En la región italiana de la Toscana, vivió Santa Zita, virgen, que a los doce años entró a servir a la familia de los Fatinelli, perseverando hasta la muerte con admirable paciencia en este servicio doméstico.
Nació en una familia humilde en la localidad de Monsagrati, en la actual región de Lucca, Italia, en 1218. Su nombre es una variante del toscano ‘citta’ o ‘cita’, que significa muchacha.
A los 12 años entró a servir a una familia, la de los Fatinelli, por lo que se convirtió en empleada doméstica. Pronto la familia apreció a esta humilde santa que con su entrega diaria llegó al canon de los santos, en lo escondido, en el quehacer cotidiano, sin ruido.
Su caridad para con los pobres era desbordante, lo que le granjeó envidias y ataques. Murió en el año 1278 siendo una humilde trabajadora doméstica. Su fama tras su muerte se extendió de forma espectacular. De hecho, Dante, en la Divina Comedia, llega a llamar a la ciudad de Lucca, Santa Zita.
Pio XII la nombró patrona de los trabajadores domésticos. También es patrona de los panaderos.
Su cuerpo reposa en la Basílica de Lucca y es objeto de peregrinaciones.
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Hoy también es la fiesta de la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña.
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Es muy bonita la santidad conseguida de una de las maneras más humildes. Qué difícil es servir al semejante, al hermano, además, pero es el auténtico reverso del amor a Dios