Los jóvenes españoles ¿Creen más en la reencarnación que en la resurrección?

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media-264628-2El teólogo Manuel Guerra responde a esta pregunta en su blog de INFOVATICANA.

Noviembre es el mes de las ánimas, dedicado a orar por las almas de los difuntos para que, si no están ya, descansen en el gozo eterno de Dios que es amor y misericordia, o sea, como vulgarmente se dice, para que lleguen al “cielo”, una luce piena d´ amore (Dante), más un modo como se es plena y eternamente feliz que un lugar donde se está. Nos brinda la oportunidad para –por contraste- reflexionar sobre la creencia en la reencarnación de las almas tan divulgada ahora también en los países tradicionalmente cristianos a pesar de ser incompatible con la revelación y la fe cristiana.

En la primera edición de mi obra El enigma del hombre (Eunsa, Pamplona 1978) dediqué alusiones esporádicas a la reencarnación de las almas, no un apartado específico. En cambio, en su tercera edición (año 1999) me vi como obligado a dedicarle un epígrafe (pp. 364-367). Si hace pocas décadas se preguntaba a un español sobre la reencarnación de las almas, reaccionaba como ante algo que no le iba y lo hacía sin necesidad de ulterior justificación y explicación. Ahora ya no suele ocurrir así. Más aún, se ha debilitado tanto la capacidad de reacción ante algo tan exótico y oriental, desconocido en el occidente europeo durante unos dos mil años, que la indiferencia se ha trasformado en curiosidad e incluso en fascinación. No sé hasta qué punto las encuestas reflejan la realidad sociológica de los creencias religiosas, pero, según una, sería menor el número de jóvenes españoles (entre 23-24 años de edad) creyentes en la resurrección de los muertos (24%) que en la reencarnación de las almas (28%)[1]. Aunque no reflejara la realidad, al menos detecta la irrupción de la religiosidad oriental en los países tradicionalmente cristianos.

Otras denominaciones.- Aunque menos usados, la “reencarnación de las almas” es designada asimismo por otros nombres: metempsicosis, compuesto de los términos griegos –sis (= “acción” de) “traspasar” ( metá = “más allá”) “el alma” (= psykhé, castellanizado “psique, de donde “psiquiatría, psicología”); metensomatosis o “acción” de ir el alma de cuerpo “en” (gr.en) “cuerpo” (= sôma, sómatos); transmigración de las almas; palingenesía o “(de) nuevo” (pálin, griego) “generación, nacimiento” (genesía, gr.). En el budismo y en los ámbitos de su influjo se usa “renacimiento” (= “nuevo-nacimiento”), pues reduce el hombre a un conglomerado de fenómenos bioquímicos y psíquicos en sucesión y cambio continuo sin un principio vital o alma. Por analogía, si bien impropiamente, suele usarse “reencarnación” en escritos sobre el budismo e incluso la fórmula totalmente inadecuada: “reencarnación de las almas”.

  1. EN QUÉ CONSISTE LA REENCARNACIÓN DE LAS ALMAS

En el instante de su concepción y nacimiento, según los creyentes en la reencarnación, el niño no viene a la tierra  como un libro en blanco, en el cual irá luego escribiendo su biografía a lo largo de su existencia. Su mente no sería tamquam tabula rasa in qua nihil est depictum/scriptum, “el encerado en el que nada se ha escrito” todavía, adagio de impronta aristotélica. Al revés, el libro de la vida sería como un palimpsesto (pálin = “de nuevo”, psên = “raspar”), o sea, un pergamino en el cual se han ido escribiendo y raspando innumerables biografías de la misma alma, generalmente olvidadas e invisibles menos la actual. No obstante, en algunos casos de iluminación (Buda, etc.,) el interesado podría recordar algunas de sus existencias anteriores, como si se echa un determinado líquido, es posible ver lo escrito debajo y aparentemente borrado del todo en un palimpsesto. Según la reencarnación, el alma que, al morir, no está purificada del todo, abandona su cuerpo actual y se encarna en otro, vivifica otro cuerpo humano o no humano y así tantas veces cuantas necesite para estar plenamente purificada. El cuerpo sería como el vestido que se tira cuando está sucio o inservible para revestirse de otro nuevo. Casi cada escuela calcula de modo distinto la duración de la serie de reencarnaciones de la misma alma. Un sector amplio enseña que el alma necesita 8.400.000 reencarnaciones o existencias en otros tantos cuerpos para lograr su total “purificación” (hinduismo) o “liberación” (budismo).

  1. LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA APARICION´DE LA CREENCIA EN LA REENCARNACIÓN

2.1. ¿Dónde y cuándo?

Esta creencia apareció en la India. De ahí que sea creída por los hindúes y por los miembros de las religiones desprendidas del hinduismo, a saber, el budismo y el jinismo[2]. Fueron los musulmanes persas los primeros en llamar “hindúes/indios” a los que vivían al sur del río “Sindhu”, de donde “hindú, Indo, indio”. Si no se añade alguna especificación (apache, americano), la palabra “indio” designa a los habitantes de la India; “hindú” suele reservarse para nombrar a los que profesan la religión mayoritaria de la India, el hinduismo[3].

La creencia en la reencarnación de las almas apareció en torno al siglo VIII a. C. con el segundo bloque de libros sagrados del hinduismo: los Úpanisades (singular Úpanisad), llamados tambiénVedanta (=”fin del Veda”) por ser la parte última o mas reciente del Veda. La reencarnación no figura en los Vedas existentes a partir del año 1.500 a. C., cuyas creencias relativas al más allá de la muerte coinciden con las de los griegos de la época arcaica (poemas homéricos, Hesiodo)[4]. Los 17 Úpanisades más importantes pertenecen a los siglos VIII-III a. C.; los restantes (casi 2000) se extienden desde entonces hasta el siglo XX. El autor del titulado Sadvidya murió en 1951.

Lea el artículo completo de Don Manuel Guerra aquí.

 

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