresas o asuntos parecidos se han dado: ¿y no pocos profesores en la enseñanza privada-´concertada de ideario católico no han entrado por referencias, influencias o recomendaciones?

  15. No sé de qué se escandalizan algunos. De estos casos está la Iglesia española llena. No hay quien controle a obispos y gerifaltes diocesanos. Y no digo ya nada del dedazo de ecónomos y párrocos de tronío; y de los viajes gratuitos por fomentar excursiones y peregrinaciones, mejor no mencionarlos. En fin, el día que se empiecen a contar y a saber historias como las de Gil Tamayo, muchos católicos se apearán de esta institución tan hipócrita para las cuestiones del dinero, porque a la ética hay que unir la estética.

  16. Procede como un cortijero más. Ahora sí que está claro que ha sido destinado a la mitra. Otro más de la recua. Y luego nos hablan los prelados de la corresponsabilidad y la fraternidad y todo eso: son jerarcas, en el pésimo sentido de la palabra. No ha hecho nada que no hagan los obispos por libre y en comandita; es uno de ellos, no uno de nosotros.

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