San Anselmo de Canterbury

|

Hoy la Iglesia celebra a San Anselmo, que fue obispo y es doctor de la Iglesia. Un monje que fue un brillante teólogo y que quiso acercarse a Dios a través de la metafísica.


Anselmo nació en Aosta, Italia, en el año 1033, en una familia acomodada. Era el primogénito, y eso pesó para que su padre, Gandulfo, se opusiera a que su hijo siguiera la vida monacal, ya que pronto sintió la inclinación de una vida contemplativa.

Finalmente, después de unos años en los que pareció aceptar la voluntad de su padre, ingresó en el monasterio de Becen, en Nombardía, a la edad de 27 años, donde inició una amistad con Lanfranco. Éste último, al cabo de tres años, fue nombrado abad de otro monasterio por lo que Anselmo se convirtió en prior de Becen.

Fue allí donde empezó a estudiar de una manera formidable, adquiriendo una fama de gran teólogo y reformador de la vida monástica. Fue entre esas paredes donde escribió el Monologium, donde describe el modo de meditar las razones de la fe. Su principal objetivo en esa obra era alcanzar a Dios a través de la metafísica.

También escribió el Proslogium -la fe que busca la inteligencia- en la que describe los atributos de Dios. Una frase que se le atribuye es: «Haz, te lo ruego, Señor que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia».

En el año 1093 muere Lanfranco y el Papa Urbano II nombró a San Anselmo arzobispo de Canterbury. En esta importante diócesis tuvo que lidiar con Guillermo el Rojo y Enrique I, que mostraron gran hostilidad. Estas disputas hicieron que fuera desterrado en dos ocasiones.

La reacción del santo fue ir a Roma, pero no sólo para reclamar sus derechos, sino para pedir que rebajaran las sanciones impuestas a sus adversarios. Murió en Canterbury el 21 de abril del año 1109. El Papa Clemente XI le nombró Doctor de la Iglesia.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
4 comentarios en “San Anselmo de Canterbury
  1. El argumento ontológico, o argumento de San Anselmo, es de una belleza intelectual insuperable y es el único que prueba la existencia de Dios de forma irrefutable. Cuando algunos científicos modernos intentan escaparse del imposible probabilístico que es que el Universo sea fruto “del azar” a través de los multiversos, ahí les está esperando el argumento de San Anselmo que les dice algo así, como: ”muchas gracias, sin daros cuenta acabáis de reconocer que Dios existe, porque si en los multiversos existe todo lo que no sea un imposible metafísico, también existe el ser más grande posible ”.

  2. Kant sería un gran filósofo, pero tuvo la metedura de pata de su vida cuando intentó desacreditar el argumento de San Anselmo, diciendo: “De un clavo pintado solo se puede colgar una chaqueta pintada”, porque las matemáticas, como ciencia a priori, son una colección de clavos pintados, de los que cuelgan infinidad de propiedades del mundo real (dos ejemplos de lo más sencillos: 1. Después del teorema de Euler –clavo pintado-, nadie intentaría construir un heptaedro regular. 2. Para calcular cuál es la forma de una lata que contenga el mayor contenido con el mínimo de hojalata, basta con el clavo pintado de derivar la función de máximo). De hecho, frente a lo que ocurría en tiempos de Kant, la física moderna se apoya cada vez más en fórmulas y propiedades matemáticas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles