La «homofilia» del Sínodo

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bona-foto-sinodoPor su interés reproducimos el análisis del Sínodo realizado por el Padre Custodio Ballester, sacerdote de la Archidiócesis de Barcelona, para Germinans Germinabit.

Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio? (Relatio post disceptationem, 120)

Visto para sentencia. En los medios, que es de lo que se trataba: de una operación mediática, ha quedado claro que la Iglesia abre sus brazos a los homosexuales y a la homosexualidad (porque es metafísicamente imposible lo uno sin lo otro). No hay más que ver los titulares de la prensa y de los telediarios en todo el mundo.

¿Y queda cerrado el tema con las conclusiones de la Relatio post disceptationem, es decir la Relación después de la discusión de esta III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo sobre la familia? (Se entiende que el tema es “la familia”; por eso los medios quieren entender quecuando el Sínodo habla de los homosexuales en este contexto, está hablando de la aceptación de este nuevo modelo de “familia”). En absoluto, sino que queda abierto en canal. Antes incluso de que se publiquen estas conclusiones, se han lanzado los medios a echar las campanas al vuelo por esta maravillosa puesta al día de la Iglesia: y ésa será la impresión que quedará en las retinas, en los tímpanos y en los corazones del mundo. Y también antes de que se publiquen esas conclusiones, se ha alzado la voz audaz del Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cardenal Müller, diciendo que hay un depósito de la fe acumulado a lo largo de dos mil años, y que nadie es nadie para subvertirlo ni para desbaratarlo.

Y claro, a posteriori se desatan nudos que antes parecieron inextricables. Es inevitable leer todo lo que se ha movido en la Iglesia desde el minuto cero del pontificado de Francisco (el del cardenal felliniano que nos cantó el Habemus Papam), como respuesta a la descomunal tormenta que se había levantado sobre todo en el anterior pontificado con respecto al tema de la homosexualidad, cuya cara menos amable es la pederastia. Hay quien lee que se está desarrollando una hoja de rutaminuciosamente trazada desde el celebérrimo disparo de salida del Quién soy yo para juzgar, hasta el presente sínodo, que sí es quién para juzgar, y su desarrollo posterior, como justiprecio del silencio del lobby gay y de su armisticio con la Iglesia (no perdamos de vista que ellos fueron los diseñadores y propulsores de la campaña de acoso y derribo contra Benedicto XVI por los escándalos de pederastia en la Iglesia).

Los que tal piensan, y están las redes que arden, consideran que se está desarrollando el plan escrupulosamente, y que para ello el Papa ha tenido que desplegar toda su mano izquierda y toda su autoridad para que le saliese un sínodo a la medida de las exigencias a las que tenía que dar cumplimiento.

Lo que no se entiende aquí es el enfoque sobre los homosexuales como tales. ¿Por qué escogerles como merecedores de una mención especial en un sínodo sobre la familia? ¿Por qué decide la Iglesia hacer con ellos esa discriminación positiva, a imagen y semejanza de lo que ha hecho el mundo? Sin duda creemos que todas las personas tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana. ¿Nos están diciendo que los homosexuales tienen algún tipo de don especial, único, para ofrecer a la comunidad cristiana simplemente porque son personas que se sienten atraídas hacia el mismo sexo? ¿De dónde sacan eso? ¿Cuáles son exactamente esos dones exclusivos que tienen porque son homosexuales? ¿Tienen dones y cualidades porque viven como célibes y solteros tras convertirse y dejar atrás una vida de pecado? ¿En qué medida son sus dones diferentes, entonces, de los dones y cualidades de la persona heterosexual, casada o célibe? ¿No se convierte esto en verdaderamente ofensivo y discriminante para los solteros heterosexuales?

Me temo que el planteamiento es sentimental, melifluo, secularista y oportunista. No me estoy posicionando como homófobo. No estoy tomando ahora una postura anti-gay, sino que busco una sana equidistancia entre la homofobia y la homofilia. Por eso no entiendo de qué están hablando. ¿Cuáles son los “dones y cualidades” que los homosexuales tienen y de los que los heterosexuales carecen?

Puestos a buscar colectivos con especiales necesidades en la familia, los hay que necesitan muchísimo la atención de la Iglesia como firme defensora de la familia: ahí están las familias numerosas, las familias con discapacitados, las familias con enfermos, las familias rotas y con hijos a cargo, las viudas… todas ellas con necesidades muy especiales, necesitadas por tanto de la atención solícita de la Santa Madre Iglesia.

Las personas con atracción hacia el mismo sexo ya son recibidas en la Iglesia con los dones y cualidades que tienen como hijos de Dios que son, ni más ni menos pecadores por serlo, que los heterosexuales. ¿Estamos sugiriendo por tanto que las personas homosexuales son más sensibles cultural o espiritualmente? Si eso es lo que estamos diciendo, ¿sugerimos entonces que todas las personas homosexuales tienen estos dones y cualidades, y que los tienen precisamente por su atracción hacia el mismo sexo? ¿Significa eso que no puede haber homosexuales que sean insensibles, egoístas, estúpidos, brutales, violentos, vulgares y groseros? ¿Estamos poniendo a un grupo de personas en una especie de categoría selecta debido a su orientación sexual? Si es así, tendremos que hacérnoslo mirar, porque se trata de un género de pensamiento peligroso.

Además, ¿de qué manera la Iglesia Católica excluye a las personas con atracción hacia el mismo sexo? Ciertamente, existe animosidad hacia los activistas homosexuales y aquellos que desean destruir la Iglesia Católica e imponer su estilo de vida a los católicos, utilizando especialmente la escuela como palanca para esa imposición; pero el rechazo de la gente simplemente porque se sienten atraídos hacia el mismo sexo… Eso ya quedó atrás hace mucho tiempo. Ahora ya no se ve. Lo que es más frecuente ver es tolerancia y sobre todo indiferencia: indistinción, indiscriminación.

La exclusión, por lo que respecta a la Iglesia, sólo puede referirse a los hombres y mujeres que viven un estilo de vida homosexual activo, público y notorio. ¿Es a estas personas a las que elSínodo de la Familia decide que se les otorgue un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? ¿Cómo será eso? ¿Ir juntos a misa cogidos de la mano? ¿Cómo podremos aceptarlos y a la vez rechazar su estilo de vida como inmoral? ¿O está previsto aceptarlo, y aceptar a la vez como singulares formatos de familia cualquier tipo de convivencia extramatrimonial sea ésta monógama sucesiva o polígama simultánea? ¿De qué manera pensamos exactamente concederles ese espacio fraternal? ¿De qué manera las personas homosexuales haciendo pública exhibición de su forma de vida desean encontrarse con una Iglesia que les ofrezca un hogar acogedor? ¿Llevando la cruz alzada en las procesiones?

Un brindis al sol con un público entregado. Habrá que felicitar a las mentes privilegiadas que han parido tamaña majadería y que han tenido además la desvergüenza de ponerla por escrito. Pero hay todavía algo peor. En el número 122 de la Relatio leemos con estupor: Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo (no es que “vivan con”, sino que “son hijos legales de”) reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños.

Apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas ¡homosexuales! ¿Las relaciones homosexuales ya no son intrínsecamente desordenadas? (cf.Catecismo de la Iglesia Católica, 2357) Porque no se trata sólo de sentir una atracción, sino de escoger vivirla en acto. ¿No será la homofilia una enfermedad que ha contraído la Iglesia por contagio? Felicidades, señores relatores. Se han lucido ustedes al máximo y con ganas. Por muy documento de trabajo que sea el de la Relatio, como se ha apresurado a aclarar la Secretaría General ante la avalancha de críticas, lo ha parido un Sínodo que debería haber proclamado la verdad de la fe contenida en la Biblia (cf. 1Co 6,9-10. Rm 1,24-27). Sin embargo, han evitado cuidadosamente hacerlo y se han lanzado a la piscina espumosa del aplauso de la homomafia, presente desde hace tiempo en los escalafones vaticanos.

Y no sólo eso… La atención especial que la Iglesia tiene hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, ¿en qué consistirá? ¿En buscarles un padre y una madre? Por supuesto que no. Ya tienen sus dos papás o dos mamás que se apoyan mutuamente hasta el sacrificio. La aceptación eclesial de la unión gay es pues un hecho. Las exigencias y derechos de los pequeños no serán ya el vivir en una familia constituida por el hombre y la mujer que los engendraron, derecho natural inalienable. Así pues, ya pueden bautizar, dar la primera comunión y confirmar sus reverendísimas. La gracia no suple la naturaleza y resultará imposible perfeccionarla: al violentar la naturaleza misma de la institución familiar. Una vez destruida, habremos demostrado que una relación desordenada no lo es de por sí, sino que, al final, de una manera o de otra, la Iglesia acabará acomodándose al mundo y aprobándola. Y no serán los autores de la tomadura de pelo sinodal los que recojan los despojos. ¡Que Dios nos ampare!

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

www.sacerdotesporlavida.es Publicado originalmente en Germinans

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Comentarios
0 comentarios en “La «homofilia» del Sínodo
  1. Espero que, al ser tan comprensivos y misericordiosos con quienes, como yo, atesoramos «dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana» y practicamos «un apoyo mutuo, hasta el sacrifico», lo cual «constituye un valioso soporte para la vida de las parejas», los reverendos padres sinodales y el inefable pontifex Francisco me otorguen también a mí «un espacio de fraternidad (nunca mejor dicho, ahora verán por qué) en nuestra comunidad» y deroguen de inmediato todas las normas y cánones sobre impedimentos de parentesco y consanguinidad, pues ardo en deseos (purísimos, por supuesto, y que no precisan atricción) de «matrimoniar» en pareja con una de mis hermanas, y, cuando me haya separado de ella, con mi hermano pequeño. ¡Qué interesante me resulta el nuevo derecho natural que está construyendo Kasper (Melchior und Balthasar mansionem benedicant, y que en la Epifanía del 2015 nos cojan confesados)!

  2. El P. Custodio lo ha dicho: sí existe una hoja de ruta del cisma y la apostasía.

    1. HOMOSEXUALIDAD

    Es una ultraminoría superprotegida legalmente para destruir la verdad católica sobre el matrimonio que integra «una sola carne» formado exclusivamente por un hombre y una mujer, de ley y derecho natural desde Adán y Eva y que continúa en la Sagrada Familia en donde nació Jesús.

    Sobre la ultraminoridad del matrimonio homosexual: en España, sólo un 2% de los matrimonios son homosexuales, el 98% es heterosexual.

    La Biblia es clara sobre los actos «more uxorio» de la homosexualidad:

    – Levítico 18, 22 y 20,13 dice que es «detestable»;

    – Génesis 19, 1-29 sobre Sodoma;

    – Sabiduría 14, 26 sobre los efectos de la idolatría en la perversión sexual, el desorden en el matrimonio, el adulterio y el libertinaje;

    – Romanos 26, 27, sobre las pasiones vergonzosas;

    – 1 Timoteo 1, 8-10, la Ley es para los sodomitas;

    – 1 Corintios 6, 9-10, no se hereda el Reino de Dios para ni los afeminados ni los homosexuales ni los adúlteros;

    – Apocalipsis 21, 8, tendrán la segunda muerte en el estanque de azufre ardiente los lujuriosos y los depravados.

    «…una hoja de ruta minuciosamente trazada desde el celebérrimo disparo de salida del Quién soy yo para juzgar, hasta el presente sínodo, que sí es quién para juzgar, y su desarrollo posterior, como justiprecio del silencio del lobby gay y de su armisticio con la Iglesia (no perdamos de vista que ellos fueron los diseñadores y propulsores de la campaña de acoso y derribo contra Benedicto XVI por los escándalos de pederastia en la Iglesia).»

    2. COMUNIÓN DE LOS DIVORCIADOS RECASADOS «MORE UXORIO»

    El segundo tema estrella, iniciado por Kasper el 20 de febrero del 2013. El objetivo es la destrucción de la eucaristía como el Cuerpo, Sangre, alma y divinidad de Jesús, para reducirlo al estado de «memorial», «recuerdo», simple pan y vino, tal como hacen los protestantes.

    3. LA RELATIO CONTRA LA SACRAMENTALIDAD

    El ataque de la Relatio es contra todos los sacramentos, primero contra la eucaristía, luego contra el matrimonio, y finalmente hacia el resto, empezando por la confesión y la extremaunción y el sacerdote que confiesa en relación con los mandamientos de la Ley de Dios, y siguiendo con el resto.

    a) el bautismo (perdón del pecado original y personal)
    b) confirmación (dones del Espíritu Santo para el estado matrimonial)
    c) la confesión y extremaunción (perdón del pecado personal)
    d) el matrimonio (indisolubilidad)
    e) el sacerdocio (en relación con la confesión, extremaunción, bautismo y matrimonio)
    f) la eucaristía (estado de gracia)

    El divorciado vuelto a casar en convivencia «more uxorio» tiene dos graves inconvenientes:

    a) forma una sola carne con su pareja en el pecado
    b) si comulga, entonces come su propia condenación

  3. Realmente sorprende el texto del Sínodo. Es manifiesta la ambigüedad. A saber con qué fines. Aquí hay un problema de hecho. Se trata de los que viven públicamente en una situación de pecado. Se dice que “viven en pecado”, pero todos vivimos en pecado. Todos somos pecadores y a todos acoge la Iglesia. Pero por la naturaleza de las cosas hay algunos tipos de pecados que son públicos y permanentes, “institucionales”. Esto no quiere decir que sean peores pecados que los que cometemos privadamente, como normalmente el de la adúltera del Evangelio. La consecuencia es que el que comete un pecado “institucionalmente” público queda casi siempre apartado de la Iglesia, aunque no lo quiera. A diferencia del que peca en privado y de forma no “institucional”. Una especie de discriminación por la vía de hecho, que conduce a fomentar que los pecadores públicos se aparten de la Iglesia y así de la fe. Los pecadores públicos merecen la misericordia como todos. ¿Está tratando el Papa de cambiar las cosas para que los que cometen pecados del tipo públicos y permanentes –todos somos pecadores permanentes- reciban también la misericordia y no se les aparte de la Iglesia? ¿O hay una operación para legalizar algunos tipos de pecados, como la homosexualidad o el recasamiento, que son los promovidos por el plan Rockefeller para la destrucción no sólo de la Iglesia sino de la civilización y el sometimiento de todos al poder?

  4. que es ser «homosexual», una tendencia? un carnet para promiscuidad? una nueva élite? por favor, no entremos en el juego del lobby, en el sínodo no se hablo de los vegetarianos, de los tendencia a pederastia, de los bisexuales, de los zoofilos, de los canivales, de ….. tantos otros dislates. O acaso el ponerse el mote de homosexual es in etermum y nunca podrán mirar al sexo contrario y por eso son la nueva casta? en fin

  5. Plantear la cuestion del Cisma, como se esta escuchando en determinados comentarios, es una cuestion muy seria. Hoy dia asistimos a una lucha nuncan antes vista por la Verdad y la fidelidad a la Revelación que, como nos recuerda el Concilio de Trento y el Vaticano II, esta contenida en la Escritura y la Tradición; frente a quienes, desde los albores del Concilio, y yo me atreveria a decir desde mucho antes, han deseado no ya destruir la Iglesia, porque esta no puede ser destruida porque Cristo la protege, sino corromperla desde su Cabeza visible hasta el ultimo de los fieles.
    Estamos ante un fenomeno que se ha ido fraguando desde el Modernisno y que quiso emerger tras el Concilio, pero que no tuvo el exito que esperaba: Pablo VI no era, con todos sus defectos, un revolucionario, y ese fue su tormento: actuar como un Papa liberal, pero ser en el fondo consciente de su mision de conservar y transmitir la fe recibida de sus predecesores. Los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron un compas de espera: el Papa polaco puso freno a la crisis que abatio a Pablo VI, y Benedicto XVI continuo hasta donde lo dejaron, la labor de su predecesor; sin embargo, con Bergoglio esas fuerzas ocultas, manifestadas en Cardenales como Martini o Kasper han emergido con una fuerza que solo podian tener si lograban colocar a uno de los suyos en la Sede de Pedro.Y esa fue la maniobra del Conclave del 2013: situar a Bergoglio como Papa que, como buen jesuita, sabe ser humilde y energico al mismo tiempo, poniendo en marcha todo un marketing que es, en el fondo, una pantalla de humo para dejar hacer, entre bastidores, a los que desean transformar la Iglesia de catolica en Iglesia modernista.
    En este contexto habria que encuadrar ese «cisma fantasma» del que se habla y que deberia seguir estos pasos: primero, porque habria poner en tela de juicio la legitimidad de Bergoglio; segundo, que un grupo nutrido de prelados se opusiera abiertamente al Papa y su orientacion; y tercero, que esa oposicion se tornase en desobediencia, y esta fuese secundada por una parte, no minoritaria, del pueblo cristiano. Y esto ultimo, tal como esta montada la campaña mediatica de Bergoglio, es improbable, si a ello unimos que a la gran mayoria de los fieles, y por no decir del clero, viven en un estado de indiferencia hacia todo lo doctrinal y en un permisivismo moral que es terreno abonado para las propuestas de Kasper.
    Seamos serios y no pensemos en un futuro escenario en el que la Iglesia Catolica, que supero con heroicidad la Reforma luterana, se vea dividida. Hay que combatir el mal a fuerza de bien, como decia san Pablo, y si eso significa ejercer la correccion fraterna con aquellos que nos dirigen habra que hacerse, y que la voz de los fieles se deje oir frente a la de los falsos profetas y los malos pastores.

  6. En la Biblia, desde el Antiguo al Nuevo Testamento, se condena reiteradamente y con dureza la práctica homosexual. A los versículos ya citados aquí añado Jds 7. Todos deberían tener claro que ser cristiano es incompatible con esa práctica, al igual que lo es con otros pecados.

  7. Dios nos coja confesados, nunca mejor dicho. Van a por todas, a cargarse los sacramentos, en camino ya lo han empezado. Espero que no conviertan a la Iglesia en una secta protestante.

  8. En mi opinion el sacerdote se equivoca en algunas afirmaciones: «ha quedado claro que la Iglesia abre sus brazos a los homosexuales y a la homosexualidad (porque es metafísicamente imposible lo uno sin lo otro)». No. El texto nunca habla de abrir puertas. LAs puertas de la Iglesia (si es que las tiene) no han estado nunca cerradas. Habla de aceptar, acoger, recibir… Por otro lado, no es igual acoger a los homosexuales que acoger la homosexualidad igual que no es igual acoger a los pecadores que acoger al pecado. No hace falta ser un Doctor en Moral para darse cuenta.

  9. por todo eso,y por muchas cosas más,sigo insistiendo en que Bergoglio no es papa…
    1.Albergo serias reservas sobre la validez de la renuncia de Benedicto XVI.
    2.Me entero por Antonio Socci de que,durante el cónclave,se saltaron el reglamento a la torera.
    3.Un hereje no puede ser papa.Y si puede,la IGLESIA es la mayor de las patrañas inventadas.
    Hay que articular un movimiento que plante cara a todo esto,más allá de las redes sociales y los blogs de internet.Por duro que sea un cisma,no lo es más que la necesaria amputación de un miembro enfermo,cuando hay que salvar al resto del organismo.
    Ramblas,Cardenal Pasquino.

  10. El sacerdote está en lo cierto. Los homosexuales, o mejor dicho, aquellas personas que sienten atracción por su mismo sexo, nunca han sido rechazadas en la Iglesia, como tampoco los corruptos, mentirosos, blasfemos, borrachos o drogadictos, perezosos o soberbios. Yo nunca he visto un cartel que diga absténganse y entren solamente los puros y castos, sin mancha, porque todos somos pecadores en camino de perfección. Y precisamente es la Iglesia la que nos ayuda en esa tarea de perfeccionarnos.

    La sociedad está sufriendo una tremenda presión para que se transforme acorde a las principios de la revolución sexual del 68. Y así hay que cargarse todo principio de patriarcado, monogamia, fidelidad, defensa de la vida, en aras de la libertad. Y la Iglesia es (o era) el último y principal obstáculo a esas aspiraciones de los nuevos vientos para la humanidad, los que supuestamente nos llevarán a la dicha inefable en esta vida porque en la otra, ni se contempla.

    En un sínodo de la familia no pinta nada la homosexualidad si no es que ya se acepta que también forman una familia, así que el hecho de tratar la homosexualidad supone ese reconocimiento. Y una vez reconocido vamos a ocuparnos de la problemática que plantea, como los niños que viven con ellos, pero se evita decir que a efectos legales son sus hijos.

    Una vez abierta la brecha en el hielo, como ha dicho algún dirigente del lobby, que se resquebraje es cuestión de tiempo. Y tal como le está pasando a la ley positiva que día a día tiene que inventarse normas para regular las situaciones que se dan así la Iglesia tendrá que ir acogiendo y acogiendo más y más casos y cosas.

    Tal como dice el sacerdote del artículo, vienen los bautizos de los niños,(de parejas de lesbianas y de transexuales donde el padre es la madre gestante y la madre el padre biológico, que ya se ha dado en Argentina) las confirmaciones, las comuniones y también las bendiciones a las parejas gay o de transgénero que ya se ha dado en Santiago del Estero, en Argentina. Luego vendrán los niños de vientres alquilados, el reconocimiento de los tres o cuatro progenitores, según se haya efectuado la concepción y gestación del niño, etc. Porque digo yo que también habrá que reconocer los progenitores en las partidas de bautismo. En algunos lugares ya se reconocen, o están en camino de reconocerse, tres y hasta cuatro progenitores.

  11. Ciertamente todo lo que venimos viviendo en la Iglesia es triste. Pero alguien debe ejercer lo que yo llamo la «función Paulina», como se nos enseña en Gal 2,11: «Cuando Pedro llegó a Antioquía, yo me opuse a él en su misma cara, porque era digno de reprensión». Ahora bien, quienes deben cumplir con esta función. Me parece meridianamente claro: los Obispos en todo el Colegio universal desde Benedicto XVI hasta el último Obispo en las Antípodas. Si callan y no ayudan a Pedro serán perros mudos con todas las papeletas para su propia reprobación

  12. La homosexualidad es contraria a la voluntad de Dios, a la Ley Natural, y su práctica es un pecado intrínsecamente malo. Esto es dogma de fe, no sé si definida, pero de cajón.
    Pero a demás de lo que la Iglesia sabe y enseña, también es bueno recordar, que la misma psicología, hasta hace dos jueves, cuando se prohibió por ley o leyes políticas, la psicología argumentaba claramente, a partir de sus estudios que la homosexualidad es mala, es un freno a la maduración de la persona, así como otras muchas cosas sólidamente estudiadas y argumentadas. Pero han llegado los políticos, y sus spónsores, que no son nada ni nadie para decidir, y por ley de fuerza prohíben, no sólo hablar a la ciencia, sino a la religión también nos quieren hacer callar.
    Desde la ONU hasta nacionales, prohíben por ley. Es bueno coger material universitario anterior y posterior, para descubrir el milagroso proceso de la politización científica, y en nuestro caso, de la idiotización de algunos prelados.

  13. S.S., el Papa Francisco, pretende ver en todo ser humano una obra de Dios, y está acertado, pero también fue una obra de Dios la creación del hermano de Abel, Caín, y éste cometió el primer asesinato sobre la Tierra. ¿Debemos justificar o “comprender” el asesinato, aunque lo haya cometido un ser creado por Dios…?
    ¿Debemos justificar la homosexualidad, lesbianismo, pederastia y demás tipos de violaciones, cometidas por creaturas de Dios…?
    Podremos comprender a esos seres humanos, como portadores de esas taras, mientras las practiquen entre ellos y en sus círculos… y sólo en esas circunstancias.
    Podremos comprender e incluso perdonar a los ladrones que se roben entre ellos; lo que no consentiremos es que, quien tenga la “fea costumbre” de robar, vaya al edificio de enfrente a seguir con sus prácticas…
    Recuerde, Santidad, que Jesucristo se enfadó, y mucho, cuando los mercaderes habían equivocado el lugar de sus transacciones…
    Recuerde también, Santidad, al mismo Jesús, (Supongo, en un tono de máxima gravedad) cuando habló de los niños, en Mateo 18:6: “…todo aquel que hiciese daño a un niño, hubiese sido mejor que, antes, se colgase una rueda de molino, al cuello, y se tirase al mar…”.
    Es para tenerlo en cuenta…

  14. Es que la verdad es duradera, no matemática pero la vida es…poliédrica matemáticamente. Dicho esto afirmo que el artículo es buenísimo y las intervenciones muy humanas y hasta brillantes. ¡A ver qué pasa dentro de un año!

  15. Pascual, dentro de un año, a lo mejor se replantean si Jesús resucitó, si tiene dos, una o cuatro naturalezas, si la Virgen era virgen o no, o se traen el credo Apostólico para ver que no creer, etc

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