«Un católico no puede votar a los partidos presentes en el Congreso»

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consejo_ministros_efe_291113El Obispo de San Sebastián ha publicado un artículo titulado «Voz de los sin voz» en el que recuerda que el tiempo ha demostrado que por el camino del «mal menor» se termina llegando al «mal mayor»

La retirada por parte del Presidente de Gobierno del «Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada», es una decisión política con unas implicaciones morales muy graves, dado que la medida del sr. Rajoy condena a cientos de miles de vidas humanas al más absoluto de los desamparos.

El derecho a la vida no es un derecho más, sino uno anterior a todos los derechos, y sobre el que se sustentan todos los demás. Obviamente, el juicio moral de las políticas desarrolladas por un gobierno no se circunscribe a la tutela de la vida. La experiencia nos dice que unos partidos suelen ser más sensibles hacia determinados valores éticos, mientras que otros lo son hacia otro tipo de valores morales. Pero cuando lo que está en juego es el mismo derecho a vivir, no cabe entender que estemos ante una cuestión más, entre tantas otras. Se trata probablemente del mayor de los dramas morales de nuestra sociedad. Cada día son exterminadas en España más de trescientas vidas humanas, a las que se les niega el más elemental de los derechos: el derecho a vivir. Y esto se hace bajo el amparo de un ley inicua que reconoce el derecho a abortar, es decir, el derecho a matar.

Si bien el Partido Popular había manifestado mientras estaba en la oposición su desacuerdo con la ley abortista de Zapatero (2010), finalmente, ha terminado por asumir la aberración de considerar al aborto como un derecho humano. (Conviene puntualizar que no existe en el mundo otro estado que considere el aborto como un derecho en su legislación). Desgraciadamente, no es la primera vez que se produce una deriva semejante en el Partido Popular. Los hechos demuestran que la supuesta «izquierda» es la que termina marcando el camino a la supuesta «derecha». Cada vez existen menos diferencias ideológicas reales entre los partidos políticos, dado que han asumido todos ellos los valores del neocapitalismo, el relativismo y la ideología de género. Alguien dijo que el pensamiento políticamente correcto de nuestros días, se caracteriza por ser teóricamente marxista, prácticamente liberal, y psicológicamente freudiano.

La decisión tomada por el Presidente de Gobierno reabre de una forma definitiva el debate ya existente desde hace tiempo en el seno de la Iglesia Católica: ¿Qué tipo de presencia deben de tener los católicos en la vida política? ¿Es coherente que los católicos se integren en partidos políticos que acogen en sus programas propuestas diametralmente contrarias a los valores evangélicos? ¿Pueden los católicos votar a partidos políticos que están en esta situación, basándose en el principio del «mal menor»? El tiempo ha demostrado que por el camino del «mal menor» se termina llegando al «mal mayor». La opción del «mal menor» solo puede ser acogida por un cristiano de forma circunstancial y transitoria; sin caer en la tentación de hacer de ella su «santo y seña». Y es que… Jesucristo nos enseñó a apostar por el bien; no por el mal menor.

De forma similar a como me consta que un número significativo de militantes del Partido Nacionalista Vasco se dieron de baja en su militancia política, cuando su partido asumió los postulados abortistas, tampoco me cabe duda de que ahora serán también muchos los que hagan lo propio en el Partido Popular (aunque los aparatos políticos intenten poner sordina a este hecho). Estamos ante un test importante para medir nuestra jerarquía de valores: ¿La ideología por encima de los valores morales? ¿O los valores morales por encima de la ideología? No caben las componendas; hay que optar.

Los creyentes tienen un serio problema: en el arco parlamentario actual no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico. Para decirlo claramente: un católico que aspire a ser fiel a los principios de la Doctrina Social Católica, no puede votar en coherencia a los partidos políticos de ámbito nacional presentes en el actual Congreso de Diputados.

El quehacer de los obispos es la iluminación moral, y no la conformación de alternativas políticas. He aquí uno de los retos específicos más importantes de los seglares en este momento. La vocación de los laicos católicos, a diferencia de los sacerdotes y obispos, es la de hacerse presentes en la vida pública proponiendo alternativas políticas, capaces de encarnar de forma coherente en la vida pública los principios que inspiran la Doctrina Social Católica.

Ni qué decir tiene que aunque estas reflexiones están referidas prioritariamente a los católicos, son también aplicables a los miembros de otras confesiones religiosas, e incluso a no pocos ciudadanos no creyentes que apuestan por la integridad de los valores morales, incluyendo el de la inviolabilidad de la vida humana en el seno materno.

La cuestión es la siguiente: ¿Quién prestará su voz a los que no tienen voz? ¿Quién está dispuesto a defender el derecho a la vida de cientos de miles de inocentes que todavía no pueden hablar por sí mismos? ¿Y quién ofrecerá a las mujeres embarazadas que están en situaciones difíciles una alternativa a esa trampa mortal llamada «derecho a abortar»?

José Ignacio Munilla

Obispo de San Sebastián

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Comentarios
0 comentarios en “«Un católico no puede votar a los partidos presentes en el Congreso»
  1. MONSEÑOR
    BLAS PIÑAR,DESDE EL CIELO,SE ESTARÁ ALEGRANDO DE QUE AL MENOS ALGUIEN EMPIECE A VER LO QUE ÉL SE PASÓ DICIENDO AL MENOS LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS DE SU VIDA:QUE EL MAL MENOR,ES EL PEOR ENEMIGO DEL BIEN POSIBLE.
    ME CONGRATULO DE NO HABER VOTADO JAMÁS.
    LA DEMOCRACIA LIBERAL,ES LA NUEVA PSEUDORELIGIÓN IDOLÁTRICA,NACIDA DE UNA DE LAS ESTIRPES QUE MÁS HA ODIADO A DIOS:LOS JACOBINOS…
    QUE PASE LO QUE TENGA QUE PASAR DE UNA VEZ.
    Y QUE NUESTRO SEÑOR,REINE POR FIN.
    OPORTET ILLUM REGNARE!

  2. Pues los Obispos con la cadena 13TV pueden informar de la existencia de otros partidos próvida y no ignorarlos como hicieron en las elecciones europeas.

  3. El momento no es el más oportuno para hacer pública la retirada de la ley del aborto, si el Presidente tiene un viaje a China lo más lógico es que este anuncio se hubiese producido antes, si empezamos a especular podemos pensar que el Presidente da la noticia y se sube al avión huyendo de la quema, a lo largo de su carrera hacía la Moncloa ha dado muestras de una gran cobardía, ha utilizado a otros para hacer las cosas desagradables y después las ha dejado caer, se ha valido de algunos y ha utilizado a otros en su beneficio, Gallardón ha sido el más cándido de todos, lo ha empujado a un callejón sin salida, cuando ya estaba cerca del fuego lo ha abandonado a su suerte y ha dejado tranquilamente que se consuma en la hoguera, alega que no hay consenso y que si sigue adelante vendrán otros y la cambiaran, una triste excusa, una pena que todo un Presidente diga eso cuando hay otras leyes que están en vigor sin consenso, la ley de educación, la reforma laboral, la reforma de la justicia etc, eso es el motivo alegado por el presidente, de nuevo vuelve a mentirle a los españoles.
    Pero lo mas importante es que ahora le venderemos a los chinos alfalfa y peliculitas del señorito Almodovar ? QUE VERGUENZA !!!!

  4. Como católico de Madrid me escandaliza que mi arzobispo, don Antonio María Rouco, se haya dedicado veinte años a arrimarse a las autoridades de la derecha pagana y abortista, haciédoles la pelota. Ha escandalizado a los fieles. Dios le juzgará por el mal que ha hecho a la Iglesia española.

  5. Pues fíjate que la derecha pagana no puede ni verle, tanto que Rajoy no ha querido ni recibirle. Me da que tu odio hacia el cardenal (que ha sido un grandísimo arzobispo y que ha logrado mejorar mucho la calidad del episcopado español) tiene otros motivos.

  6. Creo que lo que tienen que hacer los católicos es orar e intentar convencer a la sociedad de sus valores morales, como que el aborto es un verdadero asesinato de un ser humano y no la interrupción de un proyecto de ser humano como piensa la mayoría. Los gobernantes deben gobernar para toda la sociedad, y se equivocan los cristianos que pretenden que se imponga por la fuerza su moral a la sociedad provocando el odio de quienes se sienten víctimas de fanáticos y de sus locas creencias. La moral, al igual que la fe, tampoco se impone sino que se propone.

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