El Santo Padre ha querido que más de un centenar de personas sin hogar que viven en las calles de Roma pudieran ver la Sábana Santa. En dos autobuses llegaron a Turín, el pasado día 3 de junio, las primeras 50 personas sin hogar invitadas por el Santo Padre a través del limosnero pontificio, monseñor Konrad Kraijewki. Francisco quiso que aquellos que pasan muchas noches viviendo y durmiendo en las calles de Roma tuvieran la oportunidad de venerar la Síndone en Turín. El limosnero pontificio explicó al diario La Stampa que esta iniciativa del Pontífice prepara su viaje a Turín el próximo 21 de junio: «Antes que él, llegan sus pobres». El sacerdote que acompañó a los peregrinos a Turín aseguró a los medios que Francisco estuvo pendiente del desarrollo del viaje y recalca la importancia de que el Papa haya querido que visiten la Sábana Santa aquellos que mejor representan el rostro sufriente de Cristo. Los indigentes fueron recibidos en Turín con la celebración de una fiesta y se hospedaron en dos lugares de acogida que siguen el modelo del santuario mariano de Lourdes en Francia. La próxima semana se repetirá el viaje con otras 70 personas que también tendrán la oportunidad de contemplar el sudario que cubrió a Cristo tras su muerte en la Cruz. El Papa Francisco ha vuelto a demostrar de esta forma su predilección por los más pobres y los que más sufren en la diócesis de Roma. En los últimos meses, después de invitar a 150 personas sin hogar a un tour por los Museos Vaticanos, el Pontífice promovió la construcción de nuevas duchas bajo la Columnata de Bernini.
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Hoy en día los más pobres y sufrientes del planeta son nuestros hermanos cristianos de Siria e Irak, cuya vida no vale nada porque están abandonados por casi todo el mundo. La ayuda a los más necesitados a parte de poner el corazon, también hay que poner la cabeza.