San Simón y San Judas

|

Hoy la Iglesia celebra a San Simón y San Judas, apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo, recordados por su gran pasión en el seguimiento de la Palabra, así como por su predicación conjunta.

San Simón y San Judas son celebrados el mismo día porque, según la tradición, predicaban juntos el Evangelio en el medio oriente, después de la Resurrección del Señor. A ambos se les representa sosteniendo un arma, símbolo de su martirio, pero que a la vez recuerda el brío con el que defendieron su Fe y sus tradiciones. De los doce apóstoles, San Simón y San Judas eran posiblemente los más aferrados a las tradiciones antiguas de su pueblo, así como los más apegados a su tierra. Lejos de considerarlo un defecto, estas características les confieren un rol especial en la historia, como apóstoles de la continuidad entre las tradiciones de sus antepasados y la Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo.

San Simón tuvo dos distintos apodos entre los apóstoles, según nos refieren los Evangelios. El primero es «el Cananeo«, haciendo alusión a su origen, según coinciden San Mateo y San Marcos. El segundo apodo, por el que sería más conocido, es el de «el Zelote«, según nos refiere San Lucas, haciendo alusión a su pertenencia a la facción político-religiosa de los zelotes, considerado el grupo más integrista dentro del judaísmo de la época. Los zelotes luchaban contra el Imperio Romano, defendiendo su derecho a la soberanía, sin control ni influencia de esta agrupación de reinos que lentamente se veían desposeídos de sus características singulares, sus tradiciones y sus aportes únicos a la humanidad, por una unificación cultural paulatina, relacionada por ellos a la decadencia y degeneración moral y religiosa del pueblo.

San Simón el Zelote, sin duda fue el apóstol que más se distinguió en su pasión por la defensa de sus tradiciones ancestrales, teniendo a veces conflictos a la hora de aceptar nuevas interpretaciones de la Ley, aunque no por ello menguándose su Fe en el Señor, a quien siguió en todo, hasta el martirio.

Compañero de predicación de San Simón el Zelote fue San Judas, apodado «Tadeo«, que en arameo significa «el Valiente«. Con este último apodo, se distingue de Judas Iscariote (cuyo apodo significa «el Sicario«), otro de los apóstoles de Jesús, pero que lo traicionó como resultado de la dureza de su corazón. San Judas Tadeo, en cambio, también fue apodado «Lebbeo«, que significa «el de corazón tierno«. Resulta curioso que la misma persona fuera apodada «el de corazón tierno» y «el Valiente» a la vez, cosa que nos habla mucho más acerca de este hombre profundamente apasionado, que se sensibilizaba con lo que ocurría a su alrededor, y a la vez respondía con energía y determinación cuando era necesario. Es quizás por eso que hoy en día se acude a su auxilio en situaciones «difíciles o desesperadas», tanto por su compasión ante las necesidades ajenas, como por su prestancia y valía a la hora de solucionarlas.

San Judas, también es considerado, junto con San Simón el Zelote, uno de los apóstoles más aferrados a sus tradiciones ancestrales. Uno de sus conflictos principales en el Evangelio está en su dificultad de aceptar que Dios no se le manifieste a sus enemigos como a los apóstoles, lo que acabaría con las dudas y disipaciones acerca de la Salvación traída por Jesucristo. A San Judas le cuesta entender este misterio, pero la Gracia Divina fortalece su Fe y se convierte en uno de los más apasionados predicadores.

San Judas, al igual que San Simón, murió martirizado en su paso por Persia, tras haber convertido al rey de Babilonia. La tradición dice que los persas aserraron a Simón en dos partes, razón por la que se le representa con una sierra, y a San Judas le aplastaron la cabeza con un mazo, razón por la que se le representa con este instrumento. Según otra tradición, en verdad fue atravesado con una alabarda, razón por la que también es recurrente encontrarle en representaciones iconográficas con este instrumento. A San Judas, también se le suele representar con la llama del Espíritu Santo sobre su cabeza, aludiendo a la Gracia Pentecostal que le confirió la pasión e ímpetu para predicar por tierras desconocidas. Por error, se le suele representar también con un medallón en el pecho, confundiéndose con Judas de Éfeso, uno de los setenta y dos apóstoles, quien predicaba con dicha alhaja colgada de su cuello.

San Judas Tadeo es uno de los apóstoles que más devoción goza en Hispanoamérica, siendo el patrono de muchos templos, pueblos, y como es recordado, de las causas difíciles o desesperadas. Entre las muchas oraciones por las que se pide su intercesión, una de las que destaca el la siguiente:

«¡Glorioso apóstol San Judas Tadeo! Por causa de llevar el nombre de quien entregó a nuestro querido Maestro en manos de sus enemigos, muchos os han olvidado. Pero la Iglesia os honra e invoca como Patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por nosotros, que somos pecadores, y haz uso, os rogamos, de ese privilegio especial a vos concedido por nuestro Señor, de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en nuestra ayuda en esta gran necesidad, e intercede ante nuestro Señor para que recibamos su consuelo y socorro en medio de nuestras tribulaciones y sufrimientos. Que bendiga Dios a vos y a todos los escogidos por toda la eternidad. Amén.«

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
3 comentarios en “San Simón y San Judas
  1. A que si!!??. Es fantástico San Judas.
    Yo no sabia mucho de San Simón, pero ahora ya puedo rezarle también.
    Me encanta este apartado de Infovaticana.

  2. Justamente ayer durante el rezo del rosario -como cada martes- conversabamos sobre lo poco o nada que sabíamos de San Judas Tadeo y San Simon, cuyas fiestas celebrábamos ayer. Asi que nos dimos la tarea de aprender. Gracias por esta información.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles