San Juan Crisóstomo fue un obispo sirio, Patriarca de Constantinopla, considerado uno de los Padres de la Iglesia. Es también el patrono de los predicadores.
San Juan Crisóstomo no fue conocido como tal hasta siglos después de su muerte. Originalmente era llamado Juan de Antioquía, por ser la ciudad que le vio nacer. Crisóstomo significa «boca de oro» en griego, y fue apodado como tal debido a sus prédicas. En esa ciudad siria de la actual Turquía, nació San Juan en el año 349 d.C., hijo de una familia greco-siria. Su padre fue un alto oficial del ejército sirio, llamado Secundo, y su madre, una piadosa mujer llamada Anthusa, la cual infundió la fe cristiana en la familia.
Conforme a la tradición cristiana de la antigüedad, Juan de Antioquía no fue bautizado hasta la edad adulta, cuando cumplió la mayoría de edad, y a al poco tiempo recibió la orden menor del lectorado, para poder ayudar con este ministerio durante la Celebración Eucarística. La educación del joven comenzó por entrenarse militarmente con Andragatio, un general al servicio de Magno Clemente Máximo. Más tarde, Juan se formó en las artes con un filósofo de la escuela sofista de nombre Libanio.
A pesar de las brillantes expectativas que estaban puestas en este joven de buena posición, Juan comenzó a interesarse más en los asuntos de la Fe, poniéndose bajo la dirección de Diodoro de Tarso, maestro de la escuela exegética de Antioquía, y más tarde considerado uno de las Padres de la Iglesia.
A la muerte de su madre, Juan decidió retirarse al desierto, cumpliendo con su sueño de llevar una exigente dura ascética y de oración. A partir del año 375 se convirtió en eremita, y se entregó por completo al estudio y memorización de la Biblia, así como a duros ayunos y sacrificios. Sin embargo, su salud se fue debilitando, por lo que después de pocos años volvió a Antioquía, donde continuó con su ministerio de lector.
En el año 381, fue nombrado diácono por San Melecio, y en el año 386, el obispo Evragio de Antioquía le ordena sacerdote. Durante sus primeros doce años de ministerio, Juan ganó una fama inmensa debido a su facilidad de palabra. Gran parte de sus prédicas basadas en pasajes bíblicos fueron recopiladas en su obra «Homilías», originalmente llamada «Κατὰ Ιουδαίων», que significa «Contra Judíos», por estar cargadas de denuncias contra las prácticas judáicas. En su predicación, San Juan insistía en la caridad cristiana y en la búsqueda del Señor a través de los más necesitados. En contraste con las homilías teóricas de su tiempo, San Juan se centraba en la aplicación práctica del Evangelio, cosa que hacía que muchos se acercasen a escucharlo para aprender a como vivir mejor su Fe.
En el año 397, el famoso predicador fue nombrado arzobispo patriarca de Constantinopla, donde se preocupó por la construcción de hospitales y la Evangelización de los campos. Rechazó constantemente los encuentros sociales con la élite imperial y el gobierno, lo que le otorgó gran popularidad entre los más sencillos, pero también el resentimiento de los poderosos. Las palabras de sus homilías eran duras, y cortaban el hielo como navajas. En una ocasión frente a la corte del Imperio pronunció: «¿Pagáis tanto honor a vuestros excrementos como para recibirlos en una bacinilla de plata, cuando otro hombre, hecho a imagen de Dios, está pereciendo bajo el frío?»
La enemistad con la emperatriz Aelia Eudoxia le ganó la deposición y el destierro, después de criticar su vestimenta en numerosas ocasiones, así como el estilo de vida de la corte, el clero y los demás grupos cercanos a la emperatriz. Tras compararla con la reina Herodías, y compararse a sí mismo con San Juan Bautista, el patriarca de Constantinopla fue permanentemente desterrado al Cáucaso. Antes de llegar a su destino de exilio, San Juan murio en el Puente de Cormana el 14 de septiembre del año 407. Sus últimas palabras fueron «δόξα τῷ θεῷ πάντων ἕνεκεν«, que en griego significa «Gloria a Dios por todo.»
No se sabe la fecha exacta de su canonización, pero se sabe que desde el año 438 ya habían peregrinaciones masivas a su tumba. En el siglo XIII, los cruzados llevaron sus restos a Roma, y en la actualidad se encuentran repartidos entre Roma y Estambul. En el año 1568, el Papa Pío V lo nombró como uno de los Doctores Orientales de la Iglesia Católica, y es considerado como uno de los cuatro Grandes Padres Orientales de la Iglesia. El Papa Pío X nombró a San Juan Crisóstomo patrono de los predicadores.
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Gran santo. Vale la pena recordar que él es el autor de uno de los ritos eucarísticos más populares de Oriente, es conocido como la Divina Litugia de San Juan Crisóstomo, practicado comúnmente por católicos bizantinos y cristianos ortodoxos.
San Juan Crisóstomo, se que muchas personas de otras religiones, se hacen o vuelven al catolicismo por leer la vida de los santos, de los llamados Padres del Desierto. Qué hermoso, que siga su servicio a Dios después de tanto tiempo. Ahora, en ésta época, no podrían haber sido santos,—–eran demasiado rígidos—-———